MIGUEL CANSECO (
UNIÓN PATRIÓTICA - 1 de mayo de 1927)
En los confines de la provincia de León, como recostado en la ladera que sube pintorescamente al lindísimo puerto de Pajares, se asienta el pueblecito de Busdongo, famoso en la provincia por su situación y por haber sido en fecha no lejana centro muy activo de trajineros. Allí nació Miguelito, el día 26 de octubre de 1876. Quince años más tarde, no acabados de contar, se graduaba Canseco de Bachiller, y al cumplir los veintiuno aprobaba su tesis doctoral en la facultad de Derecho, después de brillantes estudios en la Universidad de Deusto. Mantuvo largas y cariñosas relaciones de amistad con don Gumersindo de Azcárate y don Eduardo Dato, a quien apoyó constantemente en el distrito de León.
Sus años de estudiante en Deusto y su natural amable, afectuoso y desprendido fueron como semilla abundosa de insignes amistades y relaciones que aún conserva; pues Canseco es una de las contadas personalidades españolas que saben ser hombres y saben ser amigos. Muchos de los que tuvieron relación con él, se lo deben todo: posición, bienestar, fortuna..., hasta el aire que respiran, con ser el aire un bien de libre y común disfrute. Pero Canseco tiende su mano generosa sin otra mira que la propia satisfacción de hacer el bien; y de ahí que haya todavía gentes que, a pesar de haber sido con él ingratas, sigan recibiendo de su mano copiosos beneficios, acaso porque el magnánimo leonés tenga la esperanza de que los equivocados reconozcan su error y vuelvan al camino de donde no debieron apartarse.
Dato llevó a Canseco a la política, con abandono de sus particulares asuntos y de sus negocios mineros y de construcción de vías férreas, fábricas, etcétera, y, por tanto, con sensible pérdida de intereses. Desempeñó algunos importantes cargos públicos: desinteresada y graciosamente fué Diputado provincial y Presidente de la Diputación de León, que tanto le debe (durante el tiempo que fué Presidente de la Diputación, ni él ni los Diputados cobraron dietas, cuyo importe fué a parar a los Establecimientos benéficos); pero Canseco no halló en la política otra cosa que sinsabores, y por esto y por su carácter y posición independientes, dejó de colaborar con los hombres públicos y volvió a consagrarse a los menesteres de su propia casa.
Canseco, Caballero de la Real Orden de Isabel la Católica, Vicecónsul de Inglaterra, Presidente Local de la Exposición de Turismo en Londres y de la Exposición del Traje, ha fundado y presidido muchas sociedades culturales, y colaboró con López Moran en la importante obra Derecho consuetudinario y Economía popular de la provincia de León.
En cuanto a su actividad económica, baste recordar que ha sido fundador, director, iniciador o consejero de innumerables compañías mineras, de electricidad, de aguas, de ferrocarriles, etc., entre ellas de la mina de hulla «La Carmonda», de la Sociedad «Canseco, Blanco y González» (salto de agua en Moreda de Asturias), de «León Industrial» (electricidad y aguas), de las Sociedades «Hornaguera», «Antracitas de Brañuelas», «Hulleras de Arbas», «Hulleras de Carrocera», «Hulleras de Valdesamario», «Unión de Mineros», «Sindicato Minero Leonés», etc. Fue iniciador y es Consejero del Banco Urquijo en León; iniciador y constructor del Ferrocarril León-Matallana, y de la doble vía Palencia Palanquinos, de la Compañía del Norte; Constructor de la Estación de Clasificación Norte, en León, Vicepresidente de la Cámara Minera de León y de la Cámara de Comercio. Es Abogado de la Compañía de los Ferrocarriles de la Robla, y ha plantado en la provincia de León más de 300.000 árboles. Fué, durante seis años. Director del Hospicio de León; ha sido el primer Presidente de Unión Patriótica en la misma provincia, y actualmente es cabo de Somatén en el partido de León, y Consejero y Vocal de la Comisión Gestora de la Editorial La Nación.
Canseco, que no puede refrenar su aspiración, su ferviente deseo de ser útil a la patria (y buena prueba es todo lo enumerado), vino a reforzar con todo su desinterés las filas de Unión Patriótica, en donde se ha mostrado como una de las más relevantes e influyentes personalidades. El General Primo de Rivera, que aprecia en lo justo las insignes cualidades de Canseco, le nombró Vocal del Consejo Supremo de los Siete; es decir, del Comité Central de Uniones Patrióticas, autoridad superior en este gran movimiento de renovación y de regeneración españolas.
Los leoneses deben estar, no sólo agradecidos a Canseco por lo mucho y bueno que este ilustre patriota, durante toda su vida, ha hecho por la noble provincia castellana, más de una vez con enormes sacrificios; sino que deben estar orgullosos de tener como paisano a un hombre que ha sabido conquistar por sus propios méritos la consideración y el respeto de los altos en la elevada posición que ocupa, y el cariño de sus conciudadanos por su entrañable amor a León, jamás entibiado ni desmentido. Nunca como ahora estaría tan justificado que los leoneses se unieran a los amigos de Canseco, residentes en Madrid, para solicitar que se premiaran los servicios y el generoso desprendimiento de quien tan efusiva y prácticamente supo mantener su cariño hacia el terruño y su amor a España.