León cuenta con hijos de talento y de iniciativas para realizar sus fines industriales, no cabe dudarlo; y el ejemplo lo ha dado D. Miguel Canseco con la fundación de la Sociedad «León Industrial» (S. A.) hidroeléctrica, a la que han concurrido, unidos a los leoneses, los capitales bilbaínos y asturianos, con esa confianza que inspira la seguridad en el negocio, por la moralidad del que lo propone.
La casa de máquinas es un elegante «chalet», de construcción esmerada, y que acredita al arquitecto bilbaíno y secretario de la Sociedad, don Federico Ugalde. En la planta baja se destinó uno de sus cuerpos a sala de máquinas, y en él se hallan emplazadas dos gigantescas turbinas de espiral, dobles, con eje horizontal, que admiten cada una 2.500 litros por segundo y producen 1.176 caballos; funcionan en silencio, obedeciendo a reguladores automáticos de mano y movidos por electromotor desde el cuadro de distribución; el eje de las turbinas va unido al eje de los alternadores o generadores de la corriente alterna trifásica, con una potencia de 420 kilo-volts-amperios, tensión de 1.000 voltios, con 500 revoluciones por minuto y frecuencia dé 50 periodos. Al eje de cada alternador va unida la excitatriz, con una potencia de seis y siete kilovatios, y las resistencias del campo magnético van colocadas detrás del cuadro dé distribución, movidas cada una por rueda de mano. Los dos grupos pueden funcionar juntos o separadamente. Para el montaje de la maquinaria, en el amplio salón en que funciona, se colocó una potente grúa, con un carrogato dé doble movimiento.
He aquí cuanto se refiere a la descripción, á vuela pluma, de esa obra importantísima llevada a cabo por D. Miguel Canseco, y llamada a causar una verdadera revolución en los elementos productivos del país.
P. De A.
COOPERATIVA ELÉCTRICA POPULAR
Del descontento general del público sobre la forma en que realizaban el servicio las otras Empresas, malestar que alcanzaba mayores proporciones en la clase media y obrera por las tarifas dé suministro de alumbrado, surgió la idea de constituir una Cooperativa Popular que por sí misma atendiese servicio de tanta importancia para el suministro á sus asociados del fluido eléctrico necesario en las mejores condiciones de bondad y baratura.
Con tanto entusiasmo fué acogida la idea y con tanto celo como abnegación llevada a la práctica por el Consejo de Gobierno, y más principalmente por el director, D. Robustiano Gutiérrez, que aún subsiste, que en corto plazo vio realizados sus deseos, instalando una Central Termoeléctrica en el centro del futuro ensanche de León, dotando al mismo tiempo a esta capital dé una nueva red de distribución «subterránea» en todos los sectores del centro, en atención a la importancia de la ciudad, y a las reglas de seguridad que aconseja la técnica moderna; y «aérea» en las barriadas extremas, donde por ser menor la densidad de población y estar menos urbanizada no tienen tanta importancia las ventajas atendidas en el anterior caso.
Luchando con todos los obstáculos que en la generalidad se oponen al establecimiento de estas benéficas Asociaciones, desde la natural defensa de la competencia, hasta la falta de disciplina y concurso de voluntades de los cooperadores, y como consecuencia falta de unidad de acción imprescindible para impulsar estos negocios, el Consejo de Gobierno, abnegado y altruista hasta el extremo, no cesó de gastar en sacrificios hasta conseguir normalizar los buenos servicios de explotación y suministro de fluido eléctrico a sus asociados, echando con esto por tierra las teorías y falsas predicaciones de los detractores de la Cooperativa, consiguiendo, con el ejemplo, demostrar las ventajas de estas Asociaciones que, como fin, no se proponen el lucro, y sí la desaparición de los intermediarios en las esferas de producción y consumo, logrando con lo primero convertir al cooperador en patrono, y con lo segundo, aumentar indirectamente su salario con la baratura de los artículos, soluciones ambas que constituyen el ideal dé las corrientes sociales modernas.
Hoy cuenta lа Sociedad Cooperativa Eléctrica Popular con un buen servicio de suministro de alumbrado y fuerza motriz, y si bien hasta aquí luchó también, en la cuestión económica, con la carestía del combustible (antracita) que necesita para sus hornos, todos sabemos el distinto rumbo que hoy empieza a tomar la valoración de este producto, y no hay que dudar en la próxima era de desahogo económico que espera a ésta Sociedad.
Posee una central con tres gasógenos y tres motores a gas pobre, con sus correspondientes generadores eléctricos y demás aparatos anexos a una instalación de esta importancia, con un total de fuerza disponible de 500 H P.
Tiene en proyecto varias e importantes mejoras en su central y red, con lo que podrá ser, no tardando, un modelo de instalación de su clase y un ejemplo de imitar por todos los pueblos que se encuentren en análoga situación.
APARTE de las manifestaciones industriales de alcance puramente artesano, la industria eléctrica ha sido una de las más antiguas e importantes. La provincia de León, y más concretamente, su capital, constituyó la sede de las primeras manifestaciones industriales en el orden de la producción de energía eléctrica, hasta el punto de ser la segunda capital de España que montó las primeras fábricas destinadas a la sustitución del viejo sistema de alumbrado de petróleo, carburo y aceite, por el sistema eléctrico.
Contrariamente a lo sucedido en otras manifestaciones industriales de cierta entidad económica, la industria eléctrica nació en nuestra provincia, como producto de inquietudes e iniciativas puramente leonesas. Fué en la rebotica del farmacéutico D. Joaquín Rodríguez del Valle, sita en la calle de la Rúa, donde unos cuantos amigos leoneses concibieron y financiaron la llamada «Sociedad Electricista de León».
La central generadora, fué instalada en la calle de la Independencia, justamente sobre los terrenos donde actualmente se encuentra construido el Teatro Emperador, Esto sucedía por el año 1888, y dado el poder adquisitivo de la moneda, su capital de más de medio millón de pesetas, evidencia que la empresa no dejó de tener cierta importancia.
El sistema, claro está, era primitivo: calderas de vapor, dinamos y batería de acumuladores. Su potencia era reducida, y su red se integraba de una línea principal, desde la Central a la Plaza de la Catedral, completándose con pequeñas ramificaciones para abastecer las calles de mayor densidad, articuladas más o menos directamente con las cuatro plazas más importantes en aquel entonces; Plaza Mayor, Plaza de la Catedral, Plaza de San Marcelo y Plaza del Mercado.
Conviene, sin embargo, aclarar, que la antigüedad de esta industria no es privativa de la capital, pues ya en el año 1890, se constituyó también en Villafranca del Bierzo, con un capital de 121.164 pesetas, la «Sociedad Electricista de Villafranea del Bierzo».
LEON INDUSTRIAL , S. A .
DISTRIBUIDORA DE «IBERDUERO»
He aquí una fotografía histórica: Son los momentos en que se inicia la construcción del Canal de la primitiva Central de Ambasaguas.
Poco tiempo después, en el año 1900, se fundó en la capital una Cooperativa eléctrica, con el objeto de aprovechar la fuerza hidráulica de un antiguo molino, sito en la calle de San Mames, sobre la llamada Presa de San Isidro.
Poco a poco la técnica de esta industria fué evolucionando hacia soluciones de mayor economía, y las centrales productoras, a base de carbón, comenzaron a desaparecer, sustituidas por otras nuevas de tipo hidráulico. Así, en el ano 1907, se fundó la Sociedad «León Industrial, S. A.», participando en su financiación capitales leoneses, bilbaínos y asturianos.
Dicha Sociedad aprovechó la energía hidráulica del salto denominado «Soribo», enclavado en Ambasaguas, con un propósito de mercado más amplio, pues además del suministro de fluido eléctrico para alumbrado de la capital, se tuvo en cuenta ya el abastecimiento de fuerza motriz para la industria. Concretamente se pensó en el suministro de fuerza motriz a la Fábrica de papel instalada en la actual calle de Astorga, que más tarde fué destruida por un incendio.
La «Sociedad Electricista de León» se propuso también sustituir la antieconómica producción eléctrica de su central de carbón, construyendo el salto de agua de las Hoces de Vegacervera, enclavado en el punto conocido con el nombre de «Pozo del Infierno», de donde arranca el canal que lleva sus aguas a la Central de Vegacervera.
La construcción de estos dos saltos, «Soribo» y «Vegacervera», se llevó a efecto allá por los años de 1909-1911, con jornales de peonaje que oscilaban entre 1,50 y 2 pesetas; sacos de cemento, a 50 ó 60 céntimos unidad y kilogramo de cobre, a 1,50 y 2 pesetas.
La puesta en funcionamiento de estos saltos cubrió desahogadamente las necesidades de la capital leonesa, cuya población entonces no era muy superior a los 15.000 habitantes. No debió ser por entonces el eléctrico un mal negocio, pues a pesar de que las tarifas eléctricas eran baratas y el suministro normal, la competencia no se hizo esperar.
En el año 1914 se fundó la Cooperativa Eléctrica Popular, que instaló una central a base de consumo de carbón, en la actual calle de Padre Arintero. Mas el sistema, ya desfasado, planteó bien pronto la necesidad de su sustitución por el sistema hidráulico y la ampliación, al propio tiempo, del horizonte de sus suministros. El proyecto, sin embargo, superaba las modestas posibilidades de la Cooperativa y, por esta razón, se fundó en el año 1922, la Sociedad «Hidroeléctrica Legionense», con un capital de 795.000 pesetas, adquiriéndose el salto de agua denominado «La Gotera».
La Sociedad «Hidroeléctrica Legionense», absorbió pues, a la «Cooperativa Eléctrica Popular», y así quedaron constituidas en León las tres compañías eléctricas que abastecían el mercado eléctrico de la Ciudad: «Sociedad Electricista de León», «León Industrial» e « Hidroeléctrica Legionense».
Estas sociedades fueron, poco a poco, extendiendo el radio de acción de sus suministros, con una preferencia lógica hacia las zonas de la cuenca minera leonesa. Otras fábricas nacieron también en la provincia al estímulo principalmente de la demanda de las cuencas mineras. Los pueb
los de la zona agrícola, necesitados solamente de alumbrado eléctrico, fueron los peor abastecidos. Molinos hidráulicos compatibilizaron su actividad específica con la de suministro de fluido eléctrico, montando en ellos pequeñas dínamos,, puestas en marcha exclusivamente en las horas de la noche. El riego agrícola de verano, al absorber las disponibilidades de agua, dejaba con frecuencia, a los pueblos así abastecidos, sin suministro.
La demanda aumentó, y un nuevo giro se produjo en la técnica de la producción y distribución de la energía. Los baches del estiaje plantearon los primeros problemas, de imposible solución con la capacidad de las fábricas existentes. Hasta entonces, las fábricas aprovechaban simplemente el potencial del salto de agua, pero sin atreverse a acometer la realización de otras obras mucho más costosas, destinadas a la regulación del caudal, y así, el mercado leonés de energía eléctrica hubo de abrirse a empresas más potentes.
En el año 1939, la Sociedad eléctrica bilbaína «Iberduero, S. A.» (entonces bajo la denominación de «Saltos del Duero»), con disponibilidades excedentes de energía, se introdujo con sus suministros a través de las tres Sociedades leonesas, con las que concertó unas bases de regulación para suplir y ampliar el abastecimiento. La necesidad de aprovecharse de las ventajas de la concentración, determinó a las sociedades de la capital, después de algunos ensayos, a realizar su integración, subsistiendo solamente la Sociedad «León Industrial, S. A.», que ha sido prácticamente, la sucesora y continuadora de los negocios de aquéllas.
Como puede irse advirtiendo a través de lo anteriormente expuesto, el negocio eléctrico en nuestra provincia ha sufrido una intensa transformación que ha ido adaptándose, con gran exactitud, a la variación en los objetivos y a la evolución de su propia técnica. Así se propuso, primeramente, el abastecimiento de fluido para el servicio de alumbrado, dentro geográficamente de la pequeña zona circundante a la estación generadora, utilizando, como fuente de energía, el carbón.
En esta primera etapa, las instalaciones no son excesivamente cuantiosas, y la financiación de las mismas no supera, salvo excepciones, la cifra del millón de pesetas; bastando en algunos casos con cantidades no muy superiores a las cien mil.
A continuación damos las cifras de capital de algunas de las empresas eléctricas de la provincia, que demuestra cuanto acabamos de exponer:
RODRIGUEZ CRESP O Y COMPAÑIA - Astorga. Constituida en julio de 1906, con un capital de 242.875,32 pesetas.
SANTIAGO CASADO Y COMPAÑIA.- Constituída en julio de 1931, con un capital de 600.000 pesetas.
HIDROELECTRICA DEL PORMA. — Constituida en julio de 1924, con un capital de 265.000 pesetas.
LA PROHIBIDA. — Orallo. Constituida en noviembre de 1921, con un capital de 505.000 pesetas.
HIDROELECTRICA DE SAN ANTONIO. — Vegamián. Constituida en septiembre de 1919 con un capital de 280.000 pesetas.
Esta primera etapa se caracteriza también por la atomización de las empresas, jurídicamente constituidas en forma de Sociedades Anónimas, alguna cooperativa, bastantes colectivas y limitadas, y un buen número de individuales.
LEON INDUSTRIAL, S. A. Y así comenzó a levantarse el edificio de la Central de Ambasaguas.
El emplazamiento de sus centrales eléctricas, no viene determinado por las condiciones naturales, las cuales apenas influyen en su ubicación, sino en función de los núcleos urbanos de mayor volumen de consumo. En una segunda etapa, el carbón es sustituido por la energía hidráulica, y el mercado consumidor se amplía a zonas alejadas de sus centrales.
Ello produce importantes consecuencias que acusa evidentemente el sistema de producción eléctrica: las inversiones por unidad de empresa aumentan, de un lado, por la obligada construcción de los saltos de agua; de otro, porque precisando ubicar dichos saltos en los puntos naturales favorables, el capítulo de gastos de transporte de energía aumenta considerablemente, y además se hace preciso poner en juego más costosos elementos de transformación.
La pequeña empresa eléctrica se convierte en mediana empresa,para dar paso, en un breve plazo, a la gran empresa de los momentos actuales — tercera etapa de la evolución—, fundada sobre costosísimas y previas obras de regularización del caudal de agua en el caso de las centrales hidroeléctricas o sobre elevados gastos de instalación en el de las térmicas.
Se caracteriza esta tercera etapa o fase en la evolución del negocio eléctrico en la provincia:
a) Por la extraordinaria expansión del mercado. La energía producida en la provincia, una vez cubiertas las necesidades de la misma, se destina, a través de otras empresas, a zonas y regiones españolas muy distantes, a veces, del centro de producción.
b) Las empresas, han de realizar cuantiosas inversiones que no pueden ser financiadas dentro del ámbito local ni regional. A veces sus realizaciones superan las posibilidades de la iniciativa privada y ha de ser el Estado, a través de su órgano específico —Instituto Nacional de Industria—, quien afronte el problema. (Empresa Nacional de Electricidad para la construcción de la Central de Compostilla).
c) La más equitativa distribución en el ámbito nacional de los suministros, obliga a una estrecha colaboración entre las distintas empresas eléctricas que se opera mediante un sistema de conexiones. Como después veremos, el Parque de Transformación de Ponferrada (Compostilla), permite el planeamiento de un sistema nacional de grandes interconexiones.
d) La pérdida inherente al transporte de energía a grandes distancias, determina elevadas inversiones en líneas adecuadas, y la instalación de parques de transformación, que, como en el de Compostilla, se ha previsto para las elevaciones de tensión a 220 Kv.
e) El carácter de servicio público, de los suministros de energía eléctrica, obliga a la cooperación de las empresas, que se manifiesta, no solamente en el sistema de interconexiones antes apuntado, sino en el ritmo y tiempo de actividad de las centrales, en beneficio de la capacidad de producción de otras. Así, el funcionamiento de la Central de Compostilla, acoplada al Sistema de «Iberduero», ha aumentado el valor del kilowatio-hora del agua aportada por el Esla, al permitir aumentar su cota media de utilización.
f) La intensificación de la integración, absorbiendo las pequeñas empresas productoras para alcanzar una mayor economía en la producción y distribución de energía (Véase más adelante el primer período de vida de la «Sociedad Electras Leonesas, S. A.»).
Así, pues, la primera etapa comprende, aproximadamente, el último decenio del siglo pasado y primero del actual, marcando el tránsito hacia la segunda, la constitución de la Sociedad «León Industrial». La tercera fase se inicia después de terminada nuestra Guerra de Liberación, y a ella pertenecen las realizaciones de las Sociedades «Eléctricas Leonesas, S. A.» (ELSA), «Empresa Nacional de Electricidad, S. A.» (ENESA), y los proyectos de «Hidroeléctrica de Galicia, S. A.».
En diciembre de 1935, se constituyó, con un capital de cinco millones de pesetas, la Sociedad «Fuerzas Motrices del Valle de Luna», con el objeto de explotar las centrales de Láncara de Luna. Su capacidad de producción fué de 1.500 kilowatios y su razón social fué modificada en febrero de 1943, adoptándose la de «Eléctricas Leonesas, S. A.», que hoy ostenta. Sus líneas de suministro, se extendieron a unos 150 pueblos de las zonas de Astorga, La Bañeza, Sahagún y el Orbigo.
En su primer período de vida, caracterizado por su labor de integración de pequeñas empresas, que habían sido desbordadas por la nueva estructuración técnica en la producción de energía eléctrica, «Eléctricas Leonesas, S. A.» (ELSA), adquiere en el ejercicio 1943, la «Electrificación del Bierzo, S. A.», que suministraba a Villafranca del Bierzo y su zona, así como a Toral de los Vados y Cacabelos; los negocios de D. Santos Núñez, de Vega de Magaz; los de D. Francisco Sánchez, de Mansilla de las Muías; la red de los Barrios de Luna, Valdevimbre, y la Sociedad «Explotaciones Hidroeléctricas del Sil, S. A.», que facilitaba el suministro a las zonas mineras de Ponferrada y Villablino. En el año 1944 adquiere los negocios de D.a Rosa Moro, viuda de Fardón, en Carrizo de la Ribera, y el de «Barrio Hermanos», que comprende las centrales eléctricas de Boñar y Lillo y sus redes de distribución.
Toma de agua y Presa de la Central de Vegacervera
En 1945 la línea de transporte de energía de Ponferrada a León, los negocios de D. Leopoldo Gago, de Bembibre, y la Central Hidroeléctrica sobre el río Boeza, en Folgoso de la Ribera, así como otras muchas instalaciones de distribución. En el año 1946 puede decirse que la Sociedad ha cubierto el más importante programa de integración y absorción de pequeñas empresas, y, aun cuando en años posteriores es completado este programa con la adquisición de los negocios de la Sociedad «Rodríguez y Crespo y Cía.», de Astorga, los de D. Octavio A. Carballo, de Santas Martas y Reliegos, y los de D. José González Flórez, de Hidroeléctrica de Fabero, es en este año de 1946, cuando se prepara para otras realizaciones más ambiciosas.
En este año, la cifra de su capital, que escalonadamente ha venido aumentándose, alcanza el importe de ochenta millones de pesetas. Los años siguientes son de mejora de sus fuentes de energía, fundamentalmente las centrales de «El Pelgo», en Toral de los Vados, «Corbera», en Folgoso de la Ribera, y la Central de Molinaferrera.
Se perfeccionan las redes de distribución, subestaciones y elementos de transformación, pero, sobre todo, se realizan importantes trabajos para la interconexión con «Fuerzas Eléctricas del Noroeste de España» (FENOSA), en Barco de Valdeorras; con «Saltos del Nansa», en la Central de Peña de Bejo, en la provincia de Santander. De esta forma, E. L. S. A. suma a su producción propia, importantes aportaciones de las empresas «Minero Siderúrgica de Ponferrada», «Empresa Nacional de Electricidad», «Saltos del Nansa», «Fuerzas Eléctricas del Noroeste» y «Saltos del Sil».
Aliviadero de la Central da Vegacervera.
Pero la realización más importante, en orden a la creación de nuevas fuentes de producción de energía propia, lo fué sin duda la obtención de la concesión correspondiente para el aprovechamiento de los saltos de pie de presa de los importantes Pantanos de Villameca y, sobre todo, del de Los Barrios de Luna, primeramente otorgada a Herederos de Ginés Navarro.
La Central de Villameca fué puesta en servicio en el año 1948 con una potencia instalada de 500 Kw., para una producción media anual muy cercana al millón de Kw-h. En cuanto a la Central del Pantano de los Barrios de Luna, actualmente denominada Central de Mora, merece una especial consideración por cuanto constituye, con una diferencia notable, la máxima realización alcanzada en la provincia, hasta el presente, en el orden de los aprovechamientos hidroeléctricos.
La expresada Central hidroeléctrica ha sido montada sobre la base de las importantes obras de regulación del caudal del Río Orbigo —Pantano de los Barrios de Luna—, con una capacidad de embalse de 308 millones de metros cúbicos. La presa es de hormigón y tiene 82 metros de altura sobre el fondo del río. Se ha construido un túnel a presión de 3.600 metros, que alimentará el salto de pie de presa, siendo su altura máxima de 110 metros y la potencia instalada de 48.000 kilovatios en cuatro grupos, dos de ellos de 16.000 kilovatios de potencia, suministrados por la «English Electric», y otros dos de una potencia de 8.000 kilovatios encargados a la Constructora Nacional de Maquinaria Eléctrica.
Las turbinas de los dos primeros son «Neyrpic», y las de los segundos, nacionales, construidas por la Casa Talleres Miguel de Prado. La producción anual de esta Central hidroeléctrica, se calcula superará los cien millones de kilowatioshora, habiéndose alcanzado en el ejercicio 1956, la cifra de 95.639.000 kilowatios-hora, que representa el 86,97 por 100 de la total producción de E. L. S. A.
Una de las particularidades y ventajas de esta gran Central, es que, en virtud del régimen establecido de desembalse para atender a los riegos, el 70 por 100 está constituido por energía de verano de mucho mayor valor que la invernal. Para acometer todas estas importantes instalaciones, la Sociedad ha realizado escalonadamente diversas ampliaciones de su capital, alcanzando actualmente la cifra de 200 millones de pesetas, totalmente en circulación.
Los programas actuales de expansión de esta importante empresa se dirigen hacia el aprovechamiento hidroeléctrico del Canal Principal de Riegos del Río Orbigo, comprendiendo el proyecto tres saltos, escalonados en un desnivel de unos 100 metros, existente entre la presa reguladora de las aguas de riego situada a unos 12 kilómetros de la actual Central de Mora, y la toma de aguas para riegos de la zona del Páramo.
El primer salto se construirá en Espinosa, a 9,5 kilómetros de la Presa de Selgas, de 15.000 HP. El segundo en Cimanes, a 11 km. de la salida de agua del anterior, de 10.000 HP., y el tercero en* Alcoba, a 8 km. del de Cimanes, de 12.000 HP. de potencia. De esta forma los tres saltos reunirán aproximadamente una potencia de 37.000 HP., que se calcula rendirá una producción anual de alrededor de los cien millones de kilovatios hora, producción casi igual a la procedente del salto de pie de presa del Pantano de los Barrios de Luna.
El siguiente cuadro evidencia la evolución y mejora de la producción de energía en el corto período comprendido entre los años 1940 y 1956.
A partir de nuestra Guerra de Liberación, la demanda de energía eléctrica desbordó todas las previsiones, creando un gravísimo problema, agudizado extraordinariamente en los períodos de estiaje. El problema era, sin embargo, de carácter nacional, y por ello hubo de afrontarse con medios también nacionales. El Instituto Nacional de Industria inició un programa de construcción de importantes centrales térmicas que pudieran salvar las caídas de producción de energía que se venían repitiendo en forma cada vez más acentuada por la acumulación de dos factores desfavorables: aumento de la demanda y condiciones climáticas adversas.
Por otro lado, el ritmo creciente de la producción carbonífera daba lugar a un almacenamiento creciente de difícil salida —por la insuficiencia y carestía de los medios de transporte—, de importantes cantidades de menudos de antracita.
Y así, dos problemas de estimable importancia económica pudieron felizmente ser conjugados y relativamente resueltos, mediante la construcción de Centrales térmicas próximas a las explotaciones carboníferas y, por consiguiente, en condiciones favorables de aprovechamiento de los depreciados menudos de antracita. Naturalmente, la provincia de León, y más concretamente sus cuencas mineras, habían de jugar, y jugaron, un papel importante en la realización de aquellos programas, y así surgió una de las más importantes centrales instalada en las inmediaciones de Ponferrada, y bautizada con el nombre de «Compostilla I».
Un Decreto de la Presidencia del Gobierno de fecha 3 de junio de 1944, encomendó al Instituto Nacional de Industria la constitución de la Empresa Nacional de Electricidad, S. A., ENESA, que fué creada el 18 de noviembre de 1944 con un capital de 137 millones de pesetas, totalmente suscrito por aquel Instituto. Sin perjuicio de la finalidad general de producción, transporte y suministro de energía eléctrica, uno de sus objetivos específicos e inmediatos fué la instalación y explotación en la zona de Ponferrada de una central térmica que utilizaría los abundantes menudos de antracita de bocamina. La puesta en marcha del plan de instalaciones se llevó a cabo en distintas etapas:
En una primera fueron montados dos turboalternadores de 31.250 k VA cada uno, sus calderas y elementos auxiliares.
Se construyó una Central hidroeléctrica complementaria de 7.000 kVA, en el salto de pie de presa del Pantano de la «Fuente del Azufre», cuyas aguas se utilizan en la refrigeración de la Central térmica. Se construyó una línea de transporte Ponferrada-Valladolid, a 220.000 V. y subestaciones precisas, y se estableció un enlace ferroviario entre la Central y el ferrocarril de Villablino para la entrada del combustible. En la segunda etapa se montó un tercer grupo de 71.200 kVA; dos calderas de 160 Tm. hora e instalaciones anexas; tres bancos transformadores de tres arrollamientos: 11,132 y 220 kV, de capacidad 71.200 kVA, así como los equipos intemperie a 220 y 132 kV, en el parque de alta tensión de Ponferrado.
También se construyó una línea a 132 kV, de enlace de la Central con las redes asturianas; la subestación de acoplamiento en La Mudarra; a 220 y 132 kV; iniciándose la construcción del salto de pie de presa del Pantano de Bárcena del Río, de 72.000 kVA, en dos grupos iguales, para una producción de 175 millones de kwh. al ano. En 31 de diciembre de 1955 los planes de estas dos etapas habían sido prácticamente cumplidos. La tercera y última etapa —en lo que a la Central térmica se refiere—, consistente en la instalación de una máquina de 60.000 Kva., y de una tercera caldera de carbón pulverizado, quedó cumplida a primeros del presente año de 1957.
A continuación damos las fechas concretas de puesta en servicio de estas importantes instalaciones: 12 de julio de 1949. Un grupo de 31.250 Kv. 13 de octubre de 1949. Otro grupo de 31.250 Kva. Mediados de septiembre de 195.4. Un grupo turboalternador de 71.200 Kva. Septiembre de 1954. Parque de alta tensión de Compostilla. Enero de 1951. Central hidráulica de «Fuente del Azufre». Enero de 1955. Línea Ponferrada. La Mudarra.
Las realizaciones en proyecto y construcción elevarán notablemente en pocos años la capacidad de producción eléctrica de la provincia, debiendo destacarse a este respecto las obras de Bárcena del Río, la Central de Compostilla II, «Sistema Comatel», y los saltos números 1, 2 y 3, sobre el tramo del Río Sil, entre los términos de Toreno d^l Sil, Páramo del Sil, Palacios del Sil y Villablino, cuyo aprovechamiento ha sido concedido a la Compañía Hidroeléctrica de Galicia, S. A.
Las obras de Bárcena del Río, se hallan muy adelantadas, y son realizadas por su concesionaria ENESA, según adjudicación hecha en octubre de 1955, por el Ministerio de Obras Públicas. Están terminados los poblados de productores y de Administración, instalaciones de abastecimiento, urbanización, redes eléctricas y telefónicas, caminos de servicio, etc., instalaciones para la explotación de las canteras, silos de cemento y estación número 1 y 2 de hormigonado, para una producción media horaria de 20 y 60 metros cúbicos, respectivamente.
El volumen total del embalse será de 341 millones de metros cúbicos, y la producción anual de energía —como ya se ha indicado—, de unos 175 millones de kwh, con una potencia a instalar de 72.000 kVA. El proyecto de la Central «Compostilla II» fué completado en el ano 1955, y según el mismo será instalada en la zona de Cubillos, a 6 kilómetros de Compostilla I, utilizando para refrigeración agua del embalse de Bárcena del Río, en circuito cerrado.
Primeramente se instalará un grupo de 125.000 kw, previéndose la instalación de otros tres grupos análogos, que darían un total de 500.000 kw. El sistema de Cornatel, también realización de ENESA, comprende los saltos de Quereño y de Cornatel.
La Central de Quereño será de 40.000 kVA y producirá, en año hidráulico medio, 160 millones de kwh ano. La de Cornatel será de 136.000 k VA y producirá 270 millones de kwh. anos. La concesión del aprovechamiento hidroeléctrico del tramo del río Sil, entre Toreno y Villablino, fué otorgada en el año 1947 a la Compañía Hidroeléctrica de Galicia, S. A.
En el año 1948 se iniciaron las obras del primero de los tres aprovechamientos. consistente en un azud o presa de derivación, y un canal de 12 km. de longitud, a cuyo extremo se disponen la cámara de carga, el pozo de carga y la central subterránea. El salto útil es de 81 metros, y la potencia a instalar en la central asciende a 24.000 kVA.
Las obras llevaron una marcha normal hasta que, en el mes de noviembre de 1950, fué necesario paralizar totalmente la construcción del aprovechamiento, por estar agotado el producto de la primitiva suscripción de acciones y no haberse encontrado posibilidad de que se suscribieran y desembolsaran los restantes títulos. Ante esta crítica situación, y en razón de la finalidad de la Compañía y del interés general que representa la construcción de aprovechamientos hidroeléctricos, se acudió al Instituto Nacional de Industria en solicitud de apoyo para dar cima a la empresa comenzada.
Realizados los necesarios estudios, el Instituto redactó una propuesta, que, tras merecer la aprobación de la Superioridad y ser aceptada posteriormente por la Junta general extraordinaria de Accionistas de la Sociedad, cristalizó en una escritura pública, otorgada el 30 de abril de 1954, por la que el Instituto alcanzó la mayoría absoluta del capital. Solucionado en esta forma el problema financiero, en el mes de septiembre de 1954 se reanudaron las obras de construcción del Salto núm. 1.
Finalmente debemos hacer mención del aprovechamiento hidroeléctrico que ha de derivarse de la construcción del Pantano del Porma, el cual se cifra en una producción media anual de 183 millones de kwh. Si consideramos esta evolución de la industria eléctrica leonesa, expresando en cifras los distintos jalones señalados en la misma, llegaremos a la conclusión de que ha sido, precisamente en este ramo industrial, donde la provincia ha conseguido un incremento más brusco.
Ninguna actividad industrial puede ofrecer un contraste de cifras de la importancia y magnitud de las que expresan la capacidad de producción de energía eléctrica. En efecto, las cifras en kVA. de potencia instalada referidas a principios de siglo, apenas si alcanzan la unidad de millar. Esta es desbordada con la instalación de las Centrales Térmicas de la Minero Siderúrgica de Ponferrada (segunda decena del siglo) en Villablino y la propia Ponf errada, para llegar, en el año 1949, con la puesta en marcha de la Central de Compostilla I, a la centena de millar. Las realizaciones en curso, antes anotadas, alcanzarán, sin duda, en pocos años, la cifra del millón.
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