El descubrimiento de uracilo, una de las cuatro letras del ARN, en muestras traídas a la Tierra desde el asteroide Ryugu avala la opinión de que los compuestos orgánicos fundamentales pudieron haber llegado a la Tierra a bordo de meteoritos.
Estas muestras se han obtenido de unos cinco gramos de tierra extraída por la sonda espacial japonesa Hayabusa 2 de la superficie de Ryugu. Este asteroide es una esfera negruzca de unos 900 metros de diámetro que orbita entre Marte y la Tierra a una distancia mínima de casi 100.000 kilómetros. Para los científicos, es como una cápsula del tiempo que ha permanecido errante e intacta desde los orígenes del sistema solar, hace 4.500 millones de años. Su composición desvela cómo es el material más antiguo y básico con el que se formaron después todos los planetas, incluida la Tierra.
En diciembre de 2014, Japón lanzó la sonda Hayabusa 2, que debía convertirse en la primera nave humana capaz de visitar un asteroide, arrancarle muestras y enviarlas de vuelta a la Tierra. Su predecesora Hayabusa 1 ya había hecho algo similar, pero la cantidad de tierra arrancada a su asteroide, Itokawa, era muy escasa. Al llegar hasta Ryugu, la Hayabusa 2 no solo recolectó tierra de la superficie, sino que disparó proyectiles a Ryugu dejando sus entrañas al descubierto y tomando muestras del interior.
En diciembre de 2020, una cápsula blindada sobrevivió a la entrada en la atmósfera y se estrelló en un remoto paraje del desierto del sur de Australia. Eran las muestras enviadas por Hayabusa 2. Un tiempo después, los investigadores confirmaron que la nave había recuperado 5,4 gramos prístinos de asteroide. Era el material más antiguo y puro al que había tenido acceso la humanidad.
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