El Museo del automóvil de Salamanca forma parte de la Federación Española de Vehículos Antiguos y de la Fédération Internationale des Vehicules Anciens.
Este automóvil Hispano Suiza está expuesto en una de las primeras salas del Museo, la llamada de la Alta Transición, se trata de un modelo 20-30 Hp fabricado en 1910 con una carrocería del tipo Limousine Landaulet. El motor desarrollaba una potencia de 30 CV, con una cilindrada de 3.768 centímetros cúbicos y podía alcanzar una velocidad máxima de 80 km/h.El 20-30 Hp es obra del ingeniero Birkigt al remodelar en 1908 su motor 20-24 Hp con la adopción de engrase a presión. El ejemplar de las fotos está carrozado por el prestigioso Francisco Capella sin reparar en gastos, empleando en él maderas nobles, marfil, plata y sedas. Es una pieza histórica de valor incalculable ya que su estado es absolutamente original. Fue el primer automóvil declarado Patrimonio Nacional.
Su carrocería, sin restaurar, carece del brillo y prestancia de otros automóviles de época. El marqués de Zayas adquirió el chasis del vehículo en 1910 por el equivalente ahora a 90 euros, 15.000 pesetas de aquella época, importe que no incluía la carrocería.
El coche permaneció durante años bajo una lona, en un garaje de Granada, hasta que en 1988 la “Fundación Marqués de Zayas“ decidió sacarlo a subasta. La alerta se disparó entre los amantes de los Hispano-Suiza. Podía haber alcanzado los 600.000 euros, pero el Estado lo incluyó dentro del Patrimonio Nacional y los coleccionistas extranjeros se retiraron de la puja. Finalmente, el Estado ejerció su derecho de tanteo y retracto y adquirió el vehículo por 82.940 euros.
Este otro automóvil Hispano Suiza es un modelo 16 Hp fabricado en 1916, con una carrocería del tipo Doble Phaetón. El motor desarrollaba una potencia de 59 CV, con una cilindrada de 2.952 centímetros cúbicos, lo que le permitía alcanzar una velocidad máxima de 120 km/h.
La Hispano-Suiza, Fábrica de Automóviles, SA, se constituyó el 14 de junio de 1904 en Barcelona de la mano de dos emprendedores: el empresario catalán Damián Mateu y el ingeniero suizo Marc Birkigt. Sus modelos, de impresionante carrocería y equipados con una técnica revolucionaria, enamoraron a personajes como el gran duque Dimitri de Rusia, el maharajá de Kapurtala, Einstein, Picasso, Greta Garbo y a propietarios de grandes marcas automovilísticas como André Citroen o Edsel Bryant Ford, hijo de Henry Ford, entre otros. Portaban como emblema, en la parte superior del radiador, los escudos de España y Suiza, a los que más tarde se unió la escultura de una cigüeña.
Estos coches costaban un dineral, sólo se los podían permitir las grandes fortunas. Según el modelo, el precio de un chasis de Hispano oscilaba en 1907 entre 90 y 130 euros. Al añadir la carrocería se podía duplicar el importe inicial. En la fábrica sólo se construían los chasis. El comprador encargaba la parte exterior a los carroceros, artesanos que daban al vehículo una personalidad propia. Conseguir ahora un Hispano-Suiza tampoco sale barato. Se han llegado a pagar hasta 300.000 euros.
La empresa creció y en 1911 abrió una nueva factoría en Francia. Atravesó etapas gloriosas y momentos muy delicados. Mateu y Birkigt consiguieron superar las malas rachas hasta que llegó el desastre de la II Guerra Mundial y de la contienda española. La fábrica de Francia quedó arrasada por los bombardeos y en España era imposible conseguir suministros. Tras un intento de reactivación, se vende la factoría de La Sagrera (Barcelona) al Instituto Nacional de Industria en 1946, que inició ahí la construcción de camiones Pegaso.
Antes de su cierre, la Hispano-Suiza fabricó unos 20.000 vehículos, entre coches y camiones. Destacan varios modelos como el conocido como Alfonso XIII (En honor al rey, que fue accionista de la empresa) fue uno de los más vendidos. Para muchos, la obra maestra fue el H-6, el primer automóvil que incorporó servo-freno en las cuatro ruedas, de tal manera que frenaba sin esfuerzo a 120 kilómetros por hora. En 1931 apareció el J-12, un coche silencioso que alcanzaba los 170 kilómetros por hora.
Otro de los logros del ingeniero suizo fueron los motores con los que se equipó a los aviones aliados en la Primera Guerra Mundial. Se construyeron unas 50.000 motores.
La Hispano-Suiza fue pionera en lo que hoy llamamos I+D. Muchas de estas patentes fueron utilizadas por fabricantes de todo el mundo. Según comentarios de Miguel Suqué Mateu, vicepresidente de la Hispano-Suiza y bisnieto del fundador de la firma, Damián Mateu, en un futuro no muy lejano será posible volver a ver vehículos de la firma por las carreteras. De momento ya se han fabricado dos concept car y un prototipo de competición con la ingeniería Mazel Group.
Fiat 500 Topolino.
En España existen muchos otros museos y clubs de aficionados a los coches antiguos que mantienen en forma infinidad de vehículos antiguos, como este Ford modelo T de 1922 del Club “La Galga“ de Alicante.
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