lunes, 24 de julio de 2017
Belarmino Fernández Iglesias
Llegó a Brasil con un dólar en el bolsillo, hace más de 65 años. Tenía 19 cuando tomó el tren en el apeadero de Areas, cerca de Monforte de Lemos (Lugo), en dirección a Barcelona, para embarcar hacia América. Gastó en vísperas todos sus ahorros descubriendo las Ramblas y desembarcó en Santos (Brasil), donde no lo esperara nadie. En São Paulo fue obrero de la construcción y vendedor de tejidos, pero quiso convertirse en hostelero para comer mejor que en la pensión.
Encontró su destino aprendiendo a servir bien y asociándose a sus patrones. Adquirió Rubaiyat, un restaurante libanés en horas bajas, y lo convirtió en el mejor asador de São Paulo. Seguramente ha sido el restaurador de origen español que más comidas ha despachado en el mundo. Cuando comimos juntos hace ocho años, en A Figueira, dijo: “Entre los cinco restaurantes de São Paulo, Madrid y Buenos Aires servimos más de un millón de comensales cada año”. La cifra debe de haberse duplicado, como mínimo, con las sucesivas aperturas de Brasilia, México, Río y Santiago de Chile.
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