En opinión de Gonzalo M. Vallejo Quevedo, redactor de la Revista Ejércitos, Rusia considera Crimea como su terruño, es como Ceuta y Melilla para España. Para Mira Milosevich, investigadora principal para Rusia del Real Instituto Elcano”, perder Crimea para Rusia significaría perder la salida al mar Negro y, por lo tanto, la salida al Mediterráneo. Los dos entienden que la península de Crimea, de cuya ocupación se cumplieron nueve años el 27 de febrero, es la gran línea roja para Putin en la guerra de Ucrania.
Crimea ha sido el escenario de numerosas guerras a lo largo de la historia. A finales del siglo XVIII fue conquistada por Rusia, que se la arrebató al Imperio Otomano. Dos siglos después pasó a manos de Ucrania. Fue durante la etapa de la Unión Soviética. Al terminar esta, Rusia tuvo que conformarse con alquilar la base naval de Sebastopol para su flota en el mar Negro. Y así siguió hasta 2014, cuando, alertado por la caída del Gobierno prorruso de Kiev por las protestas europeístas del Maidán, Putin ocupó la península e impulsó su anexión. Poco después comenzó la guerra del Donbás.
Esa guerra se extendió a todo el país con la invasión de febrero de 2022. Un año después, Ucrania ha conseguido expulsar a las fuerzas rusas de muchas provincias de su territorio. Y mantiene su objetivo declarado de recuperar todo su espacio, Crimea incluida. Putin ha amenazado en muchas ocasiones con recurrir a las armas nucleares en este conflicto. Y muchos analistas creen que la línea roja que podría llevarle a usarlas es precisamente Crimea. Si los rusos están tan, tan debilitados y pierden la guerra en todos los demás territorios, quizás es el momento de quitarles Crimea, con riesgo de una escalada nuclear.
No hay comentarios:
Publicar un comentario