España se enfrenta a una de las peores sequías en varias décadas. En agosto de 2022 la reserva hídrica española se encontraba al 36,9% de su capacidad y todavía quedaban dos meses para que el comienzo el año hidrológico. Por eso, se buscaba en las desaladoras la solución a este drama, pero si se construyen más plantas se aumentará proporcionalmente el consumo energético.
En agosto de 2022, en España había instaladas un total de 765 plantas desaladoras con una capacidad de producción total superior a los 100 metros cúbicos/día, según datos de AEDyR (Asociación Española de Desalación y Reutilización). De ellas, 360 son desaladoras de agua de mar y 405 de agua salobre. En cuanto a su producción, 99 son de gran capacidad. En ese momento se podían producir en España alrededor de 5.000.000 de m3/día de agua desalada para abastecimiento, riego y uso industrial, lo que supone una capacidad para producir unos 5 hectómetros cúbicos diarios y 1.825 hectómetros cúbicos al año.
Según datos del INE, durante el año 2020 se suministraron a las redes públicas de abastecimiento urbano 4.243 hectómetros cúbicos (hm3) de agua, un 0,2% más que en la anterior encuesta, realizada en 2018. Aproximadamente, las tres cuartas partes (3.178 hm3) fueron volúmenes de agua registrada, es decir, medidos por los contadores de los usuarios. El resto (1.065 hm3) fueron volúmenes de agua no registrados (no medidos o estimados mediante aforos). El agua no registrada se desagrega en pérdidas reales y aparentes. Las pérdidas reales (fugas, roturas y averías en la red de suministro) se estimaron en 652 hm3, lo que supuso un 15,4% del total de agua suministrada a dichas redes. Por su parte, las pérdidas aparentes (errores de medida, fraudes y consumos autorizados no medidos) fueron de 413 hm3.