Durante las Navidades pasadas, de paseo con una buena amiga, entre Banyalbufar y Port des Canonge, llegamos al abrigo que hay en el citado pueblo.
Unas cuantas barcas, de pesca y de recreo, están amarradas en la ladera de la montaña y para subirlas hasta allí utilizan unos caminos hechos de cemento y troncos de madera y unos cabrestantes rudimentarios, aunque algunos de ellos ya están motorizados.
El cabrestante principal, tan oxidado como todos los demas, es del tipo de engranajes, para poder aumentar la fuerza que se hace con la manivela.
Además de la manivela, dispone de una rueda de trinquete, que impide que la barca retroceda camino abajo y un freno de cinta, con su palanca, para retener la barca cuando baja hacia el mar.
Aquí se puede ver uno de estos caminos de troncos con el cabrestante (Malacate) en la parte superior.
Aquí se puede ver otro pequeño cabrestante con doble juego de engranajes. Sobre la roca hay dispuestos múltiples anclajes para sujetar las barcas.
Este es otro tipo de aparejo (Cabrestante) con el mecanismo totalmente cubierto.
Aquí se puede ver el aparejo más de cerca con su manivela de accionamiento.
Esta es la placa del constructor del aparejo anterior, muy deteriorada. Además la luz del Sol tan bajo en el horizonte no deja ver el resto de lo escrito.
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