En la Revista Minera, Científica, Industrial y Mercantil de 1920, se describe...
La explosión de Barruelo, por desprendimiento instantáneo de grisú.—
En el nivel 200 del pozo Grupo Superior se había perforado un pozo inclinado para reconocer y explotar las capas á mayor profundidad. Al nivel 75 de este poz se había hecho una galería de nueve metros, comunicándola en su extremidad por medio de un pocillo con otras labores que la unían directamente al ventilador, con el fin de conseguir en este trabajo una ventilación eficaz y completamente independiente. Una ves dispuestas así las cosas, y llevando siempre por delante sondas de reconocimiento, se procedió desde el extremo de esta galería á la perforación de una traviesa para cortar la capa núm. 10; llegóse á ella y se hizo el corte completo de la misma el día antes de la explosión, sin haber observado ningún desprendimiento de grisú que hiciera temer lo que había de ocurrir al siguiente día.
El día 26, á las diez treinta de la mañana, encontrándose cuatro obreros en la citada tabor, y de una manera completamente inesperada, se produjo un desprendimiento instantáneo de grisú de tal importancia, que la cantidad de carbón y esquistos procedentes de la capa que arrastró consigo, rellenaron, no sólo la traviesa de 7,10 metros que se hizo para cortar aquella, sinó también en otros 7 metros de la galería á que antes se hace referencia y que está en dirección normal a ella. La ventilación que se conseguía por el pocillo situado en el encuentro de ambas, quedó sumamente limitada; esto, unido á la cantidad tan enorme de gases que debieron desprenderse obligaron á buena parte de ellos á salir por el pozo inclinado invirtiendo el sentido de la ventilación y extendiéndose por toda la mina hasta llegar á un lugar en que, por unas causas ú otras, se produjo la explosión.
Al producirse el desprendimiento y la invasión de gases, algunos mineros y vigilantes lo advirtieron inmediatamente en sus lámparss, pasando sin pérdida de tiempo aviso á los que se encontraban en los tajos de trabajo, para que salieran á la superficie por los niveles superiores. Algunos de éstos, creyendo encontrar más rápida la salida por el nivel 200 metros y, otros, por auxiliar si era preciso á los que trabajaban en el lugar del desprendimiento, bajaron á dicho nivel donde sufrieron los efectos de la explosión,
Avisados desde el primer momento los Sres. Nicolay y Rey, subjefe é ingeniero, respectivamente, de las minas, se presentaron inmediatamente en el pozo para informarse de lo ocurrido y proceder á los trabajos de salvamento. Bajaron al nivel 112 después de haber telefoneado al servicio Sanitario y allí levantaron una puerta, que, arrancada de su marco, había caído cerrando por completo la boca del pocillo de escalas que comunicaba con los trabajos inferiores, auxiliando á los primeros heridos que fueron extraídos por dicho pocillo, y enviados en una jaula á la superficie. Al bajar esta jaula de nuevo, se atrancó la otra en el pozo, quedando ambas detenidas e imposibilitando el envío al exterior de los heridos que se encontraban abrazados y enloquecidos por los efectos de la explosión.
Restablecido el servicio del pozo rápidamente, bajó el señor Rey con los vigilantes al nivel 200, donde encontraron con las ropas ardiendo el cadáver del vagonero Eleuterio Ruiz Péres. Acompañados del Sr. Nicolay, continuaron el descenso por la escala del pozo inclinado, encontrando en ella y casi desvanecido al vigilante de la labor donde ocurrió el desprendimiento; al llegar al nivel 75 de dicho pozo y encontrarlo completamente atorado, se organizaron las brigadas que habían de hacer la limpieza del mismo, arrojando las tierras al fondo del pozo, que fué previamente reconocido. A las dos de la madrugada consiguió llegarse al corte de la capa donde fué encontrado el cadáver del picador Alejandro García, y una vez extraído éste, que era el único obrero que faltaba, se dió por terminado el salvamento.
El personal sanitario y lar autoridades estuvieron en la boca del pozo desde el primer momento, rivalizando todos, así como también la gente del pueblo, en prestar auxilios y atención á los heridos, se improvisó un hospital en las escuelas de la Compañía, por resultar insuficiente el antiguo y no estar aún terminadas las obras del nuevo, y á las dos de la tarde todos los heridos estaban en sus camas, después de practicada la primera cura.
A las diez de la noche llegó el celador de la Jefatura don Faustino Díaz, que presenció la extracción del cadáver de Alejandro García, y en la mañana siguiente llegó el ingeniero Sr, Cueto, que se hallaba de expedición y que practica actualmente las diligencias oportunas para esclarecer las causas del accidente.
A poco de acurrir el accidente se presentó el subjefe de las Minas de Orbó, Sr. Zoreda, ofreciéndose para cuanto fuera necesario y acompañando al personal de la mina en el salvamento. También acudió el médico del citado centro minero, D. Angel Rodríguez, que ayudó en las curas de los heridos.
Los muertos aca los dos que se han citado y los heridos
21, do» de ellos leves, uno de los cuales es el capatas de
aquel grupo, D. Perfecto Fernándes.
Kn todos los heridos graves ve advierte mejoría, y las Ht-
jus de la Caridad que están al frento de la cecuela de niñas
de la Compañía los atienden y cuidan desde el primer mo-
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