La insurrección anarquista de enero de 1933, también conocida como la revolución de enero de 1933, fue la segunda de las insurrecciones llevadas a cabo por la Confederación Nacional del Trabajo (CNT) en España durante la Segunda República. La primera fue la insurrección anarquista del Alto Llobregat en enero de 1932, y la tercera fue la insurrección anarquista de diciembre de 1933.
Durante la misma tuvieron lugar los Sucesos de Casas Viejas que conmocionaron a la opinión pública española contemporánea, en el contexto del final del primer bienio de la Segunda República Española.
EN LA CARRETERA DE MONCADA
BARCELONA 9. — Aproximadamente a las ocho de la mañana el capitán de los mozos de Escuadra en Barcelona recibió un aviso telefónica del Gobierno civil comunicándole que una partida de individuos que había salido de Sabadell logró apoderarse del pueblo de Ripollet, proclamando allí el comunismo libertario. El capitán al recibir la noticia, acompañado de seis mozos se trasladó inmediatamente en automóvil a aquella localidad. Antes de salir de Barcelona ordenó a los mozos de Escuadra de Moncada y otros puntos que se dirigieran igualmente hacia el pueblo. Al llegar el capitán citado a dicho pueblo se encontró con un capitán de la Guardia civil acompañado de varios números, que también se habían concentrado en los alrededores de dicho pueblo.
Este le enteró que el subcabo de los mozos de Escuadra de Sardañola, Pedro Mongay, había conseguido penetrar en el pueblo. Al tener esta noticia, el capitán, acompañado de los mozos y de algunos guardias civiles, entró asimismo en el pueblo, dirigiéndose inmediatamente al Ayuntamiento, que se hallaba en poder de los revoltoso, y en el cual ondeaba la bandera roja y negra.
Al ir a entrar en el Municipio la fuerza pública pudo observar cómo uno de los individuos, que fue detenido, quemaba otra bandera como las que se hallaban en lo alto del edificio. Al ver que los mozos de Escuadra tomaban el Ayuntamiento, la Guardia civil, al mando do un oficial tomaba también los alrededores del pueblo. Al salir los mozos de Escuadra del Ayuntamiento, se encontraron con un individuo que llevaba un fusil. La fuerza pública hizo fuego y lo mató. Asimismo detuvieron a otro individuo que llevaba una tercerola, encontrándole también una pistola y una bomba.
Después de ocupado el edificio municipal, el capitán Escofet de los mozos de Escuadra ordenó al alcalde mandar leer un pregón invitando a los vecinos a registrar sus casas, por si alguno de los revoltosos .se hallaba oculto en ellas o bien si hubieran depositado, para ocultarlas, armas, bombas y municiones, y que después de transcurrida una hora se practicarían registros y se castigaría severamente a los que hubieran infringido esta orden.
En efecto, transcurrido este tiempo el capitán citado practicó diversos registres, encontrando en una casa a un individuo oculto en el corral con una pistola. Se le detuvo, lo mismo que al dueño de la casa. En total, los detenidos hasta ahora en Ripollet son cinco. Ya han sido trasladados a Barcelona y serán puestos a disposición del juez especial nombrado para entender en los sucesos.
TRES DETENCIONES IMPORTANTES
Se sabe que los revoltosos durante la noche y madrugada últimas se hicieron dueños del pueblo de Ripollet, tomando por asalto el Ayuntamiento y desarmando a los mozos de Escuadra, a los cuales mandaron a sus casas. En total, los detenidos en Sardañola y Ripollet son cinco, los cuales han sido trasladados a Barcelona, siendo puestos a disposición del juez militar especial nombrado para la instrucción del sumario por estos, sucesos. El subcabo Mongay sufre una herida de pronóstico reservado en el antebrazo izquierdo.
Algunos de los revoltosos, cuando la fuerza pública penetró en Ripollet, huyeron, dirigiéndose hacia Sardañola, pueblo que se halla escasamente a unos dos kilómetros de Ripollet. La Guardia civil salió en persecución de los fugitivos, entablándose un nuevo tiroteo al chocar la fuerza pública con los revoltosos. De resultas de este tiroteo la Guardia civil mató a uno de los revoltosos e hirió a otro. Practicó tres, detenciones, al parecer muy importantes, ya que se cree que se trata de los cabecillas de la revolución.
Los sucesos de Ripollet.—Nuevos detalles
Se conocen nuevos pormenores de lo ocurrido en Ripollet.
El capitán de los mozos de escuadra, señor Escofet, del puesto de La Garriga, recibió un aviso telefónico del Gobierno Civil, diciéndole que un grupo de individuos que habían salido de Sabadell se había adueñado del pueblo do Ripollet. El capitán Escofet, acompañadlo de seis mozos de escuadra, se dirigió a Ripollet en automóvil. Antes de salir ordenó a los mozos de escuadra de Moncada y otros puntos que marchasen también hacia Ripollet. Al llegar a la población, el capitán mencionado encontró a un capitán de la Guardia Civil, acompañado de varios individuos del benemérito Instituto que también se dirigían a la citada población, y se enteraron de que el cabo de mozos de escuadra de Sardañola, Pedro Mongay, había conseguido entrar en el pueblo.
Al tenor esta noticia, el capitán, acompañado de los mozos y de algunos guardias civiles, se dirigió al pueblo, encaminándose hacia la plaza del Ayuntamiento, que estaba en poder de los revoltosos, y en cuyo balcón principal ondeaba la bandera roja y negra.
Al llegar frente al Ayuntamiento las fuerzas citadas vieron a un individuo, al que se disponían a detener, que quemaba otra bandera roja y negra. A la vez los mozos de escuadra tomaban el Ayuntamiento, y la Guardia Civil tomaba posiciones en los alrededores de la ciudad.
Cuando salían los mozos de escuadra del Ayuntamiento se encontraron a un individuo que llevaba un fusil, y como hiciera ademán de disparar, se adelantaron, disparando sobre él, matándole. Asimismo detuvieron a otro individuo que llevaba un fusil, y al que se le encontraron una pistola v varias bombas.
Después de ocupado el Ayuntamiento, el capitán Escofet mandó al alcalde que invitara, por medio de un pregón, a los vecinos a que registrasen sus propias casas, por si en ellas, se había ocultado alguien, o bien los revoltosos en su huida, hubiesen arrojado en ellas armas o municiones. Por el mismo pregón se anunciaba que al cabo de una hora se practicarían registros, y que se castigaría a los que hubiesen infringido esta orden.
En efecto, transcurrida una hora, el capitán Escofet, de acuerdo con una lista de sospechosos pedida al alcalde del pueblo, practicó numerosos registros, hallando en una casa, oculto en el corral, a un individuo que llevaba un arma de fuego. Fue detenido, así como el dueño de la casa.
Los mozos de escuadra del puesto de Ripollet, a primera hora de la mañana de ayer fueron desarmando a los revoltosos. Han quedado detenidos en Sardañola cinco individuos, trasladándolos a Barcelona.
Intervendrá la jurisdicción militar
Todas las diligencias que se instruyen por los sucesos ocurridos en Barcelona y otras poblaciones catalanas, y que entran de lleno en el fuero de Guerra, han sido remitidas a la Auditoría, que ha dispuesto el nombramiento de jueces. También intervendrá un juez militar en el sumario por asesinato de un mozo de escuadra, hecho cometido ayer en la barriada del Clot.
Más muertos
Ayer mañana, en la carretera de Moncada dieron el alto a un automóvil que pasaba a gran velocidad. Como el coche no se detuviera, dispararon, matando a uno de los ocupantes.
El jefe de la Guardia Civil de Hospitalet ha comunicado también que, a primera hora de la mañana, se encontraron un «auto» abandonado, del cual se incautaron, sosteniendo después un tiroteo con un grupo. Resultó un individuo muerto, que no ha sido identificado.
Fotografías aparecidas en La Libertad del 11 de enero de 1933.
BARCELONA, 10.—
Por la tarde se verificó, en el vecino pueblo de Sardañola, el entierro del hermano del juez municipal de aquel pueblo, que resultó ocasionalmente muerto en los sucesos de Ripollet.—(Fulmen.)
En Sardañola y Ripollet se han practicado algunas detenciones
SABADELL. 12 (7 t.).—Los mozos de Escuadra de Sardañola y Ripollet han practicado cinco detenciones de individuos a los que se supone complicados en los sucesos ocurridos en estos pueblos. Han sido trasladados a esta ciudad. Ingresando en la cárcel. La Guardia civil, secundada por la Policía, ha detenido también a tres individuos por suponerse que han tomado parte en la intentona revolucionaria de esta ciudad. También han ingresado en la cárcel.
ACTUACIONES DEL JUEZ ESPECIAL EN LOS SUCESOS DE SARDAÑOLA Y BARCELONA
BARCELONA.—El juez especial, Sr. Pastor, que instruye el sumario por los delitos terroristas, ha tomado declaración al dueño del automóvil en que desde Sardañola vinieron Antonio Alonso y Antonio Ortiz Cazorla, que fueron detenidos. El testigo dijo que el chófer que llevaba el auto le enteró de haber realizado un viaje a Barcelona llevando a unos desconocidos que, según se enteró después, huían de Sardañola. En este mismo Juzgado se ha recibido un exhorto de Sabadell para que se mantenga la incomunicación de aquellos detenidos, que el juez especial, Sr. Pastor, libertó, si bien vigilados gubernativamente.
Diligencias del Juzgado especial
El juez especial instructor del sumario por delitos terroristas ha recibido declaración esta mañana al dueño de un automóvil que vino desde Sardañola conduciendo a los detenidos Antonio Molina Patiño y Antonio Ortiz. El testigo dijo que él no conducía su coche; pero que el "chauffeur" le enteró del motivo del viaje, y añadió que suponía que los dos desconocidos se proponían huir de Sardañola.
En Sardañola también encuentran explosivos
En Sardañola han sido encontradas esta tarde, abandonados, cerca de la casa de uno de los detenidos en los pasados sucesos, una carabina, varios detonadores, armas cortas y numerosas municiones para las mismas. Todo esto se ha unido al sumario que instruye el Juzgado de Sabadell y que, como anunciamos, pasará a la autoridad militar correspondiente.
En Sardañola y Ripollet (Barcelona).—
Los obreros instigados por elementos comunistas se echaron a la calle amedrentando con pistolas al vecindario y diciendo que se había proclamado el comunismo libertario en toda España. Las turbas se apoderaron de los Ayuntamientos, izando la bandera roja del comunismo y la negra de la anarquía, y desarmaron a los somatenes. La Guardia Civil avisó al Capitán de Sabadell, de cuyo punto partieron algunas parejas en auxilio. Estas fueron recibidas a tiros por los extremistas de Sardañola que se habían apostado en las afueras del pueblo. Los guardias lograron imponerse haciendo un muerto y varios heridos a los revolucionarios. Batidos briosamente, éstos huyeron hacia Ripollet para unirse a los revoltosos de aquel poblado. La Guardia Civil los persiguió entablándose un nuevo tiroteo. Los revolucionarios lanzaron muchas bombas de mano contra la fuerza que al fin logró dispersarlos matando a uno, hiriendo a tres y deteniendo a muchos. Un guardia civil cuyo nombre no hemos podido averiguar hasta ahora y un somatenista, resultaron también heridos.
SE PROCLAMA EL COMUNISMO LIBERTARIO - UN MUERTO Y SEIS HERIDOS
A las ocho de la mañana, el gobernador civil señor Moles, comunicó a la Jefatura de Mozos de Escuadra que en Ripollet habían sido desarmados dos mozos de Escuadra y que los extremistas se habían apoderado del Ayuntamiento.
Acto seguido el señor Escofet, llevándose consigo a cinco Mozos escogidos y resueltos, dirigióse en auto a Ripollet.
A su paso por Sardañola pudieron ver el cadáver del desgraciado Poch, muerto según parece por la Guardia civil, al dar la voz de alto al interfecto y no detenerse éste.
Continuaron los Mozos de Escuadra hacia Ripollet. Cerca del pueblo se encontraron con fuerzas de la Guardia civil y los Mozos de Escuadra, los cuales comunicaron lo que hasta aquellos momentos había ocurrido, advirtiendo que los revoltosos eran dueños del Ayuntamiento, en cuyo balcón habían izado la bandera negra y roja de los anarquistas, después de quemar la bandera republicana, la catalana y de pegar fuego a1 archivo.
El capitán Escofet, procuróse un teléfono cercano y consiguió ponerse al habla con el cuartel de los Mozos en Ripollet. Allí se le comunicó que estaban cuatro números al mando del subcabo del puesto de Moncada, Pedro Montgay, quien valientemente había entrado en el pueblo organizando la resistencia activa.
Pedro Montgay había recibido un balazo que le atravesó el brazo izquierdo a pesar de lo cual continuaba fuerte en el cuartel.
El capitán Escofet, entonces con sus siete hombres y la colaboración de la Guardia civil adelantó resueltamente hacia el pueblo, penetrando en el Ayuntamiento, donde se incautó de dos banderas anarquistas. De allí la fuerza pasó al Centro Comunista, donde no encontraron a nadie. Inmediatamente, con el concurso de unas patrullas de Guardia civil que pasaban por la carretera se acordó rodear el pueblo, para ver de detener a los revolucionarios.
Mandó luego al alcalde que hiciese un pregón disponiendo que todo el vecindario registrara sus propias casas y huertos, por si los extremistas habían dejado en ellos armas o bombas. Los vecinos se apresuraron a cumplir el pregón, pero esto dio escaso resultado porque todos presentaban solamente sus armas propias. Entonces se dispuso un registro, que dio por consecuencia el hallazgo en un huerto escondido, un individuo que fue detenido junto con cl dueño del huerto al que se cree encubridor.
El individuo en cuestión confesó que habían llegado otros sujetos con un saco de bombas entregando una a cada obrero de los simpatizantes con el anarquismo. Se sospecha que muchas de estas bombas habrán sido enterradas en el campo. Al individuo detenido se le ocupó también un arma y una bomba piña.
Siguiendo las pesquisas pudo ser recobrada una de las armas arrebatadas a los dos Mozos de Escuadra por los revoltosos. La batida general permitió detener a varios individuos que les encontraron armas. Además, descubierto un auto en la carretera, se le dio el alto y como no se detuviese disparose contra el coche, siendo muerto su ocupante, al que se le ocuparon armas y una bomba. Los cinco detenidos fueron trasladados a Barcelona, quedando, de momento, en poder de los Mozos de Escuadra, para ser puestos a disposición del gobernador.
A media mañana se dirigió a Ripollet en una camioneta en la que iban 20 o 25 guardias de asalto el comandante de los Mozos señor Pérez Farrás, interesándose por el curso de los sucesos.
El subcabo herido, Pedro Montgay, fue curado de primera intención por el médico de la localidad señor García Ferrer y luego fue trasladado a su casa de Moncada, La herida, por fortuna, no interesa al hueso y salvo complicaciones, es de fácil curación. La conducta del subcabo fue muy elogiada, por haber sido el primero que entró en Ripollet, después de proclamado el Comunismo Libertario en las Casas Consistoriales.
El capitán Escofet dispuso que la sirena de la fábrica Uralita llamara por la tarde a los obreros, para ver los que dejen de acudir al trabajo. Las fuerzas de Mozos y Guardia civil continuaron el resto del día, realizando registros, esperándose que serán detenidos varios de los revoltosos conocidos, ya que no hay duda de que el grupo que actuó en Ripollet, si bien había gente forastera, no escaseaban los elementos de la localidad.
Parece que para incoar sumario por estos hechos, se designará juez especial.
Los cinco individuos detenidos en Ripollet y conducidos a las oficinas de los Mozos de Escuadra, en la Generalidad, prestaron declaración por la tarde, continuando custodiados por los Mozos.
Se llaman los detenidos; Francisco Portolés Salomó, de 27 años, casado, jornalero, natural de Fraga y vecino de Ripollet, calle Prim, 6, Antonio Belmonte Ponce, de 25 años, soltero, natural de Orihuela y domiciliado en la casa de campo Torra de la Canonja, del término municipal de Sabadell. Antonio Artigas Llugany, de 26 años, soltero, albañil, natural y vecino de San Cugat del Vallés, calle de Marxes, 4, Jaime Ribas Casamitjana, de 27 años, hilador, vecino de Ripollet, calle de Fermín Galán, núm. 64. Juan Porta Bayó, de 42 años, casado, natural de Moncada y vecino de Ripollet, calle de Fermín Galán, 51, tienda de comestibles. Este último parece que sólo es acusado de encubrir a uno de los detenidos.
SE PRESENTA GRUPO DE EXTREMISTAS - UN HOMBRE MUERTO Y OTRO HERIDO
A primeras horas de ayer mañana, alrededor de las cuatro y media, llegaron a Sardañola veinte o veinticinco individuos, los que armados con pistolas, carabinas y toda clase de armas cortas y largas, se dirigieron a la fábrica Uralita, en la que trabajan unos 600 obreros. A medida de que los obreros se presentaban en la fábrica, los del grupo de revoltosos armados, les invitaban a dejar de entrar al trabajo, y a muchos de ellos a engrosar sus filas, y una vez conseguido su propósito se dirigieron hacia la fábrica de Harina, en la que trabajan asimismo, muchos obreros evitando igualmente la entrada al trabajo. Como esta fábrica está más próxima de Ripollet que de Sardañola, desde allí se dirigieron los revoltosos al pueblo de Ripollet en el que se encuentra el local del Sindicato Único, común a los dos pueblos de Sardañola y Ripollet, donde proclamaron el comunismo libertario colocando la bandera roja y negra en el local del Sindicato.
Mientras esto ocurría, desde Sardañola se dio aviso a Barcelona de lo que estaba sucediendo acudiendo rápidamente fuerzas de seguridad y de asalto, las que descendieron en Sardañola, y una vez comprobado que allí no ocurría nada, se dirigieron hacia Ripollet.
Parece que al llegar la fuerza pública a la expresada calle hizo una descarga al sire para tratar de rendir a los revoltosos, los que desde diversos puntos en que se hallaban apostados contestaron a tiros agrediendo a la fuerza pública. Se desarrolló este tiroteo entre las siete y media y las ocho de la mañana, resultando a consecuencia del mismo, muerto de un balazo el joven de 26 años Pedro Poch Casanovas hermano del juez municipal de Sardañola, que se encontraba presenciando el tiroteo y que desde luego no tenía nada que ver en los sucesos pues se levantó al oír los primeros tiros y tener noticia de lo que ocurría. También resultó herido un joven que no ha sido identificado,
TELEGRAMA .DEL GOBERNADOR AL MINISTRO DE LA GOBERNACIÓN
«Esta mañana, sobre las seis, he tenido noticias por el alcalde de Sardañola, de que un grupo de hombres con armas largas, había hecho cesar el trabajo en la fábrica de Uralita, de dicha población. Después se han dirigido al inmediato pueblo de Ripollet, donde han desarmado, después de tirarles unas bombas, a los dos Mozos de Escuadra de dicho pueblo, que vivían separados, apoderándose del Ayuntamiento, donde han izado le bandera negra y roja. Inmediatamente ha acudido en auxilio de dicha pareja el comandante del puesto de Mozos de Escuadra de Moncada, con seis hombres, sosteniendo un vivo tiroteo con los revoltosos, llegando poco después refuerzos del mismo Instituto de Barcelona y el capitán de la Guardia Civil de Sabadell con veinte hombres, los cuales se han apoderado del Ayuntamiento. Los revoltosos han tenido dos muertos y han sido detenidos cinco por los Mozos de Escuadra y tres por la Guardia Civil, escapándose otros que son perseguidos. Han quemado la documentación de la Secretaría y una parte del Archivo y Registro Civil. Restablecida normalidad.»
En Sardañola hubo un encuentro entre mozos de escuadra y revoltosos. Dos de estos resultaron muertos. Habían ocupado el Ayuntamiento desde donde sostenían tiroteo con la fuerza pública.
En Ripollet declararon el Comunismo libertario en el Ayuntamiento, donde después de detener al Alcalde izaron la bandera de la F. A. I. y quemaron el Archivo, destrozaron cuadros del Presidente de la República y del de la Generalidad.
Un revoltoso llamado Santiago Martínez resultó muerto. Mozos de escuadra y somatenes fueron desarmados.
Cuando un hermano del juez de Sardañola se dirigía a Ripollet para ponerse al lado del alcalde, fue muerto por los revoltosos.
Al anochecer, un grupo de revoltosos se dirigió al Ayuntamiento de Sardañola logrando apoderarse del edificio y al llegar la Guardia civil para desalojarlos la hicieron fuego. Repelió la fuerza pública la agresión, poniendo en fuga a los revoltosos y matando a uno de ellos e hiriendo a varios.
Los fugitivos se dirigieron a Ripollet, apoderándose también del Ayuntamiento, e izando en su balcón la bandera comunista. Poco después llegaban fuerzas de la Guardia civil, que fueron recibidas a tiros, pero que lograron, a pesar de ello, desalojar del local a los revoltosos. También aquí la fuerza pública produjo un muerto y varios heridos entre los revoltosos.
BARCELONA.—Durante la noche del domingo y madrugada del lunes llegaron a Ripollet algunos extremistas de Barcelona y Sabadell. Se pusieron al habla con el núcleo sindicalista de la localidad para plantear inmediatamente el movimiento revolucionario. Puestos de acuerdo celebraron una reunión en el local del Sindicato Único, donde se concretó el pisa de acción y se distribuyeron las funciones que cada uno había de ejercitar.
Alrededor de las cinco y media de la mañana los revoltosos se echaron a la calle armados de pistolas para comenzar la revolución. La primera medida de los extremistas fue dirigirse al domicilio del jefe. de los mozos de Escuadra del pueblo, a la casa de otros mozos y somatenistas y de vecinos que tenían armas, apoderándose de ellas.
Los individuos pertenecientes al somatén fueron, al igual que los mozos de escuadra, desarmados y en casa de uno de los individuos de este cuerpo, que es farmacéutico, los sublevados, además del arma, se llevaron cuatro pesetas que encontraron encima de la mesita de noche de la alcoba en que penetraron al hacer el registro.
La primera medida de los extremistas fue dirigirse al domicilió del encargado de los mozos de escuadra del pueblo, Juan Godía, que con el mozo Juan Pugés constituyen la única fuerza armada de la localidad, y proceder a su desarme. El mozo de escuadra Godía vive en la calle de Fermín Galán y para intimidarle los revoltosos, al propio tiempo que un grupo de ellos le sorprendía, entrando en su casa atropelladamente, otro grupo saltó la tapia del patio y desde allí contribuyó a sitiar al amenazado, para que no pudiese ofrecer resistencia ni huir. Ya en su poder el mosquetón del mozo, hicieron lo mismo con su compañero Pugés, desarmándolo igualmente. Luego les amenazaron con matarles si salían a la calle o se atrevían a pedir auxilio a los otros puestos de -mozos de escuadra.
Luego los revoltosos que se habían procurado una lista de los individuos del somatén procedieron a desarmar a aquéllos de los que sabían eran poseedores del mejor armamento. Uno de los primeramente visitado fue el cabo del somatén, D. Vicente Costa, a quien le ocuparon una carabina moderna y unos cuantos cartuchos. Los extremistas intimidaron al señor Costa para que no saliese a la calle, diciéndole que se había proclamado el comunismo libertario y que era inútil el que pretendiesen las clases burguesas ningún movimiento de resistencia.
A continuación, recorrieron los domicilios de ocho o diez individuos más del somatén, a los que ocuparon también magnífico armamento.
Entre los somatenistas figura el farmacéutico don Ernesto Sales, en cuya farmacia se presentaron a las seis y cuarto de la mañana e hicieron abrir la puerta al dependiente, como si se tratase de un caso urgente. Luego, exigieron al dependiente que les entregase las armas que hubiese en la casa, subiendo tres de ellos con aquel dependiente hasta un desván, donde se apoderaron de un equipo completo de caza que el señor Sales guardaba.
Como entre los revoltosos iba un individuo que había trabajado de peón albañil en unas obras que se realizaron hace tiempo en la farmacia, éste indicó que el señor Sales tenia también un rifle, y los revoltosos exigieron entonces en tono perentorio la entrega inmediatamente de esta arma.
Entre tanto, uno de los dos individuos que había quedado en la farmacia registró el cajón donde se guardaba el dinero, pero sintiendo, sin duda, escrúpulos de conciencia, a pesar de que en el mismo se guardaban unas ocho pesetas, sólo se apoderó de una en plata y otra en calderilla.
Terminada la requisa de armas los sediciosos, armados convenientemente, se dividieron en varios grupos, marchando la mayoría a situarse a la entrada de la población para evitar ser sorprendidos, mientras otros marchaban a apoderarse del Ayuntamiento.
Un grupo de diez o doce revoltosos marchó al domicilio del teniente de alcalde José Ros, al que obligaron a levantarse y a acompañarles hasta las Casas Consistoriales. Una vez en ella hicieron valer la autoridad del señor Ros, exigiendo del alguacil que les abriese la puerta, y entraron en tropel, apoderándose del edificio.
El señor Ros fue encerrado en uno de los despachos del Ayuntamiento. Los extremistas izaron seguidamente en el balcón principal la bandera roja y negra, dando después varios gritos de ¡Viva el comunismo libertario!
Al propio tiempo otros individuos se incautaron de la bandera de la República y de la regional, que condujeron al patio, donde las prendieron fuego. Los revoltosos se dirigieron también al salón de sesiones, de donde descolgaron los retratos de los señores Alcalá Zamora y Maciá y un cuadro emblemático de la República y los destrozaron. En cambio, se apoderaron de dos retratos de Galán y García Hernández y los sacaron al balcón, vitoreándolos.
Los sublevados intentaron inútilmente forzar la caja de caudales.
No contentos con esta hazaña se dirigieron al archivo y cogieron varios libros, quemándolos. Luego, siempre armados de pistolas y carabinas, se mantuvieron a la expectativa. Hacia las ocho de la mañana llegó el alcalde Magín Girbau, al que permitieron la entrada al Ayuntamiento; pero al afearles el alcalde su proceder le dijeron que se callara, puesto que el comunismo libertario se había proclamado en toda España. Después le dejaros marchar junto con el teniente de alcalde señor Ros.
Entretanto Se había dado aviso telefónico a Sardañola, Moncada, Sabadell y Barcelona de lo que estaba ocurriendo en Ripollet, y desde Barcelona se ordenó el envío de fuerzas para reducir la sedición.
Los primeros en llegar por la parte recayente a la población de Masrampiño fueron los mozos de Escuadra del puesto de Moncada, que eran dos parejas al mando del cabo Pedro Mongay. A poco de llegar a la población se encontraron ya con un grupo de revoltosos, que les recibieron a tiros. Los mozos de Escuadra dispararon a su vez, consiguiendo avanzar e internarse; pero al llegar a la parte formada por las calles de Fermín Galán y Esparteros, los mozos de Escuadra se vieron bloqueados materialmente, corriendo gravísimo peligro de ser muertos.
Guareciéndose en las esquinas de las calles y en los portales consiguieron tener a raya a los agresores durante más de media hora, cruzándose en este tiempo centenares de disparos. La situación de los mozos de Escuadra se hacía cada vez más comprometida, sobre todo cuando el subcabo Mongay resultó herido de un balazo en el brazo izquierdo.
Afortunadamente, en la misma calle de Fermín Galán, junto al lugar en que se estaba manteniendo el tiroteo, habita el mozo de Escuadra Juan Godia, que había sido desarmado por la mañana, y el subcabo herido pudo refugiarse en el domicilio de aquél, librándose así de ser muerto por sus agresores.
Poco después llegaron nuevas fuerzas de mozos de Escuadra procedentes de Barcelona, y éstas entablaron a su vez una reñida lucha con los revoltosos por el lado opuesto de la población. Alrededor de las nueve de la mañana llegó un camión transportando fuerza de la Guardia civil del puesto de Sabadell. En la carretera, en la que se divide el término de Sardañola y Ripollet, había congregados muchos vecinos que comentaban los acontecimientos que se estaban desarrollando. Entre los grupos se encontraban el juez municipal de Sardañola, Ramón Poch Casanovas, y su hermano Pedro, de veinticuatro años, chófer, empleado en la Urbanización de Bellaterra y que había ido ocupando una motocicleta a recoger en la casa del peatón (cartero) la correspondencia destinada a la casa en que estaba empleado. Al llegar el camión de los guardias se oyó un ruido semejante al de un disparo. Los grupos de curiosos, presos del mayor pánico se dispersaron, yendo a refugiarse los hermanos Poch en una tintorería que hay al comienzo de la calle de la Estación, cuyos dueños se apresuraron a echar los cierre metálicos, cerrando además las puertas de cristales. Parece ser que los guardias creyeron que en la tintorería se habían refugiado elementos revolucionarios, y al pasar el camión frente a dicha casa hicieron contra ella una descarga. Varios proyectiles atravesaron los cierres metálicos y rompieron los cristales de la puerta.
Una de las balas fue a herir en el pecho a Pedro Poch, que cayó al suelo con señales evidentes de estar gravísimamente herido Su hermano Ramón también resultó con lesiones en la mano derecha a consecuencia de los cristales que saltaron. Recogido el herido por su hermano y otra persona, lo trasladaron a su domicilio de Sardañola, donde a poco de llegar falleció. La muerte del señor Poch, víctima de una desgraciada equivocación, causó en Sardañola, donde la víctima era muy conocida, una profunda impresión.
Desde que llegaron los refuerzos de la Guardia civil y los mozos de Escuadra la acción de la fuerza pública contra los revoltosos fue mucho más eficaz. Los revoltosos, que se habían adueñado del Ayuntamiento, al darse cuenta de la llegada de fuerzas en número muy superior al que sin duda habían prevenido, después de algunas vacilaciones se dispusieron a abandonar el Ayuntamiento. Algunos de estos individuos marcharon a reforzar los grupos revolucionarios que luchaban contra la fuerza pública y otros se dispersaron por la población.
Durante el tiempo comprendido entre las nueve y las diez de la mañana, el tiroteo fue violentísimo, y puede decirse que se extendió a casi todos los sectores de la población. Durante esta lucha cayó el revolucionario Juan Antonio Martínez, de 24 años, al que un mozo de Escuadra dio un tiro en el cuello, que le dejó muerto en el acto.
Poco después, cerca de las diez de la mañana, se inició la desbandada de los revoltosos. En su mayoría abandonaron la población y, según parece, a campo traviesa, intentaron ganar la montaña.
Los mozos de Escuadra y la Guardia civil practicaron varias detenciones y se incautaron de considerable número de armas cortas y largas, abandonadas en su huida por los revoltosos. A uno de los detenidos le fueron ocupadas dos bombas. Sin embargo, parece ser que los revoltosos de Ripollet disponían de poca cantidad de estos artefactos, pues nadie las ha visto, ni se ha hecho uso de ellas.
Todos los detalles y declaraciones de testigos parecen confirmar que el número de revolucionarios fluctuaba entre 40 y 50, muchos de los cuales eran forasteros, llegados la noche anterior.
La Guardia civil practicó, una vez dominada la situación, un registro en el domicilio del Sindicato Único, donde se incautó de varias pistolas y municiones. También se incautó de un rifle.
Muchos vecinos de Ripollet señalan como uno de los principales cabecillas de la revolución a un chófer que presta servicio en Sardañola, apellidado Molina. Este individuo, a quien parece se vio durante la madrugada y parte de la mañana mezclado con los grupos revolucionarios, ha huido, llevándose consigo el coche, aunque no es de su propiedad.
Barcelona, (Tel). — El gobernador civil, al recibir esta noche a los periodistas, les confirmó la noticia de que había dado las Órdenes oportunas para que sean clausurados los sindicatos de Sardañola.
También les dijo que en dicha localidad se había efectuado el entierro del hermano del juez municipal don José Poch, muerto a consecuencia de los sucesos del lunes.
BARCELONA, 25.—El Juzgado especial se ha inhibido a favor de la jurisdicción militar de la causa que se instruye con motivo de los sucesos ocurridos en Sardañola y Ripollet, en que resultó un guardia civil muerto.
En Sardañola también encuentran explosivos
En Sardañola han sido encontradas esta tarde, abandonadas, cerca de la casa de uno de los detenidos en los pasados sucesos, una carabina, varios detonadores, armas cortas y numerosas municiones para las mismas. Todo ello se ha unido al sumario que instruye el Juzgado de Sabadell, y que, como anunciamos, pasará a la autoridad militar correspondiente.
DILIGENCIAS JUDICIALES POR LOS HECHOS TERRORISTAS
El Juzgado especial que instruye los sumarios por delitos terroristas, estuvo ayer conferenciando con el presidente de la Audiencia y dedicó la tarde al desglose del tanto de culpa que pasará al Juzgado de Sabadell por tenencia ilícita de armas contra José Martínez Fernández, detenido en Sardañola - Ripollet.
Dicho Juzgado decretó la libertad provisional de Antonio Fajés, Ángel Gimeno Lluch y José Pons Candela, habiendo señalado una fianza de mil pesetas a Antonio Riquelme.
Ayer el Juzgado especial recibió declaración al dueño de un auto que condujo desde Sardañola a los detenidos Antonio Molina Patiño y Antonio Ortiz Cazorla,
El testigo dijo que él no guiaba el auto, pero que el chófer le enteró del viaje efectuado a Barcelona por unos desconocidos, que, sin duda, huían de dicha población.
En el Juzgado se ha recibido un exhorto del Juzgado de Sabadell para que se mantenga la incomunicación de los detenidos que fueron puestos en libertad por el juez señor Pastor, sí bien quedaron detenidos gubernativamente.
“SOLIDARIDAD OBRERA”
La Redacción de “Solidaridad Obrera” denunció al Juzgado la sospecha de que alguno de los cadáveres llevados al depósito judicial sea el de García Oliver, y pide que no se proceda al sepelio hasta que sean identificados los cadáveres.
LO DE RIPOLLET
El juez de Sabadell, don Rufino Abelló, con el secretario y oficial criminalista don Antonio Masó, estuvo en la Jefatura de policía de Barcelona con objeto de ampliar las diligencias del sumario que instruye por los graves sucesos de Ripollet.
El juez, a fin de activar la tramitación del sumario y habiendo uso de las facultades que le confiere el decreto de 21 de marzo último, recibió declaración a los cuatro detenidos que fueron trasladados a Barcelona custodiados por el capitán de los mozos de escuadra señor Escofet.
Se llaman éstos Antonio Artigas, Jaime Ribas, Francisco Portolés y Antonio Belmonte. Los cuatro son jóvenes y vecinos de aquella población.
Acerca de la declaración que prestaron, el Juez guarda absoluta reserva,
Según nuestras noticias, los cuatro detenidos manifestaron a los mozos de escuadra en el atestado instruido en Ripollet, que el domingo pasado se encontraron confundidos entre la multitud cuando ésta se dirigía al Ayuntamiento, y que unos desconocidos les entregaron las armas que les fueron ocupadas. Niegan los cuatro haber intervenido en el tiroteo, e ignoran lo que se proponían los dirigentes del movimiento, añadiendo que sólo conocen de vista a los promotores de los sucesos.
El juez dispuso que ingresaran en la cárcel en calidad de detenidos a reserva de ulterior disposición.
En el fenecer de la revuelta se va registrando la secuela de incidentes propia de estos actos desgraciados. Siguen practicándose detenciones de sujetos complicados en el demencial levantamiento.
Los detenidos el domingo y el lunes, a raíz de los sucesos de Ripollet y Sardañola, son Antonio Artigas Llugany, Jaime Ribas Casamitjana, Francisco Portolés Salamó y Antonio Belmonte Ponce. Los cuales han sido trasladados a Barcelona por orden del Juzgado de instrucción de este partido.
Ha sido también ordenada la prisión de José Ribas Casamitjana, Isidro Parra Parra, Antonio Molina Patinyo y Juan Ribas Casamitjana, los cuales han ingresado en la cárcel de esta ciudad.
Aun últimamente llegaron, custodiados por mozos de escuadra, los detenidos José Ramón Baínes, Cirilo Villarrola López, Esteban Berbet Berbet, Victoriano Martínez Beneit y Manuel Ginés Martínez, los cuales, como los anteriores, han sido recluidos.
Jugando unos muchachos por las cercanías de la calle de San Fernando el pasado miércoles hallaron un rifle abandonado, marca Tigre, y 35 balines, Avisado del hallazgo un guardia urbano se hizo cargo del mismo para entregarlo a Jefatura.
ES IDENTIFICADO EL DETENIDO DE ANTEAYER :: TRANQUILIDAD
El detenido a raíz de la refriega de los revoltosos con la guardia civil en la carretera de Barcelona ha ingresado en la cárcel. Llámase José Martínez Fernández, de 23 años. y está domiciliado en esta, en la calle de San Fernando (Sabadell).
Los dos vecinos de Sardañola que transitando en un auto fueron agredidos por el grupo de los insurgentes y que fueron hospitalizados en esta, según comunicamos ayer, parece que sus heridas están exentas de todo peligro. La tranquilidad es absoluta en esta ciudad, aunque las precauciones no se abandonan.
Catalunya Ràdio, 21 de enero de 1933
UN REVOLTOSO DE RIPOLLET INGRESA EN LOS CALABOZOS DEL PALACIO DE JUSTICIA
El detenido que condujo la guardia civil desde Ripollet a Barcelona, y que pasó el domingo desde los calabozos del Palacio de Justicia a la cárcel, incomunicado, a disposición del juez de Sabadell, que instruye el sumario por aquellos hechos, se llama Isidro Bayo Sobregrau, el cual llevaba sólo veinte pesetas en plata.
Al ser interrogado dijo que no había tomado parte en los hechos, aunque confesó pertenecer al Sindicato único de aquella población y que se encontraba en el interior del mismo al comenzar los sucesos.
PROTESTA POR LOS SUCESOS DE RIPOLLET
También dijo el señor Moles haber recibido una Comisión del pueblo de Ripollet, de la que formaban parte al alcalde y el diputado a Cortes señor Layret, que le hicieron entrega de un documento suscrito por casi toda la población de Ripollet en el que protestan enérgicamente de los sucesos ocurridos en dicho pueblo y piden se imponga un severo castigo a sus promotores.
Otro de los detenidos que pasó a disposición del juez especial fue Francisco Nage Molina, quien declaró que su detención se efectuó al venir de Sabadell; y como parece ser que tuvo alguna participación en los sucesos allí desarrollados, así como los de Ripollet, el juez, después de recibirle declaración, ordenó que, incomunicado, quedase a disposición del juez de Sabadell.
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