En la Revista minera, metalúrgica y de ingeniería del 16 de noviembre de 1879 se describe el funcionamiento de estas minas.
Estas minas correspondientes ambas á la cuenca carbonífera de la provincia de Palencia forman dos establecimientos distintos si bien explotan las mismas capas. Comprende esta cuenca los valles de Cillamayor, Nestar, Orbó y Barruelo en las estribaciones de la cordillera Cantábrica.
MINAS DE BARRUELO.
Estas minas que hoy pertenecen, después de varios cambios de dominio; á la compañía del ferro-carril del Norte y cuyas pertenencias se estienden más de 9 kilómetros de NO. á SE., abastecen no solo á la compañía propietaria, de todos los combustibles minerales que consume, (hulla, cok y aglomerados) y á la fábrica del gas de Madrid, sino que aún le queda un sobrante para atender á los pedidos de varios particulares.
Deseoso de conocer tan importantes establecimientos mineros como son los de Barruelo y Orbó, llegué al primer punto, recomendado al Ingeniero Director Mr. F. Parent por quien fuí recibido con el mayor agrado, dedicándose desde luego á enterarme de la marcha general del establecimiento y facilitándome cuantos datos y planos pudieran darme á conocer hasta los más pequeños pormenores.
La índole de este artículo no permite, sin embargo, entrar en la descripción de los numerosos detalles de que seria necesario dar cuenta para que el lector se hiciese cargo de la buena marcha del establecimiento, siéndome forzoso concretarme á revistar rápidamente los diferentes servicios en que se halla dividido el establecimiento. -
Las capas que se explotan en Barruelo y Orbó corren de NO. á SE. (capa 7 en Barruelo N. 55% O.) con una inclinación de 50º á 60º al NE. El espesor de estas capas es variable entre 0,80 y 1,00 m., habiendo sin embargo algunas que por su poco espesor no costearían los gastos de explotación y se ha prescindido de ellas, por lo tanto.
Las labores preparatorias consisten en galerías, longitudinales sobre las mismas capas, unidas entre sí por varias trasversales, y que distan verticalmente unos 50 m. término medio. Estas galerías de los diferentes pisos, se ponen en comunicación en una misma capa por medio de chimeneas ó coladeros que se practican de abajo hácia arriba, de 50 en 50 metros; quedando de este modo dividida cada una de las capas en macizos cuadrados de 50 m. de lado.
Cuando se vá á explotar uno de estos macizos se empieza por practicar unas galerías intermedias siguiendo exactamente la capa sin más amplitud lateral que la que permite ésta, de modo que resultan así cinco entrepisos, cada uno de los cuales se explota por testeros, como queda dicho, empezando por el segundo inferior y terminando en el penúltimo superior; pues se deja un macizo de carbón encima y otro debajo de las galerías principales para conservarlas en el mejor estado posible, hasta el momento en que no siendo precisa la conservación de algunas de ellas se arranca en retirada la mayor cantidad posible del carbón que ha quedado encima y debajo de la galería. -
La cantidad de gas inflamable es bastante importante en estas capas para que sea necesario el uso de lámparas de seguridad, y la más esquisita vigilancia sobre los operarios. Por la misma causa al practicar las chimeneas ascendentes se hace indispensable el uso de ventiladores de mano.
En todas estas labores se invierte una considerable cantidad de madera que en su mayor parte son rollizos de 2 m. por 0,15 m. de pinos de las Landas para las de explotación y otros más gruesos (hasta 0,25) para las portadas de las galerías generales. También se usan tablas de la misma madera que tienen 1,60 m. por 0,15 m. y 0,025 m. para el revestimiento y que siendo de escelente calidad se dedican también á la construcción de wagones y otros usos. Se calcula que se necesita por término medio un rollizo ó dos tablas por tonelada de carbón explotada, lo que supone un gasto de entibación de 1,50 pesetas.
La ventilación y el desagüe se hacen naturales y con gran facilidad en la mayor parte de las labores que están sobre el nivel del rió Rubagon y solamente en el pozo Bárbara es necesario hacer el desagüe por cajas de 1.500 litros que se fijan á las jaulas de extracción.
Para facilitar el trasporte del carbón hay establecidas en las galerías generales vías férreas, de 0,55 m. distancia entre carriles, sobre las cuales corren wagones de madera de capacidad de 900 á 1.000 kilógramos cuyas ruedas son móviles en sus ejes. La tracción se hace indistintamente por mulas ó bueyes, procurando invertir estos últimos en los trayectos más cortos.
El grupo alto ó sean las minas del Valle están en comunicación con el grupo de Barruelo por medio de un tramvia y cinco planos automotores, proyectado y construido por el inteligente Director de las minas, Mr. Parent, Este camino de vía estrecha, perfectamente trazado está formado con carriles de 12 kilógramos de peso por metro lineal. La anchura interior es 0,55 m. y la distancia de las traviesas, de eje á eje es de 0,60 m. Las barras tipo Vignol están sujetas entre sí por medio de pequeñas eclisas y á las traviesas por grapas. La tonelada de todo el material de hierro, que es inglés ha costado puesto en Barruelo á 125 pesetas.
Este camino se compone de:
1º Un plano de 100 m. de longitud con una pendiente de 0,m27 p. m.
2º Una rampa de 1445 m. id. con una id. de 0,m02 id.
3º Un plano de 198 m. id. con una id. de 0,m29 id.
4º Una rampa de 1352 id. con una id. de 0,m02 id.
5º Un plano de 97 id. con una id.... de 0,m40 id.
6º Una rampa de 603 id. con una id... de 0.m02 id.
7º Un plano de 195 id. con una id... de 0,m42 id.
8º Una rampa de 125 id. con una id... de 0,m02 id,
9º Un plano de 27 id. con una id....de 0,m55 id.
10º Una rampa de 488 id. con una id.. de 0,m02 id.
Todo ésto ha costado incluso las esplanaciones 125.000 pesetas que viene á salir á 27 pesetas el metro (incluyendo el material de los planos).
Otros dos proyectos se habían estudiado para conseguir el mismo objeto; pero fueron desechados entre otras razones por la fuerte pendiente de algunos trozos que llegaba hasta 0,m07 por metro. Por medio dé los planos se ha conseguido salvar los grandes desniveles del terreno sin aumentar escesivamente la pendiente del camino, que ya es suficientemente fuerte para tener que calzar algunas ruedas, además de haber apretado por completo el freno que lleva cada tren de nueve wagonés, durante su descenso.
En la actualidad bajan los trenes como queda dicho por su propio peso y suben tirados por una mula cada tres wagones. Con objeto de economizar en la subida de los wagones vacíos se han encargado dos locomotoras que harán el servicio que hoy prestan las caballerías.
Para hacerse cargo de la ventaja que la compañía explotadora ha obtenido con la instalación del tranvia basta saber que el trasporte de los carbones costaba, con carros y carretas 15 reales la tonelada y ahora solo cuesta 2,40 reales. Cuando se haga este servicio por medio de las locomotoras se calcula que costará á razon de 1,2 reales tonelada; con lo cual se habrán pagado las dos locomotoras en un año, puesto que costarán cada una 9.000 pesetas.
En el interior hay un plano automotor siguiendo la inclinación de la capa en que está y sirve para descender los carbones de la planta segunda á la primera y de aquí por la galería general inferior salir formado trenes, así como los de la primera planta. Al pié del plano se encuentra un vigilante con su mesilla, escribanía y registro talonario, despachando los trenes con los correspondientes boletines, que entrega á los conductores, donde se espresa la procedencia de los carbones. No deja de ser curiosa esta especie de oficina subterránea.
Todos los wagones tienen un número, y á la salida de la mina pasan por una báscula en donde un encargado toma nota del peso y procedencia, para liquidar á cada contratista su cuenta. De aquí se llevan á una criba horizontal colocada al nivel del suelo donde se separan los trozos grandes del menudo, menor de 0,m08 de diámetro, y á mano se escojen entre los trozos gruesos los que son de pizarra ó cayuela, que es una pizarra muy betuminosa.
El menudo que pasa por la criba cae en una tolva cuyo fondo está constituido por una mesa giratoria de donde cae la materia á los cangilones en una noria, á merced de un rastro fijo, cuya posición es variable á voluntad, con el fin de permitir la caída de mayor ó menor cantidad de carbón. -
La mencionada noria eleva el menudo de carbón y piedras que le ensucian, á un lavadero sistema Evrard nuevamente instalado y para cuya postura en marcha se hizo venir al mismo inventor y constructor. Según nuestras noticias este es el cuarto aparato de esta clase que se ha instalado, por lo cual, teniendo en cuenta la gran regularidad con que funciona creemos conveniente describirlo con algunos detalles.
Lavadero Evrard. = El edificio se ha hecho de nueva planta y consta de tres pisos. En la planta baja está instalada una locomóvil que pone en movimiento la noría, la mesa giratoria mencionada y un tromel de que ahora nos ocuparemos y otros accesorios. Hay además una caldera á 8 atmósferas que sirve para mantener en presión un depósito de agua de que nos ocuparemos inmediatamente y otra á 4 atmósferas que sirve á la caja de lavado la cual se estiende desde algunos metros por bajo del suelo hasta el nivel del primer piso.
En dicho primer piso se encuentra la boca de la gran caja de lavado, un rastro mecánico para separar por capas las materias lavadas, las llaves de la maniobra, en un pequeño soporte colocado al costado de la caja de lavado, al alcance de un solo operario que es el jefe del lavadero y un depósito decantador para las aguas de lavado.
En el segundo piso se encuentra un tromel cónico de palastro con agujeros de 0,m06, una canal por donde salen los trozos más gruesos y debajo del tromel una tolva suspendida sobre la caja de lavado.
De la caldera llega el vapor á la presión de 8 atmósferas á la parte superior del depósito de agua que es una caldera cilíndrica de eje vertical y para que no se produzca una rápida condensación en la superficie, se encuentra ésta cubierta por un disco de hierro (especie de flotador) que deja un pequeño espacio alrededor y que tiene en la parte superior una varilla que pone en juego un indicador de nivel á la vista del jefe del lavado. De esta caldera salen por la parte inferior dos tubos; uno de ellos vá á parar al soporte de las llaves para distribuir el agua en presión como inmediatamente esplicaremos y el otro vá al monta-cargas de un secador de que aún no nos hemos ocupado.
La caja de lavado tiene la forma de un gran sifón invertido de ramas desiguales; de las cuales la más corta está cerrada y la más larga se abre como hemos dicho al nivel del primer piso. La rama corta es cilíndrica, á su parte superior llega el vapor de la caldera 2ª, habiendo pasado antes por el soporte de las llaves y en ella hay otro flotador que tiene por objeto, como el anterior de que hemos hecho mención, dificultar la condensación del vapor al contacto del agua fría que ocupa el sifón y poner en movimiento otro indicador de nivel. Por esta disposición, cuando se hace llegar el vapor á la rama corta, sube en la rama larga el agua que se encuentra en la vuelta del sifón.
La rama larga, que es prismática de sección cuadrada (unos 2 metros de lado), es donde se efectúa el lavado del carbón. En su interior hay un fondo móvil constituido por una plancha agujereada que puede elevarse á merced de un cuerpo de bomba (en el que se recibe á voluntad el agua del depósito), que se halla debajo, y por bajo de esta caja y de la vuelta del sifón, hay un reposador cónico á cuyo vértice vienen á depositarse todos los pequeños granos que hayan podido atravesar los orificios del fondo móvil y de donde salen arrastrados por el agua, por un tubo que partiendo de este punto desemboca cerca del nivel del primer piso.
El rastro cuyas caras se encuentran en prolongación de la caja tiene solamente tres caras, de altura de 0,60 m., Uno de sus lados está completamente abierto y en el opuesto á éste se encuentra un cuerpo de bomba que sirve para correr el rastro á merced del agua en presión de la caldera, y cuya distribución ya hemos dicho que se hace en el soporte. Para facilitar el movimiento, el rastro está montado sobre cuatro ruedas que corren sobre barras fijas.
Veamos ahora cómo funciona este lavadero. Suponiéndole en marcha, el carbón que ha sido elevado por la noria al segundo piso, pasa por el tromel, los trozos más gruesos bajan por la canal para ser escogidos á mano y los más finos caen á la tolva y caja medidora cuyo fondo está dispuesto como las tablillas de una persiana; de modo que con una sola palanca se abre todo él. Dejando entrar vapor en la rama corta del sifón paulatinamente, sube el agua con lentitud en la otra, de manera que se encuentran las materias que descienden con una corriente ascensional de agua que determina su separación por densidades. Después que se ha hecho caer el carbón sucio en cantidad de unas tres toneladas y de haberlo dejado reposar un breve rato, se empieza á dar vapor y retirarlo acompasadamente á la rama corta, por cuyo medio se produce un movimiento ascensional del agua en la larga, á oleadas, sumamente apropiado para conseguir la deposición en razón á las densidades y muy semejante al que se produce en una criba de pistón.
Así que el lavador considera que se han separado las pizarras del carbón, cierra la llave del vapor con lo cual todas las materias algo gruesas vienen á parar al fondo. En esta disposición el contenido de la caja es como sigue: 1º en la parte superior una nata de carbón muy dividido, que sobrenada; 2º agua con una buena parte de carbón; 3º carbón menudo; 4º una mezcla de carbón y piedra y 5º piedras.
En esta disposición, eleva el lavador toda la carga dejando entrar el agua en el cuerpo de bomba que hay debajo del fondo móvil, y empieza á verterse por la parte superior el agua turbia y la nata de carbón que salen por una canal especial, al depósito decantador, donde entrando por el centro, descendiendo por el interior de un ancho tubo vertical, elevándose al rededor luego y saliendo en lámina delgada; por su borde esterior, deja en él casi todas las materias que llevaba en suspensión el agua. En el fondo de este depósito se mueven á razón de 4 vueltas por hora unos brazos de hierro que están montados sobre un árbol vertical cuyo eje es el mismo que el del depósito y que tienen por objeto evitar que se apelmacen las materias.
Del fondo de este depósito decantador, sale por una compuerta especial un lodo carbonoso que elevado por una noria cae sobre wagones de hierro para ser conducidos al secador.
Volviendo á la caja lavadora, diremos que después de haber salido toda el agua que se encuentra encima del depósito de carbón, sigue el lavador elevando la carga hasta que un ayudante armado de una paleta con la que escarba el costado de las materias, descubre la capa intermedia de carbón y estériles. Suspende entonces la subida de la carga el lavador, y dá agua al cuerpo de bomba que impulsa el rastro para que éste separe una primera capa de carbón que cae por una tolva, convenientemente dispuesta, á los wagones que han de conducirlo al secador.
Repite esta operación varias veces, hasta que se reúne suficiente cantidad de estéril para cargar un wagon; cuya separación se hace elevando por completo el fondo móvil de la caja y corriendo después el rastro, continuando como al principio, con la mayor regularidad.
Al cabo de unas cuantas operaciones, se gasta el agua en presión del depósito, lo que se vé en el indicador de nivel, y para llenarlo de nuevo se abre una llave que deja escapar el vapor contenido en él, á la atmósfera y el agua entra por su propio peso desde un depósito colocado algo más alto.
HORACIO BENTABÓL Y URETA.
(Continuará).
En la Revista minera, metalúrgica y de ingeniería del 8 de diciembre de 1879 se describe el funcionamiento de los lavaderos y la fábrica de aglomerados de estas minas.
UNA VISITA Á LAS MINAS DE BARRUELO Y ORBÓ.
Conclusión (1).
(1) Véase el número de 16 de Noviembre.
Datos económicos del lavadero.—El edificio de planta en forma de T, cuyas dimensiones son siguiendo el perímetro: 15,m70 : 8,20 : 4,55 : 19,90 : 6,6: 19,90 : 4,55 y 8,20 costó, con 10 m. de cimiento, excavación y 13 de alto sobre el piso, 25.000 pesetas por todos conceptos, y el mecanismo en Barruelo, 100.000 pesetas, incluyendo en estos números el costo del secador
El personal se compone de un lavador (jefe), un ayudante, un maquinista, un fogonero y un chico engrasador. Total 5 operarios.
Con este personal se lavan 200 toneladas en 12 horas con el gasto siguiente:
Vigilancia.............................. 0,030 pesetas.
Mano de Obra. ..................... 0,125 »
Caldeo. ................................. 0,440 »
Trasportes.. ........................... 0,037 »
Conservación de máquinas.... 0,082 »
ld. de edificios. ...................... 0,025 »
Utensilios. . ........................... 0,002 »
Varios. ................................... 0,010 »
Total....................................... 0,651 pesetas por tonelada de hulla lavada. Con este lavadero se obtiene el 85 por 100 del carbón sometido al lavado, 5 de lodos y 10 de piedras. En los trasportes está incluido el servicio del secador.
El carbón lavado que se recoje en wagones de hierro en forma de tolva, es conducido al:
Secador.—Está situado á poca distancia del lavadero y consiste en un gran cobertizo de madera, con un piso superior que soporta tres vías férreas, un montacargas y varios conductos protegidos por losas de piedra, que están situados en la línea central del piso inferior.
A la base del montacargas llegan los wagones para ser ascendidos al piso alto y de aquí, después de haber sido situados convenientemente, vaciar su contenido, por una compuerta inferior y formar montones de gran altura y poca base, en los cuales, por el contacto del aire y á favor de los conductos del suelo, pierde el carbón una gran parte del agua y queda en disposición de ser conducido á la fábrica de aglomerados.
Los lodos se conducen del mismo modo y son depositados en dos estanques formados con tablones sueltos, en donde rápidamente se sedimenta el carbón. Cuando se ha llenado uno de los estanques y ha escurrido la mayor parte del agua, se empieza á llenar el otro mientras se saca á pala el carbón en polvo del primero.
El montacargas, que es hidráulico, funciona con el agua en presión que viene del lavadero por un tubo.
El personal se compone de un encargado y dos chicos.
Fábrica de aglomerados. —El carbón menudo después de seco y el polvo de carbón, pasan á la fábrica de aglomerados, en donde son tomados por el medidor mecánico de una máquina sistema Bouriez, así como la brea y el alquitrán, en proporciones que, aunque variables, son próximamente de 935 de carbón, 6,20 de brea y 1,90 de alquitrán. La cantidad de cenizas no llega á 7 por 100.
La brea se muele aparte en molinos de rulos de hierro y el alquitrán depositado en una calderita cerrada, es elevado al mezclador por medio del vapor que se hace llegar á ella.
Aunque puede verse la descripción de esta máquina en la Metalúrgia del Sr. Ibran, no estará de más dar una ligera noticia de ella. Un eje horizontal doblemente acodado á 180º, dá movimiento á dos pistones prismáticos que juegan en sus moldes correspondientes que están formados de dos piezas (una inferior fija y otra superior móvil, oprimida fuertemente contra la primera, por medio de una palanca de contrapeso) y son ligeramente piramidales en su estremidad. Las materias mezcladas y reblandecidas por una corriente esterior de vapor recalentado, caen á los moldes donde los pistones alternativamente las impulsan y comprimen, á favor del apuntamiento de los moldes, y salea formando unas largas vigas de pasta casi sin solución de continuidad. Se deslizan impulsadas siempre por los pistones, sobre una mesa de 15, m. á cuyo final dos obreros separan á mano en grandes trozos la masa, que se parte fácilmente por los planos de junta correspondiente á cada pistonada. Estos los depositan en un cable plano de 2,24 m. dotado de un movimiento lento, situado entre dos vías, para que se enfríen casi por completo los aglomerados y que los cargadores, situados en los wagones, puedan con gran facilidad colocarlos definitivamente en disposición de ser expedidos.
Con dos calderas (en junto 90 caballos) que dan vapor á una máquina de 50 caballos, al depósito del alquitrán y al mezclador, se producen en 24 horas 220 toneladas de aglomerados de buena calidad con el personal siguiente: un vigilante, un maquinista, un fogonero, un engrasador, un trasportador de brea, cuatro idem de carbón, dos rompedores (que separan las vigas en trozos) y dos cargadores (en los wagones).
El costo de fabricación por tonelada es el siguiente:
Vigilancia... ............................. 0,055 pesetas.
Mano de obra. ......................... 0,390 »
Caldeo.. ................................... 0485 »
Trasporte. ................................ 0,092 »
Varios. . ................................... 0,015 »
Conservación de máquinas...... 0.155 »
ld. de edificios. ....................... 0,012 »
ld. — de utensilios. ................. 0,012 »
Total. . ................................... . 1,191 pesetas.
Los edificios, calderas, cobertizos, depósitos y vías costaron 100.000 pesetas y la maquinaria 50.000.
Fabricación del cok.—El cok se fabrica en un macizo de hornos Apoll que no ofrecen ninguna particularidad sobre el tipo descrito en la Metalúrgia del Señor Ibran y cuya producción se ha reducido á cubrir solamente el consumo de la Compañía del ferro-carril, por tener más cuenta el convertir el carbón menudo en aglomerados.
Existen además los antiguos lavaderos, sistema Birard, que solo funcionan hoy en casos de un esceso de producción, y los consiguientes talleres de carpintería, cerragería y fraguas, así como la lampistería en donde se ejerce la mayor vigilancia.
Visité también los almacenes, oficinas (que me facilitaron considerable número de antecedentes y precios que no publico) y la escuela de niños, en donde pude apreciar la esmerada instrucción que se les dá.
La producción anual de estas minas es de unas 100.000 toneladas.
MINAS DE ORBÓ.
Estas minas son propiedad de la Sociedad Esperanza de Reinosa y surten de carbones á los ferro-carriles del Noroeste y de Medina á Zamora y á Salamanca, además de abastecer á considerable número de particulares. Sus depósitos se hallan en Valladolid y Madrid (en las Pulgas).
Estas minas que arrastraban una existencia lánguida por razones que no son del caso recordar, y bien al pesar del distinguido Ingeniero de minas D. Rafael Cantalapiedra (que tanto trabajó en el reconocimiento de la cuenca), se encuentran hoy en vías de un rápido progreso, gracias á la confianza tan merecida como ilimitada que la Sociedad propietaria ha depositado en su joven director.
En efecto el Sr. Zuaznavar no solo ha introducido un orden admirable en la administración y aumentado los ingresos, sino que en el poco tiempo que lleva dirigiendo las minas, ha ejecutado considerable número de obras nuevas y restaurado muchas antiguas.
Situado el vallejo de Orbó al SE. de Barruelo, corre de N. NE. á S, SO. y desemboca en el de Cillamayor donde el ramal del ferrocarril de Quintanilla á Barruelo (vía normal), tiene una estación.
El sistema de explotación, preparación y entibacion es el mismo que en Barruelo por regla general, aunque existan algunas diferencias de detalle. La ventilación es escelente y no se hace sentir el gas inflamable. El carbón cae por coladores abiertos de 5 en 5 metros á las vías generales dotadas todas ellas de vías.
Las explotaciones pueden considerarse divididas en tres grupos. Las de las capas altas ó del NO. y pozo Jovita, cuyos carbones iban antes por carros á la estacion de Porquera en el ramal mencionado. Las del SE, del pozo Rafael, por encima del socavon de arrastre y las del pozo Rafael, por bajo. Los trasportes de estos carbones en cantidad de 20.000 toneladas anuales, costaban en carros 30.000 pesetas, ó sea 1,5 pesetas la tonelada.
Un tramvia (nuevo) que une el grupo del NO. con el bajo, por medio de un plano automotor esterior, otro interior y uno ascensor para el pozo Jovita, ha permitido suprimir la estación de Porquera, dando salida á todos los carbones por el socavon contiguo al pozo Rafael y suprimiendo por completo el servicio de la referida estación. Las dimensiones de estas vías difieren poco de las de Barruelo.
A la salida de la mina pasan todos los wagones á una báscula, para tomar nota del peso y procedencia. El pago se hace á loa contratistas á razón de una cantidad, fija para todos, por tonelada y otra variable por la excavación. Se ejerce la mayor vigilancia sobre la limpieza del carbón, hasta el punto de hacer innecesario el lavado.
De aquí se distribuye el carbón á los diferentes departamentos y salen por fin todos los productos é ingresan las materias consumidas por la estación de Cillamayor, haciéndose el trasporte por un tramvia (nuevo) de 2.300 metros instalado sobre una carretera antigua. Su costo ha sido de 15.800 pesetas ó sen, 6,8 pesetas el metro de vía, incluidos los carriles, traviesas, clavos y mano de obra. De este modo cuesta hoy el trasporte de la tonelada 0,22 pesetas, que representa una economía de 25.500 pesetas en las 20.000 toneladas, tipo mínimo del trasporte, y que se ha conseguido con la nueva organización dada al establecimiento. El material es todo de Mieres. Las barras (tipo Vignol) pesan 8 kilógramos por metro.
Fábrica de aglomerados.—Llega el carbón menudo á la parte superior del edificio aprovechando el desnivel del terreno, y en aquel punto se miden y mezclan únicamente solo con brea seca, que se tritura en un molino como los del café, y pasa al mezclador calentado por un chorro de vapor. La máquina, sistema Masline, hace en 12 horas 30 toneladas de aglomerados, con peso de 2 kilógramos cada uno.
Dos calderas de fuerza en junto de 30 caballos dan el vapor necesario á una máquina horizontal, al mezclador y al cilindro compresor de la máquina aglomerante.
Las proporciones son de 92 por 100 de carbón y 8 por 100 de brea, que cuesta de 50 á 53 pesetas la tonelada.
El personal se compone de un trasportador, un molinero para la brea, un mezclador, un maquinista, un fogonero, un apilador para los aglomerados y dos chicos que le ayudan. Total 8 operarios.
Fabricación del cok. —Venia haciéndose al aire libre; pero el Sr. Zuaznavar ha construido últimamente un macizo de ocho hornos Smits en los que obtiene el cok superior, con gran economía. Estos hornos perfecta mente instalados se cargan á favor de dos pequeñas vías que corren encima de ellos. Los materiales empleados que ya han sido ensayados satisfactoriamente, son de la localidad.
Hé aquí el presupuesto para cuatro plazas, que debemos á la amabilidad de Sr. Zuaznavar:
6.500 ladrillos comunes á 65 pesetas el millar............ 422,5 pesetas
3.200 id. refractarios á 100 idem. ............................... 320,0
4 puertas de palastro con sus manillas.. ...................... 40,0
4 chapas para los cargaderos........................................ 20,0
Cal, arena, kaolin y yeso.............................................. 50,0
Mano de obra.. ............................................................ 300,0
Total............................................................................. 1.152,5 pesetas,
El costo de mano de obra es de 1,25 pesetas y la producción, de una tonelada por plaza cada 24 horas.
Las dimensiones de las plazas son, 2 m. por 0,70 m. y 0,90 m. de alto y están dispuestas las de un frente en prolongación de las del otro.
La producción que viene aumentando de día en día ha sido en el año anterior
Granadillo. ...................................... 2.300 toneladas.
Cok. ................................................ 4.000 »
Aglomerados. .................................. 7.000 »
Todo uno. ........................................ 14.700 »
Total............................................... . 28.000 toneladas.
Prometiéndose el Sr. Zuaznavar, llegar á 50.000 toneladas anuales tan pronto como se termine el canal subterráneo en perforación. Este canal (1) que ha de reportar grandes ventajas á las minas, adelanta en su ejecución con tal rapidez que es de esperar que en el plazo fijado, es decir, dentro de diez y seis meses, se halle comunicado en todas sus partes.
(1) Véase el número 195 de la Revista Minera.
La Sociedad Esperanza paga al ferro-carril del Norte 400.000 pesetas anuales, término medio, por trasporte del servicio de las minas, de las cuales 375.000 corresponden á las remesas de productos y 25.000 á las recepciones de materias primeras. Una empresa que dá tales ingresos, bien merece de la Compañía del Norte, todo género de consideraciones.
Completan el establecimiento, los almacenes, talleres, tienda, panadería, escuelas, cuarteles, capilla, hospital, etc., sobre cuyos departamentos se ejerce la más esquisita inspección y que hacen la vida de las familias dependientes de las minas, tranquila y agradable.
LA INSTRUCCIÓN PRIMARIA EN LOS ESTABLECIMIENTOS MINEROS.
Entre las inmensas ventajas que reportan al país los grandes establecimientos mineros, figura en primera línea la de la esmerada instrucción que en ellos se dá á los niños de ambos sexos, por regla general.
¿Porque, qué mayor bien puede hacerse á esas criaturas, destinadas á formar la población obrera de mañana, que el darles una selecta instrucción, recibida entre los diversos elementos del trabajo intelectual y corporal? ¿Cómo no esperar que estos niños se acuerden un día que el trabajo, y el bienestar por medio de él adquirido, contribuyeron en gran parte á darles el ser? Rodeados desde que nacen de fuerzas inteligentes y acostumbrados á ver que, aún para los ejercicios más rudos, son necesarios ciertos principios generales de instrucción, están destinados á constituir un pueblo reflexivo y moderado, ennoblecido por el trabajo y para el trabajo formado.
Si nuestros mineros noveles son elogiados, y preferidos por nacionales y extranjeros á los que en un principio introdujeron en España diferentes empresas, faltándoles á veces los primeros elementos de la instrucción ¿qué no podrá esperarse de ellos el día, no lejano, en que sea raro encontrar uno solo que no sepa escribir y las cuatro reglas de aritmética, por lo menos?
Al obrero español, tan recomendable por sus generales aptitudes, sobriedad y obediencia, solo le hace falta una esmerada instrucción primaria para llegar á una gran altura, que debe recibir mejor que en ninguna otra parte, en los grandes centros industriales. Y en España, donde tantos establecimientos mineros importantes hay, y tantos otros están en vías de formación, es consiguiente que en ellos reciba la instrucción necesaria, una buena parte de la masa general del país.
No es, ciertamente, en los establecimientos de Barruelo y Orbó, donde menos se cumple este sagrado deber por parte de las compañías propietarias y sus directores, y hemos tenido ocasión de apreciar el aprovechamiento de los niños pobremente vestidos, pero dotados de rica inteligencia é instrucción.
Deténgase á cualquiera de ellos, cuando al salir de su casa vá á entregarse á sus inquietos juegos y propóngasele una frase para analizar gramaticalmente. Inmediatamente preguntará el niño por qué parte de la Gramática ha de hacer el análisis, y una vez enterado de lo que se le pide, tímidamente pero con notable acierto espondrá cuanto al caso se refiera.
En la escuela de Orbó, no solo se esplican las materias que ordinariamente forman la primera enseñanza superior, que es obligatoria, sino que aprenden los niños principios generales de música y muy en breve se les distribuirán los instrumentos necesarios para formar una charanga. Nuestro querido amigo y compañero y el distinguido director de las minas, gran entusiasta de la música y notable compositor, crée y nosotros con él, que su enseñanza puede contribuir poderosamente á suavizar el carácter de los niños y á embellecer sus sentimientos.
Horacio Bentaból y Ureta.
Horacio Bentaból y Ureta
Horacio Bentaból y Ureta fue Inspector General del Cuerpo Nacional de Ingenieros de Minas y Profesor de cálculo infinitesimal, de mecánica racional y de química general en la Escuela Especial y en la General Preparatoria para Ingenieros y Arquitectos de Madrid. También fue miembro del Instituto de Ciencias, Artes liberales y Letras de Coimbra (Portugal). Fue abogado de los ilustres colegios de Madrid y Zamora. Fue fundador de la Sociedad y del periódico de propaganda de Reformas Sociales (No socialistas), Políticas, Jurídicas, etc. "La evolución".
Escribió diversos libros entre los que se pueden citar:
"Justicia, Leyes y Pleitos. Estudios críticos de interés general..." (Madrid 1899)
"Las aguas de España y Portugal" (Madrid 1900)
"Observaciones contradictorias a la Teoría de la Relatividad del Profesor Alberto Einstein" (Madrid 1925)
"Demostración de la existencia de la atmósfera lunar..." (Sigüenza 1929)
En la Revista minera, metalúrgica y de ingeniería del 24 de agosto de 1879 se hace referencia a las minas de Orbó.
LAS MINAS DE ORBÓ.
El día 4 de este mes se ha verificado en las minas de carbón de Orbó (provincia de Palencia) propias de la Sociedad Esperanza de Reinosa, la solemne inauguración de varias obras, cuya ejecución honra sobremanera al actual director facultativo, el ingeniero del Cuerpo de minas D. Mariano Zuaznavar, que ha demostrado en ellas, y en otras que tiene en curso de construcción, ser dignísimo sucesor del malogrado ingeniero D. Rafael Gracia Cantalapiedra, á quien se debe la organización afortunada de este negocio minero.
Tres fueron las obras de más importancia que se inauguraron el día 4 del corriente: el tramvia del grupo alto, el plano automotor subterráneo y el tranvia por la carretera de Orbó á Cillamayor. Estas obras, unidas al franqueo de las galerías que están en comunicación con el socavon de San Ignacio, demuestran claramente que el Sr. Zuaznavar, comprendiendo perfectamente la influencia extraordinaria que en la explotación del carbón tiene la perfección en los medios de arrastre, ha dirigido con acierto sus miras y ha logrado realizar una trasformación completa en el sistema general de transportes de aquellas acreditadas minas.
Una sucinta descripción dará á nuestros lectores idea de la organización que en el día tienen dichos transportes. Los carbones del grupo alto recorren, al salir de la bocamina, una vía de 200 metros de largo con pendiente de 0,m020 por metro lineal; bajan por un plano inclinado de 150 metros de longitud y 14º de inclinación; circulan luego. por una sección de 800 metros con igual pendiente.que la anterior de 200; entran en el grupo inferior por un plano inclinado 60º respecto de la horizontal y de 47 metros de longitud y recorren sucesivamente las galerías de las capas números 3, 4 y 5 para salir por el socavon San Ignacio á la plaza general donde se distribuyen los wagones entre la fábrica de aglomerados, los hornos de cok y las regillas fijas de clasificación.
Los carbones del pozo Jovita, en el arroyo Peragido, siguen igual camino, desde la sección de 800 m., á la cual suben por un plano inclinado movido por un malacate de caballerías.
Los productos que resultan en la plaza general, marchan convenientemente clasificados por el tranvia de la carretera hasta la estación de Cillamayor, donde existe un muelle desde el cual se trasbordan al ferrocarril de Barruelo á Quintanilla de las Torres cuyos wagones circulan luego por toda la red del Norte y del Noroeste.
Todos los transportes se hacen, pues, en wagones y sin ninguna manipulación seria, lo cual reduce los gastos de mano de obra á una cantidad verdaderamente insignificante.
-— Felicitamos al Sr. Zuaznavar por su actividad y acierto como le felicitaron los principales accionistas de la Sociedad Esperanza de Reinosa y cuantos con ellos asistieron en Orbó á la brillante fiesta de inauguración.
En la Revista minera, metalúrgica y de ingeniería del 1 de septiembre de 1879 se hace referencia a las minas de Barruelo.
LAS MINAS DE BARRUELO.
Las minas de carbón de Barruelo, en la provincia de Palencia, pertenecen hoy á la Compañía de los Caminos de hierro del Norte de España. Quien no haya visitado dichas minas desde que las ha adquirido esta Compañía no puede formarse idea de la transformación radical que han sufrido, merced á la actividad, inteligencia y capital que á su mejora se han dedicado.
Los transportes se han convertido, sobre todo para los carbones de Valle y demás minas altas, de costosos y difíciles en fáciles y económicos, mediante la construcción de un tranvia compuesto de cinco tramos con la pendiente uniforme de 0m,020 por metro, unidos entre sí por cinco planos inclinados automotores de diferentes alturas é inclinaciones. Por los distintos tramos bajan, impulsados por la gravedad, trenes de 9 wagones con un solo conductor, que hace á la vez de frenero, y por los planos bajan trenes de dos y de tres wagones. En un plazo breve se sustituirán las caballerías que hoy suben los wagones vacíos ó con maderas y otros materiales de mina por dos pequeñas locomotoras, del tipo conocido del Creusot, que correrán en los dos tramos más largos, aumentando así la potencla de transporte de este tranvia.
En el lavado de los carbones se han sustituido las antiguas máquinas lavadoras de Bérard, por la instalación suntuosa de un lavadero del sistema Evrard, que conocen cuantos visitaron la sala de máquinas del Campo de Marte, en la última Exposición universal de París.
Para la fabricación de aglomerados, importantísima para el ferro-carril del Norte, puesto que sus productos son los que se queman en los hogares de las locomotoras y en los demás servicios de la Compañía, se ha instalado. una poderosa máquina del sistema Bouriez con todas las facilidades posibles para la carga ordenada y económica de los wagones del Norte, que llegan hasta el pié mismo de la máquina.
La cuestión obrera ha merecido también la atención preferente de la Compañía y los grandes cuarteles de las minas Mercedes y Petrita, son de ello una prueba irrebatible.
En resúmen, la Compañía del Norte puede estar satisfecha de sus esfuerzos y el ingeniero jefe de las minas D. Félix Parent ha acreditado en estas reformas el espíritu científico y económico que le anima y cuyos resultados se están ya tocando en la disminución del costo de una tonelada de cada clase de productos.
Como no tenemos hoy tiempo ni espacio para entrar en detalles, consignamos sencillamente los hechos mencionados con el objeto de que sean conocidos del público los esfuerzos que hacen las grandes compañías para desarrollar convenientemente la industria minera de España. RO
En la Revista minera, metalúrgica y de ingeniería del 8 de septiembre de 1879 se hace referencia al proyecto de canal subterráneo de las minas de Orbó.
CANAL SUBTERRÁNEO EN LAS MINAS DE HULLA DE ORBÓ.
Las concesiones mineras que posee la Sociedad Esperanza de Reinosa en la cuenca hullera de Orbó, vienen explotándose hace muchos años con producciones relativamente notables. Agotados los criaderos hasta el nivel de la trasversal general, hubo de pensarse en la perforación de un pozo maestro de ciento quince metros de profundidad, cuyo pozo proyectado y ejecutado de una manera notable por el malogrado Ingeniero D. Rafael Gracia Cantalapiedra, permitió atacar las capas á los 50 y 100 metros de profundidad respectivamente, del nivel de la trasversal general antes citada, por galerías perpendiculares á la dirección de las rocas estratificadas.
Servido el pozo maestro, hoy llamado pozo Rafael en memoria de aquel Ingeniero, por una locomóvil, se iban ejecutando las labores preparatorias indispensables á la explotación en el porvenir, cuando ocurrió felizmente la idea de abrir un socavon general de desagüe ganando el desnivel necesario á llegar á la caldera del pozo Rafael. La topografía de la comarca se presta, por otra parte á ello, en condiciones difíciles de obtener por lo general, porque á la longitud relativamente corta de lá galería, se agrega la circunstancia de ir el vallecito que pone en relación las minas con la estación del ferro-carril en Cillamayor, casi normalmente á la direccion de las capas. Estas marchan del NO. al SE. buzando de 50 A 60 grados al Nordeste y el manchón carbonífero penetra bajo el trias en el mismo pueblo de Orbó, rodeándole también por la parte del Sur y el Norte, las areniscas rojas que inclinan 20 grados y las arcillas abigarradas con yesos, más allá de Nestar.
Ciertamente que no es éste el lugar de estudiar la Geología de la zona que nos ocupa; pero hace al caso constar que con la perforación en vías de ejecución se han de obtener datos preciosos para el corte estratigráfico-geológico de la cuenca hullera de Palencia.
Como se trataba de. obtener un desnivel de 102 metros, más los necesarios para dar á la galería por lo menos el medio por 100 de pendiente, resultó al examinar el terreno, verificando reconocimientos en dos distintos puntos apropósito, que la exigida por la galería de arrastre alargaba estraordinariamente el trazado de aquella. Y entonces fué cuando la conveniencia, mejor dicho, la necesidad, obligó al Ingeniero que firma estos renglones á idear el canal subterráneo.
Aparte de muchas consideraciones puramente locales y otras que se relacionan con la índole íntima del negocio comercial, existían dos razones superiores, especialísimas que hacían arrostrar con serenidad la amortización del capital empleado en una obra de tal clase: tales eran el cubo de hulla que debía abandonarse para siempre como llave ó barrera que se interpusiera entre las aguas colgadas del nivel superior y las labores que se intentaran en profundidad, cuyo cubo representaba en dinero el quíntuplo del presupuesto del canal subterráneo, y era la otra, la gran fuerza motriz que se creaba con la caída de todas las aguas de los niveles superiores en la altura de 100 metros, permitiendo dentro de 25 años (período que calculo será servido por el canal que ejecuto) la instalación de un gran aparato hidráulico que ascenderá las rocas, las aguas y las hullas de los niveles inferiores en el largo porvenir reservado á estas minas.
Como en las excavaciones subterráneas tenemos además del factor capital, el factor tiempo, y en nuestro caso éste anda escaso, porque de no hacerse inmediatamente el canal habría de pensarse en dotar el pozo maestro de una potente máquina de extracción, ha habido necesidad de proyectar 5 pozos auxiliares, que con la boca y la culata, suman 12 frentes de ataque.
Las profundidades de los pozos son de mayor á menor.
Pozo núm. l.. .... 68,m33
Pozo núm. 2. ..... 58,m29
Pozo núm. 3... ... 43,m89
Pozo núm. 4....... 29,m20
Pozo núm. 5 ...... 16,m80
Hay detalles en la construcción, tales como sección de los pozos, entibación de ellos, subida y bajada, servicio de estracción y desagüe así como de ventilación en este mes de Agosto y el próximo venidero Setiembre, que tal vez haga públicos en nuestra Revista al finalizar las obras: por hoy me concretaré á decir que las distancias de los pozos auxiliares en el ante-proyecto presentado á la Junta general de la Sociedad son las siguientes:
Desde el pozo Rafael al pozo núm. 1........... 300 metros.
Desde el pozo 1 al 2...................................... 220 »
Desde el pozo 2 al 3...................................... 285 »
Desde el pozo 3 al 4...................................... 300 »
Desde el pozo 4 al 5...................................... 300 »
Desde el pozo 5 á la boca.............................. 370 »
Longitud total del canal proyectado.............. 1.775 metros.
Según se observará, las distancias en los rompimientos disminuyen á medida que se trata de puntos más profundos á escepción del pozo Rafael, que considero como boca por tener una galería de nivel que rellenamos con los escombros; pero no es esta la única consideración habida en cuenta para establecer los números estampados. Las rocas que necesariamente hemos de hallar en la perforación han ejercido la natural influencia en mis cálculos, porque no es el mismo el tiempo necesario para la excavación de un metro lineal en la caliza cavernosa de la boca de la gran galería, que el necesario para perforar las pizarras arcillosas y estrechos bancos de areniscas del resto del trazado así como el conglomerado silíceo estremadamente duro que hemos de encontrar entre el pozo número 1 y el pozo Rafael.
El tiempo calculado para la apertura de la galería lo fijé en 26 meses y el presupuesto firmado por mí en 18 de Febrero del corriente año monta á 30.000 duros: ambas cifras no se apartarán sensiblemente del costo verdadero por lo que hasta el presente sucede, pues teniendo terminados completamente 4 de los 5 pozos proyectados y además 114 metros de galería hechos y 34 metros de pozo en el núm. 1, donde las aguas nos molestan muchísimo, se llevan gastados hasta 1º de Agosto, 109.585,40 reales desde el día 19 de Marzo que empezaron los preliminares de la obra: además, las contratas hechas son buena base para poderlo asegurar.
Con decir que la línea sigue el rumbo Sur 39 grados 30 minutos Oeste; el desnivel desde el brocal del pozo Rafael al piso de la boca es de 102,m22 y la rasante completamente horizontal, no queda sino especificar la sección final de este canal que contará 2,m40 por 2,m50, teniendo un nivel de agua de 80 centímetros, y verificándose la extracción en trenes de wagones de una tonelada de capacidad, que serán colocados sobre barcas de 15 metros de longitud.
Minas de Orbó, 22 de Agosto de 1879.
El Ingeniero de minas.
MARIANO ZUAZNAVAR.
En la Revista minera, metalúrgica y de ingeniería del 24 de enero de 1878 se hace referencia a la muerte de D. Rafael Gracia Cantalapiedra.
NECROLOGÍA:
D. Rafael Gracia Cantalapiedra.
Nació én Madrid en 1828 donde hizo los estudios preliminares, ingresando en 1845 en la Escuela de minas, donde terminó su carrera de Ingeniero en 1850. Dedicóse á la dirección de minas, prestando á esta industria señalados servicios, principalmente á la explotación del carbón de piedra. Después de dirigir unas minas de cobre en la provincia de Cuenca, donde hizo un detenido estudio de las salinas de Minglanilla, estuvo desempeñando durante algún tiempo el cargo de ayudante de la inspección de minas de Búrgos. En 1854 D. Antonio Collantes y Bustamante que había formado una empresa para la explotación delas minas de hulla de Barruelo de Santullan, en la provincia de Palencia, le nombró director de la explotación y allí dió á conocer sus distinguidas dotes organizando los trabajos y todas las dependencias del establecimiento, cabiéndole la gloria de haber sido el primero en España que fundó una caja de socorros para los obreros de las minas, y estimulando así á otras sociedades mineras á seguir tan laudable ejemplo. Cedidas las minas de Barruelo á la Sociedad de Crédito moviliario español, continuó el Sr. Gracia desempeñando las importantes funciones de Director, hasta que tomó á su cargo la dirección del grupo inmediato de pertenencias de la Sociedad Esperanza de Reinosa, en Orbó, adquiridas por el Sr. D. José Garcia de los Rios y Arche. Tocóle también organizar esta importante explotación desde su principio, y lo hizo con el acierto que se refleja hoy en aquel ordenado y bien dirigido establecimiento, donde lo mismo en el interior que en la superficie, se reconoce la mano creadora é inteligente que supo desarrollarlo con tanto acierto, lo mismo bajo el punto de vista técnico que del económico. La buena clasificación de los carbones y su limpieza, el escelente cok y los aglomerados que allí se fabrican son la mejor prueba de cuanto decimos. En punto á aglomerados, dedicóse nuestro desgraciado amigo al estudio de este asunto en una época en que no podía tomar ejemplos en nuestro país, de una industria que aun no había tomado carta de naturaleza y se trasladó al extranjero á elegir la mejor máquina, que resolviese la importante cuestión de aprovechamiento de los menudos, importando la que hoy funciona y que es la primera que se ha establecido. Entrando por fin en participación de los negocios de la empresa Esperanza y con el carácter de Director gerente, su actividad tuvo campo más estenso en que desarrollarse y sin perder de vista la parte facultativa, preparando nuevos campos de labor, instalando máquinas de vapor de extracción y atendiendo á todos los detalles del laboreo, abarcó la organización completa y bien entendida de la complicada contabilidad industrial y mercantil de las minas de este género; buscó salidas y mercados para los productos de las minas, y en una palabra era el alma de la empresa, á la que dió un desarrolló considerable llegando á obtener pingües rendimientos.
Su buen criterio, su carácter prudente y precabido, la circunspección con que trataba y resolvía todas las cuestiones, le hicieron merecedor del aprecio de cuantos le conocieron y era consultado y tenida en mucho su opinión, fortalecida con su larga práctica, acerca de las cuestiones de la industria carbonera; así, fué el que dió las primeras ideas para la organización de la sociedad que ha empezado hace dos años á preparar la explotación de una gran parte de las ricas minas de hulla del Valle de Aller, en Asturias.
Habiendo fijado últimamente su residencia en Madrid seguro ya de la buena marcha de las minas de Orbó, quiso dedicar su actividad á nuevas empresas y el verano pasado montó en esta capital una escelente máquina para la fabricación del hielo por el sistema de Raoul-Pictet, á cuya industria pensaba dar un gran desarrollo en sus numerosas aplicaciones. Representante de la empresa constructora de aquellas máquinas, ha tenido ocasión de recibir las primeras noticias de los experimentos que aquel celebre físico acaba de hacer para liquidar el oxigeno, y el día 16 de este mes me remitía la nota que verán nuestros lectores en el presente número..... El 17, cuando todo le sonreía, posición, felicidad doméstica y la satisfacción de haberse creado una modesta fortuna con los esfuerzos de su trabajo y de su inteligencia, una apoplegia fulminante puso fin á sus días!
A la consecuencia del amigo cariñoso, al afecto del compañero de estudios desde antes de emprender juntos la carrera de minas, solo puedo ya corresponder derramando una lágrima sobre su tumba y conservando en el fondo de mi corazón un recuerdo eterno á su memoria.
E. M.
He aquí los escritos que recordamos del Sr. Gracia Cantalapiedra:
Salinas de Minglanilla.—Revista minera, t. III, 1852, paginas 609 á 617 y 641 á 647.
Memoria sobre las minas de carbón de la Compañía Collantes hermanos, en Barruelo de Santullan, provincia de Palencia. —Madrid, 1855. Reproducida en la Revista Minera, t. VI, 1855.
Reglamento de la Caja de socorros de los empleados y obreros de las minas de la Sociedad general de Crédito moviliario español, en Barruelo de Santullan.—Valladolid, 1861. Reproducido en la Revista Minera, t. XII, 1861.
Reseña compendiada de las minas de carbón de Orbó, correspondientes á la Sociedad Esperanza de Reinosa y demostrativa de la conveniencia reciproca para la misma y para lla : Sociedad general de crédito moviliario español, de concertar un arreglo para la extracciou de las hullas, por el punto de Barruelo, como de nivel inferior al de les labores actuales de la Sociedad Esperanza.—Valladolid, 1864.
Fabricación del hielo y máquinas para producirle. Apuntes acerca de esta fabricación por el ingeniero de minas D. Rafael Gracia Cantalapiedra, socio fundador de la geográfica de Madrid y Comendador de la Real y distinguida orden de Cárlos III.—Madrid, 1877.
En la Revista minera, metalúrgica y de ingeniería del 25 de noviembre de 1875 se hace referencia a las mejoras en Barruelo y Orbó.
El lavadero de las minas de hulla de Barruelo está sufriendo una completa transformación que le permitirá trabajar en escelentes condiciones. Los wagones del ferro-carril del Norte podrán cargar directamente la hulla lavada en los aparatos Berard de dicho establecimiento ahorrando la mano de obra que antes se gastaba en esta operación.
En las minas de hulla de Orbó propias de la «Sociedad Esperanza» se ha instalado ya la locomóvil de 10 caballos de fuerza que debe hacer provisionalmente el servicio de extracción y desagüe del pozo maestro, cuya profundidad llega ya á 70 metros. A los 58 metros se ha emboquillado una galería para establecer un nivel auxiliar de explotación, cuyos productos han de contribuir por algún tiempo á satisfacer los pedidos de la industria y comercio juntamente con los carbones procedentes de otros niveles superiores.
En la Revista minera, metalúrgica y de ingeniería del 25 de noviembre de 1875 se hace referencia a la convocatoria de huelga en Barruelo.
El día 5 del actual se declararon en Huelga los obreros del interior en las minas de Barruelo, reclamando el pago de dos meses que se les debían. El pronto envío de caudales por parte de la Compañía de ferro-carriles del Norte, propietaria hoy de dichas minas, quitó el pretexto y la importancia que semejante actitud pudiera haber tenido.
En la Revista minera, metalúrgica y de ingeniería del 5 de julio de 1876 se hace referencia a la huelga en Barruelo.
Acerca de la huelga de los mineros de Barruelo leemos las siguientes noticias en varios periódicos.
—El día 23 llegaron á Palencia varios sujetos detenidos en Barruelo, como principales promovedores de la huelga que ha tenido allí lugar. Su número es de 14. Cuatro de ellos son jornaleros, cuatro albañiles, cinco mineros y un carpintero. El órden sigue inalterable, y van al trabajo la mayor parte de los promovedores de la huelga.
—Según telégrama oficial recibido en Gobernación, los trabajadores de las minas de Barruelo quisieron declararse en huelga el 27 de Junio; pero á las enérgicas medidas adoptadas por las autoridades se debe el que continuaran en sus trabajos.
—Según noticias recibidas de Palencia, ha terminado ya la huelga de los mineros, gracias á la intervención de muchas personas de importancia que han mediado en el asunto.
En el ejercicio de 1875 el trasporte de mercancías ha sufrido un aumento considerable en el ferro-carril del Norte, con respecto al de 1874. Entre los artículos que figuran en este aumento están los cristales, porcelana y alfarería con 1.286 toneladas y 56.575 francos sobre 1874; hierros dulces y colados en bruto 2.527 toneladas y 79.912 francos; hulla y cok 80.364 toneladas y 26.766 francos de producto; metales manufacturados 2.265 toneladas y 110.588 francos; minerales 25.432 toneladas y 48.981 francos; piedras de construcción 4.716 toneladas y 16,788 francos y sal común 4.887 toneladas y 14.323 francos. Las minas de carbón de Barruelo las ha adquirido la Compañía del Norte del Crédito mobiliario español, mediante la suma de 3.050.000 francos.
En la Revista minera, metalúrgica y de ingeniería del 15 de junio de 1876 se hace referencia al cambio de ingeniero en Barruelo.
Se ha encargado de la dirección facultativa de las minas de Barruelo, en la provincia de Palencia, D, Felix Parent.
En la Revista minera, metalúrgica y de ingeniería del 15 de marzo de 1875 se hace referencia al precio de los carbones.
MERCADOS ESPAÑOLES.
Carbones.
Valladolid 10 de Marzo 1875.—Los carbones de la Sociedad Esperanza de Reinosa, continúan dominando en este mercado y son los que verdaderamente imponen los precios á los de otras procedencias. Además de los carbones de Orbó, se venden en Valladolid algunas partidas de Barruelo, otras de las minas de Rovira Valdés y hasta ahora muy poco de León. Los precios corrientes en almacén, son: de 6 y medio á 7 rs, el quintal castellano de carbón menudo, según clases; el medio granado á 9 rs.; el granado á 9 y medio rs.; el cok á 10 y medio rs. y los aglomerados á 9 rs.
Las cargas que pesan sobre el comercio de los carbones minerales son cada día mayores é influyen perniciosamente sobre el consumo. El recargo de 2 por 100 sobre las tarifas de los ferro-carriles, ya de suyo harto exageradas, y los derechos de puertas poco meditados generalmente, á parte del subsidio industrial á que se han sujetado los almacenes de carbón, dificultan cada día más las ventas, sobre todo para los usos domésticos. En Valladolid solo por derechos de consumo paga la hulla 45 céntimos de peseta en quintal métrico, ó lo que es lo mismo 18 rs. en tonelada; cantidad exhorbitante habida consideración al precio de obtención de esta sustancia. Por este sistema nuestros centros productores verán disminuir sensiblemente su círculo de consumo, en lugar de ensancharlo como podrian mediante economías ó desarrollo en los trabajos, si no encontraran esos obstáculos que les imposibilitan extenderse á mayores distancias.
Palencia 12 de Marzo.—La hulla menuda se vende á 7 rs. el quintal castellano; el granado á 10 rs. y el cok á 11 rs. El consumo es poco importante por la falta de grandes establecimientos industriales, y se provee de las minas de la provincia y algo también de las de León.
VENTA DE CARBONES.
En las ricas minas de Sabero, provincia de León, á 48 kilómetros de la estación de Santas Martas en la linea del Noroeste de España, se ofrecen en venta 50.000 quintales de cok limpio, granado, de superior calidad, á 2 rs. 50 cénts. quintal castellano, y 100.000 quintales de carbón menudo arrancado de las minas en años anteriores, á real el quintal.
El carbón granado vituminoso de alta llama recién arrancado de las minas, se dará á 2 rs. quintal aunque se pidan un millón ó dos de quintales.
El carbón semi-granado, tal como sale de las minas, á 1 real 75 cénts., y el carbón menudo. á real 50 cénts.
Darán razón en esta Córte, en la calle de Gravina, núm. 9, cuarto 3.º, los días no feriados de 10 á 2 de la tarde.
Madrid —imprenta de J. M. Lapuente, calle de Noblejas, 5, principal.
En la Revista minera, metalúrgica y de ingeniería del 25 de noviembre de 1875 se hace referencia a la producción de cok en Barruelo.
En las minas de Barruelo ha tomado últimamente gran desarrollo la fabricación de cok al aire libre. Para ello se aprovechan los schlamms ó menudos del lavado que producen un escelente cok muy apreciado en el comercio.
En la Revista minera, metalúrgica y de ingeniería del 25 de noviembre de 1876 se hace referencia a los cuarteles para obreros en Barruelo.
La fábrica de hierro de Mieres, propiedad de D. Numa Guilhou, tiene encendidos en la actualidad sus dos hornos altos; se está prolongando el moderno taller de refino, se terminará pronto una nueva hermosa batería de hornos belgas para la fabricación de cok y tiene concluido el tramvia que desde la mina de las Corujas se dirige á la estación de Santullano, faltando tan solo el cargadero definitivo pues ha habido necesidad de habilitar para este invierno uno provisional en vista de los entorpecimientos que ofrece la tramitación de los espedientes que la ley exige. Todo anuncia pues la prosperidad que alcanza este importante establecimiento metalúrgico bajo la inteligente dirección de los ingenieros de minas Sres. Ibran y Pineda.
Se están construyendo dos grandes cuarteles para obreros en las minas Mercedes y Petrita propias de la Compañía de los ferro-carriles del Norte en la Cuenca hullera de Palencia.
También ha terminado va nuevo y elegante cuartel para obreros junto al trasversal general de S. Ignacio, la Sociedad Esperanza de Reinosa propietaria de las minas de Orbó, en Palencia.
Continúa con afán en las inmediaciones de Cervera de Rio Pisuerga la investigación de criaderos cobrizos.
Pocas minas merecen ser visitadas con mayor interés que las de Arnao, cerca de Avilés, en Asturias. Las instalaciones subterráneas de una máquina de vapor y otra de aire comprimido para el arrastre interior por largos planos inclinados, el ingenioso sistema de desagüe por el aire comprimido invención del ilustrado ingeniero de minas D. Augusto Sandino, que dirige con tanto acierto esta explotación submarina y otros detalles en que hoy no podemos entrar, justifican plenamente ese interés con que acuden á Arnao los ingenieros españoles y extranjeros.
En la Revista minera, metalúrgica y de ingeniería del 5 de enero de 1876 se hace referencia a un accidente minero en Barruelo.
UNA EXPLOSIÓN DE GAS INFLAMABLE EN LAS MINAS DE HULLA DE BARRUELO.
A las nueve de la mañana del día 25 de Setiembre último se verificó una explosión de gas inflamable en el nivel inferior de la mina nombrada Petrita, una de las que constituyen el grupo de todos conocido con el nombre de Minas de Barruelo, en la provincia de Palencia. La circunstancia de haber sido víctimas del accidente un picador, un wagonero y el contratista de la labor donde todos se encontraban, y más tarde el vigilante que acudió en su auxilio; el hecho de haber sido atacados de asfixia varios operarios y el mismo jefe de los trabajos interiores, que pretendieron también auxiliar á las víctimas, y varios detalles de que luego nos ocuparemos, dan á esa explosión una verdadera importancia y no poco interés bajo el punto de vista científico.
En la plaza de la mina Petrita existen dos bocaminas situadas al mismo nivel; una de ellas es una guía ó galería de dirección abierta desde la superficie sobre la capa de hulla, clasificada en la localidad con el núm. 3, y que no tiene comunicación alguna con el lugar del siniestro; la otra boca-mina está situada á 38 metros al Este de la precedente y se bifurca desde luego, tomando una de las ramas la dirección de la capa núm. 4, sobre la que está abierta una guía, incomunicada también con el sitio del accidente, mientras la otra rama es una galería trasversal que en dirección Norte 30º Este vá á cortar á los 115 metros de su longitud la capa núm. 5 siguiendo después en la misma dirección para cortar las capas números 6, 7 y 8, que han sido todas explotadas en mayor ó menor escala. Sobre la citada núm. 5 existe una guía ó galería de dirección que tiene 430 metros de longitud, á cuya distancia un trastorno del terreno ha obligado á abrir un trasversal en línea curva, con el cual se ha cortado, á los 89 metros, una capa que ha sido calificada desde el primer momento con los números 6 ó 7 por la duda que se presentó acerca de su clasificación, pues reúne condiciones propias de las dos, y las labores que hasta el presente en ella se han establecido no son bastantes para dilucidar la cuestión. Sobre esta capa se practicó una galería de dirección á derecha é izquierda del trasversal curvilíneo, existiendo practicados tan solo 49 metros al Sudeste y 123 metros al Noroeste del mismo. En este extremo Noroeste, situado por lo tanto á 757 metros de la plaza de la mina Petrita, es donde se verificó la explosión de que nos ocupamos y que, por cierto, produjo escasos destrozos en las labores á la sazón existentes en la capa núm. 6 ó 7.
Consisten estas labores en la guía ya citada de 171 metros, y además, por la parte superior, un pozo de 95 metros, sin salida, pero destinado á comunicar más adelante este nivel con el más alto de Petrita, y por la parte inferior tres pozos ó coladeros que establecen ya la necesaria comunicación entre el mismo nivel y el de la mina Mercedes, situado 55 metros más bajo.
Examinadas atentamente estas labores después de la explosión, se ha encontrado, en primer lugar, que á la distancia de 15 metros, contados desde el corte de la guía donde aquella se verificó, había un cuadro de la entibación en mal estado por haberse roto el pié-derecho correspondiente al techo de la capa y haber caído el del muro sin haber producido, sin embargo, deterioro alguno en la galería, cuya entibación se conserva en el mejor estado sin haberse resentido en lo más mínimo; á la distancia de 46 metros del mismo corte se encontraba un wagon cargado de hulla, sin haber ni siquiera descarrilado; en el crucero de la guía con el trasversal curvilíneo, de que antes hemos hablado, había también vestigios de la explosión, puesto que de los cuatro cuadros maestros que, reforzados con tornapuntas, fortifican principalmente dicho crucero, nada habían sufrido los correspondientes al trasversal, pero los que se encontraban sobre la capa 6 ó 7, es decir, en la dirección que necesariamente tomaron los productos de la explosión, habían perdido tres tornapuntas, quedando tan solo la cuarta por estar protegida por la curva que forma la galería. Continuando después por el trasversal hacia la capa núm. 5 se observaba que á los 6 metros, los dos únicos cuadros que en él existen (pues la pizarra es bastante dura para no exigir otra fortificación) no han hecho más que perder su primitiva posición vertical, inclinándose hacia dicha capa número 5 como unos 10º, pero sin sufrir el menor deterioro. Más adelante, á 20 metros ya del crucero, hay un ensanche en el lado Sudoeste del trasversal, y en él arrancó la masa gaseosa algunos trozos de pizarra que probablemente no estarían muy adheridos á la pared de donde cayeron.
Tales son los destrozos que la explosión produjo en la mina Petrita: de su simple narración se desprende, como consecuencia lógica que no fue muy violenta ni revistió proporciones extraordinarias para la marcha de la mina, si bien fueron harto sensibles por las personas que de ella resultaron sin vida.
Muertos en el primer momento no solo el picador y el wagonero, sino también el contratista de la labor, Pedro Munil, que con ellos estaba, y más tarde el vigilante D. Ramon Tresguerres que en su auxilio acudió, imposible es obtener directamente, de los que á la sazón estaban en la mina, los datos convenientes para saber cuál pudo ser la causa de la explosión; pues los obreros que trabajaban en los testeros situados en la parte Sudeste del último pozo de ventilación de la capa núm. 5, por el cual sale precisamente á la atmósfera el aire que ha recorrido todos los labrados de la capa núm. 6 ó 7, cuando está cerrada la puerta que existe en la galería núm. 5, dicen tan solo que oyeron un ruido, y al poco tiempo una ráfaga de aire apagó todas las lamparas; salieron entonces á la calle para encenderlas de nuevo, pero al volver á emprender sus trabajos ya empezó á subir humo producido por la explosión, y comprendieron que algo extraordinario había pasado lejos de donde ellos estaban.
Faltando los datos directos, fuerza es recurrir á los que indirectamente puede suministrar la observación detenida y minuciosa de todos los objetos que quedaron en la mina, y lo que en primer término se ocurre es averiguar si la causa pudiera haber sido, como en la generalidad de los casos de esta naturaleza, una temeridad de los mismos que resultaron víctimas del siniestro. De las noticias que al efecto hemos procurado adquirir se desprende que no es admisible semejante idea, puesto que, según parece, no se han encontrado ni fósforos ni petaca en los bolsillos de ninguno de los difuntos (si bien es cierto que no ha parecido por ningún lado el chaleco que dicen tenia quitado el contratista); por otra parte, las lámparas se han encontrado perfectamente cerradas y sin fractura alguna en la tela metálica, y por último, todos debían haber comprendido el peligro que presentaba la labor, cuando el wagonero hacía sus viajes á oscuras, sin duda para no exponer su lámpara á una corriente de aire, y las dos únicas que había se han encontrado: una (la del picador) á 4 metros de la culata ó corte de la guía, acostada sobre unas tablas que cubrían la cuneta del pendiente de la capa y con el sombrerete vuelto hacia la boca de la galería, como indicando que únicamente se había volcado, y que en su posición primitiva había estado sentada sobre dichas tablas, y (la otra la del contratista) estaba echada en la cuneta del pendiente con el sombrerete vuelto hacia el corte de la guía, y con señales manifiestas de haber sufrido una fuerte conmoción, pues la tela estaba abollada pero sin rotura alguna.
Desechada la idea de temeridad por parte de los que en la labor se hallaban, forzoso era examinar con escrupulosidad las dos lámparas encontradas Eran estas de las llamadas de Davy, modificadas en sus dimensiones primitivas: el recipiente es de latón, tienen una red que contiene 210,25 agujeros por centímetro cuadrado, la altura de la tela metálica es de 0m,20,su diámetro de 0,m065, el cilindro termina en una placa agujereada de cobre, y han sido empleadas con buen éxito en muchas minas de hulla, sobre todo en las de Rive-de-Gier (Francia). Aunque no están rotas, se observa en la del picador que el carbón adherido á la red ha sufrido una combustión que lo ha cokizado en parte, y presenta además uno de los lados con señales evidentes de haber estado al rojo, lo que parece indicar que ha ardido en una posición inclinada, ó más bien que las explosiones interiores se han debido verificar bajo la influencia de una pequeña corriente que echaría la llama hacia dicho lado. Ahora bien: sabido es que la lámpara de seguridad no merece este nombre por tener la propiedad de alejar por completo todo el peligro que puede ofrecer el gas inflamable en las minas de hulla, sino que lo tiene bien merecido por ser el medio más seguro de conocer el estado de la atmósfera interior, y poderse sustraer con tiempo á los terribles efectos del mencionado gas. El mismo Davy reconoció desde el primer momento que una corriente de aire ó de gas dirigida sobre la tela metálica, puede hacer pasar la llama á través de la misma y producir una explosión. Por nuestra parte hemos hecho, además, algunas pruebas con telas metálicas iguales á las de las lámparas encontradas en el lugar del siniestro, y hemos visto que si la tela no está bien cuidada y contiene una mezcla de aceite y polvillo de carbón, el aceite arde cuando la tela se pone al rojo y el carbón se cokiza en parte.
Es preciso también tener en cuenta que los varios elementos constitutivos de la hulla presentan múltiples fenómenos de descomposición espontánea, sobre todo en las variedades más grasas, á cuyo número pertenece el carbón de la capa 6 ó 7, dando por resultado en muchos casos el desprendimiento de ácido carbónico, óxido de carbono é hidrógeno protocarbonado ó gas inflamable. Así pues, si una capa produce mucho polvillo impalpable de carbón que por su tenuidad queda en suspensión en la atmósfera y la temperatura de ésta se eleva repentinamente por la inflamación, por ejemplo, de una pequeña cantidad de gas, la atmósfera arderá inmediatamente y la descomposición súbita del polvillo de hulla podrá determinar una verdadera explosión.
De todas estos hechos admitidos por la ciencia y de las condiciones especiales de la capa núm. 6 ó 7, cuyo combustible no ofrece casi cohesión alguna, deducimos que la explosion ocurrida en la mina Petrita el día 25 de Setiembre último puede lógicamente explicarse de la siguiente manera:
A las nueve de la mañana de dicho día, notable por la calma que reinaba en la atmósfera, y por la elevada temperatura del aire, la corriente de ventilación, que durante las primeras horas de la madrugada se había dirigido, como de costumbre de abajo arriba, había empezado á cambiar de dirección, aunque no de una manera franca y decidida. En este estado de indecisión en que la corriente debió encontrarse, el gas inflamable acumulado en la parte alta del corte de la guía núm. 6 ó 7 fue empujado hacia la parte baja donde estaba la lámpara del picador, y á consecuencia de la acción que ejercía la misma corriente, se puso primero la tela al rojo y en seguida se produjo la explosión por la inflamación de un poco de gas, bien á consecuencia de que la llama atravesara la red, que es lo más probable, bien por haber ardido el aceite que acaso tendría la lámpara en su parte exterior. De todos modos es preciso admitir también que el obrero debió descuidarse algunos momentos en mirar su lámpara, ó acaso creyó que, teniéndola colocada en la parte baja de la galería, las explosiones que dentro de ella debieron verificarse serían pasageras y no podían tener las consecuencias funestas que por desgracia tuvieron.
Hemos dicho que se inflamó tan solo un poco de gas, porque en primer lugar ya hemos visto que en las galerías no hubo destrozo alguno de consideración, y porque además los tres cadáveres se han encontrado sin graves quemaduras y el del wagonero, que fué arrojado contra el wagon cargado, no sufrió lo bastante para sospechar que la impulsion hubiese sido muy violenta.
Roman ORIOL,
(Continuará).
En la Revista minera, metalúrgica y de ingeniería del 25 de enero de 1876 se hace referencia a un accidente minero en Barruelo.
UNA EXPLOSIÓN DE GAS INFLAMABLE EN LAS MINAS DE HULLA DE BARRUELO.
(Conclusion) (1).
(1) Véase el número 37,
Consecuencia inmediata de la explosión fue la producción de ácido carbónico en alguna abundancia y óxido de carbono, debido, sea á un desprendimiento de la misma capa, sea á la combustión imperfecta del polvillo que en la atmósfera existía, y estos gases fueron, en nuestra opinión, los que causaron la muerte de los tres individuos que se encontraban en el lugar del siniestro.
Divulgada en seguida la triste nueva, se presentó primeramente el vigilante D. Ramon Tresguerres, quien, acompañado de varios obreros escogidos, intento desde luego llegar hasta donde estaban los tres cadáveres, pero no pudo conseguir su objeto por haberse sentido atacado por los gases que llenaban la galería general de la capa núm. 5: dio entonces la voz de ¡atrás! á los obreros que le acompañaban; pero el ardor natural y la mayor robustez de éstos les hizo desatender la orden del vigilante y continuaron por dicha galería hasta cerca ya del trasversal curvilíneo, en cuyo punto se sintieron á su vez atacados por los mismos gases. Dieron entonces la vuelta y procuraron ganar con rapidez la salida de la mina; pero vencidos por la atmósfera asfixiante, cayeron primeramente dos de ellos; otro más robusto pudo continuar aún y encontró á Tresguerres, con quien se cogió, y juntos dieron algunos pasos hasta que, desprendidos por uno de los mismos sacudimientos que su estado les hacía dar, cayeron ambos, y junto á Tresguerres un perro que con él había entrado en la mina. El obrero, sin embargo, pudo arrastrarse todavía un poco por el suelo de la galería; pero al fin quedó inmóvil á unos 100 metros del trasversal que sale á la plaza de Petrita.
En tal situación, llegó el jefe de los trabajos interiores, D, Rafael Rubiera, y eligiendo algunos obreros de los más robustos entre los muchos que se ofrecían con noble emulación para salvar á sus compañeros, penetró en la mina; pero ya no pudo avanzar mucho, sin duda porque la corriente deletérea se iba enseñoreando de toda la galería de la capa núm. 5. Pudo, no obstante, llegar hasta donde se encontraba el primer obrero asfixiado, y cuando había ya empezado á cargarlo en un wagon, se sintió repentinamente atacado, lo mismo que los demás que le acompañaban, y fue forzoso abandonar al asfixiado y dirigirse rápidamente afuera, no pudiendo ya muchos llegar á la plaza de Petrita, entre ellos el mismo Sr. Rubiera, que cayó á unos 20 metros de la entrada del trasversal general. Los que en la parte exterior esperaban con ansiedad el resultado de esta segunda tentativa, se apresuraron á auxiliar á los que de ella habían resultado atacados, y los sacaron á la plaza, donde recibieron los inteligentes cuidados del médico de las minas, D. José Morales.
Llegó entonces el ingeniero-director D. Enrique Claret, y ante el cuadro de desolación que á su vista ofrecían los últimamente atacados, al escuchar el relato de todo lo que se había hecho antes de su llegada, y al tener conocimiento de los que en la mina habían quedado, decidió hacer el último esfuerzo para salvar a los que todavía fuese posible, y penetró en la mina en compañía de algunas personas, no sin tomar todas las precauciones que la gravedad del caso exigía. Este noble impulso del director de las minas fue coronado del éxito más satisfactorio: los tres obreros que habían entrado con el vigilante Sr. Tresguerres fueron salvados de una muerte segura, y por cierto que uno de ellos estaba ya á punto de sucumbir. En cuanto al vigilante, se llegó, por desgracia, demasiado tarde, era ya cadáver cuando se le encontró, y como estaba echado entre el obrero que le acompañó un poco y los dos que habían caído más atrás, es decir, entre los tres que pudieron salvarse, no se explica su muerte más que por una constitución más débil y menos apta, por lo tanto, para resistir los efectos deletéreos de la atmósfera que le rodeó. Gracias, pues, á los esfuerzos del Sr. Claret, el número de victimas del siniestro ha quedado reducido á cuatro.
Es de advertir que cuando el Sr. Rubiera se retiró precipitadamente, dejó su lámpara encendida colgada de una tabla del encostillado en la parte del muro de la capa, á 1m,20 de altura sobre el piso de la galería, y cuando más tarde el director de las minas llegó al sitio donde había quedado, observó que todavía ardía perfectamente.
¿Cómo explicar este hecho? ¿Qué clase de gases constituían la atmósfera interior en los momentos á que nos referimos? Todos los que se sintieron más ó menos atacados están acordes en afirmar que el primer síntoma que notaron fue una fuerte presión en las sienes, y en seguida un decaimiento general en todo el cuerpo, que se hacía sensible por una flojedad y temblor considerables en los hombros y con mayor fuerza todavía en las rodillas. Todos se quejan además y se muestran admirados de que las lámparas ardieran cuando se sentían atacados, á lo cual atribuyen la confianza con que entraban y la facilidad con que todos caían. La cuestión, en efecto, es harto interesante para que nos detengamos un poco en su examen.
Los autores más conocidos consignan unánimemente que en una atmósfera que contenga de 5 á 6 por 100 de ácido carbónico las luces arden ya mal, y que el hombre no puede respirar sin peligro un aire que encierre más de 8 por 100 de dicho gas. La asfixia en este caso se verifica en un tiempo muy corto y solo está precedida por algunos dolores en la cabeza y en los ojos. Para que sus consecuencias no sean funestas, es preciso que los axfisiados no permanezcan mucho tiempo en el aire irrespirable, y entonces pueden ser reanimados lentamente y con grandes dificultades; pero experimentan siempre durante algunos días un malestar peculiar y, sobre todo violentos dolores de cabeza. Tales son los efectos reconocidos del ácido carbónico: y si bien es cierto que esas dificultades se han presentado en todos los que salieron de la mina Petrita, si bien es innegable que aquel ácido existía en la atmósfera interior, puesto que su influencia se dejó sentir de una manera indudable, no es menos cierto también que debemos buscar en algún otro gas la explicacion del hecho contradictorio de la lámpara encendida. Este gas ha sido, sin duda alguna, el óxido de carbono, procedente, según hemos dicho antes, ó de un desprendimiento de la misma capa núm. 6 ó 7, ó de la combustión imperfecta del polvillo que en la atmósfera existía. En efecto, el óxido de carbono ejerce sobre la economía animal una acción deletérea muy enérgica, pues, según los experimentos de Leblanc, 1 por 100 basta para ocasionar la muerte de un pájaro; puede, por lo tanto, explicarse perfectamente la aparente contradicción de arder una lámpara y asfixiarse al mismo tiempo una persona, admitiendo que la atmósfera estaba viciada con una mezcla de ácido carbónico y óxido de carbono: éste en pequeña cantidad, pero en la bastante para ejercer su perniciosa influencia sobre los individuos que en ella penetraban. Los síntomas que todos sintieron son también los propios del óxido, sobre todo el decaimiento y flojedad en las rodillas de que hablan cuantos en aquella atmósfera se encontraron.
Por otra parte, conviene no perder de vista que la explosión no tomó proporciones extraordinarias, y por lo tanto sus productos no pudieron ser muy abundantes; mezclados además con la corriente de aire que poco á poco los fue diluyendo, se comprende que cuando llegaron á donde se encontraban los obreros, la mezcla de ácido, óxido y aire permitía arder las lámparas, pero era impropia para le respiración por la cantidad de óxido de carbono que contenía.
Así pues, puede casi asegurarse que después de la pequeña explosión, la calma de la atmósfera exterior y la indecisión de la corriente de que antes hemos hablado, no permitieron á los productos de la explosión salir durante algún tiempo del corte de la guía donde ésta tuvo lugar, con lo cual se explica que los tres individuos que en ella se encontraban murieran completamente asfixiados, y se explica también que los primeros que penetraron en la mina con el vigilante pudieran andar sin gran dificultad hasta cerca del trasversal curvilíneo. Más tarde ya, la difusión de los gases por un lado, y por otro el restablecimiento de la corriente de ventilación, empujaron los productos de la explosión hacia la galería núm. 5 (pues la puerta que los obliga á subir ordinariamente por el pozo antes mencionado quedó abierta) é impidieron el avance y permanencia en dicha galería de los que acompañaban al Sr. Rubiera; y cuando por último entró el Sr. Claret, ya la atmósfera estaba notablemente purificada, hasta el punto de no sentir malestar alguno los que con él penetraron en la mina. Así se explica también que hayan podido resistir tanto tiempo sin sucumbir los que cayeron al principio con el desgraciado Tresguerres, puesto que al andar debieron respirar algo de óxido de carbono, que por su densidad ocuparía la parte superior de la excavación, y cuando heridos por él cayeron tendidos en la galería entraron en otra zona de la atmósfera, libre de dicho gas y solamente viciada por el ácido carbónico, que no tardó también en ser desalojado por la corriente de ventilación que subía de otros niveles inferiores al de la mina Petrita.
Tal es la explicación que á nuestro juicio debe darse á los hechos ocurridos en la citada mina el día 25 de Setiembre último. Nos hemos detenido en su exposicion todo lo necesario, no por el vano placer de relatar detalladamente un accidente de los que por desgracia tan comunes son en las minas de hulla, sino más bien para que su narración pueda servir de saludable ejemplo á los propietarios y directores de las mismas, en cuyas manos está, no el medio de evitarlos por completo, pero sí la posibilidad de hacerlos menos frecuentes, y sobre todo de que no lleguen á adquirir nunca las terribles proporciones y consecuencias funestas que han tenido muchas veces en Inglaterra.
La explotación de nuestros carbones puede decirse que empieza ahora seriamente; las labores, por regla general, alcanzan todavía poca profundidad, y si no se aprovechan estas circunstancias para establecer en nuestras minas de hulla las medidas y precauciones que una larga y dolorosa experiencia ha obligado á adoptar en el extranjero, veremos aumentarse las dificultades de la explotación, y con ellas de una manera desastrosa los accidentes fatales que tanto importa evitar.
Un sistema de ventilación completo y bien estudiado, en el cual se procure sobre toda la división oportuna y aislamiento conveniente de las corrientes de aire; un uso prudente de las lámparas de seguridad elegidas con el detenimiento necesario; una reglamentación interior bien meditada, que ponga coto á las imprudencias harto frecuentes de los obreros, y establezca sobre todos y cada uno la más exquisita vigilancia: tales son los medios que no cesaremos de aconsejar á los mineros para precaver y evitar esos accidentes funestos. Con ellos, no solo garantizan la vida del obrero y ponen á cubierto su responsabilidad criminal, sino que favorecen además la ordenada explotación de los criaderos, evitando los incendios, hundimientos y demás dificultades que suelen surgir de las grandes explosiones de gas inflamable.
Todas las precauciones son, pues, necesarias y oportunas; pero en la previsión de que pueda sobrevenir cualquier accidente, debemos también recomendar el establecimiento de puertas oscilantes en las minas de mucha extensión, la adquisición de algunos aparatos de salvamento y todos loa medios, en fin, que se conocen, tanto para reducir los estragos de una explosión, como para facilitar el socorro oportuno á los obreros que se encuentren necesitados. Los aparatos de salvamento presentan además la ventaja inmensa de poderse usar, cualesquiera que sean los gases que infesten la atmósfera interior de las minas.
Y no se nos diga que estas precauciones se tomarían si la incompleta legislación minera de nuestro país las consignara en sus tantas veces prometidos reglamentos: decir esto sería lo mismo que confesar la imposibilidad é incapacidad de atender convenientemente á sus propios intereses sin la tutela del Estado; y aunque para nosotros es incuestionable que el poder legislativo debe efectivamente ocuparse de este asunto sin esperar á que grandes desastres y siniestros repetidos le obliguen, como al fin obligaron á las cámaras inglesas, á fijar su atención en el interior de las minas, creemos también que en la generalidad de las explotaciones hulleras el interés del obrero, el de la mina y los del director y del propietario, unidos y completamente armónicos en esta cuestión, han de bastar para que se tomen desde luego cuantas medidas la ciencia aconseja en esta clase de minas,
Roman Oriol,
En la Revista minera, metalúrgica y de ingeniería del 15 de marzo de 1876 se hace referencia a diferentes fábricas de aglomerados establecidas en España, y entre ellas en Barruelo.
Teniendo en cuenta la importancia que hoy asume en España la fabricacion de aglomerados, consideramos oportuno dar á conocer á nuestros lectores las máquinas empleadas en dicha industria y el sistema á que pertenecen; y son las siguientes:
En la provincia de Palencia, hay dos fábricas con cuatro máquinas, una en Orbó sistema Mazzaline y tres en Barruelo, dos sistema Midleton y una sistema Amelin.
En Belmez provincia de Córdoba, una Midleton Detombay.
En Carbayin, provincia de Asturias, una del sistema David.
En Madrid, dos del sistema Everard, situadas en los talleres del ferro-carril del Mediodía; y además otra del sistema indicado, establecida en la fábrica de gas, para aglomerar residuos de coke y cuyos productos se aprovechan en el mismo establecimiento.
Una en Córdoba, sistema Midleton Detombay, y últimamente las que existen en las inmediaciones de Gijon, propiedad una de los Sres. Pola Guilhou y Compañía, sistema Coillard y otra de los Sres. Delbrouk, Kessler y compañía, perteneciente al sistema Midleton Detombay.
(El Productor Asturiano).
LÁMPARA DE PETRÓLEO PARA EL ALUMBRADO DE LAS MINAS.
El empleo del aceite de petróleo en las lámparas de seguridad de las minas, acaba de ser recomendado y aplicado en ciertos limites por M. Souheur, director de la mina de carbón de Six-Bonniers en Lieja. Esta lámpara que conserva todas las condiciones de seguridad de la lámpara Mueseler, ofrece las siguientes ventajas:
1. La cerradura de la lámpara antes de entregarla al obrero se asegura por medio de un piton de resorte que no puede quitarse sino con una llave de forma especial muy difícil de falsificar.
2. En vez de correr libremente el petróleo al interior del depósito como el aceite común en las lámparas Mueseler, se detiene en una esponja que le absorve por completo y le impide en caso de que la lámpara se caiga ó se vierta, que se derrame sobre el cristal ó sobre la tela metálica. La mecha se carboniza muy poco y no hay necesidad de atizarla, suprimiéndose así una de las principales causas que contribuyen á apagar las lámparas de aceite.
3. En una corriente de aire puro, la lámpara conserva durante más de doce horas una llama brillante y regular, cuya altura se puede arreglar de antemano. Una vez determinado el máximo de esta altura, el obrero no puede modificarla más que para disminuirla. La llama indica mejor la existencia del hidrógeno carbonado. Como el polvo del carbón se adhiere menos al vidrio y el mechero sirve además de reflector, la potencia luminosa de esta lámpara es superior á la de aceite.
4. En fin el empleo del petróleo realiza una economía en los gastos de alumbrado equivalente por lo menos á la diferencia de los precios entre las dos sustancias, y que está hoy en la relación de 25 á 70.
La administración de minas ha nombrado una comisión para examinar esta lámpara, a pesar de que en un principio repugnaba la sustitución del aceite común por el petróleo.
(La Houille).
En la Revista minera, metalúrgica y de ingeniería del 25 de julio de 1876 se hace referencia a la huelga en Barruelo.
LA HUELGA DE BARRUELO.
En diferentes ocasiones nos hemos ocupado de la industria carbonera, llevados siempre de nuestro afán por ver aumentar su desarrollo, harto retrasado por las dificultades que han presentado unas veces la legislación del ramo, otras la falta de comunicaciones y no pocas la escasa ó ninguna competencia de algunas de las personas encargadas de dirigir nuestras explotaciones de combustible. Hoy, sin embargo, no tenemos que ocuparnos de ninguno de estos inconvenientes; hoy no es una dificultad, sino un peligro real y efectivo para los mineros, lo que nos obliga á llamar la atención dé nuestros habituales lectores.
Hasta hace poco eran tan raras las huelgas en las minas de carbón, tan aisladas y, presentaban casi siempre tal fondo de justicia en las reclamaciones que las originaban, que con razón se decía que el minero español era enemigo de holgar y era ante todo amante de la industria que le proporcionaba medios de satisfacer honradamente sus necesidades y las de su familia. Esta tradición se ha roto en mala hora con la huelga verdaderamente criminal, que ha mantenido por algunos días cerrados los talleres é inactivas las minas importantes de Barruelo, en la provincia de Palencia.
Hay en Barruelo una Caja de Socorros para obreros destinada á prestar los auxilios necesarios á los enfermos y á los que en los trabajos se inutilizan ó sufren cualquiera accidente, pagándose de sus fondos al médico, al farmacéutico, los gastos de hospital, entierros y demás propios de semejantes instituciones. Pues bien en la existencia de esta Caja á la cual tiene adelantados en la actualidad la Empresa más de 90.000 reales, que representan servicios prestados desinteresadamente á los obreros, en su existencia decimos han tenido origen muchos disgustos y últimamente en ella se ha encontrado un pretexto incomprensible para la huelga. En efecto, el médico de las minas pidió á la junta de gobierno de la citada Caja aumento de dotación ó que le diesen un practicante, acompañando su dimisión para el caso en que no se acudiese á sus exigencias. Aquella junta, en que tiene participación la clase obrera, decidió en uso de sus facultades desestimar la pretensión que de tal manera formulaba el médico y quedó por lo tanto admitida su dimisión. Al saber algunos mineros este resultado se amotinaron, no contra el acuerdo de la Junta sino contra los intereses de la Sociedad propietaria, pues cortaron los alambres del telégrafo y no solo se negaron á entrar en los trabajos sino que impidieron con la fuerza que lo hiciesen aquellos de sus compañeros que, mejor aconsejados no se sentían inclinados á una holganza injustificada y verdaderamente criminal, por los graves perjuicios que había de irrogar á los intereses de la Sociedad.
Ante este conflicto, con que veía inaugurar su gestión el nuevo Director de aquellas minas D. Félix Parent, reclamó éste el auxilio de la autoridad judicial que se personó en el Establecimiento retirándose al poco tiempo sin haber podido tomar medida alguna, con lo cual no desmayaron ciertamente los promovedores de esta injustificada agresión hacia una Compañía respetable, como lo es la de los ferrocarriles del Norte, hoy propietaria de las citadas minas. En tal situación y lleno de energía reclamó el digno Sr. Parent la intervención de la autoridad militar que empezó por llevar presos á Palencia á 14 de los principales instigadores, con lo cual se consiguió calmar la irritación de los ánimos y que los obreros volvieran á emprender poco á poco sus interrumpidos trabajos.
Hasta aquí los hechos. De la sucinta relación que acabamos de hacer se desprenden dos consideraciones importantes que no haremos más que indicar y sobre las cuales llamamos toda la atención de nuestros lectores. Es la primera la impotencia en que se encontró la autoridad judicial para intervenir en la cuestión y es la segunda el predominio que fácilmente alcanzan unos pocos sobre la gran masa de obreros dignos y honrados.
Triste é incomprensible es que no haya en el Código penal medios hábiles de tener á raya á los obreros díscolos; que no exista penalidad para el trabajador que escita y obliga, forzosamente á la holganza á sus compañeros, ejerciendo coacción sobre éstos y causando un gravísimo perjuicio á la Sociedad que le proporciona trabajo, es decir, ocasión de prestar un servicio que se le remunera debidamente. No negamos á nadie la libertad de dejar de trabajar cuando mejor le plazca, pero si creemos que á nadie puede ocurrirsele la idea de que esta libertad se practica imponiendo á los demás, que necesitan y desean el trabajo, una forzosa holganza.
La facilidad con que consiguen, sin embargo, imponerse los que mejor que huelguistas llamaríamos holgazanes, es otra cuestión que merece estudiarse y acerca de la cual creemos seria conveniente promover alguna decisión legislativa que facilitara la acción de los tribunales contra los que ejerzan esta presión y que autorizase además á las autoridades gubernativas para estrañar del radio de la localidad en que se promueva una huelga, aquellos individuos que figuren como instigadores.
Si hoy la autoridad militar, representada por el bizarro coronel de la Guardia Civil Sr, Parreño, ha podido secundar oportunamente la digna actitud que en el conflicto de Barruelo ha tomado desde los primeros momentos el Director Sr. Parent, en otra ocasión, en distintas circunstancias y en sitios apartados, como son generalmente aquellos en que la industria minera se desarrolla, no será fácil ni acaso posible dicha intervención y para entonces quisiéramos que el juez y el alcalde tuvieran facultades bastantes para amparar debidamente los legítimos intereses de las Sociedades que se afanan por desenvolver la más importante de nuestras industrias y que las tuvieran también para proteger eficazmente la libre acción del obrero digno y laborioso que solo vé su fortuna y su porvenir en la prosperidad creciente de la Empresa que le proporciona trabajo.
En otra ocasión lo hemos dicho, aunque ocupándonos de otro órden de ideas (1): la industria hullera puede decirse que empieza ahora en España con seriedad y verdadera importancia y si no se procura prever los males que pueden sobrevenir y tener dispuestos los remedios necesarios, si no se aprovecha la enseñanza que nos ofrecen otros países donde la industria hullera está más adelantada y ha pasado ya por tantas vicisitudes, veremos dificultarse cada vez más, ya que no destruirse por completo, el desarrollo que de algunos años á esta parte presenta en nuestra patria la explotación de los carbones minerales.
(1) (Hablando de la necesidad de proteger la vida de los obreros contra las explosiones de gas.— Revista Minera Número 39 de este año.)
Roman Oriol,
En la Revista minera, metalúrgica y de ingeniería del 25 de julio de 1875 se hace referencia a la venta de las minas de Barruelo.
En la junta general de accionistas de la Sociedad general de Crédito moviliario español verificada el 28 de Junio último, quedó autorizado el Consejo de administración para vender y ceder á la Compañía de los caminos de hierro del Norte de España, bajo las cláusulas, precios y condiciones que juzgue convenientes, las minas y el camino de hierro de Barruelo. Estas minas que eran de difícil vigilancia para el Crédito moviliario, son de gran interés para la Compañía del Norte.
La Compañía de los caminos de hierro del Norte de España celebró la Junta general ordinaria el 26 de Junio último. En la memoria presentada por el consejo de administración, se hace constar que en 1874 se han trasportado 2.545 toneladas de cal y yeso que han producido 21.898 francos; 4.199 toneladas de fundición y hierros brutos, por 82.840 fr.; 44.750 de hulla, cok y aglomerados por valor de 261.487 fr.; 5.148 toneladas, de metales trabajados, ferretería y quincallería, por valor de 144.188 fr.; 43.541 toneladas de piedras de construcción, por 59.403 fr.; y 9.484 toneladas de sal, por 218.091 fr.
Consta que la Compañía ha empezado á usar los rails de acero, cuyo peso no es más que de 32 kilógramos y cuya duración es mucho mayor que la de los de hierro; pudiendo llegar al cabo de algún tiempo á disminuir los gastos de renovación de la vía. La disminución del peso, que es de 4 kilógramos y medio en favor de los de acero en comparación con los rails de hierro, permite compensar aproximadamente la diferencia de precio entre los dos metales.
La junta general autorizó al Consejo de administración para adquirir de la Sociedad general del Crédito moviliario español, bajo las cláusulas, precios y condiciones que juzgue convenientes, las minas y el camino de hierro de Barruelo, cuya posesion por parte de la Compañía del Norte parece indispensable á la seguridad de su explotación, garantizándola contra las eventualidades de subida de precios á que hoy está expuesto el combustible mineral y asegurando el aprovisionamiento de carbones, contra las graves eventualidades de la guerra,
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