martes, 18 de julio de 2023

Sotero Barrón Llorente

Sotero Barrón Llorente era el hermano mayor de Juan Barrón Llorente. Se casó con Luisa Rodríguez Benavente, natural de Getafe, y tuvieron tres hijos, Julio, Sotero e Isabel. El 21 de noviembre de 1896 tenía suscritas 7 obligaciones del Tesoro público por un valor nominal de 3.500 pesetas. Entre 1901 y 1904 se encontraba trabajando en la aduana de Barcelona, en la categoría de Auxiliares Vistas. Entre 1901 y 1903 vivía en el 4º piso del número 2 de la Plaza Palacio y en 1904 en el número 14 de la calle del General Castaños. 

En 1903 recibió una especial mención por su Memoria de la exportación de Barcelona. Estando destinado en Barcelona se le concedió una retribución de 2.174,85 pesetas, por Real orden de 8 de junio de 1904, por un servicio de sustitución en la plaza de Vista de la Aduana de Les (Lérida), desde mayo a noviembre de 1903.

Delegación de Hacienda de la provincia de Lérida - ANUNCIO

A las doce del día 20 de septiembre de 1904 se celebrará Junta administrativa en el despacho de esta Delegación y bajo mi presidencia, para ver y fallar la hijuela del expediente administrativo judicial núm. 27/903 de esta oficina, instruido por la aprehensión de varias mercancías, efectuada por D. Sotero Barrón, Vista accidental de la Aduana de Les, y carabinero de la Comandancia de esta provincia en la mina «Buena Suerte», sita en el puerto de Uret, término municipal de Bagergue. Lo que se anuncia para que llegue a conocimiento de los interesados Chep Charles y Juan Bordes, cuyo paradero se ignora, y puedan asistir a dicho acto; advirtiéndoles el derecho que les asiste de nombrar un comerciante que con voz y voto forme parte de la Junta.

Lérida 25 de agosto de 1904. E1 Delegado de Hacienda, Manuel Jiménez.

En el Escalafón rectificado a 31 de diciembre de 1904 está destinado en la aduana de la Codosera. El 31 de diciembre de 1905 el Ministerio de Hacienda rectificó el Escalafón del Cuerpo de los empleados periciales de aduanas, resultando que Sotero Barrón, nacido en la provincia de Soria y destinado en la Aduana de La Codosera en Badajoz, tenía 31 años, 8 meses y 9 días de edad, 1 año, 3 meses y 16 días de antigüedad en el grado y 5 años 1 meses y 22 días de servicios prestados.

El 19 de julio de 1906 Sotero participó con 2,44 pesetas en la suscripción nacional en favor de los damnificados por el hundimiento del tercer depósito del Canal del Lozoya, estando empleado en la aduana de Alconchel, en Badajoz.

Por Real orden de 9 de abril de 1905, expedida por la Presidencia del Consejo de Ministros, se dispuso que el Ministerio de Agricultura, Industria, Comercio y Obras públicas promoviese una suscripción nacional de carácter voluntario destinada a socorrer a los damnificados por el hundimiento ocurrido el día anterior en el tercer depósito de las aguas del Canal de Isabel II. En la mencionada Real orden se disponía que antes de dictar las disposiciones necesarias para el mejor éxito de la suscripción se oyese al Instituto de Reformas Sociales, el cual, por el núm. 5.° de aquella orden, era el encargado de distribuir el importe total de los donativos entre las familias de los obreros muertos y los que resultaron heridos a consecuencia de la catástrofe.

El hundimiento del tercer depósito del Canal de Isabel II se produjo una calurosa mañana de 8 de abril de 1905 en Madrid. La catástrofe se llevó la vida de 30 trabajadores, dejando más de 50 heridos de gravedad. ​El proyecto para el depósito había sido aprobado por orden de 20 de agosto de 1898.​ Tras la aparición de problemas en la obra en cuanto a la consolidación del terreno, con la aparición de socavones, se decidió emplear una cubierta de hormigón armado, hasta entonces inédito en España en una obra de tal magnitud.​ El derrumbe de la cubierta de hormigón tuvo lugar a las 7:15 de la mañana del día 8.

El 5 de noviembre de 1907 Sotero Barrón fue nombrado administrador de la aduana de Calabor, puesto que venía desempeñando anteriormente en Sanlúcar de Guadiana. El 31 de diciembre de 1907 la dirección General de Aduanas rectifico el Escalafón del Cuerpo de empleados periciales de Aduanas, resultando que Sotero Barrón Llorente, que servía en la Aduana de Calabor, nacido en la provincia de Soria, tenía 33 años, 8 meses y 9 días de edad, 3 años, 3 meses y 16 días de antigüedad en el grado y 7 años 1 mes y 22 días de servicios. El 21 de septiembre de 1908 cesó en el cargo de administrador de la Aduana de Calabor, en el municipio de Pedralba de la Pradería, en la provincia de Zamora, por haber sido nombrado oficial cuarto de la Dirección de Aduanas. El 24 de mayo de 1909 fue nombrado administrador de la aduana de San Vicente de la Barquera. El 30 de septiembre de 1909 en El fomento industrial y mercantil aparecía consignada la deuda de 50 pesetas que debía A.V., de San Vicente de la Barquera, a Sotero Barrón.

El diario El Cantábrico del 19 de junio de 1910 daba cuenta de que Julio, hijo de su habitual colaborador Sotero Barrón, había terminado con éxito los exámenes de la última convocatoria. A sus 11 años una de las asignaturas aprobadas, en régimen de enseñanza libre, era la Historia Universal, que correspondía al cuarto año.

El 27 de marzo de 1913 se reunieron las damas católicas, presidentas de las Asociaciones de damas católicas de Cartagena que dirigieron el telegrama de protesta al presidente del Consejo, y acordaron querellarse contra Sotero Barrón, por unos artículos que consideraban injuriosos, y nombraron abogado y procurador. Posteriormente, el 15 de febrero de 1914 la Audiencia de Murcia dictó auto de procesamiento contra Sotero Barrón, que en aquel momento era redactor del diario madrileño La Tierra, a raíz de una querella por injurias presentada por las Damas católicas de Cartagena, contra las que había publicado un artículo en dicho periódico.

La enseñanza del Catecismo en las Escuelas

Las damas de la Comisión de señoras católicas, especialmente la marquesa de Unzá del Valle, se opusieron al conde de Romanones, por su iniciativa de eliminar la obligatoriedad de la enseñanza del Catecismo en las escuelas, añadiendo la sospecha de que bajo el pretexto de reflejar la diversidad de creencias religiosas, se buscase con el proyecto un mero efecto artificioso, para hacer creer en el extranjero que aquí en España había apreciable diversidad de religiones, lo cual resultaba en su entender inexacto, por ser cosa sabida que la mujer española era católica. (La Época, 13 de marzo de 1913)

El 20 de agosto de 1914 Sotero Barrón Llorente, que por aquel entonces vivía en Cádiz, participó con dos pesetas en una suscripción iniciada por la reina Victoria Eugenia de Battenberg a favor de los repatriados españoles con motivo de la guerra europea. El 3 de octubre del mismo año, seguía en Cádiz y aparecía en un listado de personas que se ofrecían a acoger a un niño huérfano belga, víctima de esa llamada Primera Guerra Mundial.

El 27 de septiembre de 1918, siendo Oficial de 2ª clase del Cuerpo de Aduanas, fue nombrado Inspector de alcoholes en Burgos y estuvo un mes prestando sus servicios.

Muchos años más tarde se encontraron en el archivo que fue del escritor, editor, empresario teatral y dramaturgo, Gregorio Martínez Sierra, dos cartas que Sotero Barrón escribió a su esposa Luisa desde Madrid, el 27 y 28 de mayo de 1922, manifestándole su disconformidad con la emancipación de sus hijos y el abandono del hogar de ella misma.

Sotero Barrón compró en 1915 la Villa Filomena, en la calle Arturo Soria 120, en la Ciudad Lineal de Madrid. En julio de 1924 se la vendió al tenor aragonés Miguel Burró Fleta, conocido como Miguel Fleta, por 100.000 pesetas, por lo que pasó a llamarse Villa Fleta. Esta Villa comenzó siendo un hotel construido por Mariano Belmás en 1904. Su primer propietario fue Francisco Amigó González, que al mismo tiempo era propietario del café Oriental, con un establecimiento en la calle Preciados número 2 y otro en la Plaza del Sol números 11 y 12. Amigó vivió en la Villa durante sus primeros años hasta vendérsela a Sotero Barrón. En marzo de 1916 Francisco Amigó cesó en su cargo de consejero del Consejo de Administración de la Ciudad lineal, por el estado de su quebrantada salud. Tras muchos años de abandono, fue derribada en 1985.

Miguel Fleta fue un personaje contradictorio. En 1930 realizó unas comprometedoras declaraciones políticas a favor de la República, llegando incluso a grabar el Himno de Riego. Pasado un tiempo. decepcionado con la Republica por su incumplido compromiso de apoyo a la música se afilia a Falange Española, convencido por el propio José Antonio Primo de Rivera que conocía desde hacía tiempo. Puso a disposición de Falange incluso su voz, grabando el Cara al Sol. Miguel Burró Fleta murió en la Coruña el día 29 de mayo de 1938 de coma urémico, olvidado y repudiado por todos.

Durante la Guerra Civil la entrada a Madrid por la carretera de Hortaleza estaba ocupada por el ejército republicano desde el Cerro de la Cabaña, mediante un búnker que se encontraba dónde está ahora el hospital de San Juan de Dios y desde la Iglesia de San Juan Bautista y la Villa Fleta, que era entonces la residencia del comisario del Segundo Cuerpo del ejército de la República e imprenta. Desde la torre de la Villa Fleta divisaban cualquier avance enemigo a través del arroyo Abroñigal, lo que hoy es la M-30. Durante la semana del 5 al 12 de marzo de 1939 los quioscos de Ciudad Lineal fueron tomados por las fuerzas golpistas de Segismundo Casado mientras los anarquistas tomaron Pueblo Nuevo. Los comunistas se vieron obligados a retroceder y abandonar Villa Fleta. 

Los estudios CEA de la Cinematografía Española y Americana estaban ubicados en Ciudad Lineal, por lo que se rodaron escenas para sus películas en sus grandes espacios abiertos, jardines y villas. En la Villa Fleta se rodaron Canelita en rama en 1943), El cochecito en 1960 y Mónica Stop en 1969.

El diario El Imparcial del sábado 1 de noviembre de 1924 daba cuenta de que, en la calle Preciados, frente a la de Veneras, después de las 9 de la noche, habían chocado el tranvía 393, disco 21, de la línea de Pozas, servido por el conductor número 279 y el autobús 58, llevado por el conductor número 35, que prestaba servicio entre la Puerta del Sol y los Cuatro Caminos, cuando circulaban en sentido opuesto y repletos de viajeros. Al llegar ambos vehículos al recodo que forma la calle preciados frente al Café Varela se embistieron. Los viajeros aterrados trataron de ponerse a salvo, arrojándose algunos por las ventanillas. El conductor del autobús, que seguramente debió darse cuenta de lo inevitable del choque, hizo un rápido viraje para evitarlo, más como en aquel lugar es estrecha la calle, el coche, después del encontronazo con el tranvía, fue violentamente a estrellarse contra la columna del tranvía situada frente al café citado. Resultaron con contusiones leves los viajeros Ladislao Rech Camporredondo, de treinta y tres años y domicilio en Martín de los Heros 24, Sotero Barrón Llorente, de cincuenta y domicilio en San Bernardino 9, y Santiago Vacas Valenciano, de cuarenta y uno y domicilio en Andrés mellado 53. Todos ellos fueron curados en la Casa de Socorro. Ambos vehículos sufrieron grandes desperfectos, quedando el autobús estacionado durante mucho tiempo en el lugar del suceso, en el centro de la calle por lo que la circulación de tranvías en esa vía quedó interrumpida durante algo más de una hora.

Sotero Barrón Llorente, dos años más tarde, el 24 de agosto de 1926, se vio envuelto en un accidente automovilístico en la carretera de Francia, cerca del pueblo de Buitrago, en Madrid, a consecuencia del cual falleció. En el momento de su muerte tenía 51 años de edad, y su esquela apareció en el diario ABC. Por aquel entonces era Jefe de Negociado de Aduanas de segunda clase.

Al año siguiente, en el BOE del 1 de septiembre de 1927 se publicó la concesión de la pensión de Montepío de 1.500 pesetas a la viuda de Sotero, Luisa Rodríguez Benavente, que por entonces tenía su domicilio en Madrid. En ese año se publicó una reedición de su libro Ordenanzas de Aduanas, editado por la Editorial Reus SA de Madrid, que además de editorial, también era una academia para la preparación de oposiciones, entre otras, para los oficiales de Aduanas, por lo que cabe pensar que Sotero también dio clases en la citada academia. En La Gaceta Literaria del 1 de septiembre de 1930 aún se publicitaba la segunda edición del libro Ordenanzas de Aduanas editado en Madrid y escrito por Sotero Barrón y Jacinto Bareche. Se vendía a un precio de 7 pesetas.


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