sábado, 25 de enero de 2025

Alfredo Nistal Martínez

Aunque de familia leonesa, Alfredo Nistal Martínez nació en Madrid, en 1892, cuando su padre ejercía como interventor. Su juventud transcurrió en tierras leonesas. Entró en el servicio de correos en 1911. De forma autodidacta se forma leyendo a Pi y Margall, Costa, Picavea, y a los autores de la Institución Libre de Enseñanza. Aprende inglés y francés, y se matricula como alumno libre en la Universidad de Madrid y termina Derecho. 

Siendo joven comenzó a colaborar en La Democracia, periódico leonés republicano y progresista, y formó parte de la redacción de Vida Leonesa, revista ilustrada en la que escribían Demetrio Monteserín (Padre de una de las tres mártires de Somiedo), Mariano Berrueta, Publio Suárez y María S. Miñambres

Con 25 años participa en la Huelga General de 1917 y es expedientado por ello. 

Nistal ingresa en la masonería el 28 de diciembre de 1930, tomando el grado 1º, de Aprendiz. Subió al grado 3º, de maestro masón, el 25 de abril de 1931, días después de proclamarse la República. Otros miembros de la logia eran José Mollá, Pío Álvarez, Julio Marcos Candanedo, Rafael Álvarez o Francisco Valdés. Casi todos poseían el grado 3º y vivían y trabajaban en León. Nistal eligió el nombre simbólico de Ariel. En 1931 es elegido Diputado a Cortes por León. Meses antes había sido nombrado, por el Gobierno Provisional, Director General de Correos. En el seno del PSOE existen dos corrientes ideológicas, los prietistas y los largocaballeristas, una más proclive al pacto con la burguesía reformadora y la otra partidaria de impulsar un frente obrero revolucionario. En esta segunda corriente se movería Nistal.

El 5 de enero de 1932 Alfredo Nistal firmó una Circular del Ministerio de Comunicaciones, que ordenaba la supresión de las notas desfavorables en los expedientes de sus funcionarios en virtud de la amnistía concedida al implantarse la República, una medida de gracia de la que se habían excluido los delitos cometidos por empleados públicos en el ejercicio de sus cargos. La misma supresión se aplicó entonces por lo menos a los funcionarios de la Dirección General de Prisiones antes sancionados.

Poco antes de la revolución de 1934 se crea un Comité Revolucionario de enlace entre dirigentes izquierdistas asturianos y cuencas mineras leonesas, coordinado y dirigido por Alfredo Nistal y otros ugetistas. En ese contexto nace la Unión de Hermanos Proletarios (UHP). El 5 de octubre de 1934 se inicia la insurrección en Villablino, Cabrillanes, Villaguer, Villaseca. El día 6 se proclama una huelga general, extendiéndose por Toreno, Bembibre, Ponferrada, Sabero, Olleros, etc. El día 8 se producen enfrentamientos entre los mineros, que se acercan en camiones a la capital, y las fuerzas del orden. En una de aquellas escaramuzas moriría el hermano de Buenaventura Durruti. Nistal coordinó los movimientos desde la capital, incluso establece contacto físico con varias avanzadillas y enlaces. Los militares acuartelados en la capital consiguen mantenerla bajo su control, con lo que la marea de mineros comienza a desarticularse. 

Alfredo Nistal es detenido y juzgado. Permanece en prisión 17 meses hasta que es amnistiado en febrero de 1936. 

A las 2 de la tarde del 20 de julio de 1936, desde la ventana de su casa, un quinto piso de la calle Palencia, mirando hacia la calle Ordoño II, observa el movimiento de los soldados que salen del cuartel del Cid hacia la Plaza de la Libertad (hoy, Santo Domingo). No pierde un minuto y huye hacia el norte, siguiendo la vera del río Bernesga. Dos horas más tarde llamaban a su puerta con la intención de detenerle. Hubiera corrido la misma suerte que Miguel Castaño, Ramiro Armesto, Nicostrato Vela o Pío Álvarez. Se dirige hacia las cuencas mineras de Asturias. 

«Vagaba yo en los días iniciales de la tragedia por los montes que dividen León y Asturias. Éramos un hato de desarrapados. Un desgarrón de piojos, con una misión a cuestas. Irrisoria misión; como que consistía en defender los pasos de aquella ingente y fragosa cordillera, en cada uno de cuyos mínimos repliegues se quedaba perdida nuestra indefensión e indigencia». 

Formó parte del Comité Provincial de Milicias Antifascistas de León, pero pronto se le destinó a Valencia, entonces capital de la República. El 5 de marzo de 1937 es nombrado Subsecretario del Ministerio de Estado, cuyo titular era Julio Álvarez del Vayo. Permanece sólo tres meses en el Ministerio. Luego será nombrado Comisario General de Guerra. Aquel mismo día, en León, se subastaban los enseres de la familia Nistal en 5 lotes: uno de ellos estaba compuesto por 900 libros. 

El 2 de mayo del 38 fue nombrado Cónsul en Toulousse, a donde se traslada con su familia, su esposa, cinco hijas, una nieta, padres y yernos. En febrero del 39 es nombrado Cónsul General de la República en París, en donde trabaja en el SERE (Servicio de Evacuación de Refugiados Españoles). En París es también Secretario de la Comisión Representativa de la Familia Masónica Española, organizando documentación, pasaportes, ayudas, beneficencia, evacuaciones para Ibero-américa, etc. 

Él mismo se exilia en Chile. En Santiago colabora en la Oficina de Propaganda de los Aliados. Contacta con los socialistas chilenos y allí conoce a Salvador Allende. Nistal murió en Santiago de Chile en 1952.



EN LEÓN (El porvenir de León, Miércoles 14 de enero de 1914)

Ya se encuentra en León trasladado de Oviedo, nuestro querido amigo, el ilustrado oficial de Correos don Alfredo Nistal.

Lo celebramos mucho.


UN ESCÁNDALO (LA ACCIÓN, 17 de julio de 1918)

DISCUSIÓN QUE TERMINÓ A PALOS

La Junta técnica y de estudios del Cuerpo de Correos convocó anoche a todos los empleados a una reunión que había de celebrarse en la plaza de la Villa, número 3, para dar cuenta de su gestión. Los funcionarios de Madrid llegaron a la plaza de la Villa, pero no quisieron entrar hasta. que llegara el verdadero presidente, que fue el nombrado en la última asamblea. Cuando éste llegó, penetraron todos en el salón, viendo que ocupaba la Mesa presidencial don Adolfo Reyes, don Salvador Cañiz, don Daniel Muñoz, don Javier Piñeiro y don Alfredo Nistal. Declaró abierta la sesión el señor Reyes, y cuando el referido señor empezó á hablar para explicar la gestión de la Junta, pidió la palabra el oficial de Madrid señor García Alvarez, acaso para manifestar que la presidencia de la Mesa no estaba, formada por quien debía. Se la negó el presidente, diciéndole que después podría hablar; insistió el Señor García Alvarez, con igual resultado, y entonces los demás protestaron, hasta que unos trescientos individuos, armados de bastones y vergajos, comenzaron a repartir estacazos.

La lucha se generalizó, ocasionando esto el revuelo consiguiente, abandonando, por último, los iniciadores del desorden el local. Entre los asistentes que allí quedaron había dos heridos. Don Alfredo Nistal, de veinticinco años, oficial de Correos, domiciliado en el Hotel de Barcelona. y don Abdón López, de veintinueve, también oficial da Correos. El primero tiene una herida en la frente, y además fue asistido de contusiones en la cabeza; el segundo fue curado de una herida incisa en la región mastoidea. La Junta técnica y las víctimas de la agresión estuvieron esta madrugada en el Juzgado de guardia para denunciar loa hechos y señalar los nombres de algunos de los agresores. El inspector de Policía don Joaquín García Valdés y el agente señor Valero, al producirse el tumulto en el local en que se celebraba la reunión, fueron arrollados y recibieron varias contusiones.

Las conferencias de la Casa del Pueblo (El Adelanto, Viernes 1 de julio de 1921)

Conforme ayer anunciamos, esta noche, a las ocho, tendrá lugar la conferencia del conocido periodista y culto abogado D. Bienvenido Moreno, que disertará sobre El derecho del obrero a educarse.

La Junta directiva de la Federación, deseosa de dar a conocer las más prestigiosas figuras de la intelectualidad, no ha tenido inconveniente en hacer gestiones para que ocupe la tribuna de la Casa del Pueblo, el intelectual y prestigioso ateneista D. Alfredo Nistal, que actualmente se encuentra en Astorga.

Su conferencia tendrá lugar el día 5. a las ocho de la noche, cuyo tema anunciaremos oportunamente.

Triunfo de un leonés (Renacimiento, 4 de junio de 1922)

Queremos honrar las páginas de nuestra Revista consignando el resonante triunfo alcanzado en Madrid por nuestro querido amigo Alfredo Nistal, al ganar en reñidas oposiciones, sin más medios que su propio esfuerzo, la cátedra de Lengua francesa de la futura Escuela nacional de Correos.

Librémonos, sin embargo, de lanzar a este amigo la ofensa «del adjetivo», tan venido a menos por lo mal prodigado.

Por otra parte, los que conocemos a Nistal, tenemos el firme convencimiento de que su éxito de ahora, con significar mucho, no será el más importante, menos el definitivo, de su brillante carrera.

Nistal no ha llegado, llegará, y llegará cuando, como le decía el otro día en el banquete de Astorga un su entrañable amigo, quite ese apocamiento de leonés, tan característico de los leoneses.

Negarlo Sería desconocer su formidable obra —gana la intensidad a la extensión —donde se revela como un genio de la literatura.

La literatura; el libro y.el periódico: he aquí el campo en que irradiará —así lo esperamos —la actividad de Alfredo Nistal con la fuerza de un y cerebro bien formado.

CONFERENCIA (El Día de Palencia, Lunes 9 de diciembre de 1929)

Organizada por el Ateneo obrero, y en el salón de actos de la Sociedad Recreo industrial, que lo ha cedido galantemente, ha dado hoy una conferencia pública el periodista don Alfredo Nístal, que disertó sobre el sugestivo tema: «Funcionamiento del orden social».

El señor Nistal fue muy aplaudido.

Nuevos directores de Correos y Telégrafos (La Opinión, Martes 21 de abril de 1931)

Por un decreto de Comunicaciones se nombran director general de Correos a don Alfredo Nistal Martínez, y de Telégrafos y Teléfonos a don Mateo Hernández Barroso.

Los hombres de la República (El Adelanto, Martes 21 de abril de 1931)

Don Alfredo Nistal Martínez

Uno de los valores, más sólido y auténtico, con que cuenta la naciente República española es este insigne leonés promovido con acierto insuperable a la Dirección General de Correos.

Don Alfredo Nistal, que apenas ha cumplido 39 años, no era hasta la fecha, conocido del gran público español; sus actividades se desenvolvieron en la capital leonesa y las luces de la clarísima inteligencia apenas traspasaron los límites de su intimidad local o corporativa. Fácil le hubiera sido, sin embargo, a este hombre de virtudes excepcionales, abrirse paso y escalar los puestos de privilegio allí donde tantas medianías medraban; pero Alfredo Nistal, como valor auténtico, nunca pidió nada, ni se acercó a nadie que le sirviera de escabel; esperó paciente, dejó llegar su hora y ésta sonó al advenimiento del régimen republicano que así quiere premiar la devoción, nunca desmentida, de uno de sus hombres más capaces.

El nuevo director de Correos, salido del seno de la Corporación y abogado, es bastante más, mucho más que un técnico que siente las preocupaciones corporativas; es un pensador, es un escritor de altos vuelos a los que llega también con una magnifica oratoria, viva, contundente y demoledora sin otro artificio que el peso abrumador de una gran cultura.

En nuestro querido colega "La Democracia”, de León, hacia frecuentes galas de su talento y de su ingenio; alguna vez llegó con sus destellos a la prensa madrileña pero su independencia ejemplar y un legitimo sentido del propio saber le hicieron negar colaboraciones mediatizadas.

Este es, a grandes pinceladas el hombre que, desde hoy, ha de regir los destinos de Correos. el hombre al que esperan más altos puestos porque más altos son sus merecimientos. De enhorabuena, pues, debe estar el Cuerpo de Correos y de enhorabuena estos hombres de la naciente República ya que cuentan entre sus colaboradores a un ingenio tan personal y auténtico cómo el de don Alfredo Nistal Martinez.

A. G.

FIGURAS DEL NUEVO RÉGIMEN (El Liberal, Madrid, 22 de mayo de 1931)

Charla con D. Alfredo Nistal, director general de Correos

Una pura conciencia, una mente clara y un profundo conocimiento del Correo; he aquí el triángulo de virtudes y excelencias que forman la destacada personalidad de Alfredo Nistal. No llega este hombre al eminente cargo que ocupa a impulsos de un arrivismo desatado y menos en virtud de una perseverante carrera política, la que hay que premiar —más o menos merecidamente— con una sinecura cualquiera, encaje o no en las condiciones específicas del favorecido. Fue el propio organismo postal quien le sacó de su oscuro retiro provinciano e hizo de él la encarnación de sus designios al par que su regidor enérgico, insobornable y justo, tal y corno la nueva era reclamaba. Hombre de letras, batallador infatigable al servicio de la democracia más genuina, espíritu batido por todos los vientos del vivir, trae a la delicada y compleja función de su cargo aquel cúmulo de experiencia y buen sentido, armas de eficiencia suma en cualquier mando u ordenación. 
 

Por vez primera ocupa la Dirección General de Correos un funcionario técnico. Lo que quiere decir que aquella larga etapa que necesitaban los profesionales de la política para penetrar, siquiera fuese someramente, el problema de la Posta en España, ahora queda felizmente salvada en positivo beneficio para todos. Lástima que esta preparación técnica no disponga de los medios adecuados para desarrollar la amplia reforma que los servicios y el personal exigen. De persistir la cicatería con que siempre se atendió al Correo por parte del Poder público, de nada servirá la innovación que supone un regidor de clase, pues que su labor resultará a la postre, tan estéril como la de cualquier zascandil con fortuna de los infinitos que gobernaron la nave postal. Veamos, en punto a realidades y proyectos, lo que nos dice este hombre admirable.

Dos problemas fundamentales— comienza a hablarnos Alfredo Nistal— existen hoy en el seno de nuestra organización, a saber: el que afecta al funcionario y el que se refiere al servicio. El problema del funcionario podríamos puntualizarlo en estas tres palabras: pan y jefes. No es posible mantener por más tiempo el inhumano sistema de ascensos que hoy y rige, en virtud del cual no se mejora de soldada hasta tanto no se recorre, número a número, la categoría correspondiente. inviértase en ello el tiempo que se invirtiere. Así ha podido darse el caso—y se da en la actualidad— de individuos que permanecen estancados ocho y diez años en la misma clase por ese tapón absurdo que significa la escala cerrada sin premio alguno a la efectividad de servicios. Hay que ir al ascenso automático, tómese como tipo el quinquenio, el bienio o el trienio. Ascenso automático que en todo momento proporcione al funcionario el salario vital; es decir, aquella remuneración mínima capaz de cubrir tanto las necesidades materiales como las espirituales. Sin ese salario lógico como base, ya puede usted imaginar todos los escalafones que quiera, que con todos ellos el disgusto y el desaliento serán la rémora que impedirá una verdadera tarea fecunda.

Respecto a la formación de la jefatura, yo soy partidario de una rigurosa escolaridad técnica; que sólo alcance la categoría de rector, de dirigente, quien salve con entero lucimiento determinadas pruebas de capacidad y además reúna aquellas condiciones de carácter y organización indispensables para ejercer mando. En nuestro servicio, como en tantos otros, hay dos funciones esencialmente distintas: la ejecutante o mecánica y la directiva. Para la primera basta con una inteligencia media y una voluntad firme de trabajo. No así para la segunda, infinitamente más compleja y delicada, donde el carácter y la formación cultural han de jugar con tanto vuelo. Esta división de funciones no debe motivar nunca, a mi juicio, diversidad de emolumentos. La antigüedad determinará en todo caso aquéllos, por lo que será corriente ver oficiales con mayor sueldo que su jefe, sólo porque ingresaron en la Corporación con unos años de delantera. ¿Comprendido?

— Comprendido.

— Vamos ahora con el problema de los servicios. Usted sabe que desde tiempos inveterados— tal vez desde que el Correo se constituyó en servicio oficial—el Estado vio en él una renta de las más saneadas y nunca un servicio público al que había que subvenir, como, por ejemplo, la sanidad o la enseñanza. Esta fue, y es, nuestra muerte, porque al no invertir en el mejoramiento del Correo cuando el Correo produce. la función se limita, con gravísimo quebranto para su natural desarrollo, las tarifas tienden al alza y llegan a encarecerse irremediablemente, se hace imposible la implantación de servicios nuevos y aun los mismos existentes llegan a no responder al ritmo progresivo de los tiempos por no rebasar una organización anticuada y un área de acción insuficiente a todas luces.

Déjesenle al Correo sus propios beneficios, quítesele el acusado matiz de contribución indirecta que hoy ostenta y como por arte de magia se le verá florecer y progresar hasta unos límites realmente insospechados. Juzgo ocioso hablarle de organización de servicios en tanto esto no sea una feliz realidad. Yo confío en que los hombres de la República verán pronto esta verdad palmaria. Si así no fuese, habría que lamentarlo principalmente por la economía nacional, que se vería privada del poderosísimo elementos impulsor que es el Correo, constreñido hoy a una función raquítica y empobrecida.

— Vamos ahora con otra cosa de crepitante actualidad, ¿Qué me dice usted de esos traslados alarmantes de indeseables y no indeseables?

— En primer lugar, que no hay motivo para alarmas de ninguna clase. Es cierto que han sido trasladados de Madrid hasta una veintena de funcionarios y que acaso traslademos todavía a ocho o diez más. Esta medida obedece a tres causas: primera, apartar de Madrid a ciertos individuos de una probidad sospechosa en el desempeño de su cargo, sin perjuicio, naturalmente, de comprobar aquellas culpas y aplicarles la sanción que proceda; segunda, hacer que otros cumplan los cuatro años reglamentarios de servicios provinciales para poder servir en la Dirección general, donde actualmente estaban destinados, y tercera, castigar de algún modo en determinados individuos ciertas «devociones exageradas» a los usos y personas del régimen que acaba de periclitar. Esto es todo, se lo aseguro.

— Por ahí se habla de que la monda no termina en esa treintena de traslados; que seguirán otros y otros hasta un número considerable y pavoroso...

— Puede usted desmentir esos rumores en absoluto. Si al hacerse la reorganización del centro directivo se viese sobra de personal, pasaría éste al Correo central. Ahora bien; no he de ocultarle que en provincias la falta de brazos se deja sentir con mayor intensidad que en Madrid, que hay oficinas en que de verdadero milagro puede salir el servicio adelante, y esto acaso nos mueva— si viésemos cubiertas con exceso las necesidades todas de Madrid, caja y correo central —a desplazar a algunos funcionarios, poniendo en práctica para ello un sistema rigurosamente automático. Pero de esto es prematuro hablar todavía. Lo importante ahora es desmentir esas noticias alarmantes de que usted me habla sin realidad alguna ni fundamento de ningún linaje, hágalo usted así en bien de todos. Y así queda hecho.

PEDRO MASSA

LAS REFORMAS EN EL SERVICIO DE CORREOS (Mundo gráfico. 15 de julio de 1931)

HABLANDO CON DON ALFREDO NISTAL

El Gobierno provisional de la República ha tenido una feliz iniciativa al elevar a Ministerio la Dirección general de Comunicaciones Servicio público de tan evidente importancia y que en el transcurso de algunos años lo ha adquirido mucho mayor por virtud de los grandes progresos de la ciencia aplicables a él, exigía una mayor amplitud en su organización y en su desarrollo, y si el dársela ha sido el móvil principal a que ha obedecido la iniciativa, debe considerarse un acierto digno de aplauso.

NOTICIAS DE LEÓN (El Siglo futuro. 4 de octubre de 1935, página 22.)

POR LA AUTORIDAD MILITAR SE PIDEN GRAVES PENAS POR LOS SUCESOS OCURRIDOS EN ESTA PROVINCIA

LEÓN.~En la causa que se sigue contra el ex diputado señor Nistal, el alcalde de San Andrés de Rabanedo, el señor Monje y otros dos declarados en rebeldía, los señores Fernández y Cadenas, se piden par a todos ellos graves penas cómo miembros del Comité revolucionario de esta provincia.

Por los sucesos ocurridos en Santa Lucia se encuentran procesados cuarenta, para los cuales se solicitan unas veinte cadenas perpetuas y otras penas graves.

También por los sucesos de Matallana comparecerán ante el Consejo de guerra 59 detenidos, para los que se pide una pena de muerte y varias de reclusión perpetua. Esta causa está principalmente instruida por el asalto al cuartel de la Guardia civil de Matallana.

Por los sucesos de Bembibre y Villaseca se piden también penas muy graves, ya que a consecuencia de los sucesos falleció en Villaseca un guardia y hubo varios heridos.

Por estos sucesos se piden catorce penas de muerte, y para el resto de los procesados, que son 53. penas de reclusión perpetua.

Por los sucesos de Cistierna también se piden penas muy graves, entre las cuales es la del maestro nacional de Veneros, que actuó al frente de los revolucionarios en el pueblo de Boñar, y para quien se pide la pena de muerte; además de esta pena se solicitan varias de reclusión perpetua y una de absolución para el por entonces maestro de Riaño.

También en el mes de diciembre se cree se celebrará el Consejo de guerra contra los procesados por los sucesos de Fabero, ocurridos en el año 33, para los que se piden penas que oscilan entre reclusión perpetua y cinco años de prisión correccional.

Cuando un coche de la Guardia civil pasaba por las cercanías de esta población, y en el sitio denominado «El crucero de San Marcos», dos individuos que se encontraban allí se pusieron delante del coche y con los puños en alto comenzaron a dar fuertes voces de «¡Viva Asturias, la roja!». Los guardias procedieron a la detención de los que así les saludaban, que resultaron llamarse Anastasio Reguera Reguera y Juan Martínez, ambos vecinos de Calzadilla, Con el correspondiente atestado fueron puestos a disposición de la autoridad judicial. — Fides.

Ha comenzado el consejo de guerra contra el exdiputado y exdirector de Correos don Alfredo Nístal (La Época - 29 de octubre de 1935, página 4.)

EL FISCAL SOLICITA PARA EL PROCESADO LA PENA DE RECLUSIÓN PERPETUA

Consejo contra otros dos revolucionarios

LEÓN 29.—En el cuartel del Cid comenzó a, las diez de la mañana el consejo de Guerra, contra el exdiputado socialista y exdirector general de correos durante el bienio, Don Alfredo Nistal, el presidente del Consejo de administración de la Casa del Pueblo, señor Monje, el exalcalde de San Andrés del Rabanedo don Carlos Valle González.

El público, que desde las primeras horas de la mañana, acudió a presenciar el consejo, no respondió ciertamente a la expectación con que era esperado; unas cincuenta personas acudieron a las ocho y media aproximadamente y se estacionaron en las inmediaciones del cuartel.

Este grupo fue aumentando poco a poco, y a la hora de comenzar el consejo, el público que esperaba en la cola era bastante numeroso.

A las nueve llegaron los procesados, acompañados de varias parejas de la Guardia Civil, y acto seguido fueron conducidos al cuartel. A las diez quedó constituido el consejo de Guerra en la siguiente forma: presidente, general jefe de la 15 brigada de Infantería, don Fernando Martínez Monje Restoy; vocales, generales jefe de la octava brigada dé Artillería, don José Iglesias Martínez; general comandante militar de El Ferrol, don Ricardo Morales Díaz; coronel del Centro de Movilización y Reserva de Lugo, don Arturo Giral Ortuño; coronel del regimiento de Infantería de Mérida, número 29, Don Juan González González; coronel de Ingenieros, de la Comandancia de Obras de fortificación, don Enrique Cánovas de la Cruz.

De vocal ponente actúa el jurídico de la División, don José Pérez. Villamil; de fiscal, un teniente auditor de primera y de letrados defensores las señores Zuloaga, que defiende al señor Nistal, y Armesto, que defiende al señor Monje, y el señor Pinedo, que tiene la defensa del señor Valle.

A las diez y diez, aproximadamente da comienzo la lectura del apuntamiento.

En el sumario figura una carta de un tal Eusebio Martínez, en la que se dice que Monje repartía municiones con destino a los revoltosos.

Varios agentes de Vigilancia dicen en su declaración que les consta que tanto Monje como Nistal eran los dirigentes del movimiento.

Varios revoltosos de Santa Lucía, dicen que las armas se las entregaban Nistal y otros.

Otro de los revoltosos de Villaseca de Laceana declara que las órdenes dadas por Nistal consistían en matar a toda la fuerza pública, y que una vez establecido el nuevo régimen los pobres serían ricos y los ricos pobres. También dice que vio en Villaseca a Canena, Nistal y otros.

Se leen varias declaraciones prestadas en período de plenario por varios oficiales de Correos, que disculpan al señor Nistal.

Terminada la lectura del apuntamiento, el presidente suspcnde por cinco minutos la vista.

Reanudada ésta, las parles renuncian a tomar declaración a los testigos, y en su consecuencia comienza, el informe del ministerio fiscal.

El fiscal comienza su informe diciendo que está plenamente demostrado que el señor Monje facilitaba municiones a los revoltosos, como también resulta acreditado, a su juicio, que el señor Nistal daba las órdenes para el movimiento, órdenes que, como se ve por las declaraciones de algunos testigos, consistían en apoderarse de los cuarteles de la Guardia Civil por medio de las armas.

Va relatando la prueba, en la que dice existe abundancia de datos que permiten acreditar que el procesado es culpable de los hechos que se le imputan.

Los descargos que se oponen por la defensa en nada pueden quitar valor a aquélla.

Después examina los cargos hechos contra el señor Monje, acusado de facilitar armas a los revoltosos, y en su consecuencia formula las siguientes conclusiones:

Primera. La existencia de un delito de rebelión militar, del que es culpable el señor Nistal, solicitando en su consecuencia la pena de reclusión perpetua para él; y otro de rebelión militar, comprendido en el artículo 211 del Código de Justicia Militar, del que es responsable el Señor Monje, para quien solicita doce años de reclusión mayor.

Para el exalcalde de San Andrés del Rabanedo, Señor Valle, solicita la absolución, por no aparecer clara su participación en los hechos.

Solicita, también la disolución de la Casa del Pueblo, por aparecer claramente acreditado que en ella se guardaban armas y municiones.

Después informa el señor Zuloaga, defensor de Nistal, convencido de que es inocente.

Todo su informe se encamina a negar valor a las declaraciones acusatorias, porque dice que la mayoría de los que han declarado en contra de su defendido son revolucionarios que hoy están puestos en libertad.

Solicita que el Tribunal absuelva libremente a su patrocinado.

A las dos menos cuarto de la tarde el presidente suspende la vista para reanudarla a las cuatro,

Martín García González declara qué recibió órdenes de Nistal para que sí veía á los grupos revolucionarlos que se acercaban a León les mandase retirarse, puesto que él movimiento estaba fracasado, y que el Gobierno era dueño de la situación. Asegura que los rebeldes al comunicarles esta orden le dijeron qué no podía ser cierta, pues el señor Nistal les había comprometido a seguir el movimiento.

Se da lectura a una confidencia recibida por la Policía, en la que se hace constar que el día 6 de octubre por la noche Nistal estuvo merodeando por los alrededores del campo de aviación.

Alipio Vélez, dirigente en Matallana, dice que la mayoría de las armas y municiones que usaban los revolucionarios procedían de la Casa del Pueblo; que se las había entregado un tal Monje, y que fué detenido al venir a León a enterarse por Nistal de la marcha del movimiento. En Iguales términos declara Emilio Oricheta, que acompañaba al anterior.









No hay comentarios: