LA CAÍDA DE VÉDRINES Y EL DESCRÉDITO DE LA AVIACIÓN
El desgraciado accidente del simpático Védrines ha colmado la medida de la desconfianza y el menosprecio que, los legos en la materia, sienten por el prodigioso invento de la Aviación. Porque Védrines, por su popularidad en todos los países, incluso en España, cuyos horizontes había cruzado á una velocidad de 180 kilómetros por hora, y por su buena estrella en todos los sorprendentes vuelos realizados, era el único prestigio para las masas incrédulas, el único apóstol de la novísima conquista del aire, que lograba, si no convencerlas, por lo menos hacerlas dudar respecto á la eficacia del monoplano.