La versión moderna del arca de Noé se hará hoy realidad en la isla de Longearbyen, en el archipiélago noruego de Svalbard. Hasta allí han llegado en los últimos meses miles de muestras de semillas vegetales de todas partes del mundo, y hoy se desplazarán hasta estas islas del Círculo Polar Ártico el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso y la Premio Nobel de la Paz y ambientalista keniata Wangari Maathai para inaugurar el primer banco mundial de semillas. Su objetivo, asegurar que la biodiversidad de los cultivos alimentarios del mundo sea preservada para las futuras generaciones.
Se trata de una importante ayuda a la lucha contra el hambre y la pobreza en países en desarrollo, precisamente donde se origina la mayor diversidad de plantas de plantas del planeta. Y tal vez por eso el primer envío que llegó a este remoto lugar procedía de África, desde donde el Instituto Internacional de Agricultura Tropical envió veinte cajas con 7.000 muestras de semillas de 36 países africanos. La Bóveda Global de Semillas de Svalbard, que así se llama, se sitúa en el interior de las montañas de Longearbyen, bajo el permafrost (suelo permanentemente helado) y a una altura de 130 metros sobre el nivel del mar, de tal modo, que aun cuando se cumplieran las previsiones más pesimistas en cuanto a la subida del nivel del mar por culpa del cambio climático, las semillas siempre se mantendrían secas. Las cámaras de almacenamiento se mantendrán a una temperatura constante de 18 grados bajo cero, lo que permitirá conservar las semillas durante mil años.
Pero no son las únicas precauciones que se han tomado. Según sus constructores, este «búnker» quedaría a savo de una guerra nuclear, de un ataque directo con misiles y de terremotos. No se trata de un banco de semillas al uso, sino de un depósito seguro de bancos de duplicados de semillas, en representación de bancos genéticos. Las semillas contenidas en la Bóveda Global de Svalbard podrán ser extraídas únicamente si por una u otra causa las semillas de los bancos originales se hubiesen perdido. En este sentido, los depositantes de las semillas en Svalbard conservarán sus derechos sobre las mismas.
En total, tiene capacidad para almacenar 4,5 millones de semillas de 3 millones de tipos distintos. Considerando que cada muestra consistirá en 500 semillas, habrá espacio para un máximo de 1.500 millones de semillas diferentes. Esto supone la totalidad de las distintas muestras de semillas actualmente depositadas en los aproximadamente 1.400 bancos genéticos distribuidos en más de 100 países de todo el mundo. La despensa del futuroPor ahora, en Svalbard ya han recibido algunos miles de semillas de patata de Perú; 30.000 muestras de judías desde Colombia; 47.000 muestras de trigo y 10.000 tipos de maiz procedentes de México.
Desde Europa, han llegado muestras de trigo de Alemania y Holanda, por ejemplo. Hasta el momento, el mayor contribuidor ha sido Filipinas, con 70.000 variedades distintas de arroz.La pérdida de biodiversidad es actualmente uno de los mayores desafíos para el medio ambiente. La diversidad de los cultivos alimentarios está bajo constante presión. Si las semillas se perdiesen, por ejemplo debido a una catástrofe natural, guerra o simplemente debido a la carencia de recursos, los bancos de semillas serían reestablecidos con las almacenadas en Svalbard. Las cámaras se mantendrán a una temperatura constante de 18 grados bajo cero.
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