El siete de mayo de 1945, una semana después del suicidio de Adolf Hitler y un día después de la rendición de Alemania, a las seis de la mañana, un avión Heinkel 111 H-23, una versión del bombardero destinada a transportar paracaidistas, amerizó en las aguas de la bahía de La Concha, en San Sebastián.
El piloto que voló hasta allí era Albert Duhringer, ayudado por el copiloto Benno Epner, el mecánico Gerhard Stride y el telegrafista Georg Kubel. Como pasajeros viajaban Robert du Welz, capitán de las SS; y Léon Degrelle, general de la División Valonia.
Léon Degrelle es uno de los personajes centrales de El último vuelo, de Fernando Castillo, autor de otros libros ambientados en esa época, como Noche y niebla en el París ocupado, La extraña retaguardia, París Modiano y Los años de Madridgrado, libros hechos de personajes oscuros que se mueven y conectan en Madrid en los años de la Guerra Civil y en París durante la ocupación nazi. Poetas fascistas, escritores de teatro estalinistas, traficantes de antigüedades, actrices belgas, amantes judías, matones al servicio de la Gestapo, pilotos de guerra que habían combatido para la Rusia blanca, campeonas en Roland Garros, pasionarias y petaines... Fanáticos y oportunistas, suicidas y supervivientes. En El último vuelo, ese elenco reaparece en sus peores momentos: huyendo de las guerras que habían perdido. Así, Rafael Alberti, María Teresa León, Palmiro Togliatti y decenas de republicanos españoles están retratados en el libro de Castillo al subir a los Douglas DC2 y Dragon Rapide que los habrían de llevar desde las pistas de Albacete, Murcia y Alicante hasta Orán y Toulouse, igual que Louis-Férdinand Céline, Corinne Luchaire, Pierre Laval y las élites de la Francia colaboracionista aparecen volando en aviones Junkers y Heinkel de Francia a Alemania y de Alemania a España cuando el Reich de los mil años se les venía abajo.
El Popular, órgano local del partido socialista, 2 de marzo de 1929
En todas partes son iguales los católicos.
Véase el título de un articulo que en un periódico católico de Bruselas publica León Degrelle: ¡Católicos mejicanos, responded a balazos!
Y ahora lean nuestros lectores lo que se dice en dicho artículo: "El modo más sencillo - escribe el autor - de apresurar el término de la carnicería mejicana era derribar al jefe de ésta. Toral tuvo valor para hacerlo: ejecutó a Obregón. Hizo muy bien; cumplió con su deber. Merece el aplauso de las gentes civilizadas.
.. Si no es suficiente la cabeza de un presidente, apuntad al que le ha sustituido. Esos bandidos no tienen derecho a la vida: matándolos hacéis una obra de caridad y de justicia y salváis a centenares de inocentes que mañana caerán ante sus golpes.
¡Tirad bien! ¡No erréis la puntería! A cada nuevo Toral gritaremos con todo nuestro corazón: ¡Bravo!»
Lo copiado se comenta solo.
El Día, 7 de abril de 1936
Elecciones en Bélgica
Bruselas. Abril.
La proximidad de las elecciones en este democrático país, ha hecho que los partidos se pongan ya en movimiento. En todo Bélgica la actividad que se despliega y la propaganda que se realiza es muy intensa, pero siempre toda ella, dentro de unas formas muy razonables. Como es natural la que lleva la voz cantante es la juventud. Las juventudes socialistas se hallan organizadas en una sola agrupación con varias secciones. En cambio las juventudes católicas forman cuatro grupos autónomos; J. O. C., J. A. C., J. E. C. y J. I. C„ que se pronuncian, Joc, Jac, Jec y Jic. Al margen de estas dos grandes agrupaciones existe el grupo vanguardista de Lovaina, de tendencias democráticas y pacifistas que presta su concurso a la política del jefe del actual gobierno, M. van Zeeland.
Y frente a todas estas juventudes actúan los que únicamente se comportan de una manera violenta, es decir, los que siguen a León Degrelle, y las milicias flamencas de Van Sewerens, grupos los dos de carácter marcadamente fascista. León Degrelle, es un joven político, católico pero que ha roto con la disciplina del partido católico y al que hoy combate de una manera encarnizada. El movimiento que dirige responde al nombre de «Rex» y los que le siguen se llaman «rexistas». Todas estas juventudes desfilan constantemente por la calles de Bruselas; los socialistas con uniformes, banderas y guitarras y los puños en alto; los católicos con camisas blancas; los rexistas con escobas al hombro.
Las juventudes socialistas y católicas obedecen las direcciones que les marcan las personas mayores de sus partidos, pero no así los rexistas cuyo jefe Degrelle se presenta candidato por Bruselas y en cuyos actos, sus partidarios procuran hacer todo el ruido que pueden. El otro día, una docena de estos jóvenes rexistas formados en fila india y con la escoba al brazo a manera de fúsil, comenzaron a pasearse por la acera de la calle Marais frente al local «Patria» en el que se celebraba una asamblea. Intervinieron los guardias y como es natural los rexistas acabaron su grito «Limpieza» en la comisaria. ¿Qué partidos saldrán triunfantes en las elecciones belgas? Hacer cábalas no es muy difícil, pero predecir ya no lo es tanto. Ahora que si nos atenemos al modo de ser de la nación belga, si, podríamos decir, que en Bélgica no es fácil que triunfen los extremismos de derecha ni de Izquierda. Antonio MENCIA
La Libertad, 26 de mayo de 1936
LAS ELECCIONES EN BELGICA
La minoría más numerosa de la nueva Cámara será la socialista
Los primeros datos
Bruselas, 25. Los primeros datos que se tienen - ya que hasta mañana no se tendrán resultados algo concretos -, indican que el partido católico ha perdido en algunos distritos varias actas en favor del partido Rex (de tipo fascista). También los comunistas han aumentado su representación, obteniendo el triunfo de sus candidatos a costa de los socialistas y liberales. Según las cifras que se reciben de Luxemburgo, el partido católico ha sido derrotado en la mayor parte de los distritos de la provincia.
Según los primeros cálculos, el partido Rex aumentará su representación en unos veinte diputados. Los comunistas también aumentarán su representación considerablemente, mientras que los socialistas y liberales perderán algunos puestos, aunque su representación parlamentaria no disminuirá mucho la cifra que tenían en el anterior Parlamento.
La constitución de la nueva Cámara
Bruselas, 25. - De fuente oficiosa se da un resultado provisional de las elecciones, según el cual la Cámara quedará constituida como sigue:
Socialistas 70 puestos
Católicos 63 puestos
Liberales 23 puestos
Movimiento Rexista 23 puestos
Nacionalista flamenco 16 puestos
Comunistas 9 puestos
Por lo tanto, los socialistas pierden tres puestos; los católicos dieciséis; los liberales, uno: el bloque nacional flamenco, gana ocho, doblando el número de actas, mientras que los comunistas consiguen seis más de las que tenían. La nueva Cámara belga estará formada por 202 diputados.
Detalles de la elección
Bruselas, 25. - En el territorio de Eupen y Malmedy, los socialistas han sufrido grandes pérdidas, mientras que la Unión Católica ha podido mantener sus posiciones. El movimiento Rex ha conseguido 1.000 votos en Malmedy.
Los católicos han sufrido pérdidas más sensibles en el país Valón que en Flandes, lo que tendrá por consecuencia crear una mayoría flamenca en el seno de la fracción católica en la Cámara y en el Senado.
Hoy se producirá la crisis y se cree que continuará Van Zeeland
Bruselas, 25. - El jefe del Gobierno, Sr. Van Zeeland, presentará mañana la dimisión del Gobierno al rey.
Antes de las elecciones, tres partidos asociados formaban un Gobierno de Unión nacional. Eran, el partido de Unión nacional católica, el liberal y el socialista. Estos tres partidos se mostraban unánimes para proseguir la colaboración, bajo la dirección del señor Van Zeeland; pero como los socialistas pasan ahora a ocupar el primer puesto de la Cámara, pues han obtenido siete puestos más que los católicos, el rey, para obedecer a las normas parlamentarias, podrá ofrecer el Poder al Sr. Vandelverde, líder del partico socialista. Entre los socialistas existe la opinión de mantener al frente el Gobierno al Sr. Van Zeeland. Es probable que se forme un Gobierno tripartito semejante al actual, pues estos tres partidos han obtenido mayoría absoluta, logrando 156 actas, de un total de 202.
Por otra parte se cree que el partido Rex se dedicará a una labor de obstrucción en la Cámara, y a producir disturbios para provocar dimisiones, con lo cual habría constantes elecciones parciales, que servirías de a modo de plebiscito.
Por lo menos así es como se interpreta la declaración del jefe rexista Sr. Degrelle, que ha dicho: "Esto no es más que el comienzo. Para nosotros, rexistas, la campaña electoral empieza mañana 25 de Mayo."
El Día, 7 de julio de 1936
La figura de León Degrelle
Degrelle, procede de una vieja familia belga y fue criado en un hogar profundamente católico. Estudió, entre otros centros, en la famosa Universidad Católica de Lovaina, donde cursó disciplinas jurídicas, filosóficas y hasta se asomó a la Teología. Después se lanzó de lleno a la propaganda de la Acción Católica y al periodismo. En los comienzos de su carrera periodística la persecución de los católicos mejicanos estaba en su apogeo.
Como protesta viril, los montes de varios Estados se llenaron de guerrilleros que por tener el grito de ¡Cristo Rey! eran conocidos por "los cristeros". El joven Degrelle sintió bullir en sus venas la sangre aventurera y bélica de su raza y atravesó el mar. Con el pretexto de informar a varios grandes diarios europeos se unió a los rebeldes que operaban en el estado de jalisco. Se batió a su lado y después de varias aventuras heroicas pasó a los Estados Unidos, donde amplió sus estudios, regresando a su patria poco después.
Entonces empezó su actuación política. Con clara visión, se dio cuenta del descontento existente entre la juventud católica. Capitaneó la escisión de que ya hemos hablado, se hizo notar por su fogosidad, su ingenio y su desparpajo para llamar al pan, pan, y al vino, vino, y sacar todos los trapos sucios a todos los viejos políticos. Habla con naturalidad, y entre discurso y discurso se echa entre pecho y espalda buenas lonchas de jamón y oloroso vino flamenco. Comulga y oye misa todos los días, pero no gusta de las exhibiciones para realizar actos piadosos en colectividad. Viste con modestia y trabaja muchas horas al día. Gusta de la vida campesina. Tiene en la actualidad 28 años y es el jefe político más joven de Europa.
Tal es, a grandes rasgos, el partido y el caudillo que hoy atraen sobre sí las miradas de todo el mundo; de ese partido y de ese caudillo que no se recatan en proclamar a los cuatro vientos que muy pronto dirigirán por rutas nuevas los destinos de la joven y dulce Bélgica.
ARISTIDES LEDUC
París, junio de 1936.
Diario de la Marina, 19 de julio de 1936
EL FASCISMO BELGA
Regards, (Paris), 29 de octubre de 1936
Vu: journal de la semaine, 7 de abril de 1937
El 11 de abril de 1937 se celebró en el distrito de Bruselas una elección parcial para la Cámara de Representantes. En la revista Vu: journal de la semaine, del 7 de abril de 1937 se ofrecía una entrevista a los dos candidatos, el primer ministro Van Zeeland y Léon Degrelle.
EL SOCIALISTA, 20 de julio de 1938
CONTRA DEGRELLE
Van Zeeland lo demanda criminalmente por difamación
BRUSELAS 19, El ex presidente del Consejo Van Zeeland ha presentado una denuncia por difamación contra el fascista León Degrelle y la Prensa que dirige. Le pide una indemnización de medio millón de francos por daños y perjuicios y cien rectificaciones en la Prensa internacional, que importarían a Degrelle otro millón de francos, aproximadamente. - (Fabra.)
Écho du Centre (Limoges), 8 de junio de 1945
El Consejo de la Resistencia belga invitó al gobierno a incluir a Léon Degrelle en la lista de criminales de guerra y a solicitar su extradición a España.
Pueblo, 22 de junio de 1945
LONDRES, 22. — Al regresar a territorio ocupado por los aliados, ha sido detenida la esposa de León Degrelle, acusada de haber ayudado a la propaganda alemana. Últimamente residía en Suiza. (Efe.)
Pueblo, 6 de octubre de 1945
Según el testimonio, finalmente, de los corresponsales suecos que se hallaban en Berlín durante el sitio, en el mes de abril se efectuaron talas de árboles en algunas avenidas, con el fin de utilizarlas como puntos de aterrizaje y despegue de los aviones en caso de urgencia. El belga León Degrelle logró escapar en un avión durante el sitio. ¿Por qué no pudo hacerlo igualmente Hitler?
La voz de Castilla, 25 de agosto de 1946
Última hora
LEÓN DEGRELLE sale de España
NOTA DE LA DIRECCIÓN GENERAL DE SEGURIDAD
MADRID, 24. — La Dirección General de Seguridad, ha facilitado la siguiente nota: “En cumplimiento de la legislación sobre entrada clandestina de extranjeros, el Gobierne ha ordenado la salida del territorio nacional del súbdito belga León Degrelle que, habiendo entrado en España por vía aérea, sin autorización ninguna y contraviniendo a las leyes en la primavera del año 1945, se hallaba recluido en el Hospital Militar de San Sebastián restableciéndose de las heridas que sufrió en el aterrizaje del avión que le conducía, y de las que se encuentra en la actualidad completamente curado. Comunicada dicha orden al señor Degrelle el pasado día 21 de los corrientes, dándole para su salida de España un plazo de ocho días, dicho extranjero ha dado cumplimiento a la misma, habiendo abandonado el territorio nacional antes de transcurrido dicho plazo”. — Cifra.
Oliveira Salazar, declara: SI ESTALLA UNA NUEVA GUERRA, PORTUGAL LUCHARÁ JUNTO A LOS ESTADOS UNIDOS
EL JEFE del Gobierno portugués se negó a hablar sobre concesión de bases en las Azores
LISBOA, 24. — (Servicio especial de LA VOZ DE CASTILLA). — El jefe del Gobierno portugués, doctor Oliveira Salazar, ha declarado a un corresponsal del “The New York Times” que en caso de declararse una nueva guerra su país no podría permanecer neutral, sino que se incluiría en la órbita de influencia de los Estados Unidos, luchando a su lado. La United Press comunica además que el doctor Oliveira Salazar se negó a contestar las preguntas de los informadores sobre si se estaban celebrando negociaciones secretas lusonorteamericanas, en relación con la cesión a los Estados Unidos de bases militares, con carácter permanente, en las Azores.
Le Journal du Maroc, 1 de septiembre de 1946
El “misterio Degrelle”
San Sebastián.— Aún no ha ocurrido nada nuevo sobre la misteriosa desaparición de Degrelle. Las hipótesis y suposiciones se derrumban una tras otra. Así resultó infundada la tesis según la cual Degrelle se encontraba a bordo del “Monte Ayala”, cuyo repentino regreso a Vigo parecía ofrecer una pista. A las peticiones de explicaciones del encargado de negocios belga, la prensa respondió que efectivamente Degrelle había abandonado territorio español, pero no se proporcionó ninguna información adicional.
Una nota oficial confirma la salida de Degrelle
Madrid. — En nota oficial, el gobierno español confirma la salida de Léon Degrelle sin indicar por qué frontera salió de España.
"Ninguna ley internacional obligaba al gobierno español a entregar a León Degrelle a la justicia belga", declara la nota, que añade que, siguiendo medidas urgentes de los gobiernos inglés y americano "y para demostrar una vez más la tradicional amistad" de España hacia Bélgica, el gobierno de Franco decidió expulsar a Léon Degrelle.
En febrero de 1941, el trasatlántico mixto de pasaje y carga de bandera española Monte Ayala navegaba en aguas de la ría en demanda del puerto de Vigo sacudido por un fuerte temporal de lluvia y viento.
La profunda borrasca, de gran impacto y a la que hoy los servicios meteorológicos le hubieran dado nombre, había provocado además de grandes destrozos en tierra, el hundimiento de varias embarcaciones de pesca y la muerte de tres marineros de Meira que perecerían ahogados.
Al mismo tiempo, los vapores de pasaje de ría Nuevo Iberia y Cantabria romperían amarras siendo lanzados por la fuerza del mar contra el muelle de A Laxe, quedando semihundidos. De la galerna no escapó el Monte Ayala, que en la madrugada del 15 de febrero, mientras navegaba a la altura de Cabo de Mar (cerca de la playa de Samil), se empotró contra un arrecife al pie del cabo.
El barco procedía de Huelva con 11 pasajeros según unas fuentes, 40 según otras, y carga general que iba a desembarcar en Vigo. Afortunadamente, la cercanía con la costa iba a propiciar que un oficial y cuatro tripulantes ganaran tierra llegando a pie hasta Bouzas, donde dieron la voz de alarma para que se organizara el operativo de rescate por parte de las autoridades de marina. El naufragio se saldó sin que pasaje ni tripulación resultaran heridos, aunque sí el Monte Ayala que presentaba dos vías de agua que inundaron dos de sus bodegas.
Tras las primeras evaluaciones hechas por personal técnico, se comprobó que el barco era recuperable y tras taponarle las vías de agua, se descargaron las mercancías que transportaba para aligerar su peso y reflotarlo. Tras no pocos intentos, tres meses después del naufragio y aprovechando la marea viva de la tarde del 12 de mayo, el Monte Ayala era liberado de su lecho rocoso bajo la supervisión de los ingenieros navales Ángel Riva Suardíaz y Leandro Fernández. En el operativo participarían entre otros el remolcador de la casa Davila Nuevo Moncho, así como el aljibe de Molíns Valverde, Roberto, a cuya flota se uniría años más tarde el Hidria Segundo que hoy luce como buque museo en el muelle de Portocultura.
El Monte Ayala sería remolcado hasta el astillero de Barreras, donde después de serle efectuadas las primeras reparaciones de urgencia, y abandonaría Vigo un mes más tarde zarpando en lastre con destino a Ferrol, donde sería definitivamente reparado.
El Monte Ayala engrosaba la flota de la bilbaína Naviera Aznar. Según la Lista Oficial de Buques de España, había sido construido en los Astilleros Euskalduna de Bilbao y entregado en 1929. Era la séptima unidad de una serie de ocho barcos gemelos que componían la llamada «serie A». Contaba con un desplazamiento a máxima carga de 5.890 toneladas y medía 107 metros de eslora por 13,86 de manga. Su equipo propulsor estaba integrado por un motor diésel de 1.250 caballos con los que homologó en pruebas 11 nudos de velocidad.
Pocos años después de su accidente en Vigo, el Monte Ayala sería reconvertido en transporte de emigrantes aprovechando la creciente demanda de pasajeros que emigraban a Sudamérica. Para ello, varias de sus bodegas se transformaron en dormitorios comunes de tercera clase en los que se podían albergar 158 pasajeros. Los viajes de regreso eran aprovechados para el transporte de trigo argentino.
En uno de estos viajes, el Monte Ayala llegaba a Vigo el 12 de febrero de 1944, justo tres años después de su accidente. Esta vez lo hacía procedente de Buenos Aires con 3.276 toneladas de trigo y 58 pasajeros, entre ellos los componentes de la compañía de teatro María Guerrero, que regresaban a España de una larga gira por países de América del Sur. También desembarcarían en Vigo la por entonces célebre actriz argentina afincada en España, Lola Membrives, así como el eminente médico e investigador madrileño Félix Jiménez Díaz, que volvía a España tras un aclamado recorrido por Argentina, Chile y Perú donde celebró numerosas conferencias.
En otra de las escalas en Vigo del Monte Ayala, la prensa del 5 de febrero de 1948 anunciaba que del trasatlántico fueron desembarcadas dos vacas y un toro de raza argentina, obsequio del presidente argentino general Perón a Franco. Los animales serían transbordados a una camioneta «debidamente acondicionada», que los trasladaría al pazo de Meirás. Al cuidado de los animales viajaron un capitán veterinario y su criado, que durante su paseo por las calles de la ciudad luciendo traje de gaucho despertaría la curiosidad de los viandantes.
Con el estreno de nuevos trasatlánticos, todos ellos muy ligados a Vigo dentro del tráfico migratorio, a principios de los años cincuenta la Naviera Aznar relegaría al Monte Ayala a rutas de cabotaje entre puertos españoles y de las colonias en África, hasta que en 1967 sería desguazado culminando una extensa carrera de 48 años.
Libertad, 11 de septiembre de 1946
España no es ningún esbirro al servicio de cualquier “nacioncita“ extranjera
Como no somos país vasallo, en el caso Degrelle hicimos lo que nos pareció... y creímos justo
Lisboa, 10. — (Crónica de nuestro corresponsal.) La Prensa portuguesa comenta un telegrama publicado en Londres, donde se insiste en la protesta del Gobierno belga referente al caso León Degrelle. Protesta a todas luces injusta e inhumana, puesto que el Gobierno español en este caso ha cumplido con Dios y con los hombres.
Como saben ustedes, los belgas protestan y, al parecer, quieren llevar el caso a la O. N. U., en donde todos sabemos que quedará en agua de borrajas, afirmando que a León Degrelle no se le encuentra por ninguna parte, y hablando de «fuga», en donde existe un evidente caso de expulsión. España procedió en este asunto con la más limpia rectitud y partiendo de la corrección política no olvidó los imperativos caballerosos y humanitarios, tan añejos en la sangre española como la sangre misma.
Los belgas querían una entrega sin condiciones. Nos hacían ese favor. Pero existen, además de la mínima cortesía exigible en este juego político del toma y daca diplomático, las convenciones internacionales, que se basan en una premisa humanitaria. En ese caso era un condenado a muerte, y para resolver la cuestión correctamente con esa nobleza que tenemos, mal que le pese al mundo que está contra todo español viviente, se intentó en la fecha oportuna un acuerdo directo con el Gobierno belga. El caso concreto es que Bélgica se negó a todo acuerdo, redamando la entrega incondicional de León Degrelle. Nada más y nada menos. Pero resulta que no somos un Estado vasallo, y que existen leyes rectoras de Derecho Internacional.
La premisa general humanitaria acostumbrada en los usos jurídicos internacionales resultaba facilísima de establecer con el vencido que, fuere quien fuere, es una persona de carne y hueso. La reiteración española pidiendo una solución armónica no fue atendida. Para los belgas no había más que un camino: la entrega incondicional. Entonces, como al fin y al cabo León Degrelle estaba en España, se procedió con arreglo a nuestro derecho. Y a nuestro criterio.
Y como su llegada había sido perfectamente irregular e imprevista, se le aplicaron las normas sobre expulsión de extranjeros que se introducen sin las condiciones legales en el país. Habiendo arribado a territorio nacional sin pasaporte ni otro requisito normal, su permanencia en España dio lugar a fortísimas presiones de los Gobiernos anglo-americanos y nos vimos ante el caso de negarle hospitalidad. Pero esto es una cosa y otra es de servir de esbirros a cualquier país extranjero. España hizo con Degrelle lo que juzgaba justo: expulsarlo. El término fuga, usado por los belgas, es impropio e intempestivo. España dice expulsión y dice la verdad. Adolfo LIZO»
La Última hora, 18 de octubre de 1946
No es hallado León Degrelle
Nueva York. — El Secretario General de la O. N. U., Lie, ha dado a la publicidad una nota del Gobierno belga, de fecha nueve del actual, dirigida a la Secretaría para su traslado a los organismos competentes —el Consejo dc Seguridad— y que so refiere a la supuesta ayuda española en la desaparición de León Degrelle. Dice la nota que, a pesar de todas las reclamaciones que le fueron presentadas, el Gobierno español no quiere dar detalles de la desaparición de Degrelle y se niega a decir por que frontera y con que medios salió de España. La nota fue enviada a Lie por Mediación de la Embajada belga en Washington. — Efe.
El Diario Palentino, 24 de octubre de 1946
GIRAL VA A TRASLADARSE A NUEVA YORK
Londres, 23. — Se espera que el jefe del llamado Gobierno republicano español en el exilio, José Giral, salga de París para Nueva York el 25 de octubre para asistir a la Asamblea General de las Naciones Unidas, según los círculos más estrechamente allegados al citado “Gabinete". Giral, cuya capacidad oficial será la de observador, sondeará la opinión mundial respecto de España con vistas a obtener el máximo de apoyo entre las Naciones Unidas, a la causa republicana. Giral se propone también, se afirma, ampliar con nuevos hechos las “pruebas" contra el régimen del General Franco, que ya facilitó a la O. N. U. al ser debatida la cuestión española por el Consejo de Seguridad.
Parece haber pocas dudas de que la Asamblea General trate el asunto español, punto de vista que corrobora la declaración hecha por Giral después de su reunión con Molotov la semana pasada en Paris, en la que el delegado ruso manifestó que la Unión Soviética no se opondría a una fórmula adecuada que permitiese que el caso español, actualmente en el programa del Consejo de Seguridad, sea puesto, nuevamente en manos de la Asamblea General. Lo apoya también la reciente declaración hecha en la Cámara de los Comunes por el ministro de Estado, Héctor Maneill, quien dijo: "No fue el Gobierno de Su Majestad quien en el Consejo de Seguridad impidió que se adoptara tal medida”.
Además, la acusación belga contra España de que esta última nación puso en libertad al “colaboracionista número uno” de Bélgica, León Degrelle, podría ofrecer a la Asamblea una buena oportunidad de revisar la posición del General Franco. Por último, existe la situación precaria de Francia, cuya acción unilateral al cerrar la frontera franco-española, paralizando así el intercambio comercial con su vecino meridional, le ha colocado en una posición que difícilmente puede mantener mucho tiempo más, ya que no debe rebajar las restricciones impuestas y someterse a duras criticas internas, o demostrar que su política hacia el Gobierno de Franco ha dado resultados prácticos.
La Última hora, 31 de octubre de 1946
León Degrelle no está en territorio de España
Nueva York, 30. — El periódico "New York Times", en un telegrama de su oficina en Madrid dice que el Gobierno español ha brindado al de Bélgica facilidades para cue envíe a un observador militar quien libremente podrá Investigar sobre el terreno el caso de León Degrelle y comprobar que éste no se encuentra en España. El telegrama del “Times" añade que la nota española a Bélgica rechaza las acusaciones que contra España hizo dicho país días pasados ante la Asamblea General de la O.N.U. Confirma que Degrelle salió de territorio español en agosto último, en virtud de la orden de expulsión y que su salida no se efectuó ni por barco ni por avión. La nota española —agrega también el “Times"— aclara que el Gobierno de Madrid conoce la residencia de Degrelle pero no la hará publica por cortesía hacia el país que le alberga y para no crear un conflicto entre ese país y Bélgica. Los corresponsales de la prensa extranjera en España llevan dos semanas de febriles pesquisas por toda la nación para descubrir el actual paradero de Degrelle, termina diciendo el telegrama.
La voz de Castilla, 7 de noviembre de 1946
ORDEN DE DETENER A DEGRELLE
LA HABANA, 6. Han sido dictadas órdenes para la mediata detención de León Degrelle. Las órdenes han sido dadas por el Ministro del Interior, Casado, como consecuencia de las noticias de que Degrelle trataba de buscar refugio en la zona del mar Caribe. Efe.
La Última hora, 10 de marzo de 1949
¿Es en efecto a León Degrelle a quien vio?
Namur. - El periódico "Ves L'Avenir" publica una entrevista con un belga que no ha sido identificado y en el que ese dice que ha sostenido una conversación con el ex-jefe del partido rexista belga, León Degrelle, durante un viaje que hizo recientemente a Uruguay. El informe dice que se encontró a Degrelle en un hotel de Santa Bella. Degrelle estaba bebiendo tranquilamente cuando fue reconocido por el viajero.
Diario de Burgos, 2 de septiembre de 1950
LA ESPOSA DE DEGRELLE EN LIBERTAD
Bruselas. - La señora María Paule Degrelle, esposa del que fue jefe del movimiento fascista belga "Rex", ha salido hoy de Bélgica para Francia, libre después de cinco años y medio de prisión. Degrelle, condenado a muerte por rebeldía, desapareció en 1945 y no se han vuelto a tener noticias de él desde entonces.
Su esposa cumplía condena de diez años y ha sido puesta en libertad de acuerdo con las disposiciones del Gobierno de reducir penas a los "colaboracionistas menores". Efe.
Diario de Burgos, 1 de junio de 1951
León Degrelle y sus rexistas quisieron ganar para Bélgica una autoridad que la desgracia militar de 1940 parecía haber hecho imposible: La hoja de servicios de Degrelle atestigua que el intento, si glorioso, no fue placentero.
Soldado voluntario de la legión Wallonie en 1941; cabo en Marzo de 1942; oficial en Mayo; comandante de una de las compañías de la que ya se llama “Brigada de choque Wallona”' en Enero de 1943; jefe de aquella tropa, deshecha y reorganizada varias veces, cuando se la llega a convertir en División; y a punto de ser comandante de una gran unidad que se hubiera llamado “Cuerpo de Ejército Occidente”, cuando el Tercer Reich se derrumba con estrépito; fue en todos los movimientos el animador genial y heroico de sus ejemplares voluntarios a costa de trabajos penosos y de copiosas heridas,
Este libro suyo cuya versión española acaba de aparecer (“La guerra en Rusia") es un inventario de los sacrificios, de los esfuerzos y de los más bellos gestos de unos millones de wallones y de flamencos que se hicieron cargo de su deber de europeos cuando las nieblas de la pasión enturbiaban para desgracia del mundo tantas miradas. Es también un homenaje por eso mismo más cargado de dramática emoción, a la memoria de los 2.500 voluntarios de la legión muertos en el frente del Este,...
La Prensa, 17 de enero de 1953
Además, parece ser que, su acción es pública mediante la edición de una revista, titulada “Nación Europa”, que se publica regularmente en Coburgo (Baviera), y que en ella han colaborado el británico Oswald Mosley, y el belga León Degrelle. Se dice que el jefe del grupo es el general Hauser, que durante la guerra mandó fuerzas de asalto.
Libertad, 10 de diciembre de 1954
PUBLICACIONES,
Un libro de León Degrelle
Breves y anhelantes como latidos, le parecen al doctor Marañón éstas doscientas páginas de “Almas ardiendo” ( 1 ), el hermoso libro de León Degrelle.
El Español, 19 de diciembre de 1954
DIALOGO CON LEON DEGRELLE
ACABA DE APARECER EN MADRID SU LIBRO "ALMAS ARDIENDO”
Llegué, lo vi y lo conocí. Nunca había hablado con él, Pero hay fisonomías que el tiempo, por cruel que haya sido, no desfigura. Esta de León Degrelle, jefe en otros días del movimiento rexista de Bélgica, es una de ellas.
«Si es usted León Degrelle, le ruego me permita unos minutos de charla. Soy español.» A esta tarjeta respondió con una sonrisa abierta, franca; con gestos de mucha expresividad. Y charlamos.
— ¡Oh, español, español! Clamando « ¡español, español !» y reafirmando por mi parte que sí que era español, y además andaluz, nos sentamos. No hizo falta más. Sentí, por español, una gran satisfacción.
— Yo «estaba» muy amigo de José Antonio.
— ¿Es que conoce bien España?
— Mucho. Mucho. De joven solía ir con mis padres. Durante vuestra Cruzada de Liberación recorrí varias ciudades e incluso el frente. Y después..., después de la última guerra europea, cuando el armazón defensivo de los combatientes contra Rusia cayó hecho pedazos, yo, soldado belga en les helados campos de Rusia, me agarre a esa roca firme de vuestra Península como náufrago de una gran tragedia.
UN HOMBRE CURTIDO EN LA LUCHA
León Degrelle, con sus ojos aquilinos divagando por el horizonte, como lejos de mí. Prosiguió en tono más bajo. Hablaba para sí, para su propia memoria. Hacía la síntesis de un pasado, hondo y siempre vivo en él.
— No lo olvidaré. El recuerdo de España irá siempre conmigo.
Sin embargo, no pude observar el menor atisbo de blandenguería. Sí una gratitud a sangre y vida. La gratitud de un hombre, curtido en la lucha, duro, dinámico, vital, emprendedor, construido mentalmente para animar. Un hombre de pensamiento para la acción inmediata, de pensamiento operante.
León Degrelle conoce, ha saboreado las explosiones masivas en los triunfos. Pero también sabe, ha tragado la cicuta de los reveses, del desastre. A la hora de valorar prescinde de sus propios sentimientos. Analiza las cosas tal como son en sí o corno han sucedido. Hombre de lucha. A esta conclusión llega uno hablando con él.
A los veintinueve años tenia tras sí una masa del pueblo belga. Era capitán de un movimiento. el rexista, muy social, basado en principios del catolicismo. Inquieto, de fácil y ardiente palabra, gran parte de la juventud estaba con él. Personalmente consiguió más votos que ningún otro diputado de su país.
— Estuve a unos milímetros del Poder.
Decía esto agitando los dedos como el que quiere acercar una cosa que se desea impacientemente, apretando los dientes, alargando el cuello hacia adelante y contrayendo los pómulos. Algo oratorio. Aunque estábamos solos, creí que hablaba a muchos. Bajo aquel cutis curtido y bronceado por el sol, aquel traje gris oscuro a rayas, también debido a estar mucho bajo el sol; aquel pelo liso y algo entrecano, peinado hacia atrás con ligera inclinación a la izquierda, me pareció entrever una tragedia, las huellas de grandes borrascas por que ha debido pasar su ánimo.
Mis ojos me daban esta estampa: un campesino algo acomodado que se encuentra de paso en la capital:
«¿Hará vida de campo?», dije para mi. ¿Qué puede hacer un hombre tan separado de su patria, un hombre condenado a muerte en su país? ¿Vive a solas con el sol, con el aire, con las nubes que pasan? ¿Lejos de los hombres, vive a solas con sus recuerdos y esperanzas? ¿Qué piensa un hombre así, un hombre dinámico en estas circunstancias, fuera de su tierra natal, fuera de su propio continente, desconocido, silencioso por fuerza, con todo extraño y a veces receloso?
NOTAS DE PAZ, DE GUERRA Y DE EXILIO
— Tenga usted. Posiblemente encontrará lo que busca. Me dio un libro. El título, Almas ardiendo. Traducido al castellano y editado en Madrid, con prólogo del doctor Marañón. Leí un subtítulo: «Notas de paz, de guerra y de exilio.» Al final, un sumario dividido en cinco partes, y una serie de títulos todos vitales, de movimiento, de nacimiento, de caída. Un sumario donde no hay más que vida, en su orto o en su ocaso, pero vida. «Agonía del siglo», «La tierra original», «Corazones y piedras», «El despertar de la carne», «Perfil del dolor», «Crucifixión eterna», «Haber amado mal», «Nadie», «El poder de la alegría», «La gran retirada», «Domar los corceles», «Flotilla de almas», «Cimas»...
He ahí algunos de los treinta y dos títulos que aparecen en el sumario final. Y al principio: «A Chantal, Anne, Godelieve, León-Marie y Marie-Christine.»
— ¿Tiene usted familia?
— Sí. Mis padres han muerto después de dos años horrorosos de cárcel. Mi mujer y mis niños estaban en Suiza en 1946. Los suizos los entregaron a los aliados. Condenaron a mi mujer a diez años de trabajos forzados. Mis hijos han cambiado de apellido y nombres de pila. Ignoro todo de ellos después de diez años.
Da media vuelta en el asiento y mira lejos, tal vez el continente europeo, no muy lejos de nuestro lugar de charla.
— No. Ni mi mujer ni mis hijos tienen culpa. La política es una vocación. El político solo es el responsable. Mi mujer está en libertad vigilada, tras varios años de cárcel. Teníamos el diálogo en torno al corazón. Llevé mis ojos al capítulo «El corazón y las piedras.» ¿Qué dirá?
Leí: «¿Qué nos dicen esos tabiques, esa cocina, abierta al sórdido jardincito lleno de piedras, y los estrechos senderos, sin rincones imprevistos, sin follaje y sin nidos? ¿Qué nos dicen esas camas y esos muebles, puestos de cualquier modo, incómodos, molestos, como si se sintieran fuera de su ambiente, pobres, desgraciados nómadas, como nosotros?» «Porque los muebles tienen alma, como nosotros.» «Ese arcón que estorba en el pasillo, ese reloj de pared que se ha parado para no molestar, han vivido también antes y han conocido una verdadera casa, han tenido durante cien años, durante doscientos años su sitio, sus tropiezos, su dolor. Sus puertas se abrían como alas. Las horas surgían cantando del reloj de pared.»
«ME SALVE PORQUE CREIAN QUE CONOCIA LOS SECRETOS DE HITLER»
Me miraba cuando levanté la vista. Conocí sus patéticas ocupaciones, que por la expresión de su cara nunca podría conocer. La eterna nostalgia del exilado: su hogar. El emigrante es un tipo humano esencialmente nostálgico, en el cual el mito del hogar perdido desempeña acaso una función más profunda que las esperanzas de una tierra de promisión, por halagüeñas que sean. Así lo ha dicho otro exilado de otro país.
«El recuerdo —seguí leyendo— de las horas errantes en esa prisión del alma que es el cuarto del hotel, nos pesa y nos oprime.»
— ¿Por qué ha escrito este libro, señor Degrelle?
— El político no sólo debe dar leyes. Ha de dar también alma al pueblo. Hay que escribir. El libro es para incendiar a la juventud. Pero es posible que la visión de un político fuera de su tierra original, solo, sin conexión alguna, bajo mirada hostil, no pueda llegar por influencia de sus intimidades a certeras concreciones, o, por lo menos, a las más adecuadas en su momento.
— ¿Y usted no ha experimentado en el destierro cambio psíquico alguno? Reía por la pregunta, mientras que con la mano izquierda no dejaba de sacudir la hebilla de una gran cartera de cuero que tenía a su lado.
— No. Nada. Tan sólo me he hecho un poco más perezoso —siguió riendo. Molestaba el ruido de les motores. Nos daba en cara el cosmopolitismo del ambiente. Los más diversos rostros, idiomas, atuendos y modales se sucedían. No era lugar de quietud. Era lugar de paso. Fuimos por las calles. Alto, fuerte, inquieto y rápido, hablaba volviéndose. Mi paso era más lento. En la solapa llevaba las insignias de las Hojas de Roble.
Degrelle se alistó como soldado raso en la cruzada anticomunista del frente del Este. Ascendió a general por méritos de guerra. Fue herido cinco veces. En su hoja de servicios están anotados sesenta y dos combates cuerpo a cuerpo. Posee, entre otras altas condecoraciones militares, el Collar de la Rittkreuz y las Hojas de Roble.
— ¿Y usted entró en guerra sólo para combatir el comunismo?
— Para eso y para redimir a mi patria de la ocupación alemana. Muchacho en la Universidad, marché en el fondo de un barco a Méjico, cuando las persecuciones religiosas de Calles. Fue mi primer encuentro can el comunismo
— ¿Consiguió algo?
— Cada año nuestra posición se hizo moralmente más fuerte. Nuestro programa de reunión de las antiguas provincias de la Gran Bélgica de la época de Carlos V fue reconocido oficialmente por el Gobierno alemán.
En diciembre de 1944, antes de la ofensiva de las Ardenas, Hitler me reconoció como jefe nacional de mi pueblo. Y me contó la película de su vida durante el primer año de la segunda guerra mundial. Fue entregado por las autoridades belgas a los franceses al comenzar las hostilidades. De un camión cargado de personas, hombres, mujeres y niños, sólo él se salvó de la bayoneta francesa.
— Me salvé porgue creían que conocía los secretos de Hitler. Mientras su familia, considerándolo muerto, encomendaba su alma a Dios y la Radio Berlín le dedicaba una emisión necrológica, fue a parar a un penal de la isla de Re, antesala de Las Guayanas.
— ¡Horrible! ¡Corno en la Edad Media! El trato fue para no recordarlo.
Entendí lo de horrible más por el gesto que por la locución. La erre doble elaborada en la garganta no tiene para mí fuerza. El gesto, el gesto me dio la medida de lo que padeció cuantío «estaba a San Martín de Re». Salió de Re. Salió para rodar por las carreteras del sur de Francia, metido en un cajón. Herido, sin abogado, sin sacerdote. Por las rendijas, únicas ventanas oxigenadoras de su cubículo ambulante, divisó una noche a la una de la madrugada, la gruta de Lourdes.
— ¿Qué es esto? —me dije—. Retroceden. Pierden terreno, cuando me llevan hacia el Sur.
En la cárcel conoció a un médico que había leído cosas suyas. Después del armisticio francoalemán, el Gobierno de Pétain tuvo con él mejor consideración. Pero no fue bastante. Tenía idea de que un senador suyo. Paúl de Moundt, mutilado de las dos piernas en la primera guerra mundial, se había casado con una muchacha francesa de Puy-en-Vely, lugar adonde lo habían llevado. Y allí se encontró con él, también refugiado. No fue bastante.
La otra Policía francesa —había dos: de Pétain y la que no era de Pétain— le raptaron y llevaron en un coche fúnebre, en el lugar del ataúd, unos 600 kilómetros más allá, al Campo de Vernet. Esto, al mes y medio del armisticio. Al fin fue liberado por los alemanes.
— ¿Qué conexión tenía el rexismo con Alemania?
— Ninguna. Absolutamente ninguna. El rexismo estaba al servicio de mi patria y frente al comunismo. Tenia una coincidencia de carácter social, pero nada más.
— Y el regreso a Bélgica, ¿Qué tal fue?
Giró rápidamente sobre el talón. Se apartó un poco. Levantó los dos brazos. Quedé quieto, contemplándole.
— ¡Oh! ¡Oh! Al llegar a la frontera, los mismos guardias que me entregaron saludaban así —brazo en alto—. Me aclamaron creyendo que yo había ganado. Se acerca y sacude el brazo derecho. —Pero ¡si yo nada tenía que ver con Alemania! Volví con el pensamiento de liberar a mi país del peso de la ocupación y de hacerla participar en el honor de la comunidad de una Europa unida. Entré con mi gente en acción cuando se declaró la guerra al comunismo ruso. Fui un soldado.
CINCO VECES HERIDO
Íbamos dando vista al mar. El Estrecho. Aguas revueltas.
— ¿Hubo muchos belgas en el frente?
— Dos divisiones, repuestas a medida que hacía falta. EL 41 por 100 murió. Hubo un 86 por 100 de heridos. Del primer batallón quedamos tres, y uno solo sin mutilar.
A Degrelle un proyectil de obús le abrió el pecho. Fue herido otras cuatro veces. Tiene la medalla de oro del mutilado total. Degrelle combatió en el sector Sur del frente oriental. En los últimos momentos, faltos casi de armamento adecuado, sostuvieron combates sangrientos en pocos metros para detener el avance ruso y dar oportunidad de progresión a los aliados por el frente occidental.
Llegó a Dinamarca. Ya en Copenhague, un estruendoso repique de campanas y algarabía en las calles le hizo conectar el aparato de radio. Los alemanes habían capitulado. Más de doscientas mil personas se tiraron a la calle cantando y quemando casas de colaboracionistas. Muchos alemanes murieron. Cada doscientos metros, ametralladoras de los «maquis».
Con traje de paisano marchó en coche al puerto, ocupado por los «maquis». Logró subir a un barco de guerra alemán rumbo a Noruega. En el momento de zarpar, bandadas de aviones ingleses pasaban por lo alto llenos de paracaidistas, los alemanes miraron y siguieron. Pie en Noruega, y nueva capitulación. Miles de personas en las calles cantando canciones.
Degrelle. con su uniforme y condecoraciones, pasó con su coche y nadie le molestó. Había un avión abandonado.
— ¿Cuánta gasolina tiene? —dijo a unos soldados alemanes.
— Para unos dos mil kilómetros.
—Bien. ¡A España!
Pensativo, miró a lo lejos, al horizonte sin perfiles, con un rictus de risa forzada.
DE NORUEGA A ESPAÑA CON GASOLINA ESCASA
Remontaron el vuelo, después de decir a sus acompañantes: «A las dos ha sido la victoria aliada; a las diez, el exceso de bebida o les hace no tirar o tiran mal. Así que salgamos.» De noche, completamente a oscuras, sin saber lo que les rodeaba, despegaron de suelo noruego. Tomaron rumbo al mar del Norte para hacer ver en Holanda que venían de Inglaterra. Pero el radar los denunció. Ellos no contestaban a la radio, que preguntaba quiénes eran. Entre destellos de proyectiles aéreos pasaron por cielo holandés. Vio Bruselas. Siguió. Atravesaron Francia. Y cerca ya de la frontera de España, cuando divisaban, a las seis de la mañana, un faro español del Cantábrico, cuando estaban cerca de las cumbres de los Pirineos, la gasolina se agotó. El piloto, habilísimo, hacía girar el aparato para aprovechar las ultimas gotas del depósito.
A trescientos kilómetros por hora, sin gasolina, pasaron por encima de San Sebastián. Un golpe en la arena, y fueron a caer a unos cien metros dentro del mar. Quedé con los huesos rotos. El agua me llegaba al cuello. Varios meses permaneció en un hospital, con el cuerpo forrado de yeso hasta la barbilla. Aquella desgracia fisiológica tuvo uns importancia decisiva en su vida. Luego, salió de España en agosto de 1946.
— ¿Un cigarrillo Degrelle?
— Gracias. Muchas gracias. No fumo.
LAS HOJAS DE ROBLE
Suspendida por unos momentos la conversación, rastreaba el suelo con un palito. De mi boca salía bastante humo.
— Y diga, señor Degrelle, ¿trató mucho a Hitler?
— Varias veces, pero durante la guerra. Me mandó su avión para imponerme las Hojas de Roble.
— ¿Y qué tal era o le pareció?
— Sencillo, "limpiadísimo", bien cuidado, manos muy finas. Acostumbraba a residir en una modesta casa de madera, en cuyos alrededores paseaba con su perro. Esta vivienda le salvo del atentado del 20 de julio de 1944, en que sólo perdió el pantalón.
— ¿Y de carácter?
— Jamás conocí esos arrebatos de que hablan. Era muy tranquilo, tenia mucha sangre fría. Estaba con él cuando comunicaron el aterrizaje de paracaidistas aliados en Arnhein. En pocas horas, sin perturbaciones de ánimo, despachó los asuntos, tomó té y dio órdenes. Al final de la guerra se notaba en su organismo el peso de las preocupaciones y la responsabilidad que había soportado.
— ¿Era culto?
— Mucho, muchísimo. Apenas leía una cosa, se quedaba con ella en seguida. Era muy aficionado y tocaba el violín.
— ¿Qué diferencia observó entre Hitler y Mussolini? .
— Eran caracteres distintos. Uno mediterráneo, y el otro, germánico. Hítler era el genio.
— ¿Qué hizo fallar en la guerra?
— La aventura de Mussolini en Grecia. Hizo que las tropas alemanas preparadas para la invasión de Rusia perdiesen seis semanas durante la primavera de 1942, y, además, se estropeó mucho material blindado. Todo esto se dejó sentir en la campana del Este.
Le miré mientras él miraba hacia el mar.
UN BALANCE EN EL SILENCIO DEL EXILIO
Leí en voz alta estos párrafos de «Almas ardiendo»: «El siglo no se hunde por falta de elementos materiales. Jamás fue el universo tan rico, ni estuvo colmado de tantas comodidades, gracias a una enorme y fecunda civilización. Jamás hubo tanto oro. Pero el oro está escondido en los cofres blindados, más seguro que en las profundas cavernas. Los bienes materiales, monopolizados, sirven para matar a los hombres y no para socorrerles. Son una razón más para odiar. Han convertido en garras las manos que los tocan, y en jaguares los cuerpos humanos que los utilizan. Sin amor, sin fe, el mundo está asesinándose a sí mismo. EL siglo ha querido, ciego de orgullo, ser tan tan sólo el siglo de los hombres. Este orgullo insensato le ha perdido. Ha creído que sus máquinas, sus «stocks», sus lingotes de oro, le podrían dar felicidad. Y sólo le han dado alegrías, pero no la alegría, no esa alegría que es como el sol que nunca se apaga en los paisajes. El corazón de los vencedores del siglo está lleno de melancolía, de acritud, de una horrible pasión de apoderarse de todo, en seguida. Millones y millones de hombres se han batido y se han odiado.»
— ¿Este es su balance en el silencio del exilio?
— Está a la visto de todos.
— ¿Cuál será su fin?
— Siga leyendo, por favor.
Leí; «Desaparecerá, porque era contraria a las leyes del corazón y a las leyes de Dios. El sólo, Dios, daba al mundo equilibrio, dominaba las pasiones, señalaba el sentido de los días felices y desgraciados. Aunque se reúnan todas las conferencias del mundo y se agrupen los jefes de Estado y los expertos, nada podrán cambiar. La enfermedad no está en el cuerpo. El cuerpo está enfermo, porque lo está el alma. Es el alma la que tiene que curarse y purificarse. La salvación del mundo está en la voluntad de las almas que tienen fe.»
— Bien. ¿Y usted cómo concibe esa acción religiosa, ese impulso generador de un futuro de paz y alegría?
— Con amor, que abarca mucho. Dios es amor.
— Entonces, ¿la verdadera revolución es...?
— La que pone a punto no la máquina del Estado, sino la vida secreta de las almas.
— Y usted ¿Qué ha visto?
— Diez rostros, diez abismos. ¿Quién nos engaña y quién trata de engañamos? No vemos más
que las sombras chinescas de los hombres.
León Degrelle no tiene ahora actividad política alguna. Cada acción politicosocial —según él—
necesita una preparación espiritual y circunstancias especiales. Y así que, en el presente, vista la confusión reiterante, él no se puede imaginar qué formación política se dará al mundo en el futuro.
— Pero, ¿Qué valores, qué ideas, hoy inexistentes, barridas, volverán?
— No es cuestión de renacimiento. Es cuestión de dar la cara al futuro. En política no se pueden tener fanatismos. En el transcurso del tiempo hay que adaptarse, aprovechar lo que se presenta. Todos los sistemas, por muy malos que sean, tienen algo positivo, algo valioso.
— ¿Y en el orden social?
— El burgués es el causante del desorden social. Es egoísta y calculador. Siempre hay que discutir y regatear con él. Además nunca llega a la verdadera unión. El obrero tiene mejor formación política.
«NO SOY CRIMINAL DE GUERRA»
Sentía que Leon Degrelle no fumase, mientras le observaba poniendo
bien la cartera. Porque, por añadidura, no había nada que beber. Era cosa de volver a la ciudad. Pero las insignias de las Hojas de Roble, que llevaba en el ojal de la solapa me hicieron preguntar más. Leon Degrelle no parecía cansado ni cerrado al diálogo. Siempre cordial y efusivo, con voz potente y frecuentemente gutural, daba palmaditas en las espaldas y también convertía. por su cuenta, en agudas muchas palabras llanas o esdrújulas castellanas. Habla sin titubeo el español, cosa que no hace con el alemán ni el inglés. Muy pocos modismos del idioma francés —el de su región natal, las Ardenas— escapan de su control. Es meritorio esto en una rápida y abundante locuacidad como la suya. Apenas se inicia una pregunta, ya está alerta, con los ojos quietos sobre su nariz aguileña, en espera de poder contestar pronto y de una manera viva y muy expresiva.
— ¿Y usted por qué no vuelve a su país? —le dije, mirando las insignias.
— ¡Oh! Yo he querido volver. No soy un criminal de guerra. Fui un soldado. No hay causa justa por la que tenga que temer.
— Entonces, ¿Qué pasa?
— He propuesto volver con condiciones que no han aceptado: vestir mi uniforme, que permitan amplia publicidad de mis alegaciones. de mi razón y también que autoricen la radiodifusión integra del proceso,
UNA MISIÓN^ PARA EL MUNDO
Un avión pasó zumbando por encima de nuestras cabezas.
— A lo "megor" viene de España.
— A lo mejor.
— Son los únicos con misión universal en el mundo.
— ¿Quiénes?
— Los españoles.
— Gracias, señor Degrelle. ¿Qué vió usted en España?
— En las distintas y bien espaciadas etapas de mis visitas a España pude ver muchas cosas y buenas. Leon Degrelle fue mostrándose, con verdadera fruición, un auténtico enamorado de nuestro país. Ha conocido de cerca, ha observado, ha sondeado a nuestro población campesina.
— ¡Qué gente más sana de cuerpo y alma! ¡Qué ingenuidad y qué fe, libre del escepticismo de nuestro tiempo! Constituyen la reserva de nuestro siglo. Los he visto y oído —con gran satisfacción por parte mía— reaccionar y gozar en los cines cuando ganan los buenos. Parece gente anacrónica, pero ¡qué sinceridad, que nobleza! Su vida familiar, sus costumbres... ¡todo!
Le ha llamado también la atención la generosidad española, la mano y el corazón abiertos, la entrega total a las cosas. Somos —según él— gente de mucha vida interior. Hay pocas víctimas arrolladas por el mecanicismo de la vida actual. Buenos catadores del tiempo, sin ser esclavos de él. Y, señores. —En uno de mis viajes se acercó un hombre, en Andalucía, para pedirme un duro, ¿Para que quiere usted un duro?, le dije.
— Para comprarme un sombrero.
— ¡Hombre! ¿Un sombrero?
— Sí señor. Para poder saludarle. Reía, gozoso, con esta anécdota. Recordó después que por donde han ido pasando los españoles han dejado huellas positivas y florecientes de cultura y civilización, han anudado vínculos perennes de fraternidad. ¿Tienen iguales testimonios los demás pueblos?
— Amigo —dijo ya de pie y poniendo la mano en el hombro—, ¡qué lástima que sólo haya 28 millones de españoles en el mundo!
— Señor Degrelle, ¿quiere escribir algo en este libro?
Escribió y firmó.
— Parece firma de ministro.
— ¿Y qué es una firma de ministro?, respondió con buena risa.
JIMENEZ SUTIL
El Español, 26 de diciembre de 1954
MAÑANA SERÁ OTRO DÍA
EL CORAZON QUE MANDA
En la solapa del libro que acaba de publicar León Degrelle se lee que su autor es el último superviviente de los grandes jefes fascistas europeos. La palabra «fascista» así, con todas sus letras, con toda su iluminada nobleza, con toda, su potencia y seguridad.
En el día de hoy, cuando la palabra. elegida por les vencedores para si mismos y para designar a los únicos que tienen derecho a vivir ha sido, precisamente, «antifascista». Naturalmente, un hombre tan poco fascista como el doctor Marañón, que ha traducido el libro «Almas ardiendo», tenía que decir algo de esto en el prólogo. Y lo dice, en unas frases tan limpias y con unos pensamientos tan limpios y enérgicos, que al leerlas uno siente bullir aquel puro manantial, tantas veces olvidado o inoído, que en lo profunde del alma da razón, incansablemente, de una luz a la cual todos los hombres podemos entendemos: la luz de la palabra con que terminaré este artículo.
A León Degrelle Marañón le ha conocido en una ocasión profesional: como médico al enfermo o al herido. Marañón traduce el libro; el libro lo componen unas «páginas de insuperable hermosura y patetismo humano, llenas de esperanza de un mundo común y mejor, para las cuales, dentro de nuestras fuerzas, hemos pulido, como el oro en que se va a engarzar una esmeralda, nuestro más alado y más noble castellano».
Marañón escribe el prólogo, y lo hace «para explicar a los que fueran capaces de extrañarse, que sea yo el que alabe y presente este libro, centelleante como una llama, en el que cuenta su vida, la de fuera y la de dentro, un hombre cuya trayectoria social está separada de la mía; y añade que no tiene esta explicación nada de excusa, porque no la merecerían los que pretendieran pedírmela, y no la merecerían por el solo hecho de intentarlo. Estas palabras mías, llenas de amistad, son sólo un gesto de liberación; gesto que, aun siendo mío y, por lo tanto, humilde, supone una lección que necesitan, ante todo, si el mundo ha de marchar por buen camino, los que se creen, sin serlo, liberales».
Marañón emplea su querida palabra «liberal» con tan noble fervor como el que mueve a Degrelle cuando emplea su querida palabra —mi querida palabra, también— «fascista». Pero al prologar el libro, don Gregorio siente que ese escrito suyo es sólo «un gesto de liberación». No puede uno evitar el recuerdo de una expresión afortunada que acaba de acuñar el señor Ministro de Información: «Liberamos del liberalismo». Porque esos «liberales» que ahora piden cuentas a Marañón —y que son los únicos que se las piden, claro está— son los que obligan a Marañón y a nosotros a liberamos de ellos.
Quien conozca personalmente a León Degrelle, o quien haya leído su libro, no tendrá dificultades para entender que todo esto procede directamente del corazón. El vocablo «corazón» se repite cuatro veces en el brevísimo prólogo e innumerables veces en el libro, cuyas páginas—vuelvo a citar a Marañón— son «breves y anhelantes como latidos».
Un amigo mío, a quien le hice conocer a Degrelle, se sorprendió al comprobar que el jefe fascista belga no era eso que suele llamarse un idealista puro. León se hace como un niño entusiasmado cundo refiere las cifras de venta que alcanzaban sus periódicos y revistas, o cuando hace resaltar que en todos sus mítines había que pagar la entrada y se lograban estupendas recaudaciones. Lo cual no es obstáculo para que también diga redondamente a Jiménez Sutil, en una entrevista para EL ESPAÑOL, que la verdadera revolución es «la que pone a punto no sólo la máquina del Estado, sino la vida secreta de. las almas».
El corazón de los dictadores tengo para mí que es todavía más corazón que los otros. Tiene una mezcla de cuidado y valentía, de poesía y de eficacia, de abstracción y de economía que recuerda al corazón de los padres, donde lo más puro, poético y como milagroso de la emoción late a compás con las ocupaciones materiales, prácticas, protectoras. Alma, ardiendo, si, pero almas que, mientras arden, hacen.
«Muchas veces —escribe Degrelle— alcanzamos la grandeza haciendo, con toda la nobleza de que somos capaces, las mil cosas pequeñas y molestas de la vida.» «Las gentes felices sen las que saben darse. Los insatisfechos, lo son porque ahogan su existencia en una suspicacia perfecta, y se preguntan, cada vez que tienen que dar, cuánto es lo que van a perder.» «Virtud, grandeza, felicidad, todo gira en torno de esto, sólo de esto: darse.» Sí, amigos. La palabra clave y central que en el corazón del padre y del dictador resuena, ésa es: darse.
Libertad, 6 de marzo de 1959
BELGICA PIDE LA EXTRADICION DE DEGRELLE
Bruselas, 6, — Bélgica ha pedido a Marruecos la expulsión de León Degrelle, el antiguo dirigente fascista de este país, comandante de las S.S. hitlerianas y considerado como “criminal de guerra número 1" por los Gobiernos belgas de la postguerra, según informa la Agencia DPA. - Efe.
Baleares, 8 de noviembre de 1960
DUELO ENTRE NAZIS Y JUDIOS
El mes próximo habrá en Suecia una reunión de destacados neonazis
Se estudiará la defensa de Eichman y se montará una campaña antisemita en el mundo
ESTOCOLMO (Crónica especial de EUROPA-PRESS, por A WIDE). — Malmoe va a ser la sede de una curiosa conferencia internacional. La flor y nata de los neonazis se van a concentrar en esta ciudad sueca para estudiar una serie de problemas, entre los que ocupa lugar destacado el proceso de Eichmann. Como se sabe el asunto Eichmann va a ser llevado a los tribunales judíos en la próxima primavera.
La reunión internacional de neonazis ha sido precedida de una serie de viajes de algunas de sus figuras destacadas, como los de León Degrelle, que ha visitado recientemente los países sudamericanos, donde existen importantes focos de refugiados nazis. La unión entre los antiguos nazis se mantiene viva gracias a la escasa dispersión de sus elementos. Emigraron de Alemania, pero los países que les abrieron sus puertas fueron muy escasos: los únicos paises que se mantuvieron neutrales en la segunda guerra mundial. De esta manera se formaron grandes colonias de ex-nazis en una media docena de países.
La actividad de los neonazis no ha descansado ni un solo instante. Con los capitales existentes en los bancos de los países neutrales pudieron levantar algunos negocios que prosperaron rápidamente. Poco después se montó una extensa red de negocios de exportación e importación, que cubre perfectamente sus fines: el comercio internacional ofrece un campo ilimitado a las transacciones de dinero y al movimiento de agentes de un país a otro.
A partir de 1948 nació otra nueva fase en los grupos de neonazis: se empezó a realizar una infiltración en los países árabes. La creación del estado de Israel era motivo más que justificado para esta expansión. Desde allí dirigen las actividades antisemitas y originan no pocos de los acontecimientos internacionales con Israel, que parecen motivados únicamente por los países árabes.
La central de este movimiento antisemita en los estados árabes es Von Leers, antiguo alto funcionario del III Reich y que ha vivido largo tiempo en El Cairo y Damasco. Está asistido en su labor por un centenar de nazis. Mucho se ha discutido y escrito sobre las actividades de los antiguos nazis en estos últimos quince años. En todo se ha exagerado la nota menos en un punto: su antisemitismo. Podría decirse que es casi lo único que ya les une. Pero es tan fuerte que por ello mantienen su organización.
En justa reciprocidad quien más se preocupa de seguir los pasos de los antiguos nazis es Israel. Desde el año 1948, apenas recién creado el país, empezó a funcionar el servicio secreto judío, con un departamento especial para los «criminales de guerra» alemanes y todo movimiento de los neonazis. Hoy puede decirse, sin lugar a dudas, que poseen la información más completa sobre las actividades de los antiguos dirigentes del III Reich que existe en el mundo. Y es también claro que Israel no ha olvidado las matanzas de judíos y que espera pacientemente para tomarse su revancha.
El secuestro de Eichmann y su traslado a Israel es buena prueba de esto. El hecho de que el proceso de Eichmann se haya demorado hasta la primavera próxima hace también creer a los observadores en Jerusalén que se está preparando un dossier extraordinario. Los agentes judíos de todo el mundo están trabajando para rellenarlo con todas las acusaciones posibles sobre Eichmann. Y lo que es mayor, es muy posible que se aproveche la ocasión para airear ante el mundo todas las actividades de los neonazis desde que terminó la contienda.
Así pues los neonazis se sienten amenazados por un grave peligro. Por una parte el asunto Eichmann les ha demostrado que no pueden estar seguros en ningún país. Por otra temen que se aproveche el juicio de Jerusalén para airear ciertas cosas que debían permanecer ya en olvido, o ser ignoradas. Y han reaccionado convocando esta reunión en Malmoe, en la que estudiarán la defensa de Eichmann, su propia seguridad en las naciones donde viven y, según se cree en Estocolmo, una campaña antisemita en todo el mundo.
No es ningún secreto que cerca de Malmoe han creado una industria de impresión, que está especializada en hacer propaganda antijudía. Vamos pues a asistir a una reunión realmente interesante. Los más destacados nazis vendrán a Suecia para preparar su congreso, mientras en Israel se siguen acumulando cargos contra Eichmann. El duelo a muerte entre los nazis y los judíos no terminó hace quince años...
La Rioja, 9 de agosto de 1961
Los belgas que lucharon voluntariamente contra los rojos, rindieron homenaje a sus caídos
Pueblo, 29 de junio de 1962BRUSELAS, 8, — Un grupo de belgas que lucharon como voluntarios contra los soviets depositó hoy una corona —después retirada por la Policía— a los pies del monumento en Bruselas a Godofredo de Bouillon, uno de los jefes de la primera cruzada. Hace veinte años exactamente que los primeros voluntarios para el frente oriental, encabezados por el jefe rexista, León Degrelle, se reunieron ante el mismo monumento. — (Efe).
En su primera actuación
El nuevo Tribunal de Justicia Militar condena a muerte al teniente Degueldre
PARIS, 29. (Crónica del corresponsal de Europa Press, recibida por telex, en exclusiva para PUEBLO.) — Roger Degueldre, oficial desertor de la legión Francesa y jefe conocido de los comandos Delta, organismos “activistas” de la O. A. S. en Argel, ha sido condenado a muerte hoy por el Tribunal de Justicia Militar, en París.
Antes de seguir adelante debemos hacer una digresión sobre el nombre y funciones del tribunal, ya que su similitud con otros existentes o desaparecidos se puede prestar a confusión.
A consecuencia de los acontecimientos de Argel de abril de 1961, el general De Gaulle, en virtud de sus poderes excepcionales, creó dos tribunales para juzgar a los comprometidos en el “putsch”: el Alto Tribunal Militar y el Tribunal Militar.
El primero, que juzgó a los principales dirigentes del golpe fracasado, fue disuelto por el Presidente de la República, disgustado por lo que consideró su suavidad con Salan. Pocos días después fue sustituido por el llamado Tribunal de Justicia Militar, que es el que hoy, en su primera sesión, ha condenado a muerte a Degueldre. El tribunal, presidido por un general, está compuesto por oficiales y suboficiales. Precisamente la enfermedad del general De Larminat impidió la reunión del mismo el día 21, primer señalamiento para la vista de este proceso contra el teniente desertor.
Este, Roger Degueldre, es un personaje misterioso. Hay quien afirma que es de origen belga, antiguo militante del partido rexista de León Degrelle y colaborador con los alemanes durante la guerra, que después de la misma buscó refugio en la Legión Extranjera francesa y, por su actuación destacada en Indochina y Argelia, recibió el grado de oficial y muchas condecoraciones.
Degueldre niega su origen belga y se dice oriundo de uno de los departamentos del norte de Francia. Pero el misterio termina cuando se trata de sus recientes actividades en Argel. En efecto. Degueldre era jefe de los llamados .comandos Delta, encargados de efectuar los atentados ordenados por la O. A. S. Así, se acusa al antiguo teniente legionario de haber organizado el asesinato del comisario de policía Gavoury, cuyos autores materiales fueron ejecutados hace pocos días. También se le inculpa de dirigir una serie de asesinatos cometidos por las bandas que tenía a sus órdenes, como el del agregado naval británico, Alfred Fox; así como de los atentados con metralleta contra cafés musulmanes de Argel, causando indiscriminadamente víctimas entre los clientes de los mismos.
Cuando Degueldre fue detenido hace varias semanas, no negó el papel que desempeñaba en la O. A. S. y reconoció que la actuación de sus comandos Delta incluía la “eliminación física” de personas. El acusado compareció ante el tribunal vistiendo uniforme de paracaidista. Siguiendo las huellas del general Salan, se negó a responder a las preguntas que le fueron formuladas y permaneció sentado durante toda la vista.
Su abogado, el inevitable Tixier-Vignancour, presentó una demanda de recusación contra los componentes del tribunal, especialmente contra el general De Larminat, conocido por sus opiniones hostiles a la O. A. S. Cuando el tribunal se negó a aceptarla, Tixier-Vignancour manifestó su indignación, se quitó la toga y se negó a ponérsela de nuevo en el curso de la vista.
El resto fue sencillo. El fiscal pidió la pena de muerte en nombre de la defensa de la sociedad, a pesar del brillante pasado militar del acusado. Tixier-Vignancour basó su defensa en la idea de que, terminada la lucha de Argelia, no había lugar al juicio.
En contra de esta opinión, ayer, un portavoz del Gobierno, manifestó que los acontecimientos recientes en Argelia no influirían en el curso de la justicia en Francia, en lo que se refiere a las actividades subversivas. El presidente del tribunal pidió entonces al acusado que reconociera sus errores, ya que sus antiguos jefes lo han hecho así, pero Degueldre no respondió. Poco después terminó todo.
El tribunal dictó, como dijimos al principio, sentencia de muerte. Las consecuencias trágicas de los acontecimientos de Argelia tardarán mucho en desaparecer.
El Español, 14 de marzo de 1964
«El Hitler que yo conocí»
Hace unos días leí en una crónica de un corresponsal en Bonn la noticia de que la juventud alemana, buscaba ahora, con deseos de conocer la auténtica verdad, el verdadero perfil de Hitler, oculto bajo toda esa leyenda sombría que suele caer sobre los vencidos. Pues bien, puedo facilitar una noticia de primera mano. León Degrelle, el jefe del rexismo belga, está escribiendo un libro que llevará un título aproximado a este: «El Hitler que yo conocí». Degrelle, que perteneció al ejército alemán, trató en numerosas ocasiones al dramático jefe del nacional-socialismo y pretende pergeñar un retrato fidedigno del histórico personaje. Por cierto (según me dicen) atribuye la derrota alemana en tierras rusas a la ayuda que tuvo que prestarle al no muy arriesgado ejército italiano en Grecia, lo que distrajo divisiones y retardaron una proyectada campaña relámpago en las tierras de Stalin, dando lugar a la llegada del crudísimo invierno, sin equipo preparado para resistirlo.
León Degrelle tiene una fina pluma, —recordemos su libro, con un prólogo, por cierto, muy generoso del doctor Marañón— y puede proporcionar material, a esa juventud alemana después del misterioso silencio de sus padres, busca, frente a frente y con valentía, datos sobre Hitler y las circunstancias que rodearon a su personalidad.
Pueblo, 14 de diciembre de 1964
EN FRANCIA OTTO SKORZENY PUBLICA SUS MEMORIAS COMPLETAS
Son obligatorias en la Escueta de Guerra de Israel y han sido editadas en hebreo
Su interés no es esencialmente político, sino biográfico y militar
La figura de Otto Skorzeny ha vuelto a la actualidad en las últimas ediciones del semanario parisino «L’Express». Según esta publicación, el famoso coronel austríaco trata ahora de publicar clandestinamente en Francia una obra suya. Nadie mejor que el propio Skorzeny podía informamos sobre sus actividades, y con tal propósito hemos sostenido una conversación en su oficina situada en una céntrica calle madrileña.
Pueblo, 7 de octubre de 1969
MEMORIAS DE UN FASCISTA
Pueblo, 10 de octubre de 1969
UNA HIJA DE LEÓN DEGRELLE SE CASO AYER TARDE EN MADRID
«Ayer tarde, en la iglesia madrileña de Los Jerónimos, contrajeron matrimonio la señorita María Cristina Degrelle y don José Ramón Herbella. abogado y economista.»
Estas podrían ser las palabras iniciales de una crónica de sociedad, cuyo recorte conservarían los recién casados para enseñar mañana a sus futuros hijos. Sin embargo, la verdadera noticia debe señalar que ayer, jueves 9 de octubre, a las seis de la tarde, contrajo matrimonio María Cristina, la más joven de las hijas de León Degrelle, el antiguo líder político, cuyas memorias aparecen estos días en PUEBLO.
El novio, José Ramón Herbella, es hijo de un ilustre magistrado coruñés que también fue presidente de la Diputación de Orense. María Cristina Degrelle era la única hija aún soltera de León Degrelle; sus otras dos hijas casaron también en España y ya han dado a León Degrelle seis nietos españoles, que próximamente serán siete. Las circunstancias en que se desarrolló la vida de León Degrelle fueron causa de que «encontrara» a su hija pequeña cuando ésta ya tenía catorce años. Antes de este momento, sólo la había visto apenas unos minutos cuando, recién nacida, León Degrelle se aprestaba a abandonar su país. Bélgica, para dirigirse al frente de Estonia, en plena guerra mundial.
Cuando María Cristina acababa de cumplir los siete meses, encarcelada su familia, se convirtió en «la más joven prisionera del mundo». Eran los tiempos en que «el prisionero más anciano del mundo» se llamaba Phillipe Petain. Posteriormente, María Cristina fue recogida por su abuela materna y a los catorce años podía reunirse con su padre, con el que desde entonces ha vivido hasta ahora, que ha fundado su propio hogar con don José Ramón Herbella,
El sacerdote jesuita padre Joaquín Novoa Valencias, primo del novio, ofició en la ceremonia celebrada en la iglesia de Los Jerónimos. Entre las personalidades asistentes a la boda se encontraban don Ramón Serrano Súñer, el conde de Mayalde, don Carlos Arias Navarro, el general Pérez de Eulate, el doctor Rof Carballo, don Gregorio Marañón Moya, el marqués de Valdeiglesias, don Otto Skorzeny, don Francisco Ruiz Jarabo, don Fernando Herrero Tejedor, don Alejandro Rodríguez de Valcárcel, don Acisclo Fernández Carriedo, don Henry Fenet y otros conocidos de ambas familias. Al concluir la ceremonia religiosa fue ofrecido en el hotel Ritz un cóctel a los invitados, que expresaron a los nuevos esposos sus votos de felicidad, a los que unimos los nuestros.
Diario de Burgos, 12 de octubre de 1969
SE CASO EN MADRID LA HIJA DE LEON DEGRELLE
En la iglesia madrileña de San Jerónimo el Real se celebró el enlace matrimonial de la señorita Christine Donard Degrelle, de 25 años, nacida en Bruselas, hija de León Degrelle; con don José Ramón Hervella Novoa, 28 años, nacido en La Coruña. Estuvieron presentes en la ceremonia, entre otras personalidades, el señor Serrano Suñer, el conde de Mayalde, el marqués de Valdeiglesias, el señor Herrero Tejedor, el señor Gutiérrez del Castillo, Otto Skorzeni, etc. En esta foto vemos un momento de la boda. De izquierda a derecha, León Degrelle, padrino; el señor Hervella Novoa, la señorita Degrelle, y la madre del novio, doña María Novoa Valencia, madrina. La ceremonia fue oficiada por el P. Joaquín Novoa Sanz, primo del novio. — (Foto FIEL) .
Santificaron sus amores la distinguida y bella María Novoa Valencia y el juez de Laredo don Antonio Hervella Tovar. La boda se celebró en el oratorio de doña María Valencia, tía de la desposada. El hotel Miño sirvió un espléndido lunch en casa de los padres de la novia.
Aragón expres, 25 de septiembre de 1974
MORIR EN ESPAÑA
El pasado día 26 de agosto falleció en Cádiz el tristemente famoso «Príncipe Negro», apodo que distinguía al aristócrata italiano Valerio Borghese como primero entre los fascistas. Serán, tal vez, bastantes los españoles que se extrañen de la celebridad de un personaje .que vivía desapercibido entre ellos, tan desapercibido que muchos se enteran de su existencia, y de su fama, en la noticia necrológica. Un hombre famoso, ¿y nadie le entrevistó? ¿Nadie se marcó la exclusiva de su residencia en España? ¿Tan dormidos están nuestros periodistas? No exactamente, ya que el príncipe Borghese no pasaba desapercibido por modestia, sino por necesidad. Porque Valerio Borghese vivía encubierto, no sólo por los delitos cometidos, sino fundamentalmente por los que seguiría cometiendo: el «Príncipe Negro», según todos los indicios, aún lo era de organizaciones fascistas italianas de acción terrorista, tan tristemente célebres también, sobre todo desde aquella bomba en un Banco de Milán, que tanto papel de prensa desperdició en España contra la extrema izquierda, acusada en principio del bárbaro asesinato, y tan poco espacio ocupó en la misma cuando hubo de .reconocerse que los culpables se hallaban en el otro extremo.
En Italia se sabía que el «Príncipe Negro» residía en España; así lo repetían continuamente quienes reclamaban Justicia. Oficiosamente se desmentía en la misma Italia, diciéndose que, con bastante seguridad, su base de operaciones se encontraba en la Grecia anterior a la guerra de Chipre y que él, por tanto, se ocultaría en un sitio más cercano como pudiera ser Suiza. Pero resulta que los políticos antifascistas no estaban tan mal Informados cuando insistían en su idea.
En un pueblo andaluz (Conil de la Frontera) residía; como en otros de nuestra región (Constantina y Lora del Río) también encontró asilo el jefe de los fascistas belgas, León Degrelle. Lo que conviene también señalar, y la prensa no lo ha hecho, es que Valerio Borghese se hospedaba, y al parecer, no por primera vez. en uno de los apartamientos de los que es propietario el barón Von Knabloch, que el año 1936 era Cónsul accidental de la Alemania nazi en Alicante (véase Fernando Díaz-Plaja «La Guerra de España en sus documentos», pág. 143), y por cuyos apartamentos pasan innumerables extranjeros a lo largo del año, disfrutando de «sol y tranquilidad», que es el slogan turístico del pueblo gaditano, donde aquéllos están ubicados.
Sería interesante conocer la vida y las relaciones ibéricas del «Príncipe Negro», relaciones financieras que a veces han trascendido a los periódicos, como en una sonada quiebra en Italia en la que, junto al nombre del Valerio Borghese exilado, aparecía algún conocido abogado español, y relaciones políticas, que otros, tras su muerte, procurarán continuar. Valerio Borghese ha muerto en España, y el lugar del fallecimiento no resulta del todo indiferente.
(De Vicente Moreno, en “El Correo de Andalucía”)
Durante su estancia en suelo español, León Degrelle vivió en la localidad sevillana de Constantina bajo el nombre falso de José León Ramírez Reina. Se le conocía como Don Juan de la Carlina. La Carlina era el nombre del enorme palacete que tenía en este municipio sevillano.
ABC, 12 de agosto de 2015
León Degrelle, el nazi que Hitler quiso como hijo y que huyó a Madrid tras la guerra
Belga de nacimiento, noveló su biografía en la capital; marcada por ser adoptado por una sevillana que lo convirtió en español
«Si tuviese un hijo, me gustaría que fuese como usted», le dijo Adolf Hitler a León Degrelle en agosto de 1944, durante la entrega de la Cruz de Caballero con Hojas de Roble –Ritterkreutz–, un distintivo militar único en el III Reich. El susurro, cómplice al oído, era si cabe un reconocimiento aún mayor que el de la propia medalla otorgada; superior a la consideración castrense, próximo a la devoción. Este episodio, como otros análogos, la mayoría desarrollados en España, fueron novelados por Degrelle, su protagonista principal, en un piso de la madrileña calle de Santa Engracia ; una suerte de museo nominal en la que exponía sus condecoraciones y objetos históricos, resultado último de una biografía que tuvo a Madrid como escenario fundamental.
León Degrelle (Bouillon, Bélgica, 1906) fue un oficial de la Legión Valonia –unidad extranjera adscrita a las SS alemanas– que, fundador del rexismo, rama del fascismo en Bélgica, destacó como mando en la Segunda Guerra Mundial. Su historia, en cualquier caso, alcanza nuevos límites más allá del campo de batalla , siendo estos los más interesantes, con una relación notable con España y con diferentes personalidades del franquismo. Así, su crónica vital, marcada tanto por la supervivencia como por la impunidad, arranca en la playa de La Concha, en San Sebastián, coetáneo con la rendición de Alemania ante los Aliados.
Afortunado, se encuentra en Oslo en el momento de la toma de Berlín, por lo que su plan de escape es viajar hasta España para esconderse. La afinidad ideológica , como es evidente, marca su destino. El primer problema, sin embargo, surge cuando en su intención de esquivar los antiaéreos franceses, el depósito del aeroplano agota su capacidad, con un aterrizaje forzoso en la costa guipuzcoana que acaba con el avión estrellado.
Huida a Madrid
Según sus memorias, recogidas en un diario en 1982, permanece un tiempo en el Hospital Mola de San Sebastián hasta que Francisco Franco quiere devolverlo a Alemania ; pretensión frenada con un órdago que, escribió Degrelle, tocó el orgullo del dictador: «¡Qué poco vale la vida de un cristiano!» . Sus palabras, sea este u otro el motivo, provocaron que Franco dejara en el germanófilo Ramón Serrano Suñer el asunto, con una respuesta inmediata.
Así se organizó una escapada falsa, de la que se hizo eco la prensa internacional, en la que se daba a León Degrelle por desaparecido. Su ubicación no era otra que Madrid, en un piso de una pareja de jubilados . Allí permaneció oculto durante más de un año, en un cuartucho sin luz ni ventilación. En su biografía, narra que en ese tugurio se enteró de la muerte de sus padres , con la consiguiente crisis de salud. Con fuertes hemorragias y «la constante sensación de morir», decide entonces cambiar la capital de España por Málaga. En la Costa del Sol entra en contacto con el ministro José Antonio Girón a través del cónsul alemán Johan Hoffinan; primeros renglones del capítulo más rocambolesco de su vida.
Adoptado por una sevillana
La perseguida tranquilidad desde 1945, declarado desde entonces como criminal de guerra, llegó inesperadamente para Degrelle en Constantina, un pequeño pueblo de Sevilla. Bélgica solicitó su extradición para juzgarlo por sus crímenes pero no encontró la respuesta esperada de parte del gobierno español, por lo que tras un proceso en el que intervino como notario su amigo –personal e ideológico– Blas Piñar, logró la nacionalidad española una vez adoptado por Matilde Ramírez Reina, una mujer con la que entabló amistad años atrás. Este nazi belga, reconvertido en andaluz, se jactó en sus memorias de dicha situación, pues tomó sus nuevos apellidos con varios nietos en vida.
Ya como León José Ramírez Reina, su nuevo nombre, escribió su vida en catorce volúmenes, en el piso de la ciudad que otrora le permitió esquivar a la horca. Hablaba entonces de una vida novelesca, de película, que acabó en Málaga en 1994. En la capital andaluza agotó sus días escribiendo y eludiendo las acusaciones de tráfico de obras de arte; algo por lo que, sin llegar a probarse, tampoco pagó.










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