viernes, 3 de enero de 2025

Ermita de la virgen de Boínas

La ermita de Santa María de Boinas está situada en la localidad de Robles de la Valcueva perteneciente al término municipal de Matallana de Torío. Se encuentra próxima al río Torío, sobre el antiguo camino real y junto al pago denominado “el Castro”, que bien pudiera corresponder al antiguo despoblado de Godinas, que aparece citado en la documentación de San Isidoro en 1161. El lugar aparece ya como despoblado a principios del siglo XVI, cuando aparece como testigo de un pleito un vesino de Robres, hermitaño de Santa Maria de Buinas

La actual es obra moderna, de los siglos XVII-XVIII y sin excesivo valor artístico, pues fue reconstruida tras su incendio durante la Guerra Civil de 1936. No obstante, en la portada meridional se integró, encastrado en el muro, un relieve de 0,47 × 0,34 m figurado con una tosquísima y desproporcionada figura femenina que sostiene un irreconocible objeto rectangular en su diestra y otro circular en la otra mano. La talla es ruda, en reserva, evidenciando las carencias de su autor e imposibilitando cualquier aproximación estilística. 

Julia Miranda Pérez-Seoane en el artículo titulado De toponimia: Uerruga y Brugos, afirma que "es una constante histórica que las iglesias parroquiales de lugares que se han despoblado se conservan después como ermitas".

En el documento 134 del ASIL (Archivo de San Isidoro de León), datado en 1564, se nombran entre los despoblados que había ya por entonces en el Concejo de Cervera los lugares de Bociello, Carabedo, Eriella, Godinas, Milleras, Orugo y Riazo. Esto hace pensar que la Ermita de Boínas pudiera ser el último resto del poblado medieval de Godinas.

Entre los autores que argumentan que de aquel término Godinas podría ser el origen del actual Boínas destaca Julia Miranda Seoane que defiende dicha identificación junto a José Manuel González García en el libro El municipio de Vegacervera: arqueología e historia y en el artículo titulado Arte románico en el municipio de Matallana publicado en 1994 en la revista Tierras de León. En el mismo sentido José Avelino Gutiérrez González, historiador natural de Pardavé, en su obra Poblamientos antiguos y medievales de la Montaña Central Leonesa mantiene que en las inmediaciones de la ermita de Boínas, y del que toma el nombre, asentaba en la edad media el pueblo de Godinas, debiendo de ser la actual ermita la iglesia de dicho poblado. También Ángel Fierro del Valle en su libro La Real Encartación de Curueño (pág. 70) y Luis Rojo Martínez en su libro El valle de La Valcueva (pág. 54 y 68), se hacen eco de los trabajos de los autores anteriores, y coinciden con ellos en la identificación de Godinas con Boínas.

En otro sentido, Maximiliano González Flórez en su libro La ribera del Torío (pág. 229-230), hace derivar Boínas de Bovinas por unas supuestas "ferias bovinas" que se celebrarían en los alrededores del santuario y en las que se venderían ejemplares bovinos (vacas y bueyes). 

Guerra civil

Los guardias civiles del cuartel del Barrio de la Estación, al igual que los de otros cuarteles de la zona se habían desplazado a León en la mañana del día 20 de julio obedeciendo órdenes de la superioridad. Entre los días 20 y el 30 de julio de 1936 Robles de la Valcueva estuvo bajo el control de los milicianos frentepopulistas. Estos milicianos eran civiles armados pertenecientes a los partidos y sindicatos de izquierdas. Es durante esos días cuando se consuma la destrucción del Santuario de Bohínas.

El cura de Robles por aquella época, Don Ladislao Getino, natural del mismo pueblo, dicen que escapo de noche en pijama por el monte hacia León temiendo por su vida. Se dice que los milicianos saquearon la ermita de Boínas, la iglesia de San Martín de Robles, y la iglesia de San Martín de Palazuelo de la Valcueva, y con las imágenes, retablos y otros objetos hicieron una pira en las Escarreras, el pago que está entre Robles de la Valcueva y Palazuelo, junto al arroyo del Arbeal. Todo es al final brumoso y confuso por el paso del tiempo y nadie sabe a ciencia cierta dónde terminan los sucesos y donde comienzan las leyendas. Al parecer cuando los milicianos llegaron al templo la imagen ya no estaba allí, se supone que alguien la había rescatado y la había ocultado con anterioridad, como sucedió por ejemplo con la imagen del Santuario de Buen Suceso. Hay quien dice que sacaron de la ermita la imagen oculta en un carro, debajo de la hierba.  Algunas personas piadosas imaginan que la propia Virgen obró el milagro de desaparecer para evitar su destino en el fuego. Lo cierto es que las imágenes de la Virgen de Boínas desaparecieron y nadie ha vuelto a saber de ellas. El Santuario de Boínas fue incendiado después del saqueo. De aquel  entonces solo se conservan unos angelotes barrocos, y que son muy posteriores a la imagen románica original de la virgen, y la corona de la Virgen, también barroca y posterior a la imagen. Hay quien dice que aparecieron en los restos de la hoguera, otros sin embargo sostienen que la corona fue sustraída del templo antes del incendio y entregada al cabo de unos años al párroco de entonces, Don Gabino Álvarez, bajo secreto de confesión.

El 1 de agosto de 1936 queda consolidando el frente a la altura de la linea Posada de Valdeón - Soto de Sajambre - Puerto de Tarna - Puebla de Lillo - Boñar - La Vecilla - Estación de Matallana - La Robla - La Magdalena - San Pedro de Luna (localidad hoy desaparecida bajo las aguas del pantano de Luna)- San Emiliano. Queda de esta forma dividida en dos zonas la provincia de León, la mayor parte bajo el control de los sublevados, y una pequeña franja al norte centrada en la montaña central leonesa bajo el control de la República.

El 15 de agosto de 1936, con la iglesia quemada se celebró una misa de campaña con un altar improvisado en las afueras del templo como atestigua la siguiente imagen.


A la ermita le faltan el tejado del portal y la nave central destruidos por el incendio, pero sin embargo aguantó el tejado de la parte anterior. En primer lugar el altar de campaña adosado por fuera a la pared de la ermita, aun no se había celebrado el Concilio Vaticano Segundo y los curas decían la misa de espalda a los fieles y en latín.

Aunque inicialmente en el bando sublevado se continuó usando como bandera la tricolor republicana, el 29 de agosto de 1936 se restableció oficialmente el uso de la bandera rojigualda anterior a 1931. A propósito de este hecho, y referida al Barrio de la Estación, en el Diario de León del 5 de septiembre de 1936 se publicó la siguiente nota de prensa:

A las once de la mañana se izó el día primero la bandera nacional en el balcón central del Ayuntamiento, rindiendo honores una sección de la tercera compañía del segundo Batallón del Regimiento de Burgos, con las fuerzas de la Guardia civil y de Falange, francas de servicio. 
 
Leyó una patriótica alocución el alcalde señor Barrón, que terminó con vivas a España, el Ejército, la Guardia Civil y milicias, siendo contestado con delirante entusiasmo. 
 
A continuación fue el desfile, siendo todas las fuerzas muy aplaudidas y vitoreadas. Fueron luego obsequiadas con un extraordinario por el Ayuntamiento, reinando en todos estos actos el mayor entusiasmo y cordialidad.

Cada año, el 15 de agosto se celebra esta romería, el día de la Asunción de la Virgen. Es considerada la fiesta de todo el municipio de Matallana de Torío, por lo que es el Ayuntamiento quien corre con los gastos. En la actualidad acostumbra a tener alguna caseta en donde se venden quesos, embutidos, helados y artesanía, pero tiempo atrás el mercado era más importante y la gente acudía también a comprar madreñas, alpargatas, escabeche, dulces, caramelos y aperos de labranza, y en los años 70 melones. Algunos pronunciaban Buinas, en vez de Boínas.

La imagen de la virgen

La imagen de la Virgen de Boínas desapareció a finales de julio de 1936, al comienzo de la Guerra Civil, coincidiendo con el incendio de la ermita. 

En realidad no había sólo una imagen de la Virgen de Boínas, sino que había dos, la original y una segunda imagen que llamaban La excusadora que se talló con posterioridad, quizá en la primera década del siglo XX, y como su nombre indica se creo para excusar sacar a la imagen titular de la ermita. La imagen original se conservaba en la ermita, y era esta segunda imagen la que se sacaba en procesión. Las dos imágenes desaparecieron al comienzo de la guerra.

Adoración González Rodríguez, quien en su juventud fue Mayordoma de la ermita durante dos años, el que le correspondía a ella, y el que hizo en sustitución de su hermana Tomasa, recordaba el aspecto de la imagen desaparecida: era blanca de cara, y tenía una manzana en una mano mientras con la otra sujetaba el niño, y tenía corona y manto

Según recogía la crónico del periódico Proa del 14 de agosto de 1975: En la ermita de la Virgen de Buinas (Boinas) mañana se realizará la entronización de la nueva imagen, obra del escultor Amado Fernández

El creador de la nueva talla

Amado Fernández Puente nació en Santovenia del Monte en 1931. Comenzó su formación como escultor como discípulo de Isidro Diez Villayandre y más tarde de Andrés Seoane, quien a su vez había sido discípulo de Francisco Asorey. Trabajó con Seoane en la Basílica de San Isidoro y en la Catedral de León para reponer lo dañado tras el incendio de 1966.

Trabajó en múltiples ocasiones para la Semana Santa leonesa, siendo posiblemente su obra más celebrada la realizada en el año 1969 para la Cofradía de las Siete Palabras de Jesús en la Cruz, el "Santo Cristo de la Agonía".

El pintor y escultor Amado González Hevia, conocido como "Favila" nació en Grado, Asturias, en 1954.

Su niñez discurrió entre los muros del taller de su padre, Amado Fernández Puente, jugando con las pinturas, amasando y modelando la arcilla que posteriormente su progenitor convertía en boceto escultórico.

Mientras colaboraba siendo un adolescente en el taller avilesino paterno, comenzó los estudios en la Escuela de Artes y Oficios de Avilés al tiempo que recibía clases de Santarúa. 

La romería

Como muestra de lo que supone una de estas romerías quede la crónica siguiente.

La Virgen de Boinas regresa a su templo entre música y pendones

Como cada 15 de agosto, volverán a escucharse los cánticos a las puertas del templo: : ¡Viva la Virgen de Boinas! y ¡Guapa, guapa y guapa! La tradicional romería de la patrona del municipio de Matallana de Torío volverá a convertirse en reclamo de los fieles que cada año aguardan con paciencia para demostrar el fervor y la religiosidad que ofrecen a la Virgen en su peregrinación desde la localidad de Robles de La Valcueva hasta su propia ermita. Como cada año, esta fiesta rememorará el desfile a una talla que llega escoltada por perros mastines, numerosos pendones y el folklore popular al son de la dulzaina y el tamboril, en este caso del grupo Bandina Tradicional Xácara. La Virgen sale en procesión entre la frondosa vegetación de la vega, acompañada del ramo que le ofrendan y varios pendones de toda la provincia.

PROGRAMA DEL 15 DE AGOSTO (2024)

11.30. Concentración de pendones leoneses en la plaza de Robles de la Valcueva y procesión hasta la ermita de Boinas.

12.30. Celebración de la Eucaristía en el santuario.

17.00. Concurso de bolos y rana.

18.00. Espectáculo ecuestre Nieve negra y rezo del santo rosario en la ermita.

19.30. Fin de la romería con el concierto de La Braña.

El punto álgido de la jornada se celebra con la eucaristía en el santuario que precede a los bailes regionales. Además en los aledaños de la ermita se instalan stands de artesanía de varios puntos de la provincia.

Como es tradicional se repartirá entre los asistentes sidra, escabeche de bonito y paella campestre a un módico precio.

Ya durante la tarde tendrán lugar el concurso de bolos y rana y el rezo del santo rosario en la ermita. Además, este año se celebrará un espectáculo ecuestre a cargo de Nieve negra y la jornada se cerrará con un concierto del grupo folk La Braña.

La gran fiesta que marca el punto álgido del verano en Matallana contará como siempre con la demostración y participación en oficios artísticos y tradicionales y, por supuesto, cuantos acudan a la feria podrán comprar artesanía tradicional en alguno de los puestos que de año en año aumentan para responder a la fidelidad de los asistentes.

En los periódicos antiguos 

La estafeta de León, 12 de agosto de 1893 

Boinas

Es un santuario situado en la falda de una de las montañas de nuestra provincia y al que los leoneses del Norte acuden el 15 de Agosto, dando gracias a la Virgen que allí se encierra, bien por la abundancia de la cosecha, cuando esto ocurre, o bien para que la aumente en los futuros años, cifrando siempre en ella sus esperanzas, que nunca ven defraudadas. 

Muchos son los recuerdos que de esta Virgen se conservan en la tradición, y ésta es la causa principal de que en el referido día ni un solo habitante de los pueblos limítrofes deje de asistir a la que titulan ermita de Boinas, que hoy, con el ferro-carril hullero de la Robla a Valmaseda, es el recreo del viajero al pasar por Robles en la estación de Matallana, de lo cual apenas dista doscientos metros, divisándose perfectamente desde las ventanillas del coche su torre blanca y su campana por entre las ramas de los frondosos árboles que la rodean.

A un kilómetro próximamente de distancia levántanse, cual gigantesca mole, las montañas en cuyo interior existen las ricas minas de la que se puede llamar cuenca del Torío, cuyas aguas corren por la falda de estas montañas y desde cuya cima divísanse perfectamente, en el circulo limitado por el horizonte, multitud de valles cubiertos de fecundos árboles, obra de la naturaleza salvaje y de la naturaleza cultivada que completan tan bello panorama.

Hasta hoy, por la escasez de vías de comunicación, permaneció este santuario poco menos que oculto para los que vivimos alejados del punto en donde existe; pero hoy ya desapareció ese inconveniente y tengo la seguridad de que muchos acudirán a él por contemplar aquellas costumbres creadas en la obscuridad de los pasados siglos. 

Bonifacio Miranda.

El porvenir de León, 2 de agosto de 1899 

Las aguas de Pardavé

Apreciaciones de un ex-alcalde, — El proyecto. — La ruina del Ayuntamiento. — Sin comentarios. — Iniciativa oportuna. —  A otra cosa. 

Al constituirse el actual Ayuntamiento el día 1 de Julio último, el señor don Tomás Mallo, que cesaba en el cargo de Alcalde, aunque no en el de concejal, dirigió la palabra a los nuevos ediles con objeto de pintarles la situación en que se hallaba la administración municipal al salir de manos del anterior Concejo y de hacerles saber el estado de ciertos asuntos de capital interés para la población, especialmente el de abastecimientos de aguas de la misma.

A juicio de dicho señor, el Ayuntamiento era un modelo de perfección, de orden y de moralidad; los asuntos marchaban todos admirablemente y nada malo podía decirse de los administradores del municipio leonés durante el tiempo de su mando, puesto que habían hecho en beneficio de los intereses del pueblo de León cuanto humanamente podía hacerse. De suerte que a los nuevos concejales no les quedaba que hacer otra cosa que seguir la obra de sus antecesores, imitar su conducta y continuar por el camino que ya de antemano tenían trazado.

En cuanto al importantísimo asunto de la traída de aguas, dijo el señor Mallo que ya estaba terminado el expediente de propiedad de los manantiales de Pardavé y el proyecto de recogida de los mismos en la cámara central y que únicamente faltaba empezar los trabajos, por todo lo cual se felicitó así mismo y al Ayuntamiento que dignamente había presidido.

Aunque por aquella fecha ya sabíamos nosotros a qué atenernos respecto de las aguas de Pardavé y del mencionado proyecto, no quisimos entonces decir nada sobre el particular ni sacar de su error al señor Mallo, porque esperábamos la iniciativa de los concejales republicanos y el dictamen de una comisión técnica en qué apoyarnos, los que ya tenemos ambas cosas, ha llegado la hora de decir la verdad a la opinión pública, justamente alarmada, para que, al saberse todo, quede cada cual en el lugar que le corresponda.

El proyecto de la traída de aguas de Pardavé a León, debía constar de dos partes; una relativa a recoger en una cámara o depósito central situado en dicho pueblo el agua de los siete manantiales aforados y otra referente a la conducción de esas aguas desde la cámara central a los depósitos de León, La primera parte del proyecto es obra de los señores Madinaveitia y Diz (D. Pedro), y ya está terminada. La segunda, aun no se ha hecho, afortunadamente.

Calcularon los autores del proyecto como necesarios 150 litros de agua diarios por cada habitante, y el número de estos en 16.000; resultando que se necesitaban para el consumo de la población 2.400.000 litros diarios, o sea 27,90 litros por segundo.

No nos parece exagerado el número de 16.000 habitantes de población, que es poco mas de lo que hoy tiene León; mas bien creemos que debió hacerse el cálculo sobre la base de una población de 30.000 almas por lo menos, ya que yendo esta constantemente en aumento y no siendo las obras de abastecimiento de esas que se pueden hacer y reformar cada poco tiempo, vale mas equivocarse por exceso de agua, que encontrarse a los pocos años sin la necesaria para el consumo público por haber aumentado el número de habitantes.

Para satisfacer aquellas necesidades, los autores del proyecto estimaron suficientes los manantiales de Carrizosa, Canticos, Villar de Canticos, Rebedul, Carabedo, Llamas de Carabedo y Llamas de Cristina, situados todos en el término de Pardavé, puesto que de los aforos practicados por ellos en los meses de Julio y Octubre de 1896 obtuvieron en total de los citados manantiales 32,50 litros de agua por segundo, cantidad que calculan había de aumentar en un 30 por 100 si se hacían galerías filtrantes y drenes.

Las obras necesarias para reunir el agua de estos manantiales en Pardavé, eran muchas y muy complicadas por hallarse bastante distantes unos de otros y le costarían al Ayuntamiento cerca de 300.000 pesetas.

La ejecución de este costoso proyecto, llevaba además consigo la expropiación de tres molinos harineros y 356 fincas, que siendo de regadío, pasaban a ser de secano a consecuencia de no existir en aquellos sitios mas agua para riego y para el consumo de los pueblos que la de los expresados manantiales.

Esas expropiaciones costarían, según los autores del provecto, 105.671 pesetas; pero como este cálculo está hecho sobre el papel solamente, sin contar con los propietarios de las fincas ni ponerse de acuerdo con ellos, es fácil que los precios hubieran sido mayores y que el coste total llegara a 200.000 pesetas.

Además había que contar con la oposición del pueblo de Pardavé, que se quedaría sin agua al traer a León la que hoy tiene allí; oposición que se ha traducido ya en el recurso de alzada que han interpuesto contra la real orden de concesión de las aguas, y que si las obras hubieran llegado a empezarse es muy posible que se hubiera manifestado de modos mas violentos que nos hubieran costado no pocos disgustos.

De manera, que solo la reunión de los manantiales en Pardavé y las expropiaciones citadas le hubieran costado al Ayuntamiento, según los autores del proyecto, 332.000 pesetas; aunque nosotros creemos que serian 500.000, por las razones apuntadas. 

Hace ya mucho tiempo que se sabia que las aguas aforadas en Pardavé no eran suficientes para satisfacer las necesidades de León, y que los 32 litros y medio de que nos habían hablado los autores del proyecto eran pura ilusión, a consecuencia tal vez de haber disminuido el agua de los manantiales por las pertinaces sequías de estos últimos años. Haciéndose eco de este rumor que nadie ignoraba ya en León, los concejales republicanos fueron al Ayuntamiento con el decidido propósito de impedir a todo trance la ejecución de un proyecto que iba a ser la ruina de este pueblo. Pero como antes de denunciar cosas tan graves era necesario hallarse bien cerciorados de la verdad de aquellos rumores, los dichos concejales D. Eduardo Alonso y D. Nicasio Guisasola hicieron un viaje a Pardavé con el exclusivo objeto de aforar el agua de aquellos manantiales y comprobar los datos que sobre el particular obraban en el proyecto.

De eso viaje resultó, como no podía menos de suceder, el convencimiento pleno y absoluto de que aquellas aguas no eran suficientes para el abastecimiento de esta ciudad, puesto que los aforos practicados por dichos señores dieron solamente 14,30 litros por segundo.

Consecuencia de esto ha sido el nombramiento de la comisión técnica de que ya tienen noticia nuestros lectores y el dictamen de la misma que se leyó en la sesión del sábado proponiendo el abandono del actual proyecto por no existir en la actualidad mas que 10,18 litros de agua por segundo en los célebres manantiales de Pardavé.

A cuatro kilómetros de Pardavé, aguas arriba, y cerca de la ermita de Buinas, hay en la misma orilla del río unos manantiales abundantísimos de agua potable. Los concejales señores Guisasola y Alonso los vieron el día de su viaje y después se los enseñaron a la comisión, quedando todos maravillados de la gran cantidad de agua que dan. 

Los manantiales son conocidísimos en aquellos pueblos y para ir desde la estación de Matallana a Pardavé, es necesario verlos, pues se pasa por junto a ellos. La traída de esas aguas a León no perjudicaba a nadie, porque se pierden en el río sin que nadie las utilice; no había necesidad de hacer expropiaciones ni los pueblos se opondrían a ello. Las obras para conducirlas hasta la capital serian sencillísimas y de bastante menos coste que las del proyecto abandonado ahora...

Sin embargo, los autores de este no mencionan esos manantiales, suponemos que por no haberlos visto, y mientras sus abundantes aguas se pierden en el río, ellos suben a la montaña en busca de otros menos abundantes y presentan un proyecto de reunión de los mismos, cuya ejecución hubiera sido un desastre para nuestro Ayuntamiento.

Tales son los hechos. Nosotros los exponemos tal cual se han desarrollado, porque entendemos que el pueblo que paga tiene derecho a saber toda la verdad y a enterarse del modo como se administran sus intereses. No queremos hacer comentarios, aunque el asunto se presta a ellos, ni dirigir cargos a nadie. La opinión pública emitirá su juicio imparcialmente y a él nos atenemos; ella hará también los comentarios y dirigirá cargos a quien deba dirigírselos.

Por lo demás, ya ve el ex-alcalde señor Mallo como no estaban todos los asuntos municipales terminados o en buen camino; ya ve como había necesidad de esas iniciativas y esa actividad, dignas del mayor encomio, que han llevado al Concejo los republicanos; ya ve como se equivocó de medio a medio en sus apreciaciones al dirigir la palabra a los nuevos concejales el día 1.º de Julio. 

Afortunadamente para todos, la comisión técnica impulsada por la fuerza y la evidencia de los hechos, ha aconsejado al Ayuntamiento que abandone el proyecto de que nos hemos ocupado, proponiendo el estudio de otros manantiales, que pudieran ser los de Buinas, de que antes hablamos.

Aunque se hayan perdido 5.000 pesetas que costó aquel proyecto y tres años de tiempo que ha durado la tramitación del expediente, no podemos menos de felicitar al Municipio por no haber emprendido tan ruinosas obras y a los dignos concejales que tomaron la iniciativa en este asunto, por el brillante servicio que han prestado al pueblo de León.

Boletín del Clero del Obispado de León, 18 de octubre de 1900

Peregrinación a la Ermita de Boinas 

Nos escribe un peregrino: «El 23 de este mes de Septiembre, la mitad de las parroquias del Arciprestazgo de Torío se fue en piadosa romería a la Ermita de Boinas, enclavada en la parroquia de Robles, proponiéndose las demás ir el 7 de Octubre al célebre Santuario de Manzaneda. 

De nueve a diez vinieron a cortos intervalos, las diferentes parroquias. Cada una presentaba un aspecto conmovedor. Los jóvenes tremolaban con mano firme el respectivo pendón cuyos pliegues flotaban en los aires, henchidos por viento bonancible, los niños y niñas agitaban en sus manos lucidas y caprichosas banderas; las cruces parroquiales y las de las cofradías relampagueaban a los rayos del sol; las doncellas se apiñaban al rededor de la Virgen, mas venerada en su Iglesia, en cuyo honor entonaban entusiastas canciones, a las que todos contestaban llenos de gozo y de fervor. Dos mil personas estaban alli reunidas cuando dióse principio a la santa Misa que se celebró en un altar primorosamente adornado, en medio de la plaza de la Ermita. Era de ver la devoción con que todos asistían al Divino Sacrificio, y atención con qué escucharon el sermón predicado por un R. P. Redentorista; los árboles inmediatos a la plaza doblegaban sus ramas y sus copas al peso de los jóvenes que en ellos se habían encaramado para presenciar mejor tan piadoso espectáculo. 

Acabada la Misa, llevóse la milagrosa Imagen a su Ermita en medio de las delirantes Y atronadoras aclamaciones de toda la concurrencia.







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