La fabricación de escopetas en Barcelona
La industria de armas de fuego suele localizarse, dentro de cada país, en un reducido número
de poblaciones; así es que, para las escopetas de
caza, han tenido fama ya de mucho tiempo, en el
extranjero. St. Etienne, Liège, Birmingham, etc.
y en España la tuvo en otro tiempo Ripoll, y actualmente Éibar. A esta localización contribuye,
sin duda, el que para la industria a que nos referimos se requieren obreros habilísimos, que solo se
forman existiendo una fabricación en grande,
bien montada, y con carácter de gran permanencia.
Las fábricas de armas de Ripoll desaparecieron a principios del siglo XIX a consecuencia de las
guerras civiles, agotándose así aquel manantial
de armas reputadísimas; si no hubiese mediado
esta circunstancia hubiesen quizá continuado
hasta nuestros días, pero no sin grandes modificaciones; ya que de la construcción de las escopetas de chispa y de pistón, únicas que allí se fabricaban, a las escopetas sin martillos de nuestros
días con cañones de perforación especial, y mecanismos de cierre delicadísimos, media una diferencia enorme.
Hasta el año 1896 no se volvieron a fabricar
escopetas en Cataluña. En dicho año se trasladó a Barcelona la fábrica que había establecido en
Eibar D. Eduardo Schilling, y aunque dicha fábrica es, hasta ahora, la única aquí existente,
está montada con tales adelantos, que basta por
sí sola para poner a nuestra ciudad, en lo que a fabricación de escopetas se refiere, a la altura
de los mejores centros industriales del extranjero.
Interior de la fábrica, — Vista parcial,