En el informe sobre la observación del eclipse total de sol del 30 de agosto de 1905 en Cistierna se muestra una fotografía del puente de madera que entonces existía sobre el Esla.
En La Esfera del 8 de junio de 1918 se encuentra una descripción poética de la montaña leonesa que se ilustra con una imagen de un puente de madera sobre el río Porma en Vegamián.
Estos puentes de madera tuvieron que ser habituales en aquellos puntos en donde no existía uno de piedra.
En Robles de la Valcueva, junto al puente metálico del Ferrocarril de la Robla, veinte metros aguas arriba existió uno de estos puentes de madera del que se conservaban aun los maderos clavados en la orilla del río Torío en los años 40 del siglo XX. Antes de la construcción del puente de hormigón sobre el río Torío en la carretera que conduce al valle Fenar existía un pontón rudimentario con unos simples troncos atravesados en el río a la altura del conocido como molino del Chusco en Naredo de Fenar. Al pasar por este pontón los troncos oscilaban mucho sobre el río provocando un respetable temor en aquellos que se veían obligados a pasar por él.
En el mismo río, aguas abajo, siguiendo el camino real unos cientos de metros después de pasar la ermita de Boínas, se encuentra el paraje conocido como la Pontona, que hace referencia a un antiguo puente de madera. El cauce del río atraviesa un banco de aglomerado, pasando el agua por una canal estrecha que sin duda facilitaba el establecimiento de un pontón.
En la cabecera del río Torío, poco más arriba del pueblo de Cármenes se encuentra el lugar conocido como los Pontedos en un paso estrecho del río entre las peñas calizas. En su día debió existir uno de estos puentes de madera, aunque ahora se cruza el río por un puente de piedra situado poco más arriba, cerca del pueblo de Pontedo.
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