Las aportaciones de EE.UU. al esfuerzo aliado durante la Segunda Guerra Mundial incluyeron dinero, producción industrial, alimentos, petróleo, innovación tecnológica y (Especialmente en 1944 y 1945.) soldados. Gran parte de la atención de Washington se dirigió a la producción económica de la nación. El resultado fue un gran aumento del PIB, la exportación de grandes cantidades de suministros a los países aliados y las fuerzas estadounidenses en combate, el fin del desempleo y un aumento en el consumo civil. Se ha de tener en cuenta que hasta un 40% del PIB se destinó a la guerra. Esto se consiguió con el trabajo de decenas de millones de trabajadores y trabajadoras, las mejoras en la productividad, gracias al uso de una mejor tecnología y gestión, el paso a la fuerza laboral activa de los estudiantes, jubilados, amas de casa y desempleados, y un aumento de las horas trabajadas. Se hicieron jornadas agotadoras. Muchos bienes de consumo escasearon y la carne, ropa y gasolina fueron racionados. En las zonas industriales la vivienda era escasa ya que la población se duplicó en poco tiempo. El gobierno controlaba los precios y los salarios, por lo que los estadounidenses pudieron conseguir considerables ahorros, lo que llevó a la recuperación del crecimiento económico después de la guerra.
Fue el ataque japonés a Pearl Harbor lo que más influyó en empresas como la Ford para comenzar un tremendo esfuerzo total de fabricación. Al oeste de Dearborn, se construyó la planta de Willow Run para producir bombarderos B-24 Liberator en una cadena de montaje de más de un kilómetro de longitud. El primer bombardero salió de la línea de montaje en mayo de 1942, comenzando la producción de varios cientos de aviones al mes. Los bombarderos se produjeron a un ritmo de un avión por hora. Para el final de la guerra, Ford había construido 86.865 aviones completos, además de 57.851 motores de aviación, miles de compresores y generadores, y 4.291 planeadores militares. Ford también fabricó tanques, vehículos blindados, jeeps y motores para bombas.
Meses antes, las fábricas de Ford en Gran Bretaña y Canadá se habían sumado a la producción de material militar los, desde cantinas móviles a camiones de tracción a las cuatro ruedas y automóviles, granadas, bombas y lanchas de desembarco. Las fábricas de Estados Unidos fueron quienes impulsaron el desarrollo del famoso jeep-Willys.
Al final de la guerra, las fábricas de Ford habían construido 277.896 vehículos. En total, las fábricas de Ford en Estados Unidos, Canadá, Gran Bretaña, India, Sudáfrica y Nueva Zelanda habían suministrado a los aliados más de un millón de vehículos de combate.
La fábrica británica de Ford fabricó más de 30.000 motores V-12 sobrealimentados, más que lo que hizo Rolls Royce en su propia fábrica de Derby. Estos motores fueron instalados en los British Mosquito y en los bombarderos Lancaster.
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