El Puente Bailey es un puente portátil prefabricado diseñado para uso militar. Se utiliza para salvar luces de hasta 60 metros mediante el ensamblado de elementos de unos 3 metros de longitud, fácilmente transportables en camión. Su ensamblado no requiere de herramientas especiales o de equipo pesado, dura apenas unas horas y puede realizarse incluso bajo fuego enemigo. Este puente fue diseñado como una solución al mayor peso de los nuevos tanques que se estaban desarrollando en las primeras fases de la Segunda Guerra Mundial.
En España se han utilizado muchas veces después de accidentes y desastres naturales para sustituir a otros destruidos. En Barcelona, en el año 1991, con cerca de 70 metros de longitud, uno de estos puentes, conocido como el puente de Mühlberg se instaló para salvar el hueco que hay en la pared del Turó de la Rovira, consecuencia de años de explotación de sus canteras: desde mediados del siglo XIX, el material calcáreo de esta área se extrajo para fabricar cal y piedra para la construcción. En Barcelona en los años 80-90 también existió uno de estos puentes Bailey sobre la avenida Meridiana, para sustituir una pasarela metálica que había derribado un camión.
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