martes, 18 de julio de 2023

Sotero Barrón Rodríguez

Sotero Barrón Rodríguez era uno de los tres hijos de Sotero Barrón Llorente y Luisa Rodríguez Benavente y desde pequeño, al igual que sus hermanos, recibió educación musical. Con el tiempo llegó a ser un gran violinista, pero su vida licenciosa le llevó por el mal camino hacia una muerte trágica y prematura. Posiblemente nació en Barcelona en 1902.

El 26 de junio de 1919 Sotero tocó la Reverie, de Schumann, y el Madrigal, de Simonetti, en la misa de velaciones de la boda de Mercedes Montero y el aristócrata Fernando Mata y Blanco-González, de la que fueron padrinos los reyes, representados por el padre de la novia y la madre del novio. Sotero acompañaba al aristócrata Alberto Peyrona, pariente de la novia, que interpretó al violoncello, la Berceuse, de Dunkler, y algunas Romanzas, de Goens, con acompañamiento de órgano.

El 18 de mayo de 1920, en el Conservatorio de Madrid, los alumnos de la clase de música de cámara dirigida por Rogelio Villar, realizaron un ejercicio escolar en el que interpretaron las Sonatas en fa mayor de Mozart, en sol mayor de Beethoven y la de César Franck. Tres parejas de artistas violinistas y pianistas, fueron los intérpretes. En la primera obra Senén F. López y Luisa Stauffer, en la segunda, Sotero Barrón y Manuel Cerdeiriña, y en la última José Alcolea y Luis Prieto.

El 22 de noviembre de 1920 con motivo de la festividad de Santa Cecilia, se celebró en el Real Conservatorio de Música y Declamación la solemne distribución de premios obtenidos por los alumnos de esa promoción. El acto fue presidido por el también violinista, compositor y director de orquesta Tomás Bretón, que por aquel entonces era el director del Conservatorio, al que acompañaban los profesores Antonio Fernández Bordas, Pascual Fañanás y Juan Comba. El acto dio comienzo con la ejecución por los alumnos del Conjunto instrumental de la marcha militar francesa de la Suite Algeríenne. La Primera clase de violín y premio extraordinario Pablo de Sarasate, con una dotación económica de 2.000 pesetas fue para Senén Federico y el Primer premio de violín y premio ordinario Pablo de Sarasate le correspondió a Sotero Barrón Rodríguez. Siendo discípulo de violín de Antonio Fernández Bordas, permaneció largas temporadas en París, ampliando estudios.

El 15 de mayo de 1922, en el Centro de Galicia de Madrid, situado en la Plaza del Príncipe Alfonso, se realizó un concierto en honor del tenor José de Luna, en el que participaron Sotero Barrón al violín y Manuel Cerdeiriña al piano, tocando la Sonata número 10 de Mozart. A continuación, actuó José de Luna. El 29 de junio de 1922 Sotero Barrón tocó durante la misa que se celebró en la catedral de Santiago de Compostela, acompañado al órgano. En el verano de 1922 actuó como primer violín en el Teatro Kursaal de san Sebastián con la orquesta de Bartolomé Pérez Casas.

El 10 de noviembre de 1922 se encontraba Sotero Barrón en Santiago de Compostela, a sus 20 años de edad, contratado por la Empresa Fraga para tomar parte como concertino en la orquesta que actuaba en el Teatro Principal de la ciudad, al lado del pianista Ángel Brage, y allí permanecieron hasta final de año. El programa incluía los más bonitos bailables modernos, junto a obras de concierto.

En los años veinte, la empresa Fraga gestionaba la mayor parte de las salas estables de Galicia y, algo más tarde, sería una de las más importantes de España, fijando su sede en Madrid. En 1921 Isaac Fraga debutó como productor cinematográfico y presentó la serie documental España en África, con guión de Alejandro Pérez Lugín, quien, como periodista, había sido enviado especial a la Guerra de Marruecos. En esta nueva faceta, Isaac Fraga mostró un gran interés por el cine bélico y, debido a este interés, conoció a Millán-Astray y Francisco Franco, acercándose a sus posiciones políticas bastante antes del golpe de estado del 18 de julio. En este período creó la empresa Films Patria e impulsó la realización de la serie ¡Arriba España! La Reconquista de la Patria (1936-1938).

En 1923 Sotero Barrón se trasladó a vivir a Ferrol. Llevaba una vida bohemia, en una ciudad pequeña, industrial, militar y ajena al ambiente musical de las grandes capitales. Sotero sobrevivía como podía, o lo que es lo mismo, malvivía la mayor parte del tiempo. Por aquel entonces trabó amistad con Teodoro Amador Cobas, propietario de la tienda de ultramarinos Casa Amador. Teodoro Amador era persona con inquietudes, le gustaban la literatura y también la música. En su casa había un cuarto de música donde en sus escasos ratos libres tocaba el violín. Sotero y Teodoro tuvieron una gran amistad, compartiendo música y complicidades, hasta tal punto que, en 1929, cuando nació uno de los hijos de Teodoro, este le propuso a su amigo violinista que fuera el padrino y le puso su nombre. Así fue como Sotero Amador Viñas tuvo un padrino violinista. Casi no lo conoció porque siendo muy joven desapareció de la ciudad y nunca más volvió a verlo. El mismo camino siguió Sotero Amador Viñas años después con su hijo mayor, al que le puso también de nombre Sotero, siendo este Sotero Amador Fernández, profesor en la Universidad a Distancia de Madrid.

Con el tiempo un hermano de Teodoro Amador, Miguel Amador Cobas, bastante más joven que él, ya que nació en 1936, también se convirtió en músico profesional. Tras pasar por el conservatorio y estudiar violín, se dedicó hasta su jubilación a vivir de la música tocando en diversas orquestas hasta que recaló en Holanda. En unos bolos que estaba tocando en Huesca hace ya muchos años la casualidad hizo que coincidiera con un hermano de Sotero Barrón Rodríguez, Julio Barrón, médico de profesión y violonchelista aficionado, que conocía las andanzas de su hermano por Galicia y era sabedor de su gran amistad con Teodoro Amador. De este encuentro surgió una gran amistad entre Julio y Miguel, al que unos años después regaló el violín de Sotero, fallecido muchos años antes. El 23 de abril de 2020, día de San Jorge, patrón de Aragón, una pianista aragonesa y un violinista gallego, Miguel Amador Cobas, afincados en Holanda desde hace muchos años, decidieron que ese iba a ser un día especial. Llevaban tiempo retirados de la interpretación musical, el violín que había sido de Sotero Barrón estaba un poco oxidado, pero, así y todo, con los inconvenientes del confinamiento por el COVID, realizaron un concierto para la familia, en videoconferencia.

El 19 de febrero de 1923 Sotero Barrón fue sorteado como mozo para el reemplazo de ese año. El 13 de septiembre de 1924, como excedente de cupo del reemplazo de 1923, se le comunicó que debía presentarse en la Sección de Quintas de las oficinas del Ayuntamiento para notificarle la orden de incorporación a filas. Realizó el servicio militar como soldado de cuota en el Regimiento de Infantería de Zaragoza, en el Cuartel de Santa Isabel, en Santiago. El 22 de febrero de 1927 aún se le reclamaba en el Gobierno Militar de Lugo para asuntos del servicio.

El 20 de diciembre de 1924 Sotero Barrón actuó en el salón de columnas del Círculo de las Artes de Lugo, después de la segunda sesión de cine, acompañado por el pianista de dicha sociedad Sr. Sariñena. Posteriormente fue obsequiado con una cena íntima por sus amigos, en uno de los comedores de la Casa Alicia. Al día siguiente, de tres a cinco de la tarde, dio un nuevo concierto interpretando las obras: Liebesleid de Kreisler, Souvenir de Franz Alois Drdla, Romance para violín y orquesta n.º 1 en sol mayor de Beethoven, Rondino sobre un tema de Beethoven (Fritz Kreisler), Playera de Sarasate, Mazurka (obertass) de Wieniawski y Zardas para violín de Monti. En aquel momento esperaba formar parte del cuadro de profesores de la academia de música que pronto se inauguraría en esta sociedad.

A mediados de junio de 1925 estaba actuando en Lugo, y en el Día de la raza de ese año, el 12 de octubre por la noche, en Santiago de Compostela, José Blanco Novo celebró en su casa una emisión desde su estación experimental de radio de un programa en el que transmitió entre las once y doce de la noche, solos de violín interpretados por Sotero Barrón e interpretaciones de gaitas gallegas seguidos de varios discursos, entre los que cabe destacar, el inaugural de la Estación, que corrió a cargo de Manuel J. Lema, y, el de cierre de la emisión, pronunciado por Mariano Álvarez Zurimendi. José Blanco y Sotero Barrón se conocieron cuando este realizaba el servicio militar. Uno de los lugares más frecuentados en la ciudad era el Gran Café Español que regentaba Manuel Ramallo en la rúa del Villar. En él se celebraban animadas tertulias y algunos conciertos, y entre ellos los del cuarteto dirigido por Sotero Barrón, acompañado por el violinista segundo Justo Nieto, el pianista Luis Abeigón, y el violoncello Benigno San Martín.

José Blanco Novo se inició en la radioafición siendo alumno de la Academia de Infantería de Toledo en el año 1910. Tras finalizar su formación en Toledo participó en la Guerra del Rif en la zona de Melilla, donde permaneció tres años en los que su receptor de galena le acompañaba a todas partes y con el que escuchaba las señales horarias que emitía la Torre Eiffel desde París. En 1916 se incorporó a la Guardia Civil, siendo destinado a la Comandancia de La Coruña. En su destino de Vilagarcía de Arousa en 1922 tuvo ocasión de realizar ensayos comunicando con buques que pasaban frente a la costa a 20 o 30 millas de distancia. En abril de 1926, Blanco Novo obtuvo la licencia para su estación radioemisora de aficionado con el distintivo de llamada EAR-28, con tan solo cinco vatios de potencia y una antena unifilar de 70 metros de longitud con toma de tierra natural. En 1928 fundó el Cuerpo de Transmisiones de la Guardia Civil, siendo instaladas las primeras cuatro estaciones en Santiago de Compostela, La Coruña, Madrid y en un automóvil Hispano Suiza. En 1934 fue nombrado Jefe del Servicio Radiotelegráfico de la Guardia Civil. Tras el golpe de estado de julio de 1936, envió un despacho a Valladolid adhiriéndose al mismo. Durante un mes pasó información al Bando Nacional, siendo luego arrestado por levantar sospechas de colaboración con el enemigo y recluido en la cárcel militar de Guadalajara durante dos meses, tras los cuales, puesto en libertad y advertido por sus amistades que iba a ser nuevamente detenido por una comisión de depuración del Cuerpo, consiguió huir y esconderse para luego salir del país con ayuda del Cuerpo Diplomático de algunos países sudamericanos y entrar de nuevo por zona Nacional.

A lo largo del año 1927 Sotero Barrón tocaba habitualmente, junto con Sariñena, en el Círculo das Artes de Santiago de Compostela. El 23 de junio de ese mismo año Sotero Barrón se encontraba en Baena, en Córdoba, de visita en casa de su hermano Julio, de regreso de París, en donde había actuado en el Teatro de la Ópera, con la Orquesta Sinfónica de Madrid.

El 29 de septiembre de 1928 inauguró la nueva temporada en el Teatro del Círculo de las Artes de Lugo, la nueva empresa Méndez Laserna, con la proyección de la película El Gaucho, protagonizada por Douglas Fairbanks. En este salón del Círculo actuaba a diario el sexteto Sariñena con el concertino Sotero Barrón. El 3 de noviembre de 1928, después de actuar una larga temporada en el Teatro del Círculo de las Artes de Lugo, Sotero se dirigió de nuevo hacia su residencia en Ferrol.

El 12 de octubre de 1929 se inauguró el Conservatorio de Música El Eco, en La Coruña, dirigido por Modesto Rebollo, y contando con los profesores María Fraga, Dolores izquierdo Alarcón de Cerdeiriña, Sotero Barrón, Manuel Cerdeiriña Casas y Julio Béjar.

El 2 de abril de 1930 Francisco Arín dejó de ser el representante de la Compañía Clásica de Arte Moderno de Isabel Barrón y Rivas Cherif. En su lugar pasó a ejercer de gerente de la empresa su hermano Sotero Barrón. El 9 de mayo de 1930 se estrenó en el Teatro Español de Madrid la comedia Sombras de Sueño, escrita por Miguel de Unamuno y representada por la Compañía de Arte Moderno de Isabel Barrón y Rivas Cherif. El gerente del espectáculo era el hermano de Isabel, Sotero Barrón.

El 24 de enero de 1931, en el cine La Terraza de La Coruña se estrenó la película de la productora alemana UFA, Las mentiras de Nina Petrowna (Die wunderbare Lüge der Nina Petrowna), con adaptación musical de Morales y Sotero Barrón.

El 23 de abril de 1931 Sotero comenzó a dar clases de solfeo y violín en la popular sociedad Reunión Recreativa e Instructiva de Artesanos de La Coruña.

En la revista Ondas del 11 de noviembre de 1933, aparece el nombre de Sotero Barrón, entre los nuevos socios de la Unión de Radioyentes en Madrid.

En el diario La Vanguardia del domingo 28 de diciembre de 1958, aparece una crítica musical del periodista Álvaro Ruibal que habla del final trágico de Sotero Barrón.

MÚSICA EN EL CAFÉ

Entre humo de cigarrillos y tintineo de vasos y pocillos he conocido tocando en los cafés a excelentes concertinos, a verdaderos virtuosos. Muchas veces escuché agradecido al violinista Rafael Martínez y al pianista Enrique Aroca y las polémicas que suscitaban estos singulares artistas se prolongaban hasta altas horas de la noche. Escuché el violín melifluo de Sotero Barrón, cuya existencia atrabiliaria se quemaba en la llamita azulenca del alcoholismo y de la droga para morir de un tiro en los desmontes de la Moncloa.

Álvaro Ruibal era natural de Santiago de Compostela y se trasladó a Madrid para estudiar arquitectura y ciencias exactas, pero sin vocación científica, pronto comenzó a publicar sus primeros artículos en El Sol, dentro de la sección literaria que dirigía Juan Ramón Jiménez. En Madrid alternó su participación en la tertulia del Café Pombo con el mundo de los boxeadores y ciclistas. No queda claro si conoció a Sotero Barrón en su Santiago natal, o ya en Madrid, pero sin duda coincidieron en esos ambientes bohemios que frecuentaba Sotero.


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