Un pincel se desliza solo sobre un lienzo. Lo mueve un robot, el mismo que se ocupa de hacer las mezclas de colores para componer el cuadro. A su lado, observando, está el artista. José Salatino, rodeado de retratos de famosos y un autorretrato suyo realizados por su invento a partir de imágenes digitales.
«La idea surge porque yo pinto retratos manualmente, de forma semiprofesional, y siempre me ha gustado desarmar cosas y saber cómo funcionan», explica Salatino, un argentino afincado en Barcelona. No tenía conocimientos de electrónica para hacer este tipo de máquina, pero con la aparición de Arduino y este tipo de recursos se solucionó este problema».
El robot pintor mezcla sus dos pasiones, el arte y la robótica, dice el inventor, que actualmente se dedica a ayudar a su esposa en una academia de inglés, aunque trabajó mucho tiempo como informático.
«La electrónica es como la de una impresora 3D», indica, a la que incorporó las herramientas pictóricas. La máquina hace hasta 150 tonos diferentes a partir de doce colores. De media, le lleva reproducir un cuadro, siempre en estilo impresionista, entre ocho o nueve horas. «A mí, como mínimo, unos dos días... y la inspiración artística va y viene», reconoce Salatino, quien tardó en materializar la idea cerca de un año y medio desde que consiguió los materiales para hacer el prototipo.
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