La Época (Madrid), 11 de noviembre de 1897
EL TEMPORAL
Inundación en Valencia.
A causa de las lluvias torrenciales se desbordó ayer por varios puntos el río Turia, inundando las vías férreas e interrumpiéndose la circulación de trenes. Inmensas corrientes de agua arrastraron grandes extensiones de vía de todas las líneas. El río Turia ha arrastrado el puente de Ribarroja, sobre el que va una línea de vía ancha.
Multitud en las Alameditas de Serranos, observando la crecida del río Turia en la riada de 1897.
El río Magro ha arrastrado el puente de Carlet, en la línea de Alberique. Los trenes mixto y correo, procedentes da Madrid, están detenidos, ignorándose su paradero, porque la comunicación sólo alcanza entre Valencia y Catarroja.
La comunicación telegráfica con Utiel está interrumpida.
Noviembre de 1897. Valencia. Puente del ferrocarril; el agua subiendo hasta la vía.
En Paiporta lleva el barranco una avenida formidable que alcanza 14 metros de altura.
El barranco de Chiva se ha desbordado, inundando la mayor parte de la población. Gracias al auxilio que se presta con algunos carros, se logra extraer a las familias de las casas inundadas. El pueblo está incomunicado.
El barranco de Masanasa se ha desbordado también de la población se halla inundada.
El vicario de Mislata ha pedido con gran urgencia que se envíe una barca para salvar a varios vecinos que se hallan en los tejados de sus casas pidiendo socorro.
El poblado de Campanar se encuentra inundado, habiéndose hundido muchas casas. No se sabe, hasta ahora, si han ocurrido desgracias personales. Toda aquella huerta está convertida en una inmensa laguna. En ella existe una alquería que está aislada completamente. Los habitantes están en los tejados pidiendo auxilio. La impetuosa corriente de las aguas impide acudir en socorro de aquellos infelices, que tienen en peligro su vida.
A las tres de la tarde una nueva avenida rompió el pretil del río, junto a la calle de Guillen de Castro, inundando la carretera de Cabrillas, los campos y las calles inmediatas y el puente de San José. Las cocheras y cuadras de los tranvías de Valencia están inundadas. Están suspendidos los servicios del tranvía de vapor y del tranvía de tracción animal. La Alameda y el camino del Grao se hallan convertidos en lagunas, y la Guardia civil impide que se transite mucho por los puentes da piedra. El río arrastra maderas y muebles, creyéndose que han quedado destruidas muchas viviendas en los pueblos de su paso. Los sitios donde el agua ha alcanzado mayor altura son las plazas de Tetuán, San Francisco, San Bult, Triador y Bocha, y calles del Gobernador Viejo, Trinitarios, Abadía de San Martín, Eixadrea, Avellanas, Colón, Bonaire, Congregación, Alta, Siurana, Juan Lorenzo, Liria, Mar, Guillem Sorella y Torno del Hospital.
En Castellón.
Un despacho de Castellón dice que a consecuencia de una gran avenida del río, hállase detenido en Sagunto el tren-expreso núm. 70, y el mixto de Barcelona lo está en Benicarló por interceptación de la vía en el kilómetro 124. Se han adoptado medidas para trasbordar a los viajeros. En toda la provincia llueve copiosamente, por lo cual los obreros del campo no pueden trabajar. El Ayuntamiento ha nombrado comisiones que se encarguen del reparto de socorros por barrios.
En Málaga.
Anteanoche descargó una horrible tempestad en Marbella. Las calles se inundaron y muchas casas fueron derribadas por las aguas. La corriente arrastró tierras, árboles y reses, arruinando a muchas familias. Salváronse con el agua a la cintura centenares de vecinos. La Guardia civil se portó heroicamente. El temporal ha ocasionado en los campos daños de consideración.
En Barcelona.
En la capital de Cataluña llueve copiosamente y sopla el viento con violencia extraordinaria. El mar está muy agitado, hasta el punto de que los barcos han tenido que reforzar las amarras. Algunos tuvieron que suspender ayer la salida.
Lluvias generales.
Ayer llovió en Cuenca, Córdoba, Palencia, Soria, Teruel, León, Toledo, Segovia, Burgos, Guadalajara, Salamanca, Vitoria, Coruña, Ávila, Málaga, Albacete y Ciudad Real. En Madrid, el pluviómetro recogió desde las nueve de anteanoche a la misma hora de ayer 13,8 milímetros de agua.
Correo de Madrid (Madrid), 12 de noviembre de 1897
Inundaciones
En Valencia
Casi toda la provincia de Valencia se halla inundada. La calamidad que cae sobra los habitantes de la huerta de Valencia, de Alcira, de Sagunto, es tanto mayor cuanto que viene después de una sequía tremenda. No ha llovido en todo el verano. Están inundadas la huerta de Ruzafa, los barrios de Marchalenas y de Sagunto e incomunicados por completo con la ciudad. El caudal de aguas que llevan esas calles es de metro y medio. Han quedado inundados: el paseo de la Alameda, los paseos de Serrano y el Llano del Remedio y muchas calles.
La corriente de agua arrastra cadáveres, muebles, puertas, vigas, frutas y animales. Se ha hundido el puente de madera sobre el Turia. Desde el puente de San José al camino de Burjasot, cayeron todos los postes del teléfono. Uno de éstos arrolló a una mujer que pasaba y que se cayó al río. Murió ahogada.
Los bomberos municipales y los alguaciles y toda clase de dependientes de la autoridad, han sacado de las casas, de la parte de la población inundada, las mujeres y los niños con gran exposición de su propia vida. En una casa de la población de Marchalenes han resultado ahogados 2 toros.
En el cuartel de infantería instalado en la plaza de Santo Domingo, entró el agua en tal cantidad que llenó las cocinas, las cuadras y los dormitorios. En éstos alcanzaba el agua más de un metro de altura. El almacén del regimiento de Vizcaya quedó completamente anegado. Los regimientos de Sagunto y de Sesma se han trasladado a la parte alta de la ciudad. El barrio y el cuartel del Monte Olivete han quedado totalmente inundados. Han prestado los auxilios las fuerzas del depósito de Ultramar. También ayudó el vecindario a la obra de salvamento. Se ha sacado el ganado.
Un escuadrón del regimiento de Sesma ha marchado al Grao para prestar auxilios a los vecinos de aquella población marítima. Otro escuadrón del regimiento de Sagunto ha ido en dirección de Campanar con igual objeto. El rio Turia ha invadido todo el pueblo del Grao, agregado de Valencia. Cincuenta botes, tripulados por marineros, por guardia civil y por soldados, prestaron auxilios, salvando numerosas vidas y recorriendo la población invadida, donde el agua, en algunas calles, alcanzó la altura de un metro.
Un tranvía quedó presa de las aguas, salvándose a nado los viajaros, y escapando montados en el tiro el cochero y el conductor. El muelle quedó barrido por la corriente, que arrastró todas las mercancías.
Los vecinos han disparado cohetes en demanda de auxilio.
Siguen incomunicados. En el pueblo del Grao se han desbordado las acequias del barrio de Almodóvar, la del Gas y de Pixavaques, inundando las casas y las barracas inmediatas. El río Turia al desbordarse del lado de la estación del Grao invadió toda la población, barriendo los muelles. El bergantín Berta, rompió las amarras, embistiendo las barcazas cargadas de cajas de naranjas, echándolas a piques.
El alcalde de Segorbe telegrafía que se ha desbordado la rambla de Montero y los demás afluentes del río Palancia. Esto constituye un peligro muy serio para Sagunto y los demás pueblos de la ribera del Palancia.
El río Júcar ha aumentado en su nivel dos metros, a causa de la afluencia del barranco de Barcheta. Están inundadas las partidas de Alquería y Albordú.
La avenida del Palancia, en Sagunto, cubre la vía sobre el puente.
Al anochecer sigue creciendo el Júcar lo cual produce una gran ansiedad. Recuérdanse las famosas inundaciones de Alcira en 1864 y en 1884, y se teme su reproducción.
En Manises, pueblo muy cercano a Valencia, la avenida se ha llevado un molino.
En el pueblo de Catarroja ha desaparecido una familia cuya casa se derrumbó.
Sólo se ha encontrado una anciana ahogada y asida a un manzano.
Arrastrado por la corriente del río Turia iba un hombre agarrado a un madero. Al pasar por bajo del puente se vio arrollado, tragado por el torbellino, y desapareció. Se han visto varios cadáveres arrastrados por la corriente. Otro hombre se hallaba a la hora de estas noticias, sobre un árbol, en medio de la corriente, sin que haya forma de socorrerle.
Junto al camino de Tendetes, donde se halla la fábrica de bujías de Albiach, se han desarrollado tremendas escenas. La fábrica quedó rodeada de agua. La planta baja era una laguna. Los habitantes, presa de un terror pánico, se refugiaron en los pisos altos. Dos vecinos se recogieron al árbol inmediato a la fábrica. Se desgajó una rama y los dos sujetos fueron arrastrados por la corriente, pereciendo.
Los bomberos, perforando las paredes del barrio de Marchalenes, han salvado numerosas vidas de gentes en peligro cierto de perecer.
El Globo (Madrid), 13 de noviembre de 1897
El temporal (DE L A AGENCIA MENCHETA)
EN VALENCIA
Vía expedita. — Más pormenores.
Valencia 12 (11,45 mañana). — Restablecida comunicación trenes Madrid y Barcelona. Hoy saldrá correo. Líneas ferrocarriles económicos daños incalculables. Vía Turia, barranco desbordado, arrastró puente mampostería de cuatro ojos que se edificó hace dos años. El domingo se hará cuestación pública para socorrer a los pobres. Los telegramas anuncian grandes lluvias en la parte alta de la provincia.
Valencia 12 (11,45 mañana). — Urgente. — Anoche hubo gran alarma, por participar el gobernador de Cuenca en un telegrama grandes riadas: hoy el río viene menos caudaloso que ayer. Tiénense algunas noticias de Navaret, anunciando que la inundación fue completa, llegando en las calles el agua a tres metros de altura. En una hora hundiéronse bastantes casas; los habitantes, atemorizados, fueron salvados por los marineros. Se ha ahogado un soldado. Las presas de las aguas potables han sido destruidas. Según anuncio del ingeniero jefe. Valencia carecerá de agua por espacio de tres días. Llueve copiosamente. Vuelve la crecida.
Valencia 12 (6,24 tarde). — A la una de la tarde el río aumentó cuatro palmos. Se establecieron retenes en el puente y se prepararon barcas. Momentos después, una violentísima y copiosa lluvia en Campanar aumentó la inundación y el desbordamiento en la acequia. Envióse una sección de bomberos y éstos llegaron a las tres de la tarde, entrando con el agua hasta la cintura. Todas las casas están anegadas y sus vecinos en los pisos superiores. Hay mucha alarma.
Casas hundidas. — Reparto de limosnas.
En término de Calaff se hundieron tres casas; en el interior de la capital una. También hay inundaciones en algunas calles. La altura del agua es de un metro. Las casas bajas tienen los sótanos anegados. Se ha salvado, medio ahogada, una anciana que estaba en un sótano. El alcalde ha repartido más limosnas. Es preciso derribar parte del mercado de Cabañal, por su estado ruinoso.
Más hundimientos. — El descenso.
En la calle de Sagunto se hundió parte de un edificio. A las seis de la tarde se han desplomado dos casas en Marchalenes; ahora van las autoridades. Al anochecer descendió algo el río y la corriente era menos fuerte. Mañana acordará el Ayuntamiento, en sesión extraordinaria, pedir al Gobierno socorros.
EN ZARAGOZA
Zaragoza 12 (12,30 tarde). — El alcalde de Caspe celebró ayer a última hora una conferencia telegráfica con el gobernador de la provincia, diciéndole que el rio Guadalupe elevaba seis metros sobre el nivel ordinario en una gran superficie. A las diez de la noche descendió dos metros; pero créese que, dado el temporal, volverá la avenida. Muchas huertas han sido destruidas, así como los pasos, arrasados los campos y removida la tierra en grandes extensiones. El río Aranda, desbordándose también, ha inundado las vegas de los pueblos Jarque, Gotor y Chueca. En este último pueblo, al evacuar la casa una familia, hundióse.
Zaragoza 12 (6,18 tarde). — El río Guadalupe ha experimentado nueva crecida que resulta mayor que la anterior. También ha crecido el Ebro, En Huerva hay gran avenida, y por efecto de los temporales se ha hundido el techo del comedor del cuartel de Vigilancia. Con el desbordamiento del Jalón las aguas llegaron en Plasencia a inundar completamente los pisos bajos de las casas
Correo de Madrid, 14 de noviembre de 1897
EL TEMPORAL
Inundaciones
En Valencia
Se van recibiendo detalles de la inundación ocurrida en Valencia. El peón caminero, Ramón Santamaría se dirigió a su casa en la calle de Orilla del Río, con objeto de prestar auxilio a su esposa y tres hijos, pero a poco de entrar, se derrumbó la casa, temiéndose que hayan sido sepultados el peón y su familia, ó que perecieran arrastrados por la corriente.
El cabo de bomberos, Andrés Just, salvó heroicamente a siete personas que se llevaban las aguas.
Se han ahogado toros, cerdos, carneros y muchas caballerías. También los habitantes del barrio de Sagunto han padecido mucho. El agua en dichas calles subió un metro y medio.
El poblado de la Cruz Cubierta, en las inmediaciones de Valencia, está completamente anegado.
Quedaron totalmente inundadas cinco casas junto al puente de San José.
En la escuela municipal que hay cerca del puente, se estableció un puente para salvar a los niños que había dentro. Por dicho puente fueron socorridos y recogidos los hombres y mujeres que vivían en las cinco casas citadas.
Valencia carecerá de agua potable durante muchos días.
El Grao y Cabañal quedaron completamente inundados y las autoridades de marina ordenaron el inmediato auxilio a los vecinos. Las tripulaciones del Urania, buque de la Comisión hidrológica, y de la escampavía y del cañonero Cocodrilo, armaron los botes, y navegando por las calles y luchando contra la terrible corriente, prestaron auxilio al vecindario.
También los botes de los vapores mercantes, anclados en el puerto, socorrieron rápidamente a los vecinos, salvando a multitud de personas.
El estado del Grao y de los muelles era pavoroso. Las aguas barrieron cuantas mercancías había para carga y descarga.
En el salvamento de personas y mercancías se han realizado por los marinos de guerra y mercantes actos verdaderamente heroicos.
Han quedado enteramente anegados y aislados por las aguas los barrios de Cantarranas y Nazareth, situados a la izquierda y a la derecha de la desembocadura del Turia.
Es poco cuanto se diga del comportamiento da la marinería de guerra y mercante que prestaron auxilio a los habitantes del Grao. Embarcados en lanchas tuvieron que remontar las rapidísimas corrientes, luchando con toda clase da objetos que flotaban y chocaban contra el costado de los botes. Era una obra gigantesca la de dirigir con tanto peligro las embarcaciones. El Gobierno debe recompensar tanta abnegación. Después de una lucha desesperada, pudieron llegar a Cantarranas y salvar numerosas familias. El paseo de la Alameda, los caminos del Grao, Algirós, Cabañal y los campos laterales han quedado convertidos en un inmenso lago.
El teniente Morales cruzaba el paseo de la Alameda. El Sr. Morales es de la guardia civil. Iba montado y seguido de un ordenanza. Tropezó el caballo en unos montones de grava que ocultaban las aguas, cayendo el oficial. En cuanto lo vio caer se arrojó el ordenanza; luchando con el agua, logró asirlo y salvarlo de una muerte cierta.
En Paiporta la inundación ha causado fuertes daños en personas y animales y casas. Las casas formaban verdaderas islas. En una de éstas, alrededor de la taberna del Hortet, había seis personas que pedían auxilio a grandes voces, asomadas a la azotea de la casa, cuyos pisos inferiores están completamente inundados y amenazados de ruina. Con objeto de prestarles auxilio, se enviaron lanchas desde el puerto. Después de cuatro horas de luchar con las aguas, llegaron tres botes, uno de ellos procedente del cañonero Cocodrilo, tripulado por seis marinos y dos bomberos, al mando del teniente de navío D. Pedro Cardona, Como no pudieron penetrar por el río, por que lleva una corriente de cinco metros 50 centímetros por segundo, amarraron los cabos a los árboles para llegar a la taberna del «Hortet». Después de heroicos esfuerzos para vencer la corriente que arrastraba la embarcación, trabajo en que se distinguió mucho el oficial Sr. Cardona, fueron salvadas las seis personas.
En otra casa había tres hombres, y no creyéndose seguros, se refugiaron en un árbol que se desgajó con el embate de la corriente, por lo que fueron arrastrados dos de ellos. Desde el puente largáronseles cabos que no pudieron agarrar los infelices, los cuales desaparecieron en el torbellino que bajo el puente forman las aguas para no aparecer jamás. El tercero de los refugiados en el árbol se valió agarrado al tronco, siendo recogido al anochecer, después de haber pasado seis horas de angustia mortal, creyendo que se ahogaba por instantes. Recogiéronle en una balsa construida por los bomberos.
La corriente de río Turia arrastra varios cadáveres. También so ha visto un hombre que agitaba los brazos en agónica convulsión, demandando el último auxilio, y el infeliz desapareció confundido con los demás cadáveres que arrastraban las aguas. Una anciana que presenciaba la avenida desde el puente San José, viose de repente arrollada por un alambre que se había desprendido de los postes telegráficos, y que la derribó en tierra, haciéndola rodar al río en cuya corriente halló la muerte. Se han recibido nuevos detalles y noticias de varias desgracias.
La avenida del Turia derribó las paredes del cementerio del Grao, lindantes con el río, destruyendo los nichos y arrastrando los restos de los cadáveres al mar.
El concejal Sr. Ayora repartió a las familias necesitadas del Grao raciones de garbanzos, habichuelas, bacalao y sardinas. El Casino de Artesanos del Grao, al comenzar la inundación, fletó ocho lanchas que prestaron grandes auxilios a damnificadas. En Sagunto se ha visto que arrastraba el Palancia varios cadáveres.
La línea férrea en construcción de Calatayud a Sagunto ha sufrido grandes daños. En la cuesta del Ragudo las aguas arrastraron el terraplén, matando cuatro hombres e hiriendo a tres. En la partida del Carril, próxima a Liria, una gran llanura ha quedado convertida en un lago. La laguna comprende muchos kilómetros cuadrados.
En la confluencia de las ramblas de Artaj, y Castellarda, los campos han quedado arrasados, sufriendo inmensos daños las viñas, olivares, algarroberales, etc. Las cosechas han desaparecido, transportadas por la corriente al Mediterráneo. En la aldea da Artaj, término de la Andilla, las aguas han destruido las casas y los molinos. Se ahogaron varios vecinos.
En casi toda la provincia han sido arrastrados todos los huertos, han desaparecido los molinos, han quedado destruidos los pantanos y riegos. En los campos de Chulilla, Gestalgar, Bugarra y Pedralva, ha experimentado grandísimas averías.
En el pueblo de Villamarchante se refugió una familia en dos olivos. La avenida arrancó un olivo ocupado por una madre y su hijo pereciendo ambos. El padre presenció la terrible catástrofe refugiado en otro olivo, donde se salvó. Casos parecidos, podrían citarse muchos.
Terminada la inundación se hallan por todas partes señales evidentes de inmensos perjuicios sufridos por los labradores, industriales, fábricas, molinos, almacenes y depósitos. Es incalculable el número de animales domésticos ahogados. Por todos lados se hallan cerdos, toros y carneros muertos. El alcalde ha autorizado la venta de carne, previo el reconocimiento de los veterinarios.
Varios diputados a Cortes y provinciales han solicitado del gobernador que pida al Gobierno que conceda una cantidad del contingente de calamidades. Verdaderamente la miseria será grande. Los labradores han perdido enteramente cuanto poseían, incluso las ropas. Han perdido las cosechas, y los campos han quedado destruidos.
En la estación del Grao ha quedado un metro de barro. En la huerta de Valencia se ven muchas barracas hundidas. Los arquitectos municipales han participado al alcalde la conveniencia de desalojar el barrio de Marchalenes para proceder al apuntalamiento de las casas que quedan en pie derribando aquellas que peligren.
Organizando socorros
Los Sres. Botella y Compañía de Valencia, l00 pesetas y 160 prendas da ropa. Se han reunido en el Ateneo mercantil los almacenistas de tejidos al por mayor con objeto de socorrer a los inundados pobres. Se abrió una suscripción, que inmediatamente ascendió a 3.000 pesetas. Se ha acordado, además, gratificar a los bomberos con cinco pesetas a cada uno y dar gracias al jefe y a los oficiales. Se ha acordado por último convocar a una Junta magna a los síndicos de los gremios y Cámara de Comercio.
La presidencia del Ateneo estudia la manera de abrir suscripciones. El Círculo Industrial y de Comercio organiza una cuestación en la vía pública a favor de los inundados. Para ello ha invitado a otras Corporaciones. Una Comisión de la colonia extranjera, predominando los franceses, se presentó en la redacción de El Mercantil Valenciano, entregando al Sr. Castell, en nombro de sus compatriotas, 5.395 pesetas, rogándolo qua socorra a los pobres, con la condición única de que se verifique rápidamente. Un valenciano dio también 500 pesetas con igual objeto. Merecen plácemes todas estas personas por su proceder humanitario, y especialmente los extranjeros. El propietario D. Eduardo González remitió con idéntico fin al alcalde 2.000 pesetas.
El Ayuntamiento de Valencia se ha constituido en sesión permanente, y ha acordado socorrer en ropas y en dinero a los pobres, apelando a la caridad del vecindario. Se ha acordado un voto de gracias al comandante de Marina, a los jefes del Urania y Cocodrilo, a las tripulaciones todas y a la autoridad militar. El alcalde, ampliando el acuerdo del Ayuntamiento, ha telegrafiado a la regente, a la infanta Isabel, al cardenal Sancha, al ministro de la Gobernación, pidiendo auxilios. El cardenal Sancha ha enviado 2.000 pesetas. Los Sres, Trenor y Compañía han dado 5.000 pesetas. El cabildo 500 pesetas. El fabricante Bautista Marco ha dado 1.000 pesetas. El Ayuntamiento ha abierto una suscripción particular, encabezándola el alcalde con l00 pesetas.
La riada más catastrófica del siglo XIX se produjo casi al final del mismo, en noviembre de 1897. En los dos siglos de registros pluviométricos en la ciudad de València, noviembre de 1897 es, con diferencia, el de mayor precipitación mensual acumulada: 508.9 l/m2 en 17 días de lluvia, de los cuales casi la mitad, 251.2 l/m2 , se registraron en menos de 24 horas el día 12 (la mayoría en la mañana de ese mismo día). Sin embargo, y a pesar de la gran cantidad de precipitación que se acumuló el día 12, ese día sólo se produjeron inundaciones en distintos barrios de la ciudad a causa de las lluvias in situ, pero no se produjo una avenida significativa del río.
En noviembre de 1897 se registraron tres avenidas del Turia los días 1, 3, y la del día 10, que resultó la más catastrófica. Por tanto, en noviembre de 1897 se repitió el patrón tan frecuente y varias veces comentado en este artículo de que las riadas del Turia no derivan de las lluvias in situ sobre la ciudad, sino que son generadas por lluvias torrenciales en las comarcas montañosas del interior, y eso fue lo que debió de ocurrir en la primera decena de noviembre de 1897, hasta el día 10; y también suele ser frecuente que en medio del caos que provoca una gran avenida como la del día 10 de noviembre de 1897, al final del episodio se produce lluvia torrencial sobre la ciudad, tal y como ocurrió el día 12 de ese mes.
El año 1897 estaba siendo muy seco, y el otoño transcurría con unas características similares, pero a mitad de octubre cambió el tiempo y comenzaron a producirse lluvias ligeras e intermitentes que se prolongaron hasta el final del mes. El día 1 de noviembre se intensificaron las lluvias y sobrevino una primera avenida del Turia que sorprendió a los valencianos de la época que no habían visto nada igual desde el año 1870. El día 3 se produjo una segunda avenida que además vino acompañada de una fuerte tormenta matutina y lluvia torrencial.
A mediodía del día 9 “cayó sobre València un turbión tan copioso como pocas veces se ha conocido” (Anuario de Las Provincias para el año 1898) y se registraron 90 l/m2 en un breve periodo de tiempo. La tormenta del día 9 fue el anuncio de la gran riada que vendría al día siguiente a partir de las 7 de la mañana y que alcanzaría su pico de máximo caudal en la ciudad a las 11 horas, cuando el agua rebasó los pretiles en varios puntos y produjo numerosas víctimas y cuantiosos daños materiales.
En medio de la formidable avenida, el cielo de ese día estuvo casi despejado, y así quedó impreso en el Anuario de Las Provincias para el año 1898: “el sol brillaba con toda su luz en el cielo tan azul, que parecía limpio de toda humedad por las grandes lluvias del día anterior. Algunas nubes sueltas que flotaban en la tranquila atmósfera, resplandecían blanquísimas como copos de algodón en rama. Aquella claridad y aquel esplendor hacían más pavoroso y tremendo el aspecto de la impetuosa avenida. Nuestro tranquilo Turia estaba convertido en un mar embravecido de aguas rojizas, que arrastraban en su seno un sinnúmero de objetos”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario