Los incendios forestales están dejando tras de sí miles de hectáreas cubiertas de ceniza y madera quemada. En estas dos semanas de incendios los medios con los que extinguir estos fuegos se han visto desbordados por la realidad, y se habrían manifestado insuficientes aunque se dispusiera de ellos en cantidad más crecida. No hay con que parar las llamas cuando alcanzan tamañas dimensiones.
En este contexto, al producirse nuevos fuegos en pueblos pequeños, los vecinos han tenido la sensación de que estaban abandonados, de que a nadie le preocupaba que se quemasen sus casas, dada la tardanza en llegar algún tipo de medio, terrestre o aereo, si es que ha llegado. Muchos durante esta ola de incendios han optado, cuando la juventud y las fuerzas que suelen acompañar a la misma les han asistido, por defender sus casas y pertenencias con sus propios medios, desbrozadores, motosierras, mangueras, tractores... Algunos de ellos han muerto alcanzados por las llamas.
Tardaba en llegar pero ya ha hecho acto de presencia. Comienza a repetirse el eslogan que tanto circuló en los primeros días de la DANA en Valencia: "Solo el pueblo salva al pueblo".
Puedo entender la desesperación o el cabreo de quien tiene el fuego a la puerta de su casa y mucho más de aquel que ya la ha perdido, incluso del que ha tenido que evacuar su pueblo o ve el monte quemado del que obtenía pasto y entorno natural para su negocio turístico. A ninguno de los afectados directamente me atrevería a contradecir en sus improperios y diatribas, ¿quien soy yo para ello? Otro caso es el de aquellos que no están directamente afectados y aún así repiten la frase sin reflexionar sobre lo que reescriben, ni sobre lo que pudiese significar.
La expresión Solo el pueblo salva al pueblo es populista, valga la redundancia, podría tener el mismo significado que la frase bíblica De los justos es el reino de los cielos. No importa tanto la frase en sí como aquello con lo que se acompañe, explícita o implícitamente.
En la frase del pueblo salvándose a si mismo parece que el contexto vendría a ser algo así como, tenemos unas instituciones (Administración central, autonómica, provincial y municipal) que no nos ayudan cuando lo necesitamos y al final hemos de hacer nosotros mismos el trabajo a pesar de pagar impuestos y elegir unos representantes políticos bastante ineptos, por cierto. Si estiramos un poco más el hilo, la lógica consecuencia de este contexto es la conveniencia de librarnos de estos políticos (Más de uno ha sugerido echarlos al fuego) y ahí se vuelve a abrir la caja de Pandora que su dueña nunca debería haber abierto.
Nuestra clase política muchas veces no es ejemplar y frecuentemente pareciera que no gestiona nuestro dinero de forma muy eficiente, pero nos representa y surge de entre nosotros. Es sorprendente pero parece que en las filas de los partidos no hay mejor capital humano que el que conocemos, con sus virtudes y defectos. Con todo, éste es el sistema político que la mayoría de nosotros deseamos tener, aunque sea con estos representantes. En eso consiste la democracia liberal parlamentaria. Para cambiarlos hay que esperar a las próximas elecciones y hacer campaña.
Por otra parte, ¿con qué medios cuenta el Estado? Muchos sin duda, pero ¿pueden cubrir cualquier contingencia? Queda claro que no, y como en el caso de la manta, nos podemos tapar los pies o la cabeza, pero no todo a la vez y al mismo tiempo. Cuando las cosas vienen mal queremos estar cubiertos, pero no conozco a nadie que diga: necesito pagar más impuestos para cuando lo necesite que la Administración tenga recursos suficientes. Como mucho tendremos a bien que los más ricos paguen más, como yo no soy uno de los más ricos, pues que paguen ellos. Por cierto, por más impuestos que quiera pagar y pague, los medios siempre serán limitados para cubrir situaciones adversas inesperadas.
Por cierto, el monte se quema pero, ¿quien lo prende? No es ésta una pregunta inquisitorial, tan solo me quiero imaginar que motivos llevan a alguien a encender la cerilla o el mechero. Algunos de los incendios son provocados por imprudencias y otros por tormentas secas y chispas que saltan desde los cables, pero la mayoría son iniciados intencionadamente. Que puede llevar a alguien a prender el monte. Voy a enumerar todo aquello que se me ocurra. Tradicionalmente el monte se quemaba para eliminar la maleza y dejar que se fuese desarrollando el pastizal, también para facilitar el acceso al arbolado para obtener leña y carbón vegetal. A veces se quemaban zonas de bosque donde se sospechaba que se escondían las alimañas, digamos por ejemplo el lobo. Y, ¿en la actualidad. A todos nos fascina el fuego, aunque sólo unos pocos se atreven a provocarlo para disfrutar del espectáculo. Existe otro grupo de enajenados mentales que desean molestar y hacer daño a sus vecinos por no se que vieja rencilla y agravio. Algunos son los que por un malentendido fin político desean crear malestar y desasosiego mientras no gobiernen los suyos. Pocos o muchos, lo cierto es que existe el perfil del bombero pirómano, bien por resentimiento hacia su empresa o por no quedarse sin trabajo. Por último, ya que no se me ocurre nada más, estan los que luchan contra el sistema de una administración, aún más lejana de lo que habitualmente es, que les impone una legislación restrictiva y les llena los montes de osos y lobos que atacan a su ganado, para permitir que la gente de ciudad pueda ver a estos animales en libertad, ya que su sensibilidad les imposibilita verlos en los parques zoológicos de sus lugares de origen.
Otro detalle, aunque sin duda el más importante, es el hecho de que las zonas rurales hace ya muchas décadas que se despoblaron y se fueron las gentes y las actividades que éstas realizaban. En aquellos tiempos todo el campo y el monte estaban aprovechados y la gente pululaba por todo ello haciendo sus faenas. No había, por cierto, bomberos forestales. Si se prendía el monte, o lo prendían, eran los vecinos de esos pueblos quienes se encargaban de apagarlos si se podía y era tenido en consideración. ¿Y ahora? Pues eso, que no hay gente y los que quedan son mayoritariamente viejos, que no es un defecto pero si una realidad. Los pueblos se vaciaron porque los lugareños se fueron buscando trabajo y mejores condiciones de vida y no se volverán a llenar salvo en verano o que a este mundo le sucediese un cataclismo de los de verdad, no un sustillo como el de la COVID.
Todo este asunto hace días que me tiene muy triste... Espero no ofender mucho a nadie con mis palabras.

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