A comienzos del siglo XIX se construyó en la base de la muralla de Ciudad Rodrigo esta fábrica harinera, con molinos de cilindros, que a la postre acabó con la vida de los pequeños molinos tradicionales diseminados por el valle del Águeda y sus arroyos. La mejor calidad de sus harinas y los impuestos que se impusieron a los pequeños molinos y presas fueron determinantes.
Construida y conservada con primor y buena cantería conserva también su chimenea de ladrillo y un buen conjunto de construcciones auxiliares y viviendas. Un magnífico ejemplo de arquitectura industrial que ahora forma parte del patrimonio mirobrigense y que está dedicada principalmente al uso sociocultural dentro de ese impresionante entorno natural.
El albergue La Concha está situado en las antiguas dependencias de la fábrica de harinas, remodelándose gracias a la ayuda de los jóvenes de la localidad que año tras año han ido creando unas instalaciones modernas y accesibles para todos los usuarios.
El albergue La Concha cuenta con un total cincuenta plazas divididas en dos pabellones con su buhardilla correspondiente, con zonas comunes totalmente adaptadas para todas las actividades que se necesiten. Existe la posibilidad también de habitaciones individuales y múltiples desde 2 a 4 huéspedes.
El Ayuntamiento también ha cedido en La Fábrica un local a cada una de las tres asociaciones juveniles en funcionamiento en Ciudad Rodrigo: el Grupo Scout Kennedy, Farinato Sound y CROMA. La cesión es gratuita a cambio de que, durante la Semana de la Juventud, promuevan algún tipo de actividad.
En el semanario LA IBERIA, del 9 de febrero de 1918, editado en Ciudad Rodrigo, se da cuenta del problema del precio del pan y del precio a que se facilitaba el trigo a la harinera La Concha:
EL PRECIO DEL PAN
Después de varias reuniones y conferencias, parece ha quedado resuelto el conflicto, según nos hemos podido informar, facilitando el Ayuntamiento al dueño de la fábrica de harinas «La Concha» trigo al precio de tasa abonando su importe dicho señor que se encarga de la molturación dando la harina a los panaderos a cuarenta y ocho pesetas cincuenta centimos los cien kilos y estos industriales expenderán el pan de cuatro libras a ochenta céntimos de peseta.
Para una saca de harina se necesitan tres fanegas de trigo aproximadamente, que al precio de diez y seis pesetas una, importan cuarenta y ocho pesetas quedando para gastos de molturación e interés del capital empleado, siete pesetas dos céntimos, importe de veintisiete kilos de salvados, que arrojan las tres fanegas de trigo, a razón de tres pesetas la arroba, que resultan a veintiseis céntimos el kilo, no considerando excesiva la ganancia si se tiene en cuenta el capital que se ha de emplear para tener repuesto y servir los pedidos.
Dicha cantidad de harina produce setenta panes, y en ocasiones más, que al precio de ochenta céntimos uno, nos da un total de cincuenta y seis pesetas que, restadas de las cuarenta y ocho pesetas cincuenta céntimos que es el precio de coste quedan para gastos de elaboración siete pesetas cincuenta céntimos, que es un bonito negocio y mucho más para el industrial que elabora cuatro sacas como hay muchos, de cuya ganancia hay que añadir la que produce el pan llamado de lujo que no tiene tasa y queda más de setenta por ciento de su coste.
Don Eduardo Rodríguez e hijo, que hace poco dejaron la labor y poseen unos miles de fanegas de trigo han querido hacer favor a su pueblo sin valerse de intermediario y han hecho un contrato con el conocido indutrial señor Salamanca, facilitandole trigo y este a su vez expenderá el pan, de harina de trigo, al precio de setenta y cinco céntimos para demostrar que sec onforma con menos utilidades que sus compañeros de oficio y que se interesa en favorecer a sus convecinos.
Si el proletariado de Ciudad Rodrigo es agradecido no debe olvidar que sosteniendo la panadería del referido industrial, puede adquirir el pan a un precio módico; pues de lo contrario ocurrirá lo de hace poco, y de los escarmentado nacen los avisados.
En una de las reuniones se vertieron, por el socio de la panaderia moderna don Luis García, frases ofensivas para los dueños o arrendatarios de molinos harineros, ofensas que no están dispuestos a tolerar y si hoy se le dispensa es debido a la ignorancia supina que demuestra en la molinería y en la panificación.
Los molinos no han pretendido ni pretenden hacer harinas que compitan con las de cilindro, pero hacen harina para los labradores y para los pobres, de más nutrición que la que se emplea en el pan de segunda por que lleva todo lo que produce el trigo separando solamente el salvado. Si los trabajadores se mantuvieran con bollos del aire y pan de Viena no matarian el hambre, en cambio con un pedazo de pan de toda harina quedan satisfechos y resisten las fatigas del trabajo y esta harina es la que se hace en los molinos, no tan refinada como la de cilindro por eso es el pan más moreno, pero de más alimento puesto que no se extrae la flor, la primera, la segunda y tercerilla; y si se repiten las tonterías que ha dicho se le demostrara cientificamente que no sabe usted lo que se dice y créanos que le resultará algo caro el aprendizaje.
Una vez solucionado asunto tan importante, como era el del precio del pan, al señor Alcalde corresponde vigilar el que no se mande pan fuera del término municipal, pues, es una triste gracia que hayan vendido el trigo hasta a veinte pesetas, y se les remese dicho artículo para que se mantengan y lucren con el sacrificio que se hace en la localidad.
Nuestra más sincera felicitación a los señores Rodríguez y Salamanca.
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