jueves, 21 de agosto de 2025

El origen de los incendios

BASE DE DATOS NACIONAL DE INCENDIOS FORESTALES

La Estadística General de Incendios Forestales (EGIF), iniciada en 1968, constituye la fuente oficial y más completa para el análisis de los incendios forestales en España, y es una de las series estadísticas más consolidadas a nivel internacional. Esta base de datos se alimenta de los Partes de Incendio Forestal, formularios normalizados por el Comité de Lucha contra Incendios Forestales, que recogen más de 150 campos de información sobre cada siniestro.

La calidad de la EGIF depende directamente de la correcta cumplimentación de estos partes, conforme a un procedimiento consensuado a nivel nacional. Las comunidades autónomas son responsables de remitir esta información al Ministerio, a través de un sistema web que optimiza la integración y gestión de los datos.

El proceso de recopilación y consolidación de la información puede variar según la provincia, en función del grado de desarrollo de los procedimientos de depuración.

España en llamas CIVIO

Una serie que desvela la realidad de los incendios forestales en España. A través del análisis de millones de datos, mostramos las causas principales, los patrones recurrentes y las consecuencias, revelando cómo el fuego impacta tanto en el territorio como en las políticas de gestión forestal.

Herramientas y fuentes para seguir los incendios en España en agosto de 2025 Maldita

Entre la última semana de julio y principios de agosto de 2025, distintos puntos de España, especialmente en el noroeste, han visto cómo cientos de miles de hectáreas de terreno se consumen en una oleada de incendios forestales. Bosques, tierras de cultivo, sitios patrimonio de la humanidad (como Las Médulas) y también  poblaciones se han visto perjudicadas por el fuego.   Aportamos fuentes primarias y herramientas  para informarse sobre estos incendios.

AEMET, Copernicus o Google Maps: la evolución en tiempo real a través de mapas satelitales

La Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) tiene a disposición el mapa de niveles de riesgo por incendios en todo el territorio español, en el cual se pueden ver, además, las previsiones de riesgo para los días siguientes.

Mapa de niveles de riesgo por incendio de la AEMET.

El Servicio de Manejo de Emergencias de la Comisión Europea, a través del programa Copernicus, también dispone de varios filtros que permiten acceder a las vistas de satélite de la situación con los incendios en España, entre otros países. Además de mostrar los sitios en los que hay incendios activos (los cuales están marcados según su gravedad) también puede identificar las zonas que están en riesgo de sufrirlos.

Mapa del sistema Copernicus del EFFIS.

También a través de Google Maps, al colocar “Incendios Forestales” en el buscador, podemos ver actualizaciones periódicas de los sitios en los que hay un incendio en curso. Al entrar en la información de cada incendio, vemos que esta está recogida de las publicaciones oficiales de distintas entidades de la administración pública (por ejemplo, las diputaciones provinciales o los gobiernos autonómicos).

Vista en la aplicación móvil de Google Maps de las actualizaciones sobre incendios en España.

Los gráficos de elDiario.es que unifican los focos activos, mapean las áreas quemadas y registran los mayores fuegos de la historia en España

Con los datos disponibles de distintas agencias y organismos, en elDiario.es han montado un especial en el que, por un lado, también utilizan un mapa para actualizar periódicamente las ubicaciones de los distintos incendios en activo. En este caso, utilizan los datos de la Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio, la NASA estadounidense.

Por otro lado, incluyen más información, como la evolución de la superficie forestal quemada en 2025, y su comparación con los datos de 2022 y del período 2006-2024. Este gráfico lo construyen con las cifras recogidas por el Servicio de Manejo de Emergencias de la Comisión Europea (EFFIS).

¿A quién pertenece el monte que ha ardido?

La herida más profunda recorre el patrimonio público

El 89% de las hectáreas de monte son de titularidad pública

Aunque hay excepciones como la de Galicia, los mayores propietarios de este tipo de terrenos son administraciones públicas. Ocho de cada diez hectáreas públicas pertenecen a entidades locales, como los ayuntamientos.

“Los MUP son una figura básica de la gestión forestal en España. Su origen está en la lucha de ingenieros forestales y otros expertos que a mitad del siglo XIX consiguieron frenar la venta de algunos terrenos públicos en plena desamortización y han acabado siendo tan importantes que muchos de esos montes son la semilla de los parques naturales y nacionales”, cuenta Javier Manrique, ingeniero forestal y decano del Colegio Oficial de Ingenieros Técnicos Forestales de Cantabria. “Llevan regulados desde 1901, pero la realidad desde entonces ha cambiado mucho y, visto lo visto, quizá sea hora de darle una vuelta”, añade.

Los incendios han golpeado de lleno a los MUP

Estos montes gozan de una especial protección por sus características únicas, pero eso no ha evitado que sean uno de los entornos más dañados por los últimos fuegos y muchos se replanteen su situación.

Los incendios de estos días han sido tan grandes y virulentos que han afectado a todo tipo de terrenos y suelos, pero estos montes que tienen una especial protección por sus características propias se han llevado uno de los peores golpes. Del total de terreno quemado, los montes suponen más de un 38%.

De ese porcentaje, un 75% son públicos. Castilla y León es la comunidad autónoma con más MUP, siendo la provincia de León la que cuenta con más de estos terrenos protegidos.

El 90% de los montes son de titularidad pública

Titularidad (en porcentaje) de los montes de utilidad pública y otros predios forestales por comunidad autónoma. La cifra recoge las hectáreas de monte declarado como tal.

La Voz de Albacete, 21 de mayo de 2000

Ricardo Vélez, jefe del A rea de Defensa contra Incendios Forestales "LOS RAYOS SON LA CAUSA PRINCIPAL DE LOS INCENDIOS EN ALBACETE" 

La lucha contra incendios ha progresado mucho en los últimos diez años 

José Luis Royo 

Ricardo Vélez es el mayor experto de España en cuanto a prevención y defensa contra incendios forestales. Es el jefe del Área de Defensa contra Incendios Forestales de la Dirección General de Conservación de la Naturaleza en le Ministerio de Medioambiente. Ha estado recientemente en nuestra ciudad durante un curso de prevención de incendios organizado por el Colegio de Ingenieros Técnicos Forestales. Vélez explica a los lectores de LA VOZ DE ALBACETE los esfuerzos y los progresos que se están realizando en la lucha contra incendios. 

Pregunta. ¿Cuál es la función principal de su departamento? 

Respuesta. Actualmente es apoyar a las comunidades autónomas en determinadas actividades, por ejemplo a través de medios aéreos, con aviones de gran capacidad. A la base aérea de Albacete traemos uno o dos aviones en función de las circunstancias, para cubrir desde aquí en todo el sudeste de la península. La Administración central también apoya en determinadas acciones de prevención con fondos para selvicultura, para tratamiento de montes, siempre en colaboración directa con las comunidades autónomas. 

P. ¿Cómo ha evolucionado la lucha contra incendios en los últimos años? 

R. Los períodos en este campo son largos. En los años 90, las comunidades autónomas se han consolidado en este tema, puesto que las competencias de los primeros ataques contra el fuego las tienen ellas, todas han constituido servicios específicos anti-incendios, puesto que es un problema general que se da en toda España. Estos servicios cuentan con medios y personal dedicado expresamente a este tema y mediante una coordinación entre las comunidades y la Administración central se ha creado el Comité de Lucha contra Incendios Forestales, en el que nos coordinamos para distribuir los recursos y apoyarnos para poder trabajar mejor en las zonas donde el peligro crezca más. En España la evolución es muy favorable, aunque en este asunto siempre hay que ser muy modesto, el triunfalismo no tiene cabida, porque las condiciones meteorológicas pueden darle la vuelta a todo. Por ejemplo el año pasado fue normal, sin embargo se logró reducir el porcentaje de superficie forestal quemada en España al 0’3%, que es la cifra más baja de todos los países mediterráneos de la Unión Europea. Esto quiere decir que en España, a base de mucho esfuerzo, tanto personal como económico, se están obteniendo unos resultados aceptables, pero insisto, tenemos que andarnos con mucho cuidado. En Estados Unidos, donde se supone que hay más medios, se queman más de dos millones de hectáreas al año. El incendio forestal es algo muy ingrato y por supuesto, no se puede pensar en ningún caso que se ha conseguido dominar porque vuelven. En Castilla- La Mancha, tanto en Albacete como en Cuenca hay una causa natural como los rayos que provoca incendios importantísimos y ante eso no se puede hacer nada. Lo que sí podemos intentar es que la gente tenga más cuidado y que los incendios de origen humano sean los menos importantes.

P. ¿Se conoce el porcentaje de incendios provocados?

R. Es variable en el conjunto de España. Para todo el país, los provocados pueden significar entre un 30 y un 35%, pero eso varía por provincias, por ejemplo, en Albacete, Cuenca, Teruel, interior de Valencia o interior de Tarragona, la mayor parte de los incendios son por rayos. En cambio en Galicia, Asturias, León, Zamora y Extremadura, prácticamente todos los incendios son provocados, lo que pasa es que no son exactamente criminales, la mayoría son por quemas agrícolas y de pastos. En el mes de marzo ha habido muchos incendios en el norte porque es la época de quema de pastos.

P. De todas formas esas quemas están ya controladas, hay que pedir permisos y una de las funciones principales del Seprona es vigilarlas.

R. Si pero, sigue habiendo gente que no los solicita. Pero es cierto que ahora hay mayor control y sabemos mucho mejor lo que pasa. Hace unos años esos incendios eran catalogados como causa desconocida, ahora ya se sabe que son por quemas de matorral.

En muchos casos la investigación avanza y permite llegar a sancionar al causante. Hay épocas del año en que se autorizan estas quemas, porque el uso del fuego en la agricultura y la ganadería es algo que tiene varios miles de años en el mundo entero. Lo que hay que hacer es usarlo de modo cuidadoso y tomando las precauciones adecuadas. En España el tema de la vigilancia, concretamente por parte del Seprona y la guardería forestal, se está controlando.

P. Usted ha venido a Albacete para impartir un curso sobre la lucha contra incendios, ¿con qué objetivo se desarrolla?

R. En las distintas administraciones, además del personal fijo, necesitamos en el verano un refuerzo, hay que contratar mucho más personal de todo tipo. Obreros en las brigadas, técnicos que dirijan a este personal, etc.

Este curso, que no sólo se hace en Albacete, trata de dar una formación básica complementaria a la que reciben en la Escuela de Ingenieros Técnicos Forestales y de Montes, para que después contratemos a algunos de ellos.

En definitiva se trata de un curso de especialización para la gente que ha estudiado estas dos carreras y que después quieren tener contratos en las administraciones, tanto central como autonómicas.

P. ¿ Cuántos años lleva realizándose este curso?

R. El curso en sí se lleva haciendo 20 años, lo que pasa es que Albacete empezó a hacerse en los años 90.

Se suele hacer a principios de la primavera para poder realizar las contrataciones de cara a la campaña de verano. Está impartido por personas de la Administración, no lo da la Universidad, es complementario. Se trata de que reciban la información directamente de los que estamos en este trabajo.

EL PAIS, 10 de agosto de 2010

El incendiario gallego es varón, sin antecedentes y vive en el rural

Paola Obelleiro

Siete de cada diez incendios forestales es intencionado en Galicia. Pero no hay "tramas organizadas", según explicó ayer el fiscal jefe de Galicia, Carlos Varela, sino que se trata de siniestros provocados, en su inmensa mayoría, por hombres sin antecedentes policiales, residentes en zonas rurales próximas al lugar donde se origina el fuego y que se dedican a tareas agrícolas o de baja cualificación en el sector de la construcción. Como norma general actúan en solitario.

Esa es la conclusión del perfil psicosocial del incendiario gallego, según un estudio presentado ayer por la Fiscalía Superior de Galicia. Un informe pionero pero que tampoco arroja una pauta común entre los incendiarios condenados en los últimos años. "Es un documento que contribuirá a identificar y controlar a potenciales autores de incendios forestales", aseguró, sin embargo, el fiscal.

Lo más difícil no es determinar las causas que originan el fuego (sólo en el 5,8% de los casos esto quedó sin resolver) sino en identificar a su autor. El 80% de los detenidos por este delito (son 47 en lo que va de año) no tiene antecedentes. El 17% de los incendios fueron provocados con ánimo de lucro económico (para obtener retribuciones como agente de las cuadrillas de extinción, cambios en el uso del suelo).

Pocos pirómanos

Entre los detenidos por prender fuego al monte predominan los jubilados (un 36%). En la mayoría de los casos lo hacen con un mechero. Las llamas originadas por imprudencias, como barbacoas o colillas más apagadas representan sólo una cuarta parte de los 138 siniestros registrados desde 2003 que fueron objeto de este análisis. Sólo un 7% de los incendiarios es declarado médicamente pirómano. "Lo más peligroso es la falta de motivación aparente, es difícil prevenir incendios que obedecen a estímulos internos o a reacciones del momento", insistió Carlos Varela.

En los dos últimos años, se han emitido en Galicia 148 sentencias por incendio. Siete de cada diez de esos casos judiciales se resolvió con una condena. Pero se observa un fuerte descenso del número de detenidos acusados de provocar fuego en el monte: la cifra en lo que va de año, 47 personas, es idéntica a la registrada para el conjunto de 2003. Es tres veces menos que la computada entre los años 2005 y 2009, periodo en el que se detuvieron de media, cada año, unas 140 personas por provocar un incendio en Galicia.

iniciativa portuguesa

El fiscal superior de Galicia aludió también a la medida implantada en Portugal para que los pirómanos cumplan su sentencia de internamiento en los meses de verano año a año hasta ejecutar la totalidad de la sentencia. 'Está posibilidad no la tenemos contemplada en nuestro Código Penal', apuntó Varela, quien no obstante reconoció que las normativas europeas incluyen esta posibilidad y recordó que la propia Fiscalía Superior propuso esta medida en Galicia tras los incendios de 2006. 'Algún día la podremos tener contemplada, en la medida en que sabemos que existe un Código Penal en Europa que sí la contempla', dijo.

El informe presentado ayer, de más de 150 páginas, destaca que el 25,4 por ciento de los incendios se debieron a imprudencias, como barbacoas, colillas mal apagadas o empresas pirotécnicas, mientras que en el 5,8 por ciento de los casos no se pudieron determinar las causas. En su mayoría -85 por ciento- los incendios se produjeron entre junio y diciembre, con un mechero como fuente de ignición -50 por ciento- y fueron denunciados por los servicios de emergencia, los vecinos e incluso por los propios autores del incendios -11,6 por ciento.

El informe subraya además que el 17,9 por ciento tenía un objetivo de lucro económico -salarios de extinción, cambios en el uso del suelo-, mientras que un 7,2 por ciento pretendía causar daños a terceros. Varela destacó que este documento contribuirá a 'identificar' y controlar a los potenciales autores de incendios forestales, un delito por el que han sido detenidas en lo que va de año 47 personas en Galicia.


Mediterráneo, 28 de agosto de 2025

El pasado 28 de julio se quemaron 2.300 hectáreas en un incendio provocado en Monbeltrán (Ávila). Su autor, ya detenido y que es considerado responsable de un delito de incendio forestal intencionado —el fuego obligó a confinar dos municipios-, era un agente forestal que quería forzar su contratación.

A mediados de agosto fue detenido otro hombre tras confesar ser el autor de seis incendios forestales en Teba, un pueblo de Málaga. La semana pasada, un hombre varón de mediana edad fue arrestado también por el incendio de Viladervós, el primer gran incendio del verano en Galicia. Se originó en tres focos distintos y quemó 500 hectáreas. El detenido es un pirómano reincidente: ya tenía antecedentes por provocar varios fuegos en otro pueblo de Ourense en 2018, un pueblo del que fue desterrado por los vecinos.

Los rayos, causante de muchos fuegos

Suelen ser todos los veranos los casos más llamativos, pero "los incendios provocados son minoritarios", razona, sin embargo, Juan Manuel Vicente, comandante del Seprona de la Guardia Civil en Castilla y León, donde "alrededor del 60%" de los virulentos incendios que han asolado la comunidad -han arrasado 141.000 hectáreas- "han sido provocados por rayos".

"Este verano ha habido tormentas eléctricas a manto y, con estas temperaturas, que hemos superado los 40 grados cuando no solíamos sobrepasar los 35-36, el bosque se convierte en combustible por la maleza y el pasto", explica el responsable del Servicio de Protección de la Naturaleza del Instituto Armado.

41 personas detenidas

De acuerdo los datos de la Fiscalía de Medio Ambiente, en el año 2024 un 50,98% de los incendios que asolaron nuestro país se debieron a una negligencia, y 'solo' el 24,18% fueron intencionados por diversos motivos. Eso significa uno de cada cuatro. En los últimos dos meses y medio, las Fuerzas de Seguridad del Estado han detenido a 41 personas e investigan a otras 127 por iniciar fuegos, de acuerdo a los datos del Gobierno.

El perfil de las personas que causan las llamas es, según fuentes de la Guardia Civil, un hombre de mediana edad y que suele residir en la zona donde provoca el fuego. La motivación es variada. Por un lado, bien diferenciado, está el pirómano, que padece un trastorno psicológico que se caracteriza por una fascinación intensa por el fuego y que obtiene placer en observar ver las llamas. Por otro, hay un amplio abanico de casuísticas.

Según explica Vicente, existen diversas motivaciones entre los incendiarios. Una de ellas es "la venganza por temas de caza y pastos" o "peleas entre empresas forestales" como habría ocurrido este año en un caso en Castilla y León que la Guardia Civil trata de esclarecer.

En la actualidad, el Seprona de la comunidad está investigando otro grave incendio originado en principio por una "venganza", alguien que no estaba conforme con el coto asignado, por lo que le correspondían menos subvenciones de la PAC (Política Agraria Común) y la cargó contra el monte.

También están los que quieren clarear una zona de bosque para aumentar su aprovechamiento cinegético. Un ejemplo se produjo este mismo verano en el incendio forestal declarado en Aliseda (Cáceres) que arrasó 4.000 hectáreas este agosto. Según los investigadores, fue provocado por intereses económicos ligados a la caza. Su autor todavía no está detenido.

Otra casuística son los incendiarios que tratan de "forzar su contratación" como bomberos forestales, como ocurrió en Monbeltrán este año, o simplemente los que pretenden "hacer daño" sin llegar a ser pirómano, como ha ocurrido este periodo estival con otro fuego en Ávila, concretamente en Cebreros.

Lo que no hay, razona el comandante, son esos casos que se hacen virales en las redes sociales de que se han provocado incendios para instalar placas solares o parques fotovoltáicos. "Son bulos, igual de que se provocan para cambiar el uso de los terrenos a urbanísticos. Eso no ocurre ya", precisan desde la Guardia Civil.

Escollos en la investigación

A la hora de investigar los presuntos delitos, por los que se pueden establecer condenas de hasta 20 años de cárcel, los agentes del Seprona se encuentran con muchos escollos, tal y como reconoce la propia Fiscalía General del Estado, que señala que "los incendios son hechos de difícil indagación y sobre los que concurren además dificultades probatorias específicas". En la mayoría de casos, no se puede encontrar pruebas contra los investigados.

En España, se produjeron un total de 7.611 incendios forestales en 2023, hubo 402 investigados, pero solo 90 condenas. "La colaboración ciudadana es clave ahí, no podemos estar en todas las aldeas", comenta el comandante del Seprona. Así, en Galicia, donde hay diez investigados por provocar incendios este verano -el porcentaje de incendiarios es alto en comparación a otras comunidades-, ha sido fundamental el chivatazo vecinal para identificar a las personas que originaron los fuegos en varias localidades (como en Boaño o Frixe).

"Estos incendios son muy difíciles de prevenir", recuerdan desde el Servicio forestal de la Comunidad de Madrid, donde el 90% de los incendios son debidos al factor humano -en los últimos años se ha detenido a varios pirómanos-. "La única prevención es, de nuevo, la colaboración ciudadana", sostiene el comandante de la Guardia Civil sobre cómo evitar que actúen los incendiarios.

Imprudencias y negligencias

Desde el Seprona subrayan que la mayor parte de investigados en Castilla y León son por negligencias e imprudencias, como quemas de rastrojos, barbacoas en épocas de riesgo -como en el caso del incendio de Molinaseca (León)-, fallos en líneas eléctricas de baja tensión o la vía del tren, al saltar chispas por las zapatas de los trenes viejos de mercancías, y quema o almacenamiento de residuos, como ocurrió en el aparatosa fuego de Puercas.

También se causan fuegos en los montes por el inadecuado uso de máquinas agrícolas, como tractores, desbrozadoras o cosechadoras, ya que al pasar por los cultivos sus palas pueden provocar chispas, "y por eso es conveniente que alguien vaya detrás con un batefuegos". Se han dado casos también de fuegos iniciados por la carbonilla del tubo de escape de tractores viejos o por una bengala lanzada en las fiestas del pueblo, como pasó este año en Filiel (León).

LA SEXTA, 31 de julio de 2025

En un verano marcado por los incendios. En unos días en los que Cuevas del Valle y Las Hurdes ven cómo se han quemado ya más de 5.000 hectáreas. Con fuegos contra los que se lucha sin control mientras se espera que el cielo ayude en las labores de extinción. Fuegos que, a veces, son intencionados y por los que la ley es clara.

Y es que todos estos incendios que hay activos en estos momentos apuntan a esa intencionalidad por los indicios con los que se cuenta. Pero todo tiene un precio, porque el calcinar miles y miles de hectáreas conlleva penas de cárcel que van desde los 10 a los 20 años en caso de que haya vidas humanas en peligro.

En caso de los incendios en zonas forestales, el código penal establece penas que van de los seis a los 15 años. En esa horquilla de condena está un trabajador forestal que en 2007 provocó un incendio en Gran Canaria que calcinó 20.000 hectáreas y que fue condenado a ocho años y medio de prisión.

Y es que la mano del hombre interviene en no pocos de los incendios que hay en España. "Más de la mitad de los incendios son provocados; el 80% son dolosos y el 20% restante es imprudente".

Explica, además, la diferencia entre incendios provocados con los incendios intencionados: "Hablamos de incendio provocado cuando puede haber intervención humana pero no de manera intencional. Es intencionado cuando la persona realmente ha querido provocarlo".

David López Zamora, abogado penalista, habla también sobre esas condenas dependiendo de cómo sea el fuego: "Para los incendios no intencionados la pena es de uno a cinco años más la multa. Los provocados van de 10 a 20 años".

Diario de León, 20 de agosto de 2025

Pirómanos e incendiarios: crimen sin castigo

Ricardo Magaz, Profesor de Fenomenología Criminal (UNED)

La oleada brutal de fuegos nos conduce racionalmente a barajar la hipótesis del «efecto llamada» que atrae a pirómanos que prenden nuevos focos

Cuando escribo estas líneas urgidas por la actualidad, veintiún incendios pavorosos asolan los cuatro puntos cardinales de la provincia de León, la zona de España más azotada por las llamas. 2.000 vecinos han sido desalojados de sus casas en setenta pueblos, sin olvidar la tragedia del bombero y los dos voluntarios fallecidos en su lucha contra el fuego y unos cuantos heridos, aún hospitalizados con pronóstico preocupante.

Pero, ¿quién quema los montes y por qué? ¿Cuántos de los detenidos son finalmente condenados en firme? Estadísticamente hablando, aunque en esta materia los balances no son muy fiables, uno de cada tres fuegos está causado con intencionalidad alevosa; por pirómanos o por incendiarios con alguna suerte de beneficio. Se descartan de este porcentaje los incendiarios negligentes sin intención de originar el delito. Desde que comenzó la campaña de verano se han practicado 28 detenciones a nivel nacional y 90 sospechosos están siendo investigados. Sin embargo, la realidad es tozuda y nos dice que la mayor parte de arrestos no son de pirómanos sino de ciudadanos normales y corrientes sin antecedentes, que por descuido causaron, a su pesar, la catástrofe. En España, el número de personas condenadas por incendios forestales cada año es muy bajo comparado con la totalidad de siniestros investigados o registrados. Aunque se inician muchas investigaciones, cerca de mil anuales, menos del dos por ciento terminan en condena, y apenas unas pocas lo son con el agravante doloso. Así las cosas, es necesario diferenciar el tipo de acción humana en este campo. No es comparable el terrorismo incendiario con la torpeza no intencional. La piromanía es un trastorno psicológico de perturbación del control de impulsos que promueve un interés patológico por el fuego en sus diferentes vertientes: cómo producirlo, como observarlo o incluso cómo participar en su extinción. Existe por parte del autor una conciencia del mal causado, sí, pero la pulsión es superior a su capacidad de autocontrol lo que lleva a la repetición de la conducta con la consiguiente sensación de alivio o gratificación tras el acto. Hay que distinguir, no obstante, el pirómano por placer del incendiario. El incendiario doloso y por tanto premeditado, actúa con ánimo de beneficio personal o para causar daño a terceros. Contrariamente, el incendiario accidental provoca sin querer el siniestro por imprudencia: barbacoas, rastrojos, maquinaria trabajando… No hay voluntad criminal en este último. De tal modo, la oleada brutal de fuegos devastadores que estamos padeciendo nos conduce racionalmente a barajar la hipótesis del «efecto llamada» que atrae a pirómanos que prenden nuevos focos. La difusión mediática y la sensación de impunidad pueden reforzar este patrón de conducta patibularia. Capítulo aparte, y ajenos al Código Penal, son los fuegos fortuitos de origen natural donde no actúa la mano perversa o negligente del ser humano: rayos, volcanes… ¿Realmente podemos afirmar sin caer en el alarmismo que pirómanos e incendiarios dolosos suelen quedar sin castigo? Sí, sin duda. Los incendios forestales generan escenarios complicados de investigar y, por consiguiente, difíciles para identificar al autor. Casi todos de estos fuegos se producen en zonas aisladas, sin testigos directos. A ello se suma en ocasiones un comportamiento difícil de entender: el silencio encubridor o el temeroso. En resumidas cuentas, aunque el artículo 351 del C. P. contempla penas adecuadas, el problema es que sin culpables cada incendio es un crimen prácticamente perfecto. Y, en efecto, la impunidad destruye la justicia.

RTVE, 14 de agosto de 2025

Hasta 20 años de cárcel si hay vidas humanas en peligro: el castigo por provocar un incendio forestal

En los últimos días se ha detenido a varias personas por los fuegos en Ávila, Zamora, A Coruña, Ourense y Cádiz

Ruth Drake

Dentro de la ola de incendios que vive el país, algunos han sido provocados —de forma intencionada o no— por la mano humana. De hecho, varias personas han sido detenidas en los últimos días por los fuegos en las provincias de Ávila, Zamora, A Coruña, Ourense y Cádiz.

En lo que va de verano, más de una veintena de personas han sido arrestadas en España por provocar incendios, ya sean forestales como en contenedores, pastos o zonas urbanas. ¿Cuáles son las penas de cárcel para quienes cometen estos delitos?

Penas de cárcel y sanciones

La jurisdicción española referida a los delitos de incendio está recogida entre los artículos 351 y 358 del Código Penal, donde los incendios forestales ocupan un espacio propio —del 352 al 355—.

En primer lugar, el artículo 351 establece que, si una persona provoca un incendio que suponga "un peligro para la vida o integridad física de las personas", la pena será de 10 a 20 años de prisión, aunque los tribunales podrían imponer una inferior según las circunstancias.

Por otro lado, el artículo 352 se refiere al caso concreto en el que alguien incendie montes o masas forestales sin que suponga peligro para la vida de las personas. Para este supuesto, fija una pena de uno a cinco años y una multa de 12 a 18 meses. En el caso de que sí se pongan en peligro vidas humanas, la pena podría ser de 10 a 20 años de cárcel imponiéndose, en todo caso, una multa de 12 a 24 meses.

Esto se aplica a quien produzca el incendio de forma dolosa, es decir, con la intención de causar un daño o que se acepta de forma consciente que se vaya a producirlo. En caso de provocar el incendio por una imprudencia y poner en peligro la vida de las personas, la pena puede ser de cuatro a 10 años de cárcel, como explica al Canal 24 horas Eugenio Ribón, abogado y decano del Ilustre Colegio de la Abogacía de Madrid (ICAM).

Y si el incendio es de "especial gravedad"...

El Código Penal contempla, además, otro escenario en el artículo 353. Si alguien lleva a cabo los actos del artículo anterior —incendiar montes o masas forestales— y si el incendio alcanza "especial gravedad", será castigado con una pena de tres a seis años de prisión y una multa de 18 a 24 meses.

¿Y qué determina esa "especial gravedad"? El hecho de que el fuego afecte a una superficie "de considerable importancia"; que derive en "graves efectos erosivos" en los suelos; que altere "significativamente" la vida animal y vegetal o que se produzca en un espacio natural protegido. También el hecho de que afecte a zonas cercanas a núcleos de población, o cuando se provoque en un momento en el que las condiciones climáticas o del terreno incrementen su propagación. En todo caso, dicha gravedad también se refiere a cuando se deterioren o destruyan los recursos afectados.

Este artículo termina estableciendo que "se impondrá la misma pena cuando el autor actúe para obtener un beneficio económico con los efectos derivados del incendio".

El siguiente artículo, el 354, menciona que si una persona prende fuegos en montes o masas forestales sin que el incendio llegue a propagarse, será castigado con una pena de cárcel de seis meses a un año y una multa de seis a 12 meses. No obstante, esta conducta "quedará exenta de pena si no se propaga por la acción voluntaria y positiva de su autor".

Delito doloso y otros factores que influyen en la pena

Como apunta Ribón, el Código Penal castiga en función de si el incendio se ha provocado de forma dolosa —con conocimiento y voluntad de cometer la acción que causa el daño— o no dolosa o culposa —sin la intención de hacer el daño—. De este modo, las penas no serán las mismas para estos casos.

Por ejemplo, no sería castigada de la misma forma una persona que genera el fuego usando bidones de gasolina y con la intención de hacerlo que un agricultor que lo provoca al quemar rastrojos y sin haber limpiado la zona, lo que equivaldría a una imprudencia.

También se tienen en cuenta otros parámetros para deliberar el castigo, ya que no es lo mismo provocarlo en un parque natural protegido que hacerlo en un monte aislado y sin riesgo para las personas. "En los casos más indulgentes pueden conllevar de uno a tres años de prisión, y en los más severos podrían ser 20 años o incluso más si llega a haber otras consecuencias trágicas como lesiones para las personas afectadas o incluyo un homicidio a través del incendio", indica Ribón.

Aparte de las penas propias de los incendios que aparecen en su apartado del Código Penal, podrían aplicarse atenuantes o agravantes —presentes en otro capítulo de la norma—, que son los que se aplican también a otro tipo de delitos. Pueden ejecutarse de forma individual o incluso simultánea —un atenuante y un agravante a la vez— en un mismo caso, y todo ello puede terminar elevando o rebajando la pena.

Eugenio Ribón, abogado: "El Código Penal castiga con hasta 20 años los incendios dolosos que pongan en riesgo vidas" | Verreproducir video05.00 minEugenio Ribón, abogado: "El Código Penal castiga con hasta 20 años los incendios dolosos que pongan en riesgo vidas"

Una ley "severa"

Con todo, hay profesionales que señalan que la legislación actual respecto a este ámbito es "muy dura" y apunta a la intencionalidad.

"Es excesivamente severa porque casi todos los temas entran dentro de incendios intencionados, y no dentro de los no intencionados", explica a RTVE Sara Vicente, abogada. Para ella, la mayoría se producen por imprudencias y, por tanto, serían delitos imprudentes. Sin embargo, señala que "la ley está pensada para que cualquier tipo de imprudencia sea difícil de demostrar y casi todos los llevan por intencionados".

En 2023 hubo 402 personas detenidas o investigadas por incendios ocurridos en ese año, un 17% menos que el año anterior, según la última Memoria de la Fiscalía General del Estado. La Fiscalía recuerda que la mayoría de incendios forestales son por negligencias y accidentes. En 2023, según sus datos, los generados por negligencia —descuidos que no buscan producir el incendio— representaron el 68% del total, mientras que el 19% fueron intencionados, un porcentaje menor que en años anteriores.

El perfil del pirómano, "muy poco común"

Cuando alguien busca generar un incendio de forma premeditada, con el fin de hacer daño u obtener un beneficio económico, se le suele denominar incendiario. No obstante, hay otro perfil más específico, el pirómano, que responde a otras motivaciones.

Esta persona siente el impulso intenso e incontrolable de prender fuego y su mano está detrás de algunos incendios provocados, aunque es algo poco común. Su objetivo no es la venganza ni lucrarse, sino algo más relacionado con su trastorno, como liberar tensión o incluso sentir alivio viendo grandes superficies arder. Se trata de un trastorno mental que puede ser diagnosticado y que, en casos muy concretos, puede determinar la condena.

De cara a la ley, si la persona acusada tiene acreditado médicamente un trastorno compatible con la piromanía, se le podrían aplicar atenuantes o eximentes a la pena de la condena, como asegura el decano del ICAM a RTVE.es. "Necesita tener un diagnóstico, un informe psiquiátrico forense, y esto puede bajar uno o dos grados de la pena e incluso llegar a eximirla. Sin embargo, hay muy pocos perfiles como este, es muy poco común", señala.

Dentro de la motivación de los incendios intencionados entre 2006 y 2015, el 37,85% de ellos se debía a la quema agrícola ilegal y abandonada; el 29,99%, por quemar de regeneración de pastos y el 7,17% tuvo detrás la mano de pirómanos. Así lo indican los últimos datos de incendios forestales en España del decenio 2006-2015 publicado por el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, el más reciente hasta ahora.

Newtral, 25 de agosto de 2025

Pirómano e incendiario no son lo mismo: diferencias entre ambos conceptos

Julia F. Cadenas

Incendios

El líder de la oposición, Alberto Núñez Feijóo, ha propuesto crear un registro nacional de pirómanos y que lleven pulseras para su localización, en plena crisis por los fuegos que asolan España.  

El presidente del PP ha presentado este lunes un plan con 50 medidas ante los incendios: además del registro de pirómanos, exención de impuestos y ayudas a la ganadería.

Qué ha dicho Feijóo. Con el fin de “atajar radicalmente los incendios que se producen voluntaria e intencionadamente por determinadas personas”, Feijóo ha propuesto (min. 40:08) la creación de “un registro nacional de pirómanos” con “pulseras telemáticas de localización” que incluya a “todas las personas condenadas mediante sentencia firme que hayan producido un incendio”. 

Sin embargo, no todos los que “producen voluntaria e intencionadamente” incendios son pirómanos, ni, por tanto, tienen las mismas implicaciones.

Incendiario. Un incendiario es alguien que incendia con premeditación, por afán de lucro o por maldad, según la definición de la Real Academia Española (RAE).

Pirómano. Un pirómano es una persona afectada por un trastorno del control de impulsos —como la ludopatía o la cleptomanía—. En este caso, el pirómano es incapaz de controlar los “fuertes impulsos” de prender fuego sin tener un motivo aparente, según la clasificación de la enfermedad que hace la Organización Mundial de la Salud (OMS). 

Según el Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (pág 476), elaborado por la Asociación Estadounidense de Psiquiatría, en estos casos “no se provoca un incendio para obtener un beneficio económico, ni como expresión de una ideología sociopolítica”.

Tampoco “para ocultar una actividad criminal, expresar rabia o venganza, mejorar las condiciones de vida personales, ni en respuesta a un delirio o alucinación, ni como resultado de una alteración del juicio”.

“La piromanía es una condición excepcional y es más probable que este tipo de autores tengan otro tipo de patología psicológica, pese a lo frecuente en los medios de comunicación de equiparar incendiario a pirómano”, advierte el estudio científico Perfil psicosocial del incendiario forestal español privado de libertad. 

Los datos: quién provoca los incendios. Según la última memoria de la Fiscalía General del Estado, solo uno de cada cuatro (24% del total) de los incendios que se investigaron entre 2019 y 2023 fueron intencionados. 

No obstante, la Fiscalía no desglosa el tipo de motivación de la persona que provocó el incendio, es decir, no diferencia entre incendiarios y pirómanos.

En cambio, las estadísticas generales de incendios forestales del Ministerio de Transición Ecológica —la página 61 del último informe que corresponde al decenio 2006-2015—, sí detallan las causas de los incendios provocados de forma deliberada. 

Según los datos del Miteco, solo el 7,2% del total de los incendios forestales intencionados fueron provocados por pirómanos.

La motivación más frecuente, sin embargo, fue la quema agrícola (37,8%) y la quema para la regeneración de pastos (29,9%). Es decir, personas que quemaron sin ninguna medida preventiva y dejaron correr el fuego a pesar de ser conscientes de que probablemente se quemaría superficie forestal.

Detenidos hasta el momento. Desde el 1 de junio y hasta el 24 de agosto, la Policía Nacional y la Guardia Civil han detenido a un total de 45 personas y se ha investigado a 133 como presuntas autoras de los incendios forestales, según datos del Ministerio de Interior. 













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