viernes, 18 de enero de 2008

Horizonte artificial

En el libro de Paul Karlson “El hombre vuela“, editado en Barcelona por la Editorial Labor en 1940, encontramos información sobre los instrumentos de vuelo.

El indicador de virajes, también llamado de bastón y bola, indica cual es la orientación del avión con respecto al suelo.

En este indicador de viraje “Askania“, representado en la figura anterior, situado en el tablero de instrumentos, aunque el avión cambie de orientación el giroscopio que lleva en su interior mantendrá la que tenía en un primer momento. Por este motivo, el cuerpo del instrumento (su esfera) se mueve con el avión, mientras que el bastón muestra la posición del giroscopio y la bola se mueve gracias a su peso. El volante del giroscopio dispone en su periferia de unos álabes que forman una turbina movida por un chorro de aire que entra desde el exterior, cuando en el interior del instrumento se hace el vacío por aspiración. Esta aspiración se toma del colector de admisión del motor.

La bola de acero, que no es otra cosa que un péndulo amortiguado, debe estar siempre en el centro, para que el vuelo sea correcto (En posición horizontal en vuelo recto y con la inclinación apropiada en el viraje).

El giroscopio es muy sensible a las variaciones de dirección del avión. Su eje esta situado en horizontal y transversal al eje de ruta del avión. Si el avión vira a la izquierda, el giroscopio parecerá inclinarse hacia la izquierda. Si el avión vira a la derecha, el giroscopio se desviará a la parte opuesta. El pequeño indicador avisa en seguida del giro, y aunque el avión esté volando en curva, el indicador sigue siempre marcando, pues mientras haya giro existe fuerza centrífuga.

El péndulo o inclinómetro y el “indicador de viraje“ juntos nos dan, por consiguiente, la idea clara en lo relativo a escoramientos y viradas.

El horizonte artificial está igualmente dotado de un giroscopio muy amortiguado, que, por medio de una transmisión, por ejemplo neumática, lleva a un indicador las variaciones de posición del eje longitudinal del aparato.

El piloto provisto de estos instrumentos puede entrar sin temor entre las nubes que se le presenten. El reposo, o el movimiento lento, del horizonte artificial es la imagen completa del estado del vuelo. Y como en las curvas la brújula marca muy mal, se ha aprendido a describir curvas “por tiempo“ o a estima.

En 1940 era habitual el vuelo dirigido por instrumentos. Por otra parte, en la escuela de vuelo de los talleres Boeing los futuros pilotos de aviación comercial practicaban, al menos, 120 horas de vuelo en simulador, virando de todas las maneras y aterrizando con cualquier aparato, sabiendo en todo momento exactamente dónde se encontraban y, sin embargo, todavía no habían visto, ni una vez, la tierra desde las alturas.

En Mi cabina de vuelo hemos encontrado el despiece de un horizonte artificial. A continuación se muestran algunas de esas fotografías.

Vista delantera del horizonte artificial.

Vista posterior del horizonte artificial. El agujero que observamos en el centro corresponde al eje de la cuna del giróscopo y es por donde entra el aire que es extraído por la bomba de succión a través del agujero, que en la imagen está en la esquina superior izquierda del instrumento.

Quitando los tornillos traseros se puede retirar la tapa que lo cubre.

Mediante una llave Allen, se desmonta la carcasa central para dejar ver el eje con los rodamientos donde va montada la cuna del giróscopo. Se puede apreciar en el centro de la carcasa el filtro que protege al sistema de impurezas.

Vista lateral en donde se aprecia la cuna del giróscopo y el mecanismo que actúa sobre el indicador de profundidad.

Vista lateral en donde se aprecia la cuna del giróscopo y el mecanismo que actúa sobre el indicador de profundidad.

Se sigue desmontando el frontal del instrumento empezando por el panel que contiene el cristal de protección y desmontamos también la aguja indicadora del ángulo de alabeo.

Aspecto de todos los componentes que normalmente vemos en el horizonte artificial. Están en el orden en el que se han desmontado.

Una imagen más cercana del giróscopo montado todavía en su cuna.

Otra vista de los componentes que indican la orientación de vuelo.

Ya se ha desmontado la cuna del giróscopo, con él en su interior.

En el giróscopo se pueden observar una serie de contrapesos y tornillos que sirven para calibrar el instrumento. Se ha indicado con una línea roja el recorrido que hace el aire succionado, entrando por el eje de la cuna, que es hueco y recorriendo el interior de este, hueco también, hasta el eje del giróscopo, entrando dentro de él y moviendo los alabes que hay en su interior.

Una vista más cercana del eje del giróscopo que mueve el indicador de profundidad.

Una vez desmontado queda la cuna por un lado y el giróscopo por otro.

Aquí aparecen todas las piezas del giróscopo.

Se aprecian claramente los alabes del giróscopo, a través del agujero por donde entra el aire que le hace girar dentro de la carcasa.

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