Mensajero leonés. 31 de agosto de 1905
DE LA PROVINCIA
Desde Las Caldas deNocedo (La Vecilla)
Sr. Director de MENSAJERO LEONÉS.
Como me constan los deseos que siente por el engrandecimiento de nuestra provincia, publicando las noticias que interesan, para beneficio de la humanidad doliente, me permito las siguientes líneas:
Corría el año 60, del pasado siglo, y un Sacerdote ignorado, a la sazón párroco de Nocedo, pueblo de pocos habitantes y muy pintoresco, que dista una legua de La Vecilla, donde comienzan las singulares hoces de los Argüellos, recorría el río Curueño, que tiene su origen al principio de estas, y hubo de notar a la margen derecha del río y 200 metros al Norte de su parroquia, próximo al antiguo camino, que, en varios sitios de la cuenca del río y no muy distantes unos de otros manaban aguas calientes, o termales; guiado de su espíritu de observación, hizo un hoyo donde sintió eran más calientes y comprendiendo desde luego servirían para la curación de terrible enfermedad del reuma, estimuló, guiado de la caridad, a que bañaran en ellas a un hombre del próximo pueblo de Valdorria, que baldado yacía en cama hacía algunos años; bañarse y sanar todo fue uno, y el que había sido traído en brazos agenos, pudo subir a su pueblo articulando piernas y brazos sin ningún esfuerzo; vista la eficacia de las aguas, acudieron de diversos pueblos repitiéndose las maravillosas curaciones; aunque mortifique la modestia de este Sacerdote benemérito, he de estampar su nombre y es D. Ambrosio Moran, natural de Matueca, párroco en la actualidad de Carrizal, donde desempeña su ministerio hace 33 años, y 9 años antes en la de Nocedo, a título de cuya feligresía, fue ordenado, habiendo sido presentado para esta algún tiempo antes de recibir órdenes sagradas.